sábado, 29 de junio de 2019

Repaso al 2018: El último enemigo del alien, de Ignotus a Nocturnas, el fantasma travieso y un infinito para un todo


Ha costado, sí, pero aquí estamos. Con un retraso considerable, incluso mayor que el año pasado, sobre todo si tenemos en cuenta que hablamos de una entrada que tendría, debería, ser publicada justo los últimos días del año que se finaliza, concluyendolo así para el presente blog. Sin embargo, diferentes compromisos familiares, y algún que otro tema personal (hemos tenido mudanza en casa, algo de la que ya os hablaré cuando haga el resumen de este 2019 al que todavía le queda mucho aire antes de expirar) me han impedido tener preparada esta entrada cuando debería, incluso, lo antes posible, para que no pasara demasiado tiempo entre las listas de lo mejor del año y ésta. No ha podido ser, hasta ahora. También intentaré tranquilizaros sobre las actualizaciones del blog, porque a partir de ahora, y en estos días, gozarán de un evidente reflote gracias al mayor tiempo del que disfruto ahora que he dejado un par de libros terminados, aunque no me gusta relajarme, así que habrá que andarse con ojo. Sea como sea, en las próximas semanas os prometo que nos pondremos al día en cuanto a cómics, cine, literatura, series, videojuegos... ¡En todo, vaya! Tengo las mismas ganas que vosotros, porque, la verdad, tenemos en la recámara un montón de novedades que deseo que pronto vean la luz, compartiéndolas con vosotros. ¡Y espero que os gusten tanto como a mí hacerlo! Todavía hay tiempo para que 2019 sea el año en el que la Cueva del Extraño vuelva a sus orígenes, al menos, en cuanto a estar actualizados.

Y quizá sea, como ha sucedido en anteriores repasos personales del año, la mejor forma de comenzar también esta vez, hablando un poco de cómo le ha ido al blog durante un 2018 bastante impresionante, fantástico y, sí, bonito, en todos los sentidos. Si nos vamos a por el cine, uno de los pilares de este humilde rinconcito de internet, veréis que hemos recuperado cierta regularidad para las novedades cinematográficas que tanto os gustan, o eso indican las comentarios y las visitas, claro. Además, la nueva regularidad y enfoque de la sección parece que está funcionando, teniendo entregas mensuales, con una extensión considerable de novedades, en vez de las entregas semanales con las que veníamos trabajando desde hace años. Las reseñas cinematográficas también han vuelto a funcionar, así como secciones como "Sospechosos Habituales", y "Las cinco mejores de...", de las que nos sentimos muy orgullosos al aportar con ellas algo de variedad al blog. En series es verdad que continuamos extremadamente congelados, sin ni siquiera una reseña desde hace mucho, mucho, mucho tiempo, así que vamos a aprovechar el 2019 para devolverlas al blog, y espero que por todo lo alto (os contaremos más cuando llegue el momento, pero con un proyecto de ensayo sobre el tema con publicación de Dilatando Mentes, os adelanto que la cosa va a ir por series que sean menos de género fantástico, en especial, de terror). Pese a que los videojuegos y cómics se han mantenido bastante bien durante 2018, lo cierto es que de ambos hubiera preferido mayor número de publicaciones, en especial, en lo relación a las reseñas, así que apuntemos estos próximos meses para ponerle remedio también a eso. En literatura nos ha ido mucho mejor, hay que admitirlo, pero como esto debería ir a más y no quedarnos estancados, también he echado de menos disponer de más tiempo para reseñar aún más libros, sin olvidarme de esas entrevistas a amigos y compañeros de letras que deseo que regresen. Y, sí, me temo que este 2018 ha sido uno de los años menos protagonizados por mis publicaciones, por mis ensayos, novelas, antologías y relatos, desde que existe la Cueva del Extraño. Al final, me he enfocado más en todo lo demás, y menos en mí. No me importa, la verdad. Este espacio de la Red nació para dar cabida más a lo que me gusta y a las publicaciones de los compañeros y editoriales amigas que a mis propias obras, pero como me han regañado desde ciertos ámbitos para que no lo haga así, prometo que os daré más la tabarra con mis escrituras. No mucho, pero así se hará. O eso espero. 

Pasamos del blog al terreno literario-profesional, como solemos hacer con este apartado anual, para terminar poco después con lo personal. Al fin y al cabo, es el principal objetivo de esta entrada, llevar a cabo una especie de resumen más personal que las listas de lo mejor del año que ya han pasado por aquí, algo como un diario breve (pero intenso) de lo que ha sido, en este caso, un 2018 muy, muy bueno en la mayoría de aspectos, aunque algo extraño en otros, menos habituales, por fortuna. Si el pasado 2017, como indiqué en su correspondiente resumen, fue el mejor año y el peor año de mi vida, éste 2018 se podría decir que ha sido todavía mejor, aunque con ciertos puntos negros que, bueno, de esos que nuestra existencia nos dan de cuando en cuando, que hacen que nos replanteemos ciertas cosas y que nos ayudan a darnos cuenta de que hay que pararse a oler las flores del camino, además de darle importancia a lo realmente importante. También en el terreno literario, ojo. ¿Acabé 2018 a gusto con mis publicaciones? Bastante, aunque algo decepcionado conmigo mismo por haber dejado que ciertos escollos personales no me permitieran publicar más, no sólo fallándome a mí mismo, sino también a mis lectores (gracias, si os contáis entre ellos; y, adelante, si os animáis a serlos en el futuro) y a mis editores. Tras las tres publicaciones de 2017, en 2018 descendieron a dos, el número fijo de libros lanzados en un año que me prometí hace años, cumpliéndose desde 2016, gracias a los lectores y a esos editores, tan locos como maravillosos, que depositan su confianza, tiempo y dinero en mi trabajo. En 2018 también he logrado cumplir mi objetivo gracias a "Casa de Sombras" y la reedición de "Cinco tumbas sin lápida", obras de las que os hablaré en las siguientes líneas, sin contar, y eso también ha tenido mucho que ver para que no pudiera centrarme tanto como me gustaría en libros propios, que ha sido el año de mi regreso a un número importante de colaboraciones en antologías en papel. Siete, nada más y nada menos. No puedo estar más orgulloso. El número me encanta, y creo que son las suficientes recopilaciones de relatos como para llamar la atención y no resultar pesado... que igual sí al final, ojo. Sin embargo, admito que pensaba poder terminar tanto la segunda parte del ensayo "Las pesadillas de Stephen King" y "Terror en serie", incluyendo alguna que otra novela. No ha podido ser así, al menos, durante 2018, porque 2019 está siendo muy distinto al respecto.

Deteniéndome en las publicaciones que sí han tenido lugar, en el terreno de las antologías he estado bastante alejado del terror, ese género en el que me encanta haberme encasillado (o casi, porque también juego con el suspense, primo hermano del terror ¿o era al contrario?). La fantasía, el drama, la ciencia-ficción e incluso el erotismo han sido mis principales armas para colarme en antologías realizadas mediante convocatorias o por compañeros que me han invitado a ellas. Por ejemplo, gracias a "Sueños Etéreos", publicada por Khabox Editorial, tuve el placer de regresar a la fantasía épica, con guerreros, trolls y venganzas al más puro estilo clásico del género; gracias a "Éxtasis", publicada por Suseya Ediciones, pude sacar mi lado más calentito con un relato muy, muy subido de tono; gracias a "Cruces Negras", de James Crawford Publishing, pude llevar a cabo una de mis pocas incursiones en el terror nacional; y gracias a dos de las antologías de microrrelatos de Diversidad Literaria, "Microterrores IV" y "Pluma, tinta y papel VII" he podido practicar en el complicado arte de la narrativa muy, muy breve. Lo cierto es que salir de la zona de confort y asumir nuevos (o viejos) retos me ha servido para no dormirme en los laureles y, además, colaborar con editoriales a las que tenía muchas, muchas ganas, sin olvidar a los compañeros con los que he coincidido en los citados libros, por supuesto. Tampoco quiero dejar pasar el hecho de que hacía tiempo que no se lanzaban tantas recopilaciones de relatos en las que participaba, desde 2014, cuatro años entre unas y otras, siendo un agradable casualidad que se haya dado, precisamente, el año en el que he sacado dos obras en solitario, pretendiendo publicar más. Lo uno por lo otro, ¿no? Lo gracioso es que es una tónica que no sólo no ha cambiado durante el presente 2019, sino que ha ido a más. Pero de eso ya os hablaré cuando llegue el momento, porque me estoy adelantando y me encantaría dedicar unas breves líneas a "Casa de Sombras" y "Cinco tumbas sin lápida" antes de adentrarme en terrenos de premios, nominaciones y ¿polémicas literarias? En realidad, de éstas hemos tenido bastante pocas este 2018, confirmando que una vez realizada la limpieza de 2017, empujada por el tema del Cojo de Lepanto (sigo esperando el tuit de marras donde se demuestra mi culpabilidad... Me voy sentando, por si acaso), mis redes sociales se han quedado como una patena. Desde aquí sigo dando las gracias al respecto, porque no hay nada mejor que la basura que se tira sola. Yo sigo trabajando, sigo publicando, sigo asistiendo a presentaciones, sigo acumulando nominaciones y premios (previo pago jamonero, por supuesto) y sigo adelante, sin un solo paso atrás, mientras que otros, bueno, esperemos que salga de una vez de la polémica mensual que van buscando, o de montar sellos editoriales que hacen pasar por editoriales, engañando por doquier.

Pasando a mis publicaciones en solitario de 2018, hablemos de "Casa de Sombras", porque es un caso curioso. En realidad, escribí esta novela corta, la primera de mi autoría (si no contamos esos relatos cuya extensión se me ha ido de las manos y han pasado a ser novelas cortas dentro de antologías), en 2015, para una editorial especializada en bolsilibros que, lamentablemente, duró poco en el mercado editorial. Antes de publicar "Casa de Sombras" cerraron, llevándome a pensar en Applehead Team Creaciones para atreverme a ofrecerles esta especie de cómic novelado, como lo han llamado muchos de sus lectores. ¿Razones? Tantas que casi que deberíamos dedicarles una entrada entera, pero las principales fueron que los exmanzanitos (¿libretitos ahora?) son una familia más que editores o amigos, la confianza que tengo depositada en ellos (y ellos en mí) y la cantidad de veces que hemos trabajado juntos con resultados más que notables, tanto en lo profesional como en lo personal. "Tormenta Sangrienta", "Actos de Venganza: Edición definitiva" y el primer volumen de "Las pesadillas de Stephen King" son grandes ejemplos de ello, además de lo que está por llegar, adelanto. Por supuesto, también me gustaría señalar otro detalle sumamente importante a la hora de decidir pasarles "Casa de Sombras", y es el hecho de que estuvieran interesados en publicar bolsilibros. Al fin y al cabo, cada obra tiene su editorial, y si Applehead Team Creaciones no hubiera estado interesada en este formato, por más que nos unan muchas ideas, poco iba a hacer. Por suerte, tenían incluso el nombre de una colección que sería de bolsilibros: Temblores. "Casa de Sombras" la inauguraría, con portada de Pedro J. Tena (Demons: La pesadilla retorna), uno de los mandamases de la editorial, y unas cuantas ilustraciones para amenizar la lectura. La calidad de la edición final es tal que no son pocos los compradores y lectores que han señalado que "Casa de Sombras" es más que un bolsilibro, más bien una novela de bolsillo, algo que puede parecer lo mismo, aunque resulta diferente. La editorial no sólo abría una nueva colección y un nuevo modelo de publicación, sino que yo, por mi parte, volvía a tener el honor de publicar con ellos y darme un pequeño capricho: publicar un bolsilibro. Raro en alguien acostumbrado a escribir novelas de quinientas, seiscientas y setecientas páginas, lo sé. Tiene su explicación.

Los bolsilibros tuvieron mucho que ver en mi educación literaria, sobre todo, en lo referente al género fantástico. Siempre hablo mucho de King, de R. L. Stine (Terror en la biblioteca, Sangre de monstruo), de Clive Barker (Cabal, Libros de Sangre) y de los clásicos lovecraftianos y poenianos, pero poca oportunidad tengo de mencionar a Ralph Barby (Peligroso viaje astral, El circo), Joseph Berna (Gatos asesinos, Excursión al mundo de terror) y Curtis Garland (Mujeres vampiro, Asesino cósmico), entre otros, autores que son pilares fundamentales de la literatura fantástica de nuestro país, con miles (sí, habéis leído bien, miles) de novelas cortas (y no tan cortas) en sus currículos, escritores que no sólo hacían terror, ciencia-ficción, suspense y fantasía, pero que fueron con esos géneros con los que los disfruté, con los que me criaron, descubriendo las maravillas de los bolsilibros y la literatura pulp, a pesar de que no sea un género, como siempre se nos intenta vender. En estos días, el mercado de los bolsilibros no posee el auge de antaño, pero entre los años 70 y 80, los realizadores de estas obras eran prácticamente dioses de la industria (o tendrían que haberse considerado así, claro) capaces de publicar dos volúmenes en la misma semana, creando una industria a la que entonces se le daba un valor hoy desconocido, e incluso sorprendente, considerando en ocasiones a los escritores como meros curritos que debían producir como si trabajaran en una sala de montaje, o algo similar. Centrándome en el aspecto más artístico del negocio, reconozco que tenía como capricho personal publicar un bolsilibro, capricho que me han dado los amigos de Applehead Team Creaciones, aunque ellos mismos me habían comentado en más de una ocasión que tenían en mente abrir una colección para novelas publicadas en el mencionado formato. Dicho y hecho. Así nació la colección Temblores, nueva serie de obras de la editorial, y la punta de lanza ha sido "Casa de Sombras", que es bastante posible que no se queda en una sola entrega, algo que depende únicamente de vosotros, lectores, de cómo se den las ventas y críticas de lo que no pocos han calificado como una novela de bolsillo, en vez de un bolsilibro. Por mi parte, siempre he dicho que se trata de un cómic novelado, una mezcla de los universo de Batman y H. P. Lovecraft (En las montañas de la locura, El horror de Dunwich), con su ¿héroe? oscuro, supervillanos, dioses primigenios, una mansión encantada y una ciudad maldita. ¡Ah! Y una impactante y sugerente portada a cargo de Pedro J. Tena, uno de los ya mencionados editores de Applehead Team Creaciones. "Casa de Sombras" supone así la conclusión de un trabajo de años, que no ha encontrado un hogar hasta aparecer el definitivo, un poco como le ocurrió a "Tormenta Sangrienta" y a las secuelas de "Cinco tumbas sin lápida", de las que os hablaré en las siguientes líneas. Una de las máximas que me aplico en este mundillo, es la de la paciencia. Sin paciencia, sin constancia, no hay recompensas, no hay buenos resultados. Dejemos de pensar que si acabamos una novela, y la enviamos a un par de editoriales, deben contestarnos y publicarnos a los pocos días. Incluso aunque nuestro trabajo guste, así no funcionan las cosas. Lo mismo ocurre con los relatos y las antologías. Teniendo en cuenta que "Casa de Sombras" ha tardado tres años en ver la luz, tres años en los que no he estado precisamente parado (eso ayuda a hacer más llevadera la espera), me sorprende continuar asistiendo a las pataletas que algunos compañeros muestran cuando, por ejemplo, las antologías en las que participan, tardan entre seis y doce meses en ver la luz. Y eso hablando de recopilaciones, porque si señalamos lo que tienen que esperar a veces con sus novelas, fechas sin apenas importancia comparadas con los tres años citados, encontramos con que la impaciencia nunca es una amiga, sino más bien una enemiga que impide que avancemos. Una vez se entiende, es fácil poseer otra útil herramienta para medrar en este complicado universo literario.

Paciencia y constancia me han ayudado no sólo con "Casa de Sombras". Ambas han sido imprescindibles para que "Cinco tumbas sin lápida" vea una reedición a la altura de la circunstancias, además de la promesa de que "Tumbas Vacías", su primera secuela, y una tercera parte, que pondría fin a la llamada trilogía de Shelter Mountain, aparezcan publicadas, una al año. Al menos, así entra en nuestros planes, y cuando digo nuestros me refiero tanto a Khabox Editorial como a Fabián Vázquez, su editor, y a mí mismo. En realidad, al igual que "Casa de Sombras", la resurrección de la pesadilla vivida por el escritor bloqueado George Campbell, no ha buscado editorial con desesperación. Si "Casa de Sombras" pasó de NeoNauta Ediciones directamente a Applehead Team Creaciones, después de descansar unos meses, "Cinco tumbas sin lápida" no salió del cajón hasta que vi un par de anuncios por parte de Khabox Editorial centrados en la búsqueda de novelas de terror para ampliar el género en su catálogo. Hasta entonces, y tal y como ocurría con "Drácula contra la Momia: Batalla por Chicago", poco sentido tenía ir dando vueltas con una novela cuya reedición dependía de sus secuelas, y viceversa. ¿Para qué sacar de nuevo "Cinco tumbas sin lápida" si ya la edición de la enterrada Tyrannosaurus Books se había vendido bastante bien, y existían otras historias en las que centrarme? ¿Cómo lanzar "Tumbas Vacías" y su siguiente parte siendo inencontrable una edición de "Cinco tumbas sin lápida", al hallarse completamente descatalogada la original? No se trataba de buscar una editorial para una reedición, algo bastante complicado en este mundillo, sino una editorial que aceptara una reedición, ¡y las dos secuelas que formasen una trilogía! Y, por supuesto, todo esto unido a una editorial en la que confiara, como lector y como escritor, una editorial en la que deseara trabajar y que supiera que trataría a Shelter Mountain con todo el mimo que yo deseaba. Dicho y hecho. Khabox Editorial y Fabián Vázquez se encargaron de ello, asumiendo un riesgo bastante alto, tanto por la reedición de la primera parte como por la confirmación de las dos siguientes, a una por año, como os informaba antes. Nueva portada, nueva edición, regalos en la preventa y "Cinco tumbas sin lápida" no sólo de nuevo en librerías, sino también en Amazon, para que todo el mundo pueda hacerse con ella. ¡Y también en digital! Sin duda, un acierto lo de apostar por Khabox, editorial de la que hemos hablado mucho por aquí, por cierto, y que ha logrado colar títulos en dos de las listas anuales de lo mejor del año en cuanto a literatura. Recordemos que en la selección de 2018 hemos tenido "La mansión Burton" y en la de 2015 la novela zombi "Éxodo: 10 de octubre", libro éste con el que conocí a la editorial, y no sólo gracias a él, sino a su simpático y talentoso autor, Toni R. Pons, al que puedo seguir llamando amigo a día de hoy, creándose una sinergia muy curiosa, pues mientras me recomendaba la editorial para publicar en el futuro, a la editorial no dejaba de recomendarle mi nombre para publicarme próximamente. Sólo se necesitaba un proyecto que nos emocionara a ambas partes. Por fortuna, "Cinco tumbas sin lápida" fue el elegido. Todo vuelve en Shelter Mountain, ¿verdad?

Como comentaba en líneas precedentes, reconozco que 2018 me ha dejado con ganas de publicar, al menos, dos libros más en solitario. No por impaciencia, porque ya saldrán (uno de ellos tiene asegurado su lanzamiento para el presente 2019, así que tampoco me puedo quejar), sino porque os hablo de dos títulos que me ha faltado muy, muy poco para terminar en 2018, lo cual es bastante frustrante, como caerse justo cuando ves la cinta que indica que has llegado a la meta. Sé que dos obras y varias antologías, más las nominaciones y premios de los que os hablaré enseguida, no están nada, nada, nada mal, y sigo siendo de los del pensamiento de virgencita, virgencita, que me quede como estoy, pero no puedo más que sentirme un poco mal, aunque se haya debido a circunstancias personales, por no haber podido dar ese último empujón a dos libros que, espero, os gusten lo bastante cuando salgan como para perdonarme la tardanza en su realización. Al menos, me quedo con la grata sensación de que la trilogía Shelter Mountain vuelve a estar en marcha y la salida de "Casa de Sombras", ese capricho que, sorprendentemente, ha sido tan bien recibido, aunque me sigue pareciendo curioso que tanto trabajos como éste como los ensayos no consigan terminar de llegar al público que se acerca a mis novelas como "Tormenta Sangrienta", "El que se esconde" y "Al final del bosque", como si además de los lectores que compran todo lo que lleve mi nombre estuvieran esos que sólo eligen las llamadas novelas "serias", alejándose incluso de antologías como "Actos de Venganza" y "El Guardián del Miedo". También le ha faltado al 2018 un proyecto muy especial que parecía estar en las puertas de ser publicado, pero como no todo depende de las circunstancias personales de uno, ni de lo que el autor quiera, ya que existen las llamadas editoriales y sus planes de publicación, al final, el que podría haber sido mi primer cómic publicado, en este caso con las geniales ilustraciones de un gran amigo, se ha quedado a la espera de que el 2019 sea su año. Y, sí, es un proyecto relacionado con "Casa de Sombras", más concretamente con Dark, su protagonista, y su primera aparición en papel en forma de un relato corto donde ya ofrecía todas las características que se vieron ampliadas en el bolsilibro. Perdonad que no dé más detalles, pero teniendo en cuenta que es bastante posible que este cómic también sea una de esas obras pendientes que vean la luz en 2019, demasiado he dicho. Por supuesto, cuando llegue el momento, le daré la publicidad oportuna, además de desvelaros la identidad del misterioso dibujante. Y, claro está, también formarán parte, tanto el cómic como el artista, de mi resumen de 2019. ¡O eso espero! Crucemos los dedos para que este proyecto se publique, ahora sí, en el presente año. No sé si os gustará más o menos (si fuera por las ilustraciones, aseguraría que lo ibais a disfrutar tremendamente), pero os confirmo que ha sido tan divertido como distinto de llevar a cabo. ¡No cuento más! ¡Prometido!

A nivel de menciones, premios y nominaciones, 2018 ha sido uno de los mejores años de mi carrera, quizás el mejor, o casi, casi. En ese caso, sería por muy poco. No es que "Casa de Sombras" o "Cinco tumbas sin lápida" hayan podido tener su momento, pues las convocatorias y premios se suelen dar de un año para otro, así que ha sido "Al final del bosque" la gran protagonista al respecto. Si antes hablaba de que me hubiera gustado sacar, al menos, un tercer libro en 2018, no he sido del todo justo, ya que esta segunda novela con Dilatando Mentes fue lanzada en diciembre de 2017, y como toda obra lanzada a finales de un año concreto, su recorrido se suele extender por buena parte de los siguientes meses del próximo año, en este caso, 2018. "Al final del bosque" se ha llevado así lo mejor de ambos años, siendo reconocida para premios y nominaciones del 2018, engordando mi currículo de 2017 (como ya comentamos en el repaso anual correspondiente) y cumpliendo con sus principales meses de vida durante comienzos de 2018, sin olvidar las presentaciones que ha vivido en ese tiempo, conectándose las mismas con las de "Casa de Sombras" y, poco después, con las de la edición Khabox de "Cinco tumbas sin lápida", entrando en los últimos meses de 2018 y primeros de 2019 en un período de necesario descanso, tanto para mí como para los demás. Tampoco se puede ir agotando al personal, como si no tuvieran que ir a otros sitios. Hay que permitir que exista cierto espacio entre presentación y presentación, para que los lectores, amigos y compañeros de letras no se cansen de uno, y cada evento tenga el impacto necesario. Temas del marketing, según me han ido contando estos años en el mundillo. Igual que publicar una novela cada dos o tres años no funciona, pero tampoco lo hace sacar seis libros en el mismo, no vale salir de casa una vez cada cinco, ni estar todo el día de tours en el que te han visto la cara varias veces el mismo día. Ni calvo ni tres pelucas, como se dice.

Pero vayamos por partes, porque queda mucha tela que cortar al respecto. Podemos hablar de menciones y premios, también de presentaciones (en casa y fuera de ella), pero no hay que olvidar que no soy el único juntaletras en casa, y que gracias a la otra gran, importante y esencial parte del equipo TT, la principal, diría yo, he tenido el placer y el honor de ser el presentador de una de las mejores y más importantes antologías de terror del 2018. Hablo de "Macabras", coordinada por mi bonita y talentosa Tamara "Wonder" López (Dejen morir antes de entrar, Pasen y Mueran), publicada por Editorial Maluma, ilustrada por la artistaza María Pizarro (Éxtasis, El samurái de Vallecas) y con prólogo nada más y nada menos que de la actriz Eva Isanta (Aquí no hay quien viva, La que se avecina). A "Macabras" ya la dedicamos una extensa entrada durante el pasado año, así que ahora nos centraremos en las presentaciones que tuvimos para darla a conocer, las cuales, en total, fueron cuatro: dos en Málaga, una en Barcelona y otra en Madrid. Salvo en una, que era más bien una especie de club de lectura, en todas pude presentar el libro junto a su coordinadora y algunas de sus autoras, lo cual me permitió conocer en persona a algunas compañeras de letras a las que me unía las redes sociales. Mientras que en Málaga, Tamara y yo estuvimos solos defendiendo el volumen, en Barcelona, que fue nuestra siguiente parada, contamos con Rain Cross (Castle Rock Asylum), Pepa Mayo (Ada, Nico y las esferas del tiempo), Cristina Béjar (Family Nightmares) y una de las editoras, logrando una reunión fantástica, donde, para completar el genial cuadro pude desvirtualizar al fin a gente maravillosa como Cristian Blanco (Sonrisa de madera), David Jackson Krueger, Óscar Morales, el señor Barlow de la Casa Marsten, Daniel Estorach (Hoy me ha pasado algo muy bestia) y Júlia Díez (El mundo de Ethan). Nos juntamos un buen grupito, sí. Entre lectores y escritores, quedó una presentación de lujo, aunque esté mal que yo lo diga, y a pesar de que no hable por mi actuación, sino por la de las autoras y los asistentes. Faltó gente, es cierto, pero siempre habrá más oportunidades de seguir mientras se siga trabajando. Y os puedo asegurar que en casa de eso nunca va a faltar.

Por supuesto, no se me ha olvidado la presentación de "Macabras" en Madrid. También fue todo un acontecimiento, de nuevo no por mí, sino por las participantes y quienes acudieron al Retiro para asistir a una presentación que contó con varias estrellas, además de la coordinadora del libro y Nidia Blackburn (Antergo), otra de las autoras. Por un lado, teníamos nada más y nada menos que a la mencionada Eva Isanta, prologuista de la obra, respondiendo a algunas de las preguntas sobre "Macabras", al mismo tiempo que apoyaba la causa benéfica a la que el dinero ganado con las ventas va destinado, una causa llamada Proyecto Pepo, una asociación que dona perros entrenados para proteger a víctimas de la horrenda violencia machista, ya terrorismo machista, si nos atenemos a las tremendas cifras que se manejan. Precisamente, tres de las integrantes del Proyecto Pepo acudieron a la presentación, no sólo para apoyar "Macabras", sino también para explicarnos lo que hacen, e incluso ¡fueron acompañadas por uno de los pepos! Un perro la mar de majo que se comportó a las mil maravillas, por cierto. El evento, como el anterior que os he contado, también sirvió para conocer en persona, al fin, a personitas muy especiales como Jesús Mesado (El samurái de Vallecas), Francis Novoa y la pareja del prestigioso portal literario Sabes Leer, Jesús Fersán (Sangre de hormigón) y Jessy Vázquez, quienes no sólo estuvieron en todo momento atentísimos a la presentación, sino que nos abrieron su casa como si fuéramos amigos de toda la vida, familia, más bien. Teniendo en cuenta la reputación que muchas veces sufre el mundillo literario, en especial, referente a puñaladas traperas y el clásico "sálvese quien pueda", toparse de lleno con gente tan grande, en todos los aspectos, como Jesús y Jessy, quienes encima hacen una pareja perfecta (equipo trío con su peque, en realidad), consigue que uno recupere la fe no sólo en el mundo de las letras, sino en el mundo en general. Infinitas gracias, amigos. Aunque dejemos los agradecimientos para el final, cuando los pueda dar tal y como se merecen, y sigamos con las presentaciones. También tuvimos una centrada en la antología erótica "Éxtasis", ya mencionada en esta entrada. En este caso, no fue un evento fuera de Málaga, sino en mi ciudad natal, en esta ocasión, con una tienda de productos eróticos como apropiado escenario para un libro de tales características. Acompañando a mi alma gemela, quien se encargó de preparar la presentación, y presentados ambos por la estupenda Cristina de la Torre (Más Macabras), todo fue como la seda, logrando ambas un evento literario tan calentito como divertido, al que acudieron amigos, compañeros y lectores, llevándose cada uno de ellos, junto a su ejemplar de "Éxtasis", una de las galletas que regalábamos, dulces con formas muy... apetecibles. Y hasta ahí puedo leer.

Volviendo a las presentaciones de mis libros en solitario, debería ir en orden, así que vayamos a por las que hicimos de "Al final del bosque" en tierras valencianas, dos, una en Alicante y otra en Valencia, ambas en un mismo fin de semana, aunque con distinto público y con la ayuda tanto de mi bonito tornillo especial como de los editores de Dilatando Mentes, José Ángel de Dios García y Maite Aranda, que nunca pueden faltar en este tipo de entradas. Reconozco que ambas sirvieron como excusa para un reencuentro con los mentalistas, además del extra de que conocieran a mi amada Wonder, la verdadera razón de que exista "Al final del bosque", novela que nació en un momento bastante complicado para mí, y que de no ser por su llegada a mi vida (o a lo que yo llamaba vida antes de estar juntos, claro) hubiera sido bastante probable que no hubiese terminado, al menos, no como yo quería. Sin embargo, y como en los casos anteriormente mencionados, en especial, con las presentaciones de "Macabras", también fueron la excusa perfecta para ponerle cara "real" a muchos amigos y compañeros de letras cuya amistad se ha extendido en el tiempo gracias a las llamadas redes sociales, sobre todo, Facebook. La primera presentación de las dos de "Al final del bosque" fuera de Málaga tuvo lugar en un entorno tan acogedor como misterioso y diferente con respecto a cualquier otra presentación que hubiera tenido antes, en el lujoso Hotel Chamarel, donde, además de reencontrarme con lectores tan atentos, cariñoso y fieles como José Moncho Valles, tuve el honor entre honores de conocer, también al fin, al talentoso Carlos Samper (Ocultos), escritor de fantástico y terror al que no pocas veces hemos nombrado por este blog, y siempre con motivos de sobra, llegando incluso a colarse, sin ningún problema, en alguna de nuestras listas anuales de lo mejor del caño con su impresionante "Preventorio". Si ya por internet, Carlos me parecía uno de esos tíos por los que vale la pena dedicarse a esto, por los que vale la pena ser lector, ser escritor y recorrer los insondables caminos de la literatura, en persona no sólo me lo confirmó, sino que demostró que, a veces, hay personas especiales que mejoran hasta el infinito en el cara a cara, y Carlos es una de esas personas, y ya es decir. Todo un lujo conocerle y llamarle amigo, además de compañero de letras, y al respecto, uno de esos de los que no abundan. Y teniendo en cuenta que este mundillo se encuentra repleto de gente maravillosa, imaginaos. Una pena que vivamos tan separados, porque iba a estar acosándole con quedadas de cañas y cotilleos literarios hasta lo indecible. ¡Se ha librado! Por el momento.

La segunda presentación de "Al final del bosque" fuera de Málaga tuvo lugar en el fantástico Ubik Café, donde la literatura y la comida se dan la mano para ofrecer un escenario tan único como el que nos regaló el Hotel Chamarel, aunque con estilos diferentes, claro. En una presentación preparada por mi bonito y talentoso tornillo especial, pude reencontrarme con amigos, qué digo amigos, familia, como el inimitable David Guirado (¡qué de años desde que nos conocimos en Dreamers!) y la artistaza María Pizarro, siempre bien acompañada de su majérrimo marido César (por cierto, no mucho después, ambos tuvieron a su primer hijo, la pequeña, divertida y siempre alegre Neus, otro motivo para considerar el 2018 como un año épico, ¡enhorabuena de nuevo, guapetones!). Como llevo algunas líneas repitiendo, y me parece que voy a seguir así durante unas cuantas más, gracias a esa presentación también pude desvirtualizar a personas muy, muy especiales e importantes para mí, conocidas gracias a este maravilloso mundo literario, como Laura Blasco, una de esas lectoras que uno empieza a conocer por medio de los libros y que se acaban convirtiendo en parte de un círculo de amigos muy, muy de confianza sin que apenas nos demos cuenta, hasta el punto de que se acercó a la presentación con su marido, el simpático y agradable Miguel Barroso, y buena parte de su familia directa, como su hermana, María Jesús Blasco, y la madre de ambas, a la que bautizamos como la matriarca de los Blasco, ¡y era complicado distinguirlas a las tres! Menudos clones. Y, más que clones, simpáticas a rabiar, gente con la que te sientes cómodo en apenas unos segundos, como si nos conociéramos de toda la vida. Como en el caso de Carlos Samper, me hizo muchísima ilusión conocer a la familia Blasco, y espero, de verdad de la buena, de corazón, que sea la primera vez que nos vemos, pero no la última, y que repitamos muchas más, y con más tiempo, porque entre la presentación y el almuerzo de después, en el que eramos tantos que tuvimos que dividirnos por mesas, apenas conseguimos el tiempo deseado para ponernos al día al cien por cien. Puedo prometer y prometo, que a la próxima nos quedamos más, mucho más y con más relax de por medio, porque, al final, estos eventos son así, sobre todo, cuando se celebran fuera de la ciudad de origen, unas prisas continuas, un ir y venir de aquí para allá que no regala tiempo suficiente para que nos veamos todos, nos saludemos todos y, en especial, nos sentemos todos a conocernos en persona, como los dioses de la literatura mandan. Quizás el mejor ejemplo de estas líneas lo supone la presentación de "Al final del bosque" que tuvo lugar en Sevilla, pero no voy a adelantar acontecimientos que encontraréis en apenas unas líneas, y sigamos con Valencia. Marian Seguí (El horror que vino de Japón), Diego Capalvo (Cantos de locura y horror), Aitor Bertomeu (Trancemónium), María Pilar Guillén, Juan Carlos Cervera (Very Horrible Stories) y María Gardey, bien acompañada por su pareja, fueron otros nombres de amigos y compañeros de letras que se acercaron a la presentación, no sólo animándola, sino también logrando que mi sonrisa no desapareciera en ningún momento, por la molestia que se tomaron, por el apoyo que me brindaron y por esas toneladas de amabilidad y cariño que compartieron, sin olvidar que muchos de ellos se llevaron un ejemplar del libro, e incluso algunos, como Marian Seguí, me dieron un par de sorpresas, en este caso, con un misterioso regalo tan sobrenatural como los lugares que gusta de visitar una genial autora que no dudó en alentarme para abandonar momentáneamente los territorios internacionales y centrarme en los nacionales para provocar terror. No dudéis que fue un consejo que tengo muy presente. Todo se andará, todo se andará...

 Por supuesto, el tour de "Al final del bosque", uno de los más moviditos que he tenido con respecto a una de mis obras, no se detuvo ahí. Tras la presentación en Málaga, la de Alicante y la de Valencia, le tocó el turno a... ¡Sevilla! Lo cierto es que he visitado pocas veces la calurosa ciudad, y menos todavía si hablamos de temas literarios. Sólo en una ocasión, a principios de 2017, junto al gran Emilio Díez, ex de Applehead Team Creaciones (gracias por todo, maestro; nunca podré agradecerte lo suficiente tu ayuda, apoyo y todas las manos que me echaste antes y durante tu periplo editorial), para presentar mi antología de terror "El Guardián del Miedo" y hablar un poquito del primer volumen de "Las pesadillas de Stephen King", durante un día de "mercadillo", caluroso a más no poder y en el que confraternizamos con no pocos editores, libreros y autores. Sin embargo, "Al final del bosque" me iba a devolver a la capital andaluza, gracias, en especial, a dos grandes protagonistas de aquel día: Pako Mulero Arenillas (La Cabina de Nemo) y Rara Avis. Empezando por ésta, me estoy refiriendo a una de las librerías de referencia de Sevilla, situada en Dos Hermanas y que en muy, muy poco tiempo se ha convertido en cita obligada para cualquiera que se dedique a la literatura fantástica, al menos, si hablamos de presentar obras escritas, porque si nos referimos a la hora de comprar, se nos pueden ir los ahorros para la casa y el coche en una sola tarde: cómics, funkos, camisetas, merchandising y, por supuesto, libros, una ingente cantidad de libros. En Rara Avis tuvo lugar uno de los mejores momentos de mi vida y carrera literaria, sin desmerecer al resto, claro. ¿Por? Sí, por la calidad de una presentación llevada tanto por mi bonita Wonder como por mi admirado Pako, capitán Cabiner, pero también por la respuesta que tuvo el público, por el cariño brindado y por todas las facilidades que tuvimos para presentar, en uno de los más agradables ambientes en los que lo he hecho nunca. Es verdad que fue un viaje relámpago, y que eso dolió bastante a la hora de despedirnos de los asistentes (que escucharon mi rollo con suma paciencia, participaron mucho y, además, ¡se llevaron ejemplares de la novela!) y no compartir con ello el segundo tiempo de la presentación, que la mayoría de las veces suele ser el mejor, justo después, cuando llega la hora de tomar algo y charlar, charlar y charlar. En este caso, llegamos por la mañana, comimos, tuvimos la presentación y nos fuimos a la velocidad del rayo en cuanto terminamos. ¡Así no se puede! Por fortuna, le pusimos remedio meses después, con "Casa de Sombras", quedándonos incluso un par de días que, sí o sí, deberán convertirse, al menos, en unos pocos más durante este 2019, aunque sea para no presentar nada.

Visitar Rara Avis no sólo me permitió conocer el verdadero templo andaluz del buen vicio, sino, como en anteriores ocasiones, también a un buen número de amigos y compañeros de letras con los que me unía (y me une; por fortuna, seguimos en la brecha, y lo que nos queda) tanto la literatura como las redes sociales (sí, 2018 ha llegado a superar al 2016 y al 2017 en lo que respecta a desvirtualizar a gente increíble), al mismo tiempo que me regaló momentos inolvidables con nuevas y especiales personitas a las que desde entonces tengo en un altar. Desde los amables y encantadores encargados de Rara Avis hasta Cristi PB (Sintiendo sus páginas), pasando por Ángel Vela, Eva María Montiel Sánchez (La caracola lectora), el majísimo Manuel Jesús Palma Roldán (Muse: Caballeros de Cydonia), la estupenda María Jesús Whitesnake y el talentoso Juan Alberto Hernández (Mal de Cuervos), éste, ilustrador de la portada y los interiores de "Al final del bosque", un artista al que tenía muchas, muchas, muchas ganas de conocer, tantas como de colaborar con él y ostentar su arte en alguna de mis obras. ¡Objetivo conseguido! Es cierto que me faltaron algunos nombres, como el de la simpática a rabiar Cris Lockheart, la artistaza M. J. Arillo (El gran viaje de Silvestre) y la amiga y compañera de Sabes Leer M. A. Álvarez (El rostro en el laúd), pero, por fortuna, tuve el placer de conocerlas cuando volvimos para presentar "Casa de Sombras", de nuevo, y como no podía ser de otra forma, con Pako y mi alma gemela como grandes maestros de ceremonias del libro. La charla sobre la mansión Dekreta, Dark y la ciudad de Darkgate derivó, como no podía ser de otra forma debido al formato del título, en una instructiva, enriquecedora y agradable conversación sobre el mundo del bolsilibro, gracias en gran parte a las aportaciones de Pepe Cueto, editor de Matraca Ediciones, del que hablaremos bastante en las entradas (ya lo estamos haciendo, por cierto) del presente blog durante el actual año 2019. ¿Por? No sólo por su simpatía, su humor y su sabiduría, sino también porque se ha puesto las pilas para levantar una editorial dedicada a los bolsilibros (a los de verdad, no al falso y absurdo neopulp de que "tanto" se habla, o a esos bolsilibros que no son tales, y sí más bien sacacuartos que engañan a cuatro gatos) de ayer y hoy, recuperando a autores clásicos de este formato como el admirado Joseph Berna (La garra de Satán) y editando a otros modernos que bien podrían, no ser su relevo, sino complementarse a la perfección, como Sergio Salvador Campos (Los Comuneros). De Sergio os hablaré en unas pocas líneas, en las que me voy a explayar, y de Pepe Cueto y la magnífica labor que lleva a cabo con Matraca Ediciones (más de un año sin faltar a la cita de un bolsilibro al mes) os informaré en futuras reseñas y entradas especiales dedicadas a la editorial. Me encantaría poder hacerlo aquí y ahora, la verdad, aunque fuera de forma aproximada, pero creo que Matraca Ediciones se merece un espacio aparte, donde poder charlar sobre ella de la manera apropiada. Y, aviso, no es la única editorial creada recientemente de la que os hablaré durante el presente año. ¿Quién sabe? Igual en alguna de ellas me veis publicando... y sí, ya le he estado tirando la caña a la familia Matraca, consiguiendo, gracias a la confianza de Pepe, algún que otro resultado, en forma de prólogo y relato. ¿Lo próximo? ¿Un bolsilibro? ¿Una pequeña antología? Os iré informando, pero algo de eso hay. Avisados estáis.

La presentación sevillana de "Casa de Sombras" también me sirvió para conocer en persona al único e inimitable Gabriel Díaz Barragán (Una extravagante historia de serie "B"), otro de los nombres importantes del fantástico literario en Sevilla, muy cómodo en la literatura propia de los bolsilibros, amable, simpático, cercano y con un millón de divertidas anécdotas. Por supuesto, tanto "Al final del bosque" como "Casa de Sombras" y la nueva edición de "Cinco tumbas sin lápida" tuvieron su correspondiente presentación en mi Málaga natal, como comentaba en líneas anteriores, y a ellas acudieron nuevos amigos y lectores como Almudena Valle Burrezo, Alberto Gambero Luque, Ainhoa García Ibáñez, Israel Rodolfo y su barba y la autora Rocío Inestal Caracuel (Corona de Laurel), entre muchos otros reincidentes y habituales. Incluso tuve el placer de contar con la compañía de dos de los autores de literatura fantástica y de terror (y de otros géneros, al menos, en el caso de uno de ellos) de Málaga: Carlos Navas (La última habitación, El otro lado) y Juan José Díaz Téllez (Décimas, Inmóviles). No sólo coincidimos en algunas de las presentaciones (gracias, cracks, sois más majos que "toas las cosas"), sino que, además, a finales de año pudimos reunirnos de una vez por todas los tres para ponernos al día, en una especie de agrupación maléfica, o congreso del terror, en el que hablamos de todo un poco; desde futuros proyectos hasta nuestras experiencias literarias, pasando por un intercambio de libros de lo más molón, del que saqué "El otro lado", de Carlos, y "Décimas", de Juan José. Desde que nos separamos tuvimos claro que había y hay que repetir. ¡Sí o sí! Otro ejemplo más de que por más que haya ciertos elementos que insistan en querer convertir la literatura fantástica de nuestro país en una especie de "Sálvame", donde las puñaladas, las polémicas, las amenazas, la agresividad y los líos continuos sean la norma, en realidad, lo que hay, lo que abunda, es todo lo contrario. Colaboración, compañerismo, cooperación, amistad, manos que se echen, personas que nos levantamos unas a otras, escritores que leen a sus compañeros, juntaletras que son tan juntaletras como lectores, gente apoyando a otra gente, y una infinidad de conceptos similares, resultan los reyes del mundillo. Que nadie os engañe. Cuando veáis que alguien polemiza más que escribe, que necesita defenestrar a otros para llamar la atención o que su currículo se compone más de peleas y enemigos que de obras publicadas, ahí tenéis al que falla, a la gota negra de tinta entre las sábanas blancas, que destaca por ese carácter oscuro que, tarde o temprano, se lava sin mayor problema.

Al respecto, me gustaría pararme durante unas líneas para hablaros de Sergio Salvador Campos y Pako Mulero Arenillas, antes de centrarme en dos eventos literarios a los que tuve el placer y el honor de asistir: el Nocturna de Madrid y unas jornadas dedicadas nada más y nada menos que a Stephen King (El misterio de Salem´s Lot, El visitante). ¿Quiénes son Sergio y Pako? ¿Y por qué me detengo en ellos? Sin hacer de menos a todos los mencionados, aquellos a los que todavía no he nombrado e incluso a los pocos que me he podido olvidar (que me perdonen, o me ataquen con horcas oxidadas y ardientes antorchas, me lo merezco), por lo que significan para mí como lectores, pero, sobre todo, como compañeros de letras y, en especial, y por encima de todo, como amigos. La faceta literaria de Sergio me la voy a guardar porque, como en el caso del ya mencionado Pepe Cueto y su Matraca Ediciones, creo que se merece su propio espacio, pero os puedo asegurar que tenemos entre manos un escritor capaz de sorprendernos, mucho y bien, y una de las principales razones es porque encontramos en Sergio un lector de los de toda la vida. ¿Qué tiene que ver eso? Bueno, en un mundillo donde hay incluso escritores que se jactan de leer poco o, directamente, no leer, son más necesarios que nunca los escritores que no sólo leen, sino que devoran libros por minuto. Sergio es uno de esos, un escritor del que hablaremos largo y tendido durante las distintas entradas literarias de este ya avanzado 2019, pero nunca está de más adelantar que tenemos a un juntaletras con paciencia, que se ha formado bastante antes de lanzarse al ruedo, y lo ha hecho de la mejor de las maneras: leyendo. A Sergio pude conocerle en persona durante la presentación de "Al final del bosque" en Rara Avis, como os decía antes, pero la falta de tiempo nos impidió tener la charla que buscábamos hasta la presentación de "Casa de Sombras", que sí aprovechamos para buscar las horas necesarias para tomar algo después del evento, cenar más tarde e incluso pasar algo del día siguiente con quienes todavía nos aguantaran. Cuando llegué para "Al final del bosque", prácticamente tuve que irme después de la presentación, con la hora pegada al culo, casi literalmente. ¿Qué hizo Sergio? Junto a su encantadora señora, ofrecerse a llevarnos, tanto a mi tornillo especial como a mí, en coche hasta la estación de autobuses. Así sin más. Diría que es amabilidad en estado puro, pero va más allá. Como al nombrarme repetidas veces en las entrevistas que le hacen, o al invitarme a formar parte de su primer libro en solitario (¿o uno de los dos?) realizando el prólogo del mismo. Como en otros casos mencionados, Sergio y yo nos conocimos gracias al mundillo literario que se cocía en las redes sociales y, poco a poco, no sólo iba leyendo mis cositas, disfrutándolas, además, sino que se forjaba una amistad de esas que uno huele que van a durar años y años y años... hasta conformar toda una vida. ¿Exagero? Quizá me quedo corto, la verdad. Sergio es uno de esos tipos con un carisma natural, una persona tan maravillosa como fantástica en la que todo es sincero y real al cien por cien, en la que no hay nada impostado. Si te tiene que decir lo que no le gusta, lo dice, y si te tiene que decir lo que le gusta, no sólo te lo dice, sino que lo hace con una devoción y un cariño envidiables, demostrando que prefiere pararse en lo que le gusta, en lo bueno, antes que en lo malo, que en lo negativo. Empujar antes que zancadillear. Animar antes que criticar. Sergio pertenece a ese grupo de gente por la que vale la pena escribir, caer, levantarse y, qué narices, invitarle a todas las cañas que pida y continuar en el negocio de los jamones. Un genio, en todos los sentidos. Muy orgulloso sólo de conocerle, así que imaginaos cómo es la sensación de considerarme su amigo, de considerarle mi amigo.

¿Y qué puedo decir de Pako Mulero? ¿Qué os puedo contar de Pako? Va a ir más o menos en la misma línea, ¿eh? Advertidos quedáis. En este mundillo, como es evidente, al igual que en muchos otros, las amistades, si van acompañados de colaboraciones profesionales, se suelen alcanzar antes o después de las mismas; antes, en el sentido de conocer a esa persona antes (como la propia palabra indica) de que la colaboración tenga lugar, la cual suele estar bastante relacionada con esta amistad, no por enchufismo, sino por la lógica de trabajar con alguien a quien conoces y con quien te llevas bien, aunque también deba existir confianza en el trabajo mutuo, confianza y profesionalidad, sin que eso signifique que el más leve fallo lleve a uno de los dos a la crucifixión directa. En el caso de Pako, ambos eramos amigos antes de encarar varios proyectos en común (y los que quedan, según me va contando esta hermosura de persona), pasando de los simples conocidos que comparten gustos y aficiones por redes sociales a amigos de esos que son familia, ni siquiera en el fondo, sino en la superficie más evidente. Ese empujón que recibió nuestra relación, ya de por si excelente, no lo dio mi primera colaboración en la revista en papel "La Cabina de Nemo", una publicación tan cultural como friki que el mismísimo Pako dirige con una ilusión que pocas veces he visto en una persona, sin olvidar todo el trabajo y el cariño que él otorga a todas y cada una de las páginas de una obra de publicación regular que nunca se pierde eventos como el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges y el Nocturna Madrid. En realidad, fue el conocernos durante la presentación de "Al final del bosque" en Sevilla lo que llevó nuestra amistad a otro nivel, consolidándose de todas todas en la presentación de "Casa de Sombras", sin que entre una y otra apareciera ninguna ausencia. Llamadas de teléfono, mensajes, correos electrónicos, redes sociales y Whatsapp han sido los medios gracias a los que no sólo no hemos perdido el contacto en ningún momento, sino que han sido los que nos han permitido mantenerlo prácticamente a diario. ¡Y encantados de ello! Gracias a Pako, he visto publicados un par de artículos y un relato en diferentes números de una revista de la que cada vez se habla más, gracias a Pako he hecho contactos con los que antes sólo soñaba, gracias a Pako he conocido a gente maravillosa, gracias a Pako he conseguido oportunidades únicas, gracias a Pako... Bueno, me podría pasar todo el repaso personal del año así, con lo que puedo contar y lo que no puedo contar. Pako Mulero Arenillas es un tipo que lo da todo, y cuando digo todo es TODO, por sus amigos y familia, y a los primeros los trata igual que a los segundos, os lo aseguro. Da igual que seas conocido, incluso, que él te tratará como a una auténtica estrella. De ahí que las presentaciones de mis libros en Sevilla las considere tan especiales, por la maravillosa gente que se reúne, por ese Pako que se rodea de lo mejor de lo mejor para hacerte sentir especial, único y una verdadera celebridad, aunque uno sea como yo, un desconocido de tres al cuarto al que no conocen ni en su casa. Pako, fuera y dentro de lo profesional, fuera y dentro de lo personal, es todo cariño, amor, admiración, bondad, altruismo, trabajo, profesionalidad, simpatía, cachondeo, seriedad (cuando la ocasión lo requiere, demostrando que ser un gamberro mental no excluye que al llegar el momento seas el tipo más profesional del planeta, puesto en su sitio y con las ideas muy claras), afecto, respeto, educación, talento y, sobre todo, entre infinidad de otros valores más que positivos, cien por cien él, sinceridad y claridad en todos los aspectos. Una persona única cien por cien ella, sin aristas, sin segundas intenciones, sin motivos ocultos. Nunca podré llegar a expresar lo agradecido que le estoy, en lo personal y lo profesional. Y os puedo asegurar que en ambas áreas seguimos trabajando, mucho y con una enorme sonrisa. Si os habéis cruzado a Pako Mulero en vuestro camino, o él se ha cruzado en el vuestro, no sabéis la suerte que tenéis, aunque haya sido para un simple saludo o una agradable charla friki de unos minutos. Yo sé la suerte que tengo de llamarle amigo, de considerarle familia. Y de saber que ese sentimiento va también en la otra dirección. Pako Mulero es muy, muy, muy grande.

Precisamente, y como decía hace unas líneas, fue la intervención de Pako lo que me llevó a hablar de mis obras en el Nocturna Madrid de 2018, o lo que es lo mismo, el festival de cine fantástico que se celebra anualmente en la capital española desde hace pocos años, aunque con una fidelización tremenda en este tiempo, sin olvidar la calidad de los invitados y las mesas redondas que se organizan. Es cierto que Pako estuvo tan, tan, tan solicitado que durante las pocas horas que nos encontramos en el festival apenas tuvimos tiempo de compartir con él todas las palabras y abrazos que nos hubiera gustado, pero poco después nos pusimos al día con él a base de bien. Con quien sí que nos pusimos al día fue con el ya mencionado Jesús Fersán, quien nos acompaña durante buena parte del Nocturna, e incluso asistió a mi intervención en una mesa de literatura fantástica, donde, junto a algunos compañeros de letras, tuve el honor de hablar de varias de mis obras, sobre todo, de la recién lanzada nueva edición de "Cinco tumbas sin lápida". Como en anteriores eventos, el Nocturna me dio la oportunidad de conocer a gente a la que siempre he admirado, pero con la que no había tenido todavía la oportunidad de coincidir, como por ejemplo, el señor Sato, quien lleva el molón podcast "La olla de la Cocina del Infierno", uno de esos podcasts que están viviendo un momento muy dulce en este 2019 gracias a los Premios Ignotus, de los que ya os hablaré más adelante de forma doble, tanto de los del 2018 como de los del presente año. Como seguidor de "La olla de la Cocina del Infierno" desde hace tiempo, no pudo hacerme más ilusión encontrarme al señor Sato como asistente de la mesa redonda de literatura fantástica, y aunque fueron unos grandes momentos, acompañados incluso por fotos, eché de menos una charla posterior, pero los tiempos estaban muy medidos en el Nocturna, y el deber es el deber, así que ya hemos quedado para la siguiente visita a Madrid. Algo similar, pero con todavía menos tiempo, fue lo que me ocurrió con Carlos Díaz Maroto (M. Night Shyamalan: El cineasta de cristal), uno de los grandes ensayistas de nuestro país, sobre todo, a la hora de hablar de cine y literatura fantástica, y al que tuve ocasión de saludar casi por suerte. Me quedé con ganas de más, ciertamente, al igual que con el simpático y cercano Txema "Txemita" Gil Gil (Fantastic Films-Neutron). Algo más de tiempo pude charlar con Antonio Busquets y Viky Rodríguez, dos personas tan encantadoras como importantes e imprescindibles para el Nocturna Madrid, que no sólo se portaron a las mil maravillas conmigo, sino que me atendieron todavía mejor, en especial, en la mesa sobre literatura fantástica, llevada magníficamente por Antonio. Me dejo para el final, como fue nuestra propia quedada en Madrid (nos acompañó a mi alma gemela y a mí hasta el mismísimo metro que nos llevaría a la estación de bus donde uno de los vehículos nos devolvería a casa), a Axel "Juanjo" Masters, conocido gracias a Pako y nuestro mutuo amor hacia el mundo de los videojuegos, del que siempre hace gala con unas fotos y recomendaciones de infarto. Si os gusta el mundo gamer no os podéis perder su canal de YouTube o su cuenta de Instagram, porque en ambos casos hablamos de título tras título tras título. Dejando de lado esa gran afición que compartimos, Axel fue toda una sorpresa, al menos, en parte, porque, como en el caso de muchos de los mencionados, resultó que todo lo que mostraba en las redes sociales se quedaba corto con respecto a lo que era en el cara a cara. Amable, simpático, capaz de frikear de lo que sea, agradable y buena gente como sólo pueden serlo aquellas personas a las que Pako tiene en muy alta estima. No sólo tuvimos el honor de tomarnos algo con él y charlar largo y tendido (aunque, de nuevo, se nos hizo muy corto, y deseamos repetir), sino que se llevó algún que otro libro, además de compartir anécdotas e historias que deben ser ampliadas en futuras quedadas ya prometidas. ¡Qué nos gusta la gente de Madrid, leñe!

Tanto como la de Cataluña, tierras que siempre solemos visita, al menos, una vez al año, aunque en este actual 2019, aún se nos resisten. No fue así el pasado 2018, y no sólo fuimos a hablar de "Macabras", a principios de año, sino también del primer volumen de "Las pesadillas de Stephen King", mi minucioso, completo, actualizado y único ensayo sobre el autor de Maine, libro cuya segunda parte acaba de ver la luz, al fin, mientras escribo las presentes líneas. Lo cierto es que este, mi primer ensayo, ha sido una de las obras que más alegrías me ha dado, sobre todo, si tenemos en cuenta su continuidad con el paso de los meses. Da la impresión de que siempre sigue vigente, algo que no es extraño en el mundo del ensayo, pero que a mí, viniendo de las novelas y antologías de ficción, sí se me hace raro. ¡Toca acostumbrarse! Y para bien, por supuesto. ¿Cómo no hacerlo si sigo teniendo presentaciones, entrevistas y reseñas de un libro que apareció en 2016? Y, por fortuna, sigue vendiéndose tan bien como el primer día, y me da que incluso mejor en los últimos meses gracias a la aparición del segundo volumen. De ahí que haya dejado para el final del resumen de las presentaciones, eventos y viajes del 2018, que no el final de la entrada (todavía os quedan unos cuantos párrafos más por aguantarme, jajajajaja), una de las mejores quedadas literarias de las que he disfrutado nunca, exactamente al nivel de las anteriores del año, siendo 2018 el mejor año de presentaciones de mi carrera literaria (sobre todo, por la compañía, tanto la que me encontraba en ellos como, en especial, por con la que iba, mi tornillo especial, por supuesto). Como si fuera la firma de un contrato perfecto, a finales de 2018 fui amablemente invitado a unas extraordinarias jornadas relacionadas con el maestro Stephen King. ¿Dónde? En la biblioteca pública Carles Rahola, en Girona. Raúl Sánchez, Marta Mora y Vanessa Velasco García fueron quienes me invitaron a tres días de actividades, charlas e incluso proyecciones de películas, todo relacionado con el Rey. Afortunadamente, al contar con familia cerca de la zona (muy grandes Antonio, Belén, Tony y Katy, ¡qué bien nos lo pasamos!), nos fue fácil pasar unos días por allí, y aunque no asistimos a todo lo que duró las jornadas (nos hubiera encantado participar más, sobre todo, el último día), sí que pudimos asistir al club de lectura alrededor de "El resplandor" y, por supuesto, a la presentación del primer volumen de "Las pesadillas de Stephen King", con un público tan entregado como interesado en el libro, la vida y obra de nuestro querido Steve. Como en anteriores casos narrados en la presente entrada (sí, es una expresión que he repetido hasta la saciedad, pero es que ahora mismo no me sale ninguna otra que dignifique la situación como se merece; mil perdones), fui tratado con un cariño inaudito, como si fuera una estrella, y no el verdadero protagonista del libro, recibiendo no sólo la amistad, amabilidad y afecto de Raúl, Marta y Vanessa, sino algún que otro regalo, sin olvidar la bonita experiencia que fue el club de lectura de "El resplandor", formado incluso por personas a las que no les gustaba el terror, o no les interesaba siquiera Stephen King, y de igual forma allí se hallaban, comentando la obra con la misma ilusión que quienes eran lectores constantes. Fue un verdadero honor y un tremendo placer compartir esa experiencia con quienes consiguieron que se hiciera realidad, porque incluso parte de la biblioteca estaba decorada como si fuera el escenario de una de las obras de King. ¡Alucinante! Por supuesto, nuestra intención no es sólo repetir, sino estar disponibles para cualquier otro evento, presentación o celebración literaria que se precie. Cuando a uno lo tratan así de bien, la distancia no es nada. Sin embargo, y teniendo en cuenta que el segundo volumen está ya ahí, y que el prólogo principal parte del propio Raúl Sánchez, igual os puedo dar una sorpresa al respecto en el resumen del año que viene. ¡Crucemos los dedos! Y esta vez pensamos quedarnos todos los días. ¡A aprovechar al máximo la experiencia!

Pasemos ahora a los premios, tema que va a ser mucho más corto que el de los viajes y presentaciones, y eso que me he dejado algunos eventos para más adelante, los que ya no tenían nada que ver con la literatura. Pero vayamos cerrando temas y, sí, hablemos de menciones y premios, porque 2018 ha sido un año bastante bueno al respecto, tanto que poco me puedo quejar. Empezando por el final, "Al final del bosque" se convirtió en finalista de los primeros Premios Amaltea, organizados por la web destroyer-cultural Filmtropia, de los amiguetes cabreros malagueños que tanto queremos y de los que nunca hablamos lo suficiente, incluso después de haber seguido tan currados y fantásticos premios desde sus primeras noticias. Lo cierto es que fue todo un enorme halago, acompañado de un subidón de los gordos, descubrir que "Al final del bosque" no sólo aparecía seleccionada entre una ingente cantidad de títulos de literatura fantástica, sino que acababa entre los pocos finalistas de cada categoría, en este caso, en la categoría de terror, por supuesto. Todo un honor, insisto, tanto por el curro que sé que hay tras los Amaltea, como por la identidad de quienes los forman como por la gran cantidad de títulos, con una calidad incuestionable, con los que se batió "Al final del bosque". ¿Ganó o no ganó? Teniendo en cuenta que todavía nos queda una entrada que escribir sobre los Amaltea, con sorpresa incluida, mejor guardamos la contestación para ese momento. ¿Qué os parece? ¿O ya os estoy dando una pista de lo que ocurrió? En cambio, con los Premios Ignotus voy a ser bastante más claro. Instaurados, si recuerdo bien, a principios de los 90, por la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, los Ignotus llevan ya años posicionados como uno de los galardones más importantes de nuestro país, en relación, por supuesto, a la literatura de terror, fantasía y ciencia-ficción. Lo cierto es que hasta hace poco apenas le daba importancia a los Ignotus como autor, aunque sí como lector que se interesaba por los títulos finalistas y ganadores, además de alegrarme bastante cuando amigos y compañeros de letras aparecían en algunas de las categorías. Sin embargo, en 2017, cuando aparecieron los Ignotus correspondientes al 2016 (son anuales, claro), en especial, cuando se descubrieron los resultados finales, con todo lujo de detalles, me hizo bastante ilusión ver que tanto "El que se esconde" como el primer volumen de "Las pesadillas de Stephen King" estuvieron a punto de quedar finalistas. Por muy, muy poco no lo hicieron. ¿Qué significaba esto? Que era el momento de publicitarse, moverse y ponerse en modo promoción, hora de demostrar que los Ignotus no pertenecen a un par de grupitos de amiguetes, sino a todos nosotros. Y eso hice. Y, por sorprendente que parezca, la estrategia dio sus frutos: "Al final del bosque" terminó como finalista en la categoría de novela (¿quizá la más importante de los Ignotus?) y "La mejor compañía", uno de los relatos incluidos en mi antología de terror "El Guardián del Miedo", se coló de igual forma en la categoría de cuento. ¡Dos nominaciones! ¡Y en los primeros Ignotus que me ponía a darles publicidad! ¿Quién lo iba a decir? Si soy sincero, la verdad es que fueron unos premios agridulces, no porque no ganara en ninguna de las categorías, pues el estar nominado por primera vez y doblemente ya era premio suficiente, sino porque me hubiera gustado quedar finalista con amigos y compañeros que se quedaron muy, muy cerca de estarlo, por no hablar de todas las categorías en las que mi bonita y talentosa Tamara "Wonder" López estuvo a punto de entrar... y no lo hizo. Afortunadamente, los Premios Ignotus 2019 sí parecen haber hecho más justicia al respecto, aunque de ellos hablaremos muy detenidamente el año que viene, polémicas incluidas, por supuesto. Y es que, como en todo premio literario que se precie (o todo premio, aunque no sea literario), siempre existen esperpentos "humanos" que pretenden hacer ruido para que nadie trate lo importante, al más puro estilo "Sálvame". Ya sabéis, el clásico de "Si salen mis amigos, está todo bien; si no salen, qué injusto es todo, bla, bla, bla, bla, zzzzzzzz". Y con los Ignotus pasa mucho.

Precisamente, una de las pocas polémicas literarias de este año, en la que se me ha querido meter (sin conseguirlo; desde el asunto del Cojo de Lepanto, desmentido y sin pruebas, no dan pie con bola), ha sido referente a mis nominaciones a los Ignotus. Mi bonito tornillo especial pilló a tres infraseres cobardes riéndose de mí al comprobar mis nominaciones (sí, no tiene sentido que ellos no salgan nominado y yo sí, y el motivo de las burlas sea yo, pero... al que no le da no le da), y enseguida entró a decirles cuatro cosas, poniendo los tres pies en polvorosa, mostrando un gran valor y toneladas de educación, saber estar y madurez. Los lumbreras fueron Histelica (que ni siquiera es escritora...), Canonizado Simétrico y Doc Acosador. No, al igual que ellos hacen conmigo y con quienes se cruzan en su camino y no les ríen las gracias, no voy a dar sus nombres, pero son bastante evidentes. Eso sí, siendo más claro, el motivo de las risas fue que Histelica gusta de llamarme Toby (en vez de Tony, realizando un encantador juego de palabras con Toby, un nombre habitual, pero no exclusivamente, de perro). Hablamos de personas de más de treinta y cinco años de edad. Algunos de ellos con hijos. Sí, da la sensación de que no conseguir lo que querían con las mentiras del Cojo de Lepanto les ha dejado un poco trastornados. Mucha suerte desde aquí. Seguro que si siguen trabajando mucho, algún día podrían conseguir esa nominación al Ignotus que tanta rabia les da que otros tengan. Por ahora, que se vayan acostumbrando, que, en medida de lo posible, los demás estaremos ahí, trabajando y recogiendo los posibles frutos de nuestro esfuerzo. Si ladran, cabalgamos. Es una manera muy torpe de dar a conocer lo que te molesta que los demás tengan éxito o, al menos, vayan por el buen camino. Y, lo cierto, es que, salvo ese momento patético del trío Perdedor, poco más de polémica literaria os puedo contar del 2018, porque las cosas en casa han estado muy, muy tranquilas al respecto, sobre todo, comparadas con el 2017, que aquello sí que fue una entrada especial al respecto, o casi. ¡Ah! Se me olvida el breve y poco importante caso de la Filtros, una "señora" que ha intentado liarla con proyectos como "Éxtasis" y "Macabras", pero al no ser directamente míos, tampoco daré demasiados detalles. Por supuesto, acusar sin pruebas es chungo, pero cuando tienes a todo el mundo en tu contra (salvo dos pelagatos solitarios que siguen pensando que dos tetas tiran más que dos carretas), incluyendo a los editores de ambos libros, y ni una sola prueba de que lo que afirmas sea verdad, mientras las pruebas de lo contrario son montañas apiladas unas tras otras, igual es el momento de empezar a pensar que te equivocas. O llorarle a otros, dado el caso. Y, sí, lo de la Filtros es porque nunca entenderé la manía que tienen algunas personas de ponerse filtros y filtros y filtros en sus fotos de las redes sociales hasta el punto de borrarse incluso la nariz y hasta los poros de la mismísima piel. Luego las ves en persona y, bueno, te cuesta hasta reconocerlas. Pero eso dice mucho de cierta gente; si mienten en eso, si se falsean físicamente, a saber lo que serán capaces de hacer en cuanto a su personalidad. Una menos, en este caso. O como la basura se tira sola.

En lo personal, 2018 ha sido un año raro, aunque no en el mal sentido, sino en el mejor de los mejores. Vale, no tan montaña rusa y extraño como el 2017, que fue un no parar, pero casi, casi, y dos son los eventos que han tenido lugar en mi vida, en el mencionado año, que me han dejado un poco consternado, acontecimientos duros (uno más que el otro, todo hay que decirlo) que no hubiera superado, en los que no me habría mantenido en pie, si no hubiese sido por la compañía de mi alma gemela, de mi tornillo especial, de mi compañera en la vida, de mi auténtica vida y futura, mi maravillosa Chica Sombra que siempre está ahí. Han sido momentos que nos han puesto a prueba, no como pareja, porque no hay prueba que sea capaz de siquiera rozarnos, sino como personas. Aunque suene mal decirlo, me alegro de haber pasado esos instantes con ella. No hubiera querido que hubiese sido con ninguna otra persona. Sin embargo, por supuesto, habría sido mejor no vivir esos momentos tan difíciles y complicados, pero la vida es así ¿verdad? No todo es rosas y vino. Empezando por lo más "fácil", a partir de septiembre nos pusimos a buscar una nueva casa, dispuestos a mudarnos de mi hogar desde principios de los 90, para irnos a uno nuevo, uno que, ahora sí, pudiéramos llamar nuestro al cien por cien. Lo hicimos casi por obligación, y lo cierto es que ha sido bastante frustrante acceder al mundo de las inmobiliarias, repleto de alquileres y ventas de lo más surrealistas, sin olvidar lo que te piden, de lo necesario, según el mercado (un mercado repleto de casas vacías y agentes inmobiliarios con hogares de sobra que no venden, por cierto) para acceder a una vivienda digna en un país de primer mundo. Alucinante es poco. Sí, escribo esto desde nuestro nuevo hogar, temporal, claro, porque es de alquiler (y menudo alquiler, puf), pero eso no evita el infierno pasado, y sí, nos lo hemos tomado con filosofía, nos lo hemos tomado como un empujón para dar los siguientes pasos en nuestro futuro, aunque eso, insisto, no nos ha evitado una serie de meses para meternos en la cama y no levantarnos nunca más, meses que ya os contaré en el resumen del año que viene, pues entraríamos en el actual 2019. Eso sí, nada de lo pasado durante la terrible mudanza es comparable con el golpe que recibimos a principios de 2018. Jonesy, nuestro primer gato, fallecía a los nueve años de vida debido a una enfermedad que empeoró de la noche a la mañana, una enfermedad que era tratada desde hacía dos años y que habíamos conseguido más o menos detener, o ralentizar, por lo visto. No entraré en demasiados detalles, tanto por lo mal que lo pasamos por lo que me cuesta escribir estas líneas, pero sí diré que se nos fue un hijo, a pesar de que eso parezca algo exagerado, pero es como lo sentimos. Además, Jonesy, cuyo nombre le venía por el famoso y popular gato de "Alien" (los dos eran clavaditos), no sólo fue nuestro primer gato, sino que llegó en 2009, justo cuando empecé a darle seriamente a esto de las letras para pretender publicar e incluso (sobre)vivir de ello, de ahí la coña instaurada de que los libros me lo escriben los gatos. Jonesy se hizo cada vez más conocido, y entre amigos, lectores y compañeros de letras despertaba un cariño inconmensurable. A él le dediqué, por ejemplo, "Drácula contra la Momia: Batalla por Chicago", y siempre ha aparecido en forma de cameo, e incluso de personaje secundario, en muchas de mis obras. Jonesy era un amigo, un colega, un compañero, un familiar, un hijo gatuno que siempre estaba ahí. Siempre te recordaremos, grande entre los grandes. En realidad, no te has ido, pero estás mucho más lejos de lo que me gustaría. Descansa. Te lo has ganado. Gracias por hacernos infinitamente felices.

Dejando lo malo del 2018, ha sido un año que nos ha traído todavía más cosas buenas de las comentadas en los terrenos de la literatura. Por ejemplo, Kraken, nuestro segundo gato, Kraken el gordito, tiene ahora un hermano que llegó en septiembre de 2018, gracias a una amiga que se lo encontró encerrado en un transportín frente a una clínica veterinaria, donde fue abandonado. ¿Un gato casero en la calle? ¿O en una protectora? No sobreviviría mucho tiempo, así que lo tuvimos claro. Mi tornillo especial y yo tomamos la decisión, yo lo recogí y ella le puso nombre: Casper. Un poco más mayor que Kraken, y más peleón, sin duda, le ha costado un poquito acostumbrarse a su nueva casa, y más con una mudanza de por medio y con otro macho tratando de ser el macho alfa, aunque, sin prisa pero sin pausa, ahora ambos se llevan un poco mejor, tampoco como para casarse, pero mejor que al principio. Es normal, si tenemos en cuenta el trauma que supone que tu familia, las personas que te deberían querer, proteger y cuidar, te abandonen a las primeras de cambio y sin que entiendas el motivo, si es que lo hay... y aunque lo hubiera, tampoco lo justifica. Además, mi alma gemela y yo hemos viajado mucho, y hemos asistido en Málaga a muchos eventos molones juntos por primera vez, como la FreakCon, que se celebra anualmente en nuestra ciudad y donde esta vez pudimos conocer, por ejemplo, al principal doblador de Batman en nuestro país; al Fancine, el Festival de Cine Fantástico de Málaga, donde nos hicimos muchas fotos, fuimos acreditados y pudimos disfrutar de un par de películas; y el MOSMA (Movie Score Málaga), donde los mejores compositores y las mejores bandas sonoras de cine y televisión se dan cita. No sólo fue una experiencia estupenda, incluyendo la fiesta privada a la que pudimos acceder después de su clausura, sino el escenario perfecto para conocer, al fin, en persona, a Tony Ruiz, o lo que es lo mismo, el Tony Bueno, mi hermano, una de esas encantadoras personas a las que conozco por redes sociales (¡de los foros de Dreamers, que se dice pronto!) desde hace más de una década, y con la que nunca he dejado de estar en contacto, hemos, en realidad, porque Tony es de esas personas que siempre preguntan por uno, que siempre están ahí, para echar una mano o unas risas, le es indiferente, porque como muchas otras personitas especiales de las que he hablado por aquí, Tony es una persona auténtica de los pies a la cabeza, una de esas personas de las que puedes decir "Es buena gente, es buena persona" sin temor a equivocarte. Al cien por cien lo es. Fue todo un regalo conocerle, pasar con él unos días que volaron y desvirtualizarnos al fin. No veo el momento de repetir, sinceramente. Todo lo bueno que tiene en redes sociales se queda corto al conocerle en persona. Me hizo mucha, mucha ilusión, os lo garantizo. Qué pena que vivamos tan lejos el uno del otro, leñe.

Y voy acabando, así que no os preocupéis, lectores, si es que todavía queda alguno por ahí, porque no os voy a dar más la brasa. Con un retraso considerable, en cuanto acabéis estas líneas en la Cueva del Extraño volveremos a la normalidad, a hablar de literatura, cine, música, series, videojuegos y toda frikada que se tercie. Al menos, hasta dentro de más o menos un año, cuando el siguiente resumen se haga realidad, espero que, esta vez, un poco antes, un poco más a su tiempo. Como veis, este año os he contado muchas menos penas, el rumbo va cada vez mejor, a cada segundo, y eso es gracias a vosotros, que estáis ahí, pero, sobre todo, a mi alma gemela, la razón de mi existencia, la perfección que amo más a cada segundo, y eso no ha cambiado desde ese maravilloso 2 de junio de 2017, aunque diría que empezó mucho antes. Gracias a ella cada instante tiene sentido, y hasta los momentos más duros y difíciles son perfectos, porque son con ella, y todo con ELLA lo es, así de sencillo. Y cuando crees que nada puede ir a mejor, va a mejor, porque sigue conmigo, sigo con ella y hacemos el equipo TT, invencible frente a mudanzas, editores que amenazan, tontos literarios, filtros vivientes, gente falsa, hipócritas y porculeros de cajón que no consiguen absolutamente nada, más allá de ser mencionados de pasada en estas líneas para recordarles que seguimos aquí, y nos va mejor que nunca. Y, ojo, que el año próximo, cuando vuelva a escribir una entrada similar, nos irá todavía mejor. Y más si los proyectos de vida en los que nos hallamos enfrascados van como deben ir. Y sé que así irán, porque estamos... JUNTOS. Muchísimas gracias por llegar hasta aquí, mil gracias por leerme e infinitas gracias por formar parte de mi vida, pero, en especial, por permitirme formar parte de las vuestras, ya sea en lo personal o en lo profesional, o en ambas. Millones de millones de gracias por hacer del 2018 un año ÉPICO en todos los sentidos. Sois únicos. Sois maravillosos. Sois... vosotros. Os quiero. Gracias por la promesa de que el próximo año vaya a ser todavía mejor, ni espectacular ni épico, sino asombroso, único e irrepetible.

Cruzo todos los dedos, hasta los de los pies, para que nos veamos dentro de un año.

¡A por el 2019! Va a estar chupado, señoras y señores. Creedme.