viernes, 29 de septiembre de 2017

Here´s Johnny! Las pesadillas de Stephen King Vol. I (1974-1989): Un año aterrorizado en Maine


Debo confesar que este libro es el que más me ha costado escribir desde que empecé a publicar en solitario en un ya lejano 2012, cuando se editó "Actos de Venganza", aquella primigenia antología de relatos de suspense y terror con la que sudé sangre para colocar unos cincuenta ejemplares de nada (qué tiempos en los que no entendía que toda venta cuenta, y que, al menos en España y en lo referente a la literatura de género, las tiradas se agotan libro a libro, con paciencia, tesón y constancia, no lanzando la obra y esperando que se venda sola y de golpe). Las cosas han cambiado mucho desde entonces, principalmente, porque he logrado captar a más lectores, libro a libro (el poder del jamón y de la adorabilidad de los gatos que me escriben las obras), y eso quiere decir que cada nuevo título, por fortuna, tiene más gente que lo compra y, espero, disfruten con él. Sin embargo, todo está relacionado también con la editorial con la que publique, el tema que trate en el libro, la distribución, los eventos a los que acuda, la promoción en general e incluso la época del año en la que se edite el volumen. Y un gran ejemplo de todo esto, y más, es el primer volumen de "Las pesadillas de Stephen King", mi iniciación en el terreno del ensayo, un título que ha sido todo un antes y un después en mi carrera literaria (cómo impresiona la frasecita, y cuánto cuesta creérmela) a muchos niveles, y del que toca hacer un repaso desde que salió, en una de estas entradas de aniversario, aunque es cierto que apareció en las librerías en junio del pasado 2016. Sin embargo, ¿qué mejor que darle unos meses de tregua, sobre todo si hablamos del verano? Al fin y al cabo, por entonces, el auténtico desembarco del libro tuvo lugar a partir de septiembre de ese año, aunque los meses previos fueron bastante emocionantes. ¿Me acompañáis por los dulces recuerdos que tengo de todo este año en Maine?

Tranquilos, porque intentaré que sea una entrada menos pesada de lo normal, pero me veo casi en la obligación de realizar un repaso de cómo nació el proyecto, quizás el proyecto literario más ambicioso en el que me he sumergido, tan enorme que, en ocasiones, me he preguntado si no tendría que haberme metido en otro tipo de ensayo como primer paso en este tipo de libros. Esa reflexión se me pasa pronto, en cuanto tengo en cuenta lo bien que me lo he pasado releyendo toda la bibliografía de King, buceando en su vida personal, rescatando anécdotas desconocidas y revisionando las adaptaciones cinematográficas y televisivas de sus obras. Después de todo, quienes me conocéis, sabéis lo fan, MUY FAN, que soy del Rey, y hablamos de un libro completo hacia su persona, hacia su obra, hacia... todo lo que él es. ¿Cómo me voy a arrepentir de ello? En absoluto, y mucho menos cuando tengo el libro en las manos, con la excelente calidad que le han sabido dar los chicos de Applehead Team Creaciones, expertos en este tipo de ensayos, tan imitados hoy día por otras editoriales (no hay nada más halagador que abrir camino, ¿verdad?). Al respecto, también debería mencionar la pequeña sorpresa que supuso descubrir que aparecieron dos libros sobre King justo después de que publicáramos "Las pesadillas de Stephen King", por casualidad, como si nunca antes esos autores hubieran tenido la oportunidad antes de sacarlos. Evidentemente, no hay tema de ensayo que sea exclusivo de nadie, y King no es una excepción. Sin embargo, no deja de ser curioso el momento en el que se editaron esos dos volúmenes que, bueno, ya hoy están actualizados, por razones que iré explicando en esta entrada, motivos que son los que han llevado a que se retrase el segundo volumen de la obra publicada por Applehead Team Creaciones. Por elegancia (o un intento de ella; no me gusta echarme flores que, de merecer, deberían ser lanzadas por vosotros, lectores) no mencionaré el nombre de esos libros, ni tampoco opinaré sobre ellos, y menos en una entrada como ésta que debe ser de celebración, pero no quería dejar de señalar ese curioso detalle que, espero, no se repita cuando salga el segundo volumen de "Las pesadillas de Stephen King", lo cual, teniendo en cuenta que es una obra que está prácticamente lista, lo dudo bastante. 

Me voy centrando de nuevo. Os hablaba de lo ambicioso de un proyecto que nació cuando todavía existía la editorial Tyrannosaurus Books, con la que saqué tres libros: "Actos de Venganza", Cinco tumbas sin lápida" y "Drácula vs. la Momia: Batalla por Chicago". Entre proyecto y proyecto, les comenté la idea, cuando iniciaron la tanda de ensayos, de realizar un libro sobre la figura y obra de Stephen King. La respuesta fue rápida y contundente: no. Por supuesto, me dieron una explicación argumentada, aunque a mi modo de ver, mal argumentada. Según me comentaron, ya había muchos libros acerca del de Maine; yo los sigo buscando. Es evidente que les propuse la idea habiendo investigado sobre los títulos que podíamos encontrar en España protagonizados por el Rey, y no es que fueran pocos, es que eran prácticamente ninguno, y no digamos ya cercanos a lo que yo pretendía escribir. En países hispanohablantes sí que existía algún que otro volumen, aunque nada realmente exhaustivo, minucioso y mucho menos actualizado. En el ámbito nacional, lo máximo que podíamos hallar en librerías eran un par de títulos centrados, sobre todo, en las adaptaciones cinematográficas del autor, y de nuevo, de rápida desactualización, aunque eso nunca era culpa de los escritores de los ensayos, sino del interminable número de proyectos cinematográficos y televisivos que siempre corren alrededor de King (sin ir más lejos, en el primer volumen de "Las pesadillas de Stephen King" encontramos la ficha de "It (Eso)" que viene con datos sobre la nueva película, más que estrenada, y cuyo análisis deberá ir en el segundo volumen). En conclusión, nunca entendí tales argumentos, pero me parecieron muy respetables, así que guardé el proyecto para entre novelas. No tuve que esperar mucho a que se pusiera de nuevo en pie, porque pocos meses después, conocía a los chicos de Applehead Team Creaciones.

En realidad, y como ya sabéis quienes leísteis una entrada similar en este blog cuando acababa de salir "Las pesadillas de Stephen King", a uno de los editores ya lo conocía bastante bien antes de que Applehead Team Creaciones tuviera su primer y gran éxito editorial: "Cannon Films", del que realicé reseña por este rinconcito de Internet y, además, señalé como uno de los mejores libros del año 2014. Emilio Díez, Frank Muñoz y Pedro J. Tena eran los jefazos de esta interesante editorial malagueña, los manzanitos, como yo los llamo, y a quien conocía era al primero, Emilio, con quien trabé una gran amistad a partir de un par de encontronazos en eventos literarios en Málaga a los que siguieron una invitación por su parte para colaborar en "Invasores de Mundos", una antología de ciencia-ficción de la que siempre me enorgulleceré de formar parte. Durante una reunión con Emilio, no sólo me habló sobre Applehead Team Creaciones y sus socios, sino también de lo que pretendían con la editorial y un par de proyectos en los que quizá yo estuviera interesado. Y sí, uno de ellos era un ensayo sobre Stephen King. Casualidad entre casualidades, le desvelé mis planes alrededor del de Maine, y dicho y hecho, o al menos, dicho, porque lo de hacerlo iba a llevar más tiempo. Os hablo de hace justo tres años, en septiembre de 2014 nada más y nada menos, así que imaginaos lo que ha llovido, la de cambios que ha sufrido "Las pesadillas de Stephen King" y todo el trabajo que tiene detrás. ¡Si todavía no está terminado! Eso sí, fue casi inmediato lo de ponernos manos a la obra, llegando a la conclusión de que sería un tomo enorme el que nos saldría, conclusión que se tornó fallida en cuanto empezamos a descubrir todo el material que sosteníamos en nuestras manos. Primer y único cambio de los gordos: el volumen se dividiría en dos, con promesas de un tercero para dentro de unos años. ¿Y las portadas? Las realizaría un habitual de Applehead Team Creaciones, Manuel J. Iniesta (Disparate Nacional), que ya trabajó con Emilio en "Invasores de Mundos". El proyecto se encontraba asentado. Nació "Las pesadillas de Stephen King", y en verano de 2016 apareció su primer y ochentero volumen.

También os comentaba antes las dudas que, en ocasiones, me surgen en la actualidad acerca de la ambición que conlleva un ensayo de tal magnitud. Pensemos que "Las pesadillas de Stephen King" ha sido mi primer ensayo, uno que ha ocupado dos volúmenes, y aun así, he tenido que condensar información, sin contar con la posibilidad de que surja un tercer tomo para dentro de un tiempo. ¿Repetiría con el de Maine si me pusiera de nuevo a realizar mi primer ensayo? Por supuesto. Es verdad que me lo pensaría dos veces, en eso no os voy a engañar, y que hay momentos en los que parece que el segundo volumen no va a finalizarse nunca (con el primero pasaba lo mismo aunque no a tantos niveles por tratarse de una etapa más o menos cerrada en la carrera del autor) que he resoplado, meditando si mi primer ensayo no tendría que haber sido de un tema más concreto, no tan abierto y/o extenso. Las dudas son normales en estos casos, o al menos, yo me las tomo así, por lo que tampoco le doy demasiadas vueltas, quedándome con todo lo bueno que me ha dado "Las pesadillas de Stephen King", ¡y eso que me refiero sólo al primer volumen! Al fin y al cabo, hablamos de Stephen King, quien introdujo el verdadero amor a la literatura de terror en mi corazón lleno de pesadillas, quien consigue me compre varias ediciones de todas sus obras, quien es una referencia para mí como persona y como profesional, cuyos libros me empujaron a escribir (aunque el motor que me da fuerzas es más personal, todo hay que decirlo). ¿Qué puedo añadir al respecto? Es King. Creo que eso lo resume todo, de principio a fin. Y sí, me siento muy orgulloso de ser una de las pocas personas en nuestro país en haberse atrevido a escribir un ensayo sobre el Rey, y además, intentando que sea a la vez completo y actualizado al milímetro. ¡Y qué demonios! Me lo he pasado de muerte llevando a cabo el libro, ahondando en aspectos del autor que ni conocía y, por supuesto, el acabado final que le han dado los chicos de Applehead Team Creaciones es impresionante, yendo un paso más allá de lo visto en "Cannon Films", su primer título publicado, y precisamente, el que me convenció de querer trabajar con ellos. Si creéis que "Las pesadillas de Stephen King"

En resumen, de arrepentirme poco, a pesar de las dudas que puedan surgir de cuando en cuando al comprobar cómo uno sigue escribiendo y el material del ensayo parece no terminarse. Cosas de escritores que pueden ser trasladadas a otros ámbitos, como bien sabréis. Y llegados aquí, ¿qué tal le ha ido este año a "Las pesadillas de Stephen King"? ¿Se han cumplido las expectativas puestas en el libro? ¿He salido airoso de mi primer ensayo? ¿Debería retirarme de este tipo de libros y no tratar de escribir más? ¿El de Maine se avergonzaría de lo que he hecho con él? ¿Los lectores se han dado la vuelta y estamos ante el primer pinchazo de Applehead Team Creaciones? Bueno, tengamos en cuenta que siempre que se me edita un nuevo trabajo literario, me pongo en modo pesimista-realista, esto es, suelo pensar que me la voy a pegar, al menos, las primeras semanas, hasta que llegan los primeros comentarios, opiniones y cifras de ventas. Estamos ante una obra que tiene "Stephen King" en el título, por lo que cagarla con algo así era complicado, pero también es un ensayo, por lo que el público que me suele leer igual no se acercaría a él de la misma manera. Los ensayos no son novelas ni antologías, e invitan más a leerlos por los temas que tratan que por los autores que les dan forma. Aun así, he tenido la suerte de que muchos de mis lectores se han aproximado a "Las pesadillas de Stephen King", aunque creo que algo tiene que ver el hecho de que mis obras estén tan influencias por la literatura de nuestro querido Steve. Pero al gran, ¿cómo ha funcionado mi carta de amor a King a todos los niveles? Me complace comunicaros que muy, muy, muy bien. Mejor de lo que esperaba, os lo puedo asegurar.

A nivel de crítica y público, parece que a los lectores les ha gustado bastante, destacando el tono que le he dado el ensayo. Como fiel seguidor de este tipo de libros, siempre me ha gustado el ensayo de tú a tú, por llamarlos así, que el académico. Eso no quiere decir que de estos últimos no haya leído y disfrutado al mismo tiempo, pero sí me atraen más los primeros, donde el autor nos cuenta todo lo que sabe sobre el tema en cuestión como si se encontrara a nuestro lado, como si fuera nuestro amigo, como si estuviéramos frente a un vecino que nos narra una bonita historia repleta de extensos datos que no se hacen pesados. Y por lo que he ido leyendo acerca de "Las pesadillas de Stephen King", lo he conseguido, lo que me hace sentirme bastante orgulloso y poner más carne todavía en el asador para la segunda parte. Sin embargo, el par de críticas negativas (literalmente dos, a día de hoy, claro) que ha recibido el tomo, han sido precisamente por este tono, un tono que, cerrando el círculo, le cojo "prestado" al propio Stephen King, experto y profesional a la hora de contarnos largas y espeluznantes novelas, sin olvidar sus impactantes relatos, con ese tono cercano, sencillo que no simple, como si fuera un amigo personal que comparte con nosotros una interesante historia, ya sea de miedo o no, ya sea alrededor de una fogata en un bosque o en el porche de su casa, mientras bebemos unas cervezas bien frías. Parece ser que ese enfoque no ha gustado a algún que otro reseñador que confunde el "yo quiero que sea esto éste libro" con el "este libro es esto, y se anunciaba así", sin olvidar que un ensayo se puede enfocar de varias formas, sin que haya una objetivamente cierta y única. Ojo, que mis palabras no se confundan. No estoy apaleando a quienes no hayan disfrutado del ensayo, pero cuando se miente sobre él, se espera algo que uno se ha fabricado sólo en su cabeza y se confunde lo objetivo con lo subjetivo, lo mínimo es defenderse. Qué menos cuando hay tanto trabajo detrás, tantas reseñas positivas y tanto lector contento con un ensayo que sólo pretende ser un homenaje sincero al Rey del Terror, una oda a su obra y vida, una carta de amor tanto para él como para sus lectores constantes, aunque es una lectura que también pueden disfrutar quienes se han acercado poco a su bibliografía, o aquellos que todavía no se atreven a hacerlo. ¡Animaos en ese caso! Os estáis perdiendo a una leyenda viviente de la literatura de género. Y lo que no es género.

Si el público ha respondido bien a "Las pesadillas de Stephen King", las cifras de ventas no se han quedado atrás. A día de hoy, y a pesar de que las cifras no se puedan comparar a las de otros amigos y compañeros literarios que trabajan con editoriales más grandes, distribuciones gigantescas y mareantes números de ejemplares, el ensayo es mi libro más vendido, seguido muy de cerca por "Tormenta Sangrienta", "El que se esconde" y "Cinco tumbas sin lápida"; y eso que muchos de mis lectores de novelas se han quedado atrás, desinteresados por el formato de ensayo que presenta este libro. A pesar de que no se ha pegado ninguna pegatina de segunda edición en la portada (Applehead Team Creaciones no funciona exactamente así), no ha dejado reimprimirse en ningún momento, estando totalmente agotado en Amazon mientras escribo esto, y eso que durante este mes se ha repuesto varias veces, pero conforme los ejemplares aterrizaban en Amazon, volaban, algo sorprendente, aunque también lo achaco a la presencia de las películas "It" y "La Torre Oscura", estrenadas entre agosto y septiembre, sólo con semanas de diferencia. Además, al ser un ensayo, es un libro al que le queda todavía mucho, mucho tiempo de vida, y que ni siquiera acabará cuando salga el segundo volumen, al contrario, volverá a tener una segunda vida cuando eso suceda, lo cual ocurrirá, si todo va bien esta vez sí que sí, en el primer semestre del próximo 2018, ya con la nueva tanda de producciones y proyectos editoriales King. Sí, a nivel de público, crítica y ventas, no puedo estar más contento, aunque antes de que parezca que me alabo a mí mismo, debo decir que la principal victoria con esta primera parte de "Las pesadillas de Stephen King" ha sido concluirlo, y que la gran respuesta que ha tenido ha sido gracias a la editorial y los lectores; los primeros, porque se han dejado la piel en este proyecto; y los segundos, porque no pueden ser más amables, no pueden leerme con mejores ojos y porque han conectado muy, muy bien con el libro. Y parece que el libro con ellos, por fortuna.

En cuanto al alcance que ha tenido el ensayo, tampoco se ha quedado corto. En el programa de radio El Sótano, del que os hablé mucho, aunque nunca lo suficiente, cuando se hizo un año desde la salida de "El que se esconde", mi novela de terror publicada por Dilatando Mentes, hablaron, mucho y bien, del volumen, acompañando los análisis de algunas de las obras de King con menciones del libro, tratándolo (y tratándome, ojo) siempre con un cariño inaudito para alguien como yo, un cariño que pocas veces se encuentra en un medio similar, y que ha llevado a que mantengamos una fuerte amistad en un corto período de tiempo. Por supuesto, no podían faltar las consabidas visitas a Luces en el Horizonte (y menos a este impresionante programa de radio-podcast llevado por Luis Martínez Vallés, ya que fue de gran ayuda para refrescarme la memoria con ciertos temas acerca del de Maine, lo cual conseguí por medio de los especiales que se grabaron con la inestimable aportación de Asier Menéndez Marín, uno de los grandes expertos españoles de Stephen King), al programa de televisión Málaga TeVé (qué buena charla eché con el gran Diego Banderas, siempre disponible para ofrecerme unos valiosos minutos en su espacio), a la web de terror Abandomoviez y a un espacio que empieza a ser habitual gracias a los contactos de los editores de Dilatando Mentes. Me refiero al Diario Sur de Málaga, y si ya la entrevista que me hicieron (bastante extensa, por cierto) para promocionar "El que se esconde" fue fantástica, llenando de ilusión y orgullo, lo conseguido con "Las pesadillas de Stephen King" estuvo a punto de costarme un infarto. La promoción que se hizo de "El que se esconde" en el principal periódico de Málaga, mi ciudad, estuvo dentro, así que imaginaos cuál fue mi sorpresa cuando el artículo y entrevista sobre "Las pesadillas de Stephen King" no sólo ocupó varias páginas del interior del diario, sino que aparecía incluso en portada. ¡En portada! Aunque suene a ego de escritor (no nos engañemos, un poquito sí que lo es), acudir al kiosko a primera hora de la mañana y adquirir un ejemplar del periódico, con mi fotografía en portada, fue una sensación única para un juntaletras de tres al cuarto como yo. Me resulta difícil describirlo, pero es una sensación cercana a la de recibir en casa tu primer libro en solitario, e incluso cuando apareces por primera vez en una publicación en papel. Una pasada... y más allá, hablando en plata. Espero repetir con la segunda parte, por supuesto, aunque todo se verá llegado el momento, que tampoco es cuestión de redunda con maese King; estoy seguro de que si el segundo volumen aporta algo nuevo a lo ya contado, tendremos otra vez la amabilidad de Francisco Griñán para llevarnos a la portada. ¡Ojalá! Por supuesto, entre la miriada de entrevistas, de radio y escritas, no me olvido de viejos y nuevos conocidos como The Last Journo (Manuel Mañero), Proyecto Terror (Patricia Prida), 233º (Carlos Arroyo), Esradio (Laura Herrero) y muchos amigos más que se han interesado por el ensayo, dejándonos un hueco para promocionarlo y charlar sobre él con todos ellos. Lo cierto es que la campaña publicitaria de "Las pesadillas de Stephen King" ha sido bastante amplia, empujada por los contactos de Applehead Team Creaciones, los conseguidos mediante Dilatando Mentes y Apache Libros, y la presencia en cines y televisión de películas King, o la aparición de nuevos libros del autor. Y no, no me olvido de las charlas que he podido dar en persona en eventos y convenciones tales como la MarbeCon realizada en Marbella, Málaga, donde fui invitado por los amables y currantes Daniel Ferrer y Tony Camacho, por mediación de José del Río Fortich. Nunca podré darles las gracias lo suficiente por la amabilidad y la disposición que me han regalado en todo momento. Que me disculpen amigos y compañeros a los que se me ha olvidado nombrar, pero sois tantos los que habéis aportado, ayudado, empujado y difundido el ensayo, que a mi memoria le cuesta reteneros en mayor o menor medida.

No os preocupéis, que voy terminando, sobre todo después de dos párrafos bien extensos. Sé que ya debéis estar cansados y, sin duda, si habéis llegado hasta aquí, algo bueno debo estar haciendo. O vosotros mismos, que me leéis con los mejores ojos, algo que no me canso de asegurar. Sin duda, hace falta paciencia para aguantar algunos de estas tocho-entradas, otra buena razón para daros infinitas gracias. Antes de dejaros con unos cuantos enlaces para que os hagáis con el libro, si es que todavía no lo tenéis, dejad que hago repaso del año que le queda a este volumen, seguramente todavía mejor que el que ha pasado, sobre todo, por la incorporación del segundo tomo, con el que podréis ver el trabajo al completo de los últimos tres o cuatro años alrededor de la vida y obra de Stephen King. Ante todo, hemos querido ser tan respetuosos con el autor como con los lectores constantes que le siguen (le seguís) desde hace décadas, que se dice pronto, y no ofrecer un par de libros repletos de fotografías ya vistas o que no importan a nadie (me parece que os daría bastante igual si yo me viera con King o fuera a los lugares que le inspiraron para algunas de sus obras, ¿verdad?) más mucha información sacada directamente de la Wikipedia. Lo que hemos intentado con "Las pesadillas de Stephen King" es una carta de amor para el de Maine, para su mundo, para todo lo que rodea y para aquellos que le siguen, que han crecido con él e incluso ahora escriben, influenciados claramente por sus obras, por su universo. No me corresponde a mí decir si lo hemos conseguido o no, ahí están los comentarios, las reseñas, los análisis, las críticas y los mensajes que nos hacéis llegar. Vosotros sois quienes decidís si se ha logrado. Intentarlo, lo hemos intentado. Y además, con todas nuestras fuerzas, dejándonos la piel, casi literalmente, en este ensayo, siendo todo esto aplicable tanto para el primer como para el segundo volumen, del que espero hablaros en los próximos meses, sin forzar vuestra paciencia mucho más. Prometido. No os molesto más, y os dejo con los enlaces que os llevarán a webs donde directamente podréis adquirir vuestro ejemplar del primer volumen del ensayo; no os preocupéis si en alguno no encontráis stock, porque suelen reponer rápido:

Aquí podéis comprar el ensayo en la página de Nafra Colección.

Aquí podéis adquirir un ejemplar en la librería online Cyberdark.

Aquí podéis pillaros el tomo en Amazon.

Aquí podéis comprar el ensayo en la página web de En Portada Cómics.

Sólo me queda daros las gracias a todos, lectores constantes, y no sólo, insisto, por leer hasta el final esta gigantesca entrada, sino por apoyarme en tan ambiciosa y complicada empresa durante todo un año. ¡No! Diría que incluso más, desde hace ya tres, pues os vengo hablando de "Las pesadillas de Stephen King" desde 2014, cuando el proyecto era una pequeña semilla de lo que hoy es y de lo que tiene que seguir siendo, porque esto no concluye con este primer tomo, sino que dentro de poco, antes de lo que pensáis (ahora sí, de verdad), tendréis el segundo, con un montón de novedades con respecto al de Maine, además de los consabidos análisis de novelas, ensayos, antologías, películas y series, en un listado actualizado al milímetro, llegando incluso a obras como "Sleeping Beauties", que mientras escribo esto es el último libro publicado por King, en este caso junto a su hijo Owen. Millones de gracias también por vuestra paciencia, lectores constantes. Espero que el año que viene estemos hablando de ese segundo volumen. ¿Cuento con vosotros?

¡Gracias, gracias, gracias! Tened la completa seguridad de que por delante nos queda mucha Maine que recorrer.

¿Os apuntáis, lectores constantes?


lunes, 4 de septiembre de 2017

Reseñas literarias: Aquí vive el horror


Ficha Técnica

Título original: The Amityville Horror
Autor: Jay Anson
Portada: Yzquierdo
Género: Terror
Nacionalidad: Estados Unidos
Formato: Cartoné
Nº de páginas: 210
Editorial: Círculo de Lectores
Publicación: 1979


Sinopsis:
En noviembre de 1974, Ronald DeFeo hijo, miembro de los DeFeo, que habitan una casa colonial en la tranquila localidad de Amityville, asesina fríamente a toda su familia de noche y con un rifle, asestando varios disparos por la espalda y a la cabeza. Durante el posterior juicio, la principal defensa de Ronald es declararse mentalmente inestable, apoyándose en las presuntas voces que le ordenaron cometer los crímenes, y que provenían de la propia casa, maldita según sus declaraciones. Cuando todo parece una treta barata por parte de la defensa del único DeFeo superviviente, una nueva familia, los Lutz, se traslada a la vivienda, sólo para sufrir el mes siguiente una serie de sucesos sobrenaturales que convierten su estancia en una auténtica pesadilla, extendiendo de este modo la leyenda del horror de Amityville.


Reseña:
Fantasmas, hombres lobo, muertos vivientes, casas encantadas, posesiones, extraterrestres con malísimas intenciones, vampiros, demonios, mansiones abandonadas, psiquiátricos malditos, muñecos vivientes, asesinos en serie... La literatura de terror se alimenta de un sinfín de conceptos que dan (y han dado) para interminables e infinitos ensayos, ideas a las que multitud de escritores han sabido sacarle partido en algún que otro momento, dándonos obras que nos han hecho pasar mucho miedo y que, en algunos casos, se han convertido en verdaderas joyas de la literatura, y no sólo de género, sino también universal. Ahí tenemos "Drácula", ahí tenemos "Frankenstein", ahí tenemos "Soy leyenda", ahí tenemos algunos de los títulos más importantes de Stephen King (Cementerio de animales, Joyland), ahí tenemos "El Exorcista" y ahí tenemos cualquier trabajo literario de Edgar Allan Poe (La caída de la casa Usher, El barril de amontillado) o de H. P. Lovecraft (En las montañas de la locura, El horror de Red Hook), entre muchas otras novelas y relatos. Como es evidente, el terror escrito proviene, principalmente, de la imaginación de sus autores, aunque luego utilicen referencias directas que pueden provenir en ocasiones de sucesos autobiográficos, o de acontecimientos ocurridos a conocidos y amigos. En conclusión, es lógico que un escritor de terror tome referencias reales y, a partir de ahí, las alimente hasta convertirlas en novelas o relatos completos, llenos de monstruos, asesinos y demás seres o situaciones sobrenaturales, dantescas y llenas de tensión, pero siempre rozando el consabido "basado en hechos reales". Sin embargo, a veces, sólo a veces, esta afirmación es la principal protagonista de alguna que otra obra de terror, lo cual no es de extrañar si tenemos en cuenta que, al fin y al cabo, la realidad suele ser más terrorífica que la ficción.

Esta afirmación, que suele ser cierta en un alto porcentaje de las veces que se pronuncia, se suele referir a monstruosidades humanas como actos de terrorismo, violaciones, asesinatos, robos, delincuencia, malos tratos, violencia de género y un largo etcétera que da más miedo que cualquier vampiro, hombre lobo, muerto viviente o fantasma que podamos imaginar. Es el terror real, el verosímil, el que sabemos a ciencia cierta, al cien por cien, que existe, que está ahí, que nos espera a la vuelta de la esquina, y que puede suceder en cualquier instante, sólo por un mal golpe de suerte, porque nos encontremos en el lugar equivocado en el momento más inoportuno, o porque a nuestro vecino le dé la real gana de ser un verdadero hijo de puta con nosotros un día concreto. Que seamos padres, sepamos que nuestro hijo ha salido de fiesta y recibir una llamada a las tantas de la mañana, es un miedo muy, muy real; pasear una tranquila tarde por una ciudad cualquiera, y ser víctima de un acto terrorista, es un miedo muy, muy real; ir por carretera en dirección a nuestras vacaciones, y que se nos cruce un conductor borracho que nos arruine la vida, es un miedo muy, muy real. En definitiva, parece que sí, que la realidad suele superar a la ficción. Sin embargo, hablamos de actos demostrables, reales, auténticos, demostrados por la realidad en la que vivimos, no de sucesos sobrenaturales, sucesos sobrenaturales reales, por más que parezca una afirmación un tanto contradictoria. Vale, que existan fantasmas, monstruos, demonios, el más allá y los extraterrestres, entre una gran cantidad más de hechos inexplicables, todavía no está probado, al menos, si generalizamos y damos por ciertos los componentes científicos con lo que se estudian. Eso no quiere decir que el mundo real no esté repleto de lo sobrenatural, y es ahí dónde entra que la realidad supere a la ficción, porque a pesar de que el cine y la literatura hayan bebido enormemente de leyendas, cuentos y acontecimientos verdaderos dentro del campo de lo sobrenatural, los orígenes de tales historias suelen ser más aterradoras que lo que nos ha presentado el celuloide y la literatura.

Precisamente, el mundo de las películas (y las series también, no nos las dejemos atrás) y el mundo de los libros son los que más partido les han sacado a esas historias reales a pesar de su alto componente sobrenatural. Si continuamos con lo curioso que resulta el asunto, nos es fácil comprobar que cine y literatura se conectan de manera bastante estrecha con este tipo de obras, llegando incluso a veces a confundir al espectador y al lector en lo relacionado con lo que es real y lo que no, y dónde termina el libro y dónde comienza el filme, o viceversa. Los ejemplos podemos contarlos por docenas, y diría que me quedo corto, teniendo entre sus filas auténticas joyas del terror escrito y fílmico. Ahí tenemos "El Exorcista", película que adaptaba la terrorífica novela de William Peter Blatty (Legión), y que, a su vez, estaba basada en una suceso real, donde el personaje de la niña protagonista era, en realidad, un niño. Son muchos los rumores que sitúan la novela en la que se basó Steven Spielberg (El diablo sobre ruedas, Munich) para realizar "Tiburón" como la adaptación de otro aterrador suceso real, con tiburón asesino de fondo. Yéndonos a por uno de los habituales de la literatura de género, o lo que es lo mismo, visitando Maine momentáneamente, muy conocida es la anécdota de Stephen King con "El resplandor", cuyo hotel, el maléfico Overlook, se basa a su vez en un hotel real, el Stanley, uno de los más encantados de Estados Unidos, que se dice pronto; sobra recordar la adaptación cinematográfica de "El resplandor", dirigida por Stanley Kubrick (La naranja mecánica, La chaqueta metálica), y que, a pesar de cambiar mucho del material original, continuaba el concepto de hotel maldito. Y qué decir de muchas de las películas de terror actuales, como las dos entregas de "Expediente Warren", que recogen muchos datos de numerosos libros sobre el matrimonio Warren, como bien sabéis, amantes de lo sobrenatural, un matrimonio real que se dedicó a investigar, tratar y resolver casos paranormales que tenían que ver, generalmente, con espíritus, fantasmas y demonios; y sí, aquí podrían entrar también los spin-off de la muñeca Annabelle, un objeto maldito real que descansa en el siniestro museo personal de los Warren, que incluso se puede visitar hoy día. Como decía antes, los ejemplos se podrían contar por cientos, pero para esta reseña nos interesa uno muy concreto al que el cine y la literatura han sabido sacar mucho, mucho provecho, ¿o deberíamos hablar más de explotación? Me refiero al caso de la famosa casa maldita de Amityville.

Incontables ensayos, innumerables novelas, infinitos relatos, continuas referencias en la cultura popular y nada más y nada menos que doce películas, consiguen que el caso de Amityville sea, probablemente, el más popular con respecto a los sucesos sobrenaturales reales llevados a la gran pantalla y tratados en la literatura. Y no es para menos, si tenemos en cuenta lo terrorífico y sangriento que resulta si entramos de llenos en él. Recordemos que el caso de Amityville se considera uno de los más importantes de todos los tiempos en el universo de la parapsicología, siendo la casa protagonista una de las más encantadas de todo el planeta, lo cual se dice pronto, una especie de ejemplo perfecto para las historias de domicilios malditos. Además, tenemos entre manos dos casos en uno, porque lo que nos narra el horror de Amityville (me refiero al suceso real, no a la novela que reseño en esta ocasión) es lo que provocó el asesinato de casi toda la familia DeFeo, para después contarnos la convivencia de los Lutz con los acontecimientos paranormales que tenían lugar en la vivienda, antes de salir corriendo de ella cuando llevaban apenas un mes en ella. Sí, tal y como suena, parece la típica historia de familia sufriendo en una casa encantada, y en pocas palabras, lo es, aunque luego vaya más allá y, como comentábamos al principio, el suceso real sea mucho, mucho, mucho más aterrador que lo que pueda dar de sí cualquier novela o relato de casa malditas pergeñado por un escritor de terror. Al fin y al cabo, Ronald DeFeo asesinó de verdad a toda su familia, según confesó después, porque se encontraba acosado por voces que se lo ordenaban, lo que inició un juicio de lo más estrambótico, conectado más tarde, o según aseguraban los más escépticos, a los hechos de la familia Lutz, quienes deseaban aprovecharse de la fama adquirida por la casa, y al revés, viendo los defensores de DeFeo una oportunidad de oro para conseguir la mínima pena para su cliente al presentar las pruebas necesarias de que la vivienda se hallaba encantada de arriba abajo. Más tarde, y según indican numerosas informaciones, ninguna otra familia trasladada a la mencionada residencia de Amityville tuvo problemas con ella, aunque hay declaraciones que indican todo lo contrario.

Sea como sea, el caso de Amityville lo tiene todo. Es aterrador, se enclava en los 70, hay un cura por ahí, un par de familias destrozadas, se puede visitar el lugar, los Warren estuvieron brevemente involucrados, hubo asesinatos, existían demonios en la casa, los fantasmas y los poltergeists tuvieron su dosis de protagonismo, la comunidad científica no dudaba del fraude que era, la historia se trasladó a la literatura y al cine, la casa de Amityville apareció en numerosos programas de televisión de temática sobrenatural, las revistas que giraban y giran alrededor de lo paranormal publicaron miles y miles de página al respecto... Hay que admitir, que los sucesos de la casa de Amityville se prestaban bastante para ser trasladados al cine y a la literatura. El séptimo arte no se anduvo con tonterías, y en 1979, poco después de los sucesos reales de Amityville, se estrenaba "Terror en Amityville", que nos presentaba una recreación cinematográfica de la pesadilla que vivió la familia Lutz en la horrible casa, una cinta que no era nada del otro mundo, pero que pasó a convertirse en un filme de culto casi de inmediato por su origen, por la cercanía con el hecho original y por la gran cantidad de secuelas que tuvo, cada una peor que la anterior, siendo muchas de ellas auténticos desechos de serie Z que apenas tenían nada que ver con los sucesos de Amityville. Sin embargo, y a pesar de lo interesante que resultaría analizar todas y cada una de las mencionadas entregas, mejor nos centramos en el medio literario, concretamente, en uno de los libros más importantes aparecidos sobre el tema, uno que se editó tan próximo al incidente que se podría considerar como un diario de lo vivido por los Lutz. "Aquí vive el horror", aunque pueda parecer una novelización de lo ocurrido en Amityville, es en realidad algo más cercano al día a día que sufrieron los Lutz en la casa justo después del crimen de los DeFeo, al poco de trasladarse, lo que convierte a esta obra en una terrorífica curiosidad que pone los pelos de punta, sobre todo al sumergirnos tanto en los sucesos reales que da la sensación de que estemos en plena pesadilla con los Lutz.

La novela de Jay Anson (escritor que podría dar para un libro completo, como comprobaremos en las próximas líneas) nos relata la odisea de los Lutz por sobrevivir a Amityville durante el mes (o casi) que vivieron en el domicilio encantado. Como decía antes, a la historia no le falta de nada, y viéndola con perspectiva, bien podríamos tener entre manos la plantilla perfecta para escribir una novela de terror con casa encantada como protagonista. Evidentemente, dividir los hechos reales de los inventados por Anson no sólo es complicadísimo, sino bastante imposible por el carácter verosímil y real que posee el volumen, lo que, como ocurre con las películas de género basadas en hechos reales, aumenta la tensión que vive el lector con cada página. Todo se inicia con normalidad en "Aquí vive el horror", con la familia Lutz llegando a la casa, mudándose como cualquier otra familia y comenzando una nueva vida. Poco a poco, sin prisa pero sin pausa (la novela no es larga, e incluso en ciertos círculos sería considerada una novela corta, o a punto de serlo en su momento), se nos descubren los secretos de la vida de los Lutz, como que los hijos de ella pertenecen a un matrimonio anterior y que él está pasando apuros económicos, no digamos ya con la compra de la nueva vivienda. Conforme les conocemos más, también ahondamos en los misterios del nuevo hogar familiar, como habitaciones secretas, zonas frías, un embarcadero bastante extraño y estancias en las que el perro de la familia no es que no quiera entrar, es que se muestra completamente asustado si alguien intenta obligarlo a ello. Pasan los días, los sucesos sobrenaturales se intensifican, y los Lutz, que al principio se muestran escépticos, comienzan a creer que de verdad hay algo maligno en la vivienda, algo que quiere hacerse con sus almas. Los peores episodios los protagonizan una especie de cerdo que parece haberse hecho amigo de la pequeña de la familia, un ser llamado Jodie, sin olvidar la presencia que persigue a la madre e incluso la hace levitar en su propia cama.

"Aquí vive el horror" va de menos a más, como debe hacerlo una buena novela de terror, presentadonos a los personajes poco a poco, centrándose en la familia Lutz pero sin olvidar al padre Mancuso, quien con sólo un par de contactos con la casa, ya se ve afectado por ella de tal manera que incluso no puede hablar del tema sin recibir algún daño a distancia, provocando algunas de las escenas más truculentas e inquietantes del libro. Por supuesto, parte de los familiares de los Lutz también tiene su cuota de protagonismo cuando van a visitarles, consiguiendo más y más pasajes de esos que dan muy mal rollo. Sin embargo, insisto, hay que tener paciencia, porque el libro, como los acontecimientos en la (im)popular casa de Amityville, se van cociendo poco a poco, sin ninguna prisa, y ni siquiera cuando faltan pocas páginas para acabar hemos asistido a una explosión sobrenatural, sino que las presencias paranormales aparecen por capítulos de forma bastante equilibrada. Por supuesto, hay que tener en cuenta, de nuevo, que no estamos ante una novela al uso, sino ante una recreación casi milimétrica de los hechos reales que acontecieron en la casa. Fechas exactas, nombres y menciones lo atestiguan, a pesar de todos los líos en los que se metió posteriormente su autor, Jay Anson, al respecto, según se decía por entonces, por exagerar una situación que no era para tanto, algo que jamás se terminó de dilucidar al cien por cien. Al respecto, no cabe duda de que uno de los mayores alicientes que contiene el libro es la inclusión de de los planes auténticos de la casa, además de bocetos de los dibujos que hizo Missy, la pequeña de la familia, sobre algunos de los espíritus que querían su amistad para siempre. Entre todas, me gustaría destacar la ilustración que hace del cerdo Jodie, al que luego se identificó como uno de los demonios que acosaban la vivienda. Aterradora.

Una lástima que la edición no acompañe, y no me refiero a la presentación de "Aquí vive el horror", en tapa dura con camisa, más o menos de lujo. Señalo, eso sí, que hablo de la edición de Círculo de Lectores, un manjar literario complicado de encontrar hoy día sin pagar un buen dinero por él, a menos que se tenga mucha, mucha suerte. Pero decía que es una lástima la edición, aunque la verdadera pena es la traducción al castellano de esta edición en concreto, horrible hasta decir basta, con continuas erratas, palabras con letras separadas, falta de letras en algunos casos e incluso términos tan extraños y mal usados en la escena en cuestión que a uno se le hace bastante cuesta arriba leer según qué párrafos. Es una pena que un trabajo tan pésimo al respecto haga perder puntos a una obra tan curiosa, interesante y aterradora, de esas que dan miedo de verdad de principio a fin, inquietando cada vez más, una excelente muestra de que la realidad es capaz de superar la ficción incluso en temas sobrenaturales, aunque luego estén en tela de juicio. Quizás ese sea otro de los defectos, y a la vez virtud, de "Aquí vive el horror", su carácter de libro de información para parapsicologos aficionados, para aquellos a los que nos interesan estos temas más allá de la ficción, para los consumidores habituales de revistas como "Enigmas" y "Más Allá", programas televisivos como "Cuarto Milenio" o documentales como todos los del matrimonio Warren (ambos aparecen en el libro, por cierto, siendo uno de los mejores momentos del mismo, aunque sólo sea por su presencia testimonial) y derivados. "Aquí vive el horror" es el ejemplo idóneo de cómo pasar verdadero miedo con una sucesión de páginas, una joyita del terror escrito, terror que aumenta conforme pensamos, mientras leemos, que todo lo que se nos cuenta ocurrió de verdad. ¿O quizá no? La respuesta final depende de cada uno de nosotros.


Nota: 8,5/10