viernes, 28 de septiembre de 2018

Novedades comiqueras: Los Defensores


El mundo de los superhéroes es un mundo solitario. ¿O eso es lo que intentan decirnos los propios personajes en sus aventuras? También las editoriales, ojo, centrándonos en la presente entrada en las dos grandes, es decir, en Marvel y DC. Precisamente, mis dos personajes comiqueros favoritos (con permiso de Lobezno, Spawn, Batman y Daredevil, aunque también podrían entrar en la siguiente definición) son solitarios desde los pilares que aguantan la personalidad de cada uno de ellos. Hablo, por supuesto, de Batman y Spiderman, sorprendiendo que el segundo acabe siempre siendo más solitario que el primero. Después de todo, estamos ante una de las características más incoherentes del Caballero Oscuro, la de ser una criatura de la noche, solitaria, huraña y que trabaja mejor sola, cuando ha pasado etapas enteras acompañado de diversos aliados, y no cuento a Alfred entro ellos, pero sí a la larga lista de Robins que le han apoyado en sus correrías nocturnas; desde Dick Grayson hasta Damian Wayne, pasando por Jason Todd y Tim Drake, entre otros, hasta el punto de que el apodo de la Batfamilia ya es bastante común entre los aficionados al personaje. En mi opinión, personal, Batman siempre ha funcionado mejor en solitario, apoyado por Alfred, el comisario Gordon y poco más, aunque el recurso del Robin de turno, recordemos, apareció en su época, hace ya décadas, para atraer a los más jóvenes a los cómics del personaje, viéndose reflejados en el sidekick que era Robin entonces, el joven sidekick que Spiderman se negaba a ser. No es casualidad que el trepamuros naciera en una editorial que deseaba darle una vuelta de tuerca al género de superhéroes, y vaya si se la dio, siendo ese el gran secreto de Marvel desde entonces, el de crear a superhéroes muy, muy humanos, con pies de barro, con problemas, inmersos no sólo en peleas con grandes supervillanos, sino también con los asuntos del día a día. Y Spiderman reflejaba tan, tan bien todo eso que no tardó en convertirse en una especie de mascota de la Casa de las Ideas.

Desde sus inicios, Spiderman fue el sidekick que no era sidekick, pero también más, mucho más, como por ejemplo, el superhéroe solitario por naturaleza. Es cierto que, con el tiempo, Spiderman ha tenido algún que otro compañero y ha acabado formando parte de unos cuantos grupos, pero nunca ha sido algo fijo ni habitual, sino más bien puntual y, en ocasiones, más destinado a movimientos de marketing que con motivos reales de la historia que se nos contaba. En pocas palabras, a pesar de que a nuestro Spidey se le ha intentado convertir en Lobezno, otro solitario tipo Batman que luego es capaz de formar parte de cinco equipos superheroicos diferentes (y lo ha hecho, no es broma), siempre ha acabado de nuevo en su posición de eterno solitario. Y en cuanto a lo de ser el acompañante del héroe principal, bueno, el síndrome Robin muestra con bastantes evidencias lo que sería el clásico sidekick, ese acompañante más joven del superhéroe maduro y experimentado, un ayudante, un becario, prácticamente. Spiderman nació, precisamente, para ser el sidekick que en realidad es el héroe protagonista, incluso en edad, con unos quince-dieciséis años que sorprendió a muchos, sobre todo, con respecto a la época y las convenciones que se tenían acerca de los superhéroes. Los lectores ya no tenían que conformarse con identificarse con el personaje secundario, con el joven acompañante del genial superhéroe principal, sino que podían sentir cómo ese superhéroe principal era, al fin, como ellos. Pero hablábamos de superhéroes solitarios, ¿no? Es el primer paso lógico antes de que llegasen los grupos y/o equipos de superhéroes.

Si existe un universo de superhéroes, existen los grupos de superhéroes, equipos de diferentes personajes que se enfrentan a males que por sí solos no pueden vencer, en ocasiones, grupos de supervillanos reunidos, precisamente, para derrotar a sus enemigos de una vez por todas. Centrándonos en las dos grandes, Marvel y DC, hay que señalar que ambas poseen su buen dosis de equipos superheroicos, y todos muy diferentes entre sí, por fortuna, aunque haya ciertos matices al respecto. Por ejemplo, entre algunos de los grupos más populares, reconocidos y famosos de DC, tenemos, por supuesto, a la Liga de la Justicia, formada por los más poderosos héroes de la editorial (Batman, Superman, Wonder Woman, Aquaman, Green Lantern, Flash...); también encontramos al Escuadrón Suicida, compuesto por villanos y antihéroes que actúan para el Gobierno de Estados Unidos, obligados a ello, en realidad, contra amenazas que deben neutralizar en secreto; no nos podemos olvidar tampoco de los Outsiders, un concepto de equipo bastante interesante y muy explotado por las dos editoriales, el clásico grupo de personajes que combaten el mal desde la clandestinidad y las sombras, en este caso, dirigidos nada más y nada menos por Batman, al menos, en la mayoría de sus encarnaciones; también contamos con la Liga de la Justicia de América, creada también por el Gobierno para tener a sus propios superhéroes; y con equipos tan extraños y atractivos como la Liga de la Justicia Oscura y la Patrulla Condenada, entre muchos otros. Marvel tampoco anda coja con respecto a equipos de superhéroes, e incluso diría que supera ampliamente en número a DC, aunque sólo sea por los infinitos grupos que encontramos entre los mutantes de la Casa de las Ideas, sin abandonar esa explotación que se ha llevado a cabo con los Vengadores desde que Brian Michael Bendis (Alias, Ultimate Spiderman) realizará la genial "Los Nuevos Vengadores", una vuelta de tuerca al grupo con la que hizo lo que en origen se deseaba hacer en la editorial con los Vengadores originales, es decir, algo similar a la Liga de la Justicia, metiendo a los personajes solitarios más populares de, en este caso, la Casa de las Ideas.

"Los Vengadores" de Stan Lee (Spiderman, Daredevil) y Jack Kirby (Los Cuatro Fantásticos, Pantera Negra) era una colección que pretendía ser "La Liga de la Justicia" de Marvel. Por diversas razones, personajes como Spiderman y Doctor Extraño, a los que décadas más tarde Bendis usaría bastante y de muy buenas formas en "Los Nuevos Vengadores", se quedaron fuera de la formación original, compuesta por Hulk, Iron Man, la Avispa, el Hombre Hormiga y Thor. Sí, puede que para quienes conozcáis a los Vengadores por medio de las series animadas y las impresionantes películas de Marvel Studios sea una verdadera sorpresa que ni el Capitán América, ni Ojo de Halcón, ni la Viuda Negra formase parte de los miembros fundadores, aunque en el mundo de los cómics es algo que se ha ido cambiando poco a poco. Al fin y al cabo, la segunda formación oficial de los Vengadores, sobre todo tras la marcha de Hulk (que apenas estuvo unos pocos números en el equipo), estaba ya compuesta por el Capitán América y los mencionados, cambiando luego por éste como líder y la Bruja Escarlata, Mercurio y Ojo de Halcón como principales compañeros. Con los años, la Viuda Negra se convirtió en un miembro tan querido, valioso, popular y reconocido del grupo que a pocos les extrañó que en "Los Vengadores" de Joss Whedon (Ángel, Firefly) la viéramos como fundadora del equipo. Sin embargo, antes de los Vengadores de Marvel, ya existía otro equipo que no contenía el concepto de grupo de superhéroes que comentaba más arriba, y que sí que era la principal razón de ser de los Vengadores, la de unirse para combatir amenazas que por sí solos no podían derrotar. No, no estoy hablando de los X-Men, o de la Patrulla-X, como conocimos aquí a los mutantes de Marvel desde sus inicios, nacidos editorialmente el mismo año que los Vengadores, sino de un equipo que más que un equipo, y como diría Vin Diesel (Pitch Black, Guardianes de la Galaxia) en cierta saga de coches, disparos y explosiones, es una familia. Hablo de los Cuatro Fantásticos.

El equipo formado por Reed Richards (Míster Fantástico), Sue Richards (la Chica Invisible, primero, y Mujer Invisible, después), Johnny Storm (la Antorcha Humana) y Ben Grimm (la Cosa) son en realidad una familia compuesta por el matrimonio de los dos primeros, la relación de hermana y hermano de la segunda y el tercero y casi algo parecido entre el cuarto y el primero. Es cierto que la formación de los Cuatro Fantásticos ha cambiado en ocasiones, como por ejemplo, cuando Hulka sustituyó a la Cosa tras "Secret Wars" o cuando Spiderman (sí, el "eterno" solitario del que hablábamos antes) se unió a ellos tras una de las muertes de la Antorcha Humana, sin olvidar los curiosos y especiales Cuatro Fantásticos montados en una ocasión por el Motorista Fantasma, Hulk, Lobezno y Spiderman, que tuvieron incluso una formación no oficial en la serie regular del Agente Veneno, siendo éste el sustituto de Spiderman, y aliándose con la Motorista Fantasma, el Hulk rojo y X-23, también conocida después como Lobezna. ¿Nació la moderna Marvel con los Cuatro Fantásticos? ¿Nacieron los Cuatro Fantásticos con la moderna Marvel? Ambas tienen la misma validez, pues fueron los Cuatro Fantásticos los pilares básicos de todo lo que desde entonces ha significado la Casa de las Ideas. Nacieron y se publicaron durante 1961, y no fue hasta 1963 que llegaron los Vengadores y la Patrulla-X, siendo éste grupo antes que nada un equipo formado a base de alumnos de la Escuela Charles Xavier, una unión de mutantes, personas nacidas con habilidades increíbles, que se enfrentan a otros mutantes más peligrosos y con intenciones dañinas para con la humanidad. Desde entonces, equipos superheroicos (y supervillanescos, por supuesto) de todas las formas y colores se han paseado por el universo Marvel, y la lista no deja de crecer incluso mientras escribo estas líneas. Los Vengadores, los Nuevos Vengadores, la Patrulla-X, X-Force, los Campeones (de entre los más interesantes por aglutinar a miembros muy diferentes entre sí, como por ejemplo, el Hombre de Hielo, Hércules y el Motorista Fantasma, entre otros), la Imposible Patrulla-X, los Poderosos Vengadores, los Marvel Knights, el Escuadrón Supremo, la Nueva Patrulla-X, los Vengadores Secretos, los Thunderbolts, los Runaways, los Nuevos Guerreros, los Jóvenes Vengadores, los Vengadores Oscuros y, entre muchísimos otros, los Defensores. De estos, por cierto, también tuvimos en los 90 una versión "secreta", los Vengadores Secretos, en la que uno de los miembros clásicos del equipo original se dedica a reunir a distintos personajes según la misión que debían cumplir. Una pequeña y entretenida maravilla de la época.

Sin embargo, centrémonos en los Defensores, porque, en sus orígenes, estaban bastante lejos de parecerse lo más mínimo a los Defensores de los que vamos a hablar hoy. ¿O quizá sí? Los Defensores siempre ha sido considerado como el no-grupo oficial de Marvel, es decir, un equipo que en realidad no es un equipo, formado por personajes tan, tan, tan individualistas que el primer pensamiento que viene a la cabeza del lector es el de "¿Pero qué narices está pasando aquí?". Además, y en términos de poder, y no de importancia entre los fans o el marketing de cara a las ventas, los Defensores originales estaban constituidos por algunos de los superhéroes más poderosos de la Casa de las Ideas. Teníamos al Doctor Extraño, a Hulk, a Namor y a Estela Plateada como miembros fundadores, a los que luego se unieron personajes igual de independientes como Valkiria, Gata Infernal, la Gárgola, el Hijo de Satán, Halcón Nocturno e incluso habituales de otros grupos como la Bestia y a un héroe de alquiler llamado Luke Cage que sí que tiene que ver con la actual alineación que marca la casilla de salida de una nueva colección que no ha durado tanto como debía, o como se merecía, o como tendría que haber durado según su potencial. Dejamos atrás al Doctor Extraño, a Hulk, a Estela Plateada y a Namor, abandonamos las aventuras que incluso se alejan de las de los Vengadores para adentrarnos en terrenos más mundanos, en un universo de callejones, bares de mala muerte, esquinas ocupadas por maleantes y peligrosas sombras que salen de entre el vapor de las alcantarillas de Nueva York. Hay que admitir que pese al extraño concepto que agrupa a los Defensores, y que ni Marvel ni DC son ignorantes a la hora de cambiar las agrupaciones de sus equipos de superhéroes de las maneras más raras e impactantes, la Casa de las Ideas se ha apuntado otro gran tanto al convertir a los Defensores en uno de los últimos y más atractivos equipos de superhéroes urbanos que se han paseado por su universo.

Pero en Marvel no son tontos, como ya hemos indicado otras veces en el presente blog. De la misma forma que la Casa de las Ideas usa sus cómics para crear películas que son hitos cinematográficos en multitud de sentidos, también es capaz de usar estos para enriquecer, cambiar, experimentar y jugar con los elementos de su universo comiquero. De este modo, estos nuevos Defensores se encuentran muy, muy alejados de los originales, basados, en realidad, en los de la serie de televisión de Netflix, cuyas temporadas, cada una centrada en uno de los componentes del grupo, han conseguido alzar a Marvel también en el terreno de la pequeña pantalla, que se le resistía bastante, sobre todo, en lo referente a producciones de imagen real. Tuvimos una Fase 1, al estilo del universo de Marvel Studios, que comenzó con "Daredevil", siguió con "Jessica Jones", la segunda temporada de "Daredevil" (donde se introdujo a Punisher, quien en la Fase 2 conseguiría serie propia), la primera temporada de "Luke Cage", la primera temporada de "Iron Fist" (Puño de Hierro) y culminó con la primera, y por ahora, primera temporada de "Los Defensores", donde los héroes urbanos, como hicieron los superhéroes de Marvel Studios en "Los Vengadores" de Joss Whedon (Ángel, Firefly), se unían para combatir a una amenaza común que llevaba gestándose desde la segunda temporada del Diablo Guardián. En Marvel, tras comprobar el gran éxito de su universo de justicieros urbanos, decidieron ponerse manos a la obra para que ciertos conceptos de éste acabarán en los cómics, como el aspecto de Jessica Jones, el traje negro y rojo de Daredevil, el estilo encapuchado de Luke Cage y la moda deportiva en Puño de Hierro, por poner algunos rápidos ejemplos. Los que leemos cómics de Marvel desde hace años ya estamos acostumbrados a este tipo de movimientos, ideados para aumentar las ventas acercando colecciones y personajes con décadas de existencia a las generaciones que se aproximan gracias a las películas, las series y los videojuegos. De ahí que en la actualidad al Nick Furia de toda la vida le haya salido en los cómics un hijo que se parece sospechosamente al Furia de las películas, que Spiderman consiguiera lanzarredes orgánicos durante la época de la trilogía cinematográfica de Sam Raimi (Posesión Infernal, Darkman), que Lobezno adquiriera durante una temporada el aspecto físico de Hugh Jackman (Australia, Pan), que los chitauri aparecieran en los cómics del universo principal de Marvel después de haberlos visto en el Ultimate y que, entre muchísimas situaciones similares, el agente Coulson fuera presentado en sociedad no hace mucho tiempo.

Ahora, con estos nuevos Defensores ha ocurrido lo mismo, e incluso con el villano principal al que deben enfrentarse, un recuperado Willis Stryker, Iguana, tan obsesionado con Luke Cage como en la miniserie televisiva. Con la serie ya terminada, lamentablemente tras sólo nueve números, y completamente leída, uno puede ya opinar sobre ella, aunque dejaré los detalles para una futura reseña, limitándome a lo que puedo contar en relación al tipo de entrada que estáis leyendo. Se nota que a Marvel le pilló con la guardia baja el cierre de la serie, provocada por la marcha del guionista, Brian Michael Bendis, a DC, para escribir la serie regular de Superman. También se nota que a Panini le ha ocurrido lo mismo, y a todos los que hemos disfrutado de estos números, la verdad, pero destaco lo de Panini porque, en otra ocasión, hubiera sacado directamente la serie en un tomo, y no en las estupendas y cuidadas grapas en las que lo ha estado haciendo. Una de las mayores y mejores virtudes de "Los Defensores" es que va más allá de ser un producto para atraer a los que han conocido a los personajes y el concepto por la producción de Netflix. Bendis, con su habilidad para los diálogos, la acción y las escenas impactantes, bien acompañado en el apartado gráfico por su amigo David Márquez (Iron Man, Los Vengadores), cuyos resultados no pueden ser más espectaculares (atentos a las escenas de acción, sobre todo, cuando los héroes y villanos se enfrentan entre ellos), usa la continuidad Marvel para con estos Defensores, algo similar a lo que ya hizo con el primer arco argumental de "Vengadores ¡Reuníos!", serie que nació, precisamente, para ser una continuación no-oficial de la película "Los Vengadores", con la agrupación de vengadores del filme enfrentada a Thanos. De este modo, durante los nueve números de "Los Defensores" vemos invitados especiales como Masacre, el Spiderman de Miles Morales e incluso Punisher (también muy cercano al presentado en las series de Netflix), comprobamos cómo el pasado de Iguana se mantiene, la Gata Negra y el Encapuchado no son olvidados como poderosas figuras del hampa, ningún nuevo defensor conoce la identidad secreta de Daredevil... En definitiva, "Los Defensores" resulta la perfecta fusión del universo continuista de Marvel con su universo cinematográfico, televisivo, en realidad, en esta ocasión. Sí, el equipo tiene mucho que ver con su alta calidad, de ahí que no sea extraño que se haya finalizado la serie al irse Bendis de ella, aunque es una pena, porque su potencial sólo estaba comenzando a explotarse. A Marvel le hace falta una serie de justicieros urbanos como ésta, y siempre es una verdadera lástima que una colección tan buena acabe antes de tiempo. Y no digamos ya si son temas externos y/o artísticos los que han intervenido en tal decisión. Un duro golpe para quienes la seguíamos, pero que no debe echar para atrás a nadie que quiera gozar de algunos de los nueve cómics mejor hechos de la Marvel actual. Y con final "cerrado", que conste.


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