sábado, 6 de junio de 2015

Reseñas literarias: La huella del cazador


Ficha Técnica

Título original: La huella del cazador
Autor: Juan Miguel Fernández
Portada: Elías Santos
Género: Terror
Nacionalidad: España
Formato: Rústica
Nº de páginas: 124
Editorial: Dissident Tales
Publicación: 2015


Sinopsis:
Durante las décadas de los 70 y 80 tienen lugar en el norte de España unos brutales sucesos que aterrorizan la zona. Varios cadáveres han ido apareciendo totalmente mutilados, desmembrados y repletos de marcas de arañazos y dientes que indican que fueron víctimas de lobos salvajes. Sin embargo, no todo está tan claro como en principio parece, sobre todo teniendo en cuenta las leyendas negras que surcan los bosques en los que se han hallado los restos de los muertos. A la zona se acerca un grupo de amigos que forman una banda de rock y que han conseguido, a muy buen precio, un lugar donde ensayar en un recinto cercano a los bosques. Cuando caiga la noche sobre ellos descubrirán que algo amenazador, terrible y primario campa a sus anchas por la zona, y busca a su próxima presa. Un infierno de dientes y garras se cernirá sobre los jóvenes, y no todos llegarán a ver la luz del sol.


Reseña:
¡Oh, los 80! Qué gran década, ¿verdad? Sobre todo para el ocio y la cultura. Cine, música, televisión, cómics, videojuegos, literatura... ¡Los 80! Babeo sólo de recordarlos. Bueno, no sólo de recordarlos, que para eso podemos revivirlos jugando a los videojuegos de entonces, leyendo los libros y cómics de entonces, escuchando la música de entonces, viendo las series y películas de entonces... Ya sabéis a lo que me refiero. Eso sin contar con el hecho de que algunas de estas aficiones culturales intentan volver a la mencionada década cada cierto tiempo, sobre todo los videojuegos, las series, el cine y, sí, la literatura, aunque siempre según el género del estemos hablando. Y es que, sí, los 80 fueron una gran época para todo lo mencionado pero, especialmente, para géneros muy concretos como la ciencia-ficción, la fantasía y, bingo, el terror.

Seguro que podéis recordar fácilmente una película de terror de los 80 y, además, buena. Por ejemplo, "Pesadilla en Elm Street", con la presentación en sociedad del grandioso Freddy Krueger, uno de los personajes más importantes y famosos del cine de terror. ¿Y en cuanto a series? Tampoco es problema, porque ahí tenemos "Historia de la cripta" con el cachondo del Guardián de la Cripta ofreciendonos esas historias autoconclusivas con diferentes actores famosos (o que luego lo fueron) de cuando en cuando. ¿Y qué tal si hablamos de literatura? Bueno, los ejemplos son tan numerosos como podrían serlo en el cine, pero vamos a por lo evidente, a lo fácil, y mencionaré a Stephen King (El cazador de sueños, Cell), que creó en los 80 algunas de sus mejores obras como "It (Eso)" y "Misery", entre otras. Como veis, nos podríamos pasar aquí todo el día, e incluso la semana, hablando de obras míticas de los 80, y sólo en cuanto a series, libros y películas, y sólo tocaríamos la superficie. 

A estas alturas seguro que muchos os estaréis preguntando que a qué viene todo este rollo de los 80 y cómo se puede diferenciar una obra de esa década de otras. Bueno, para lo segundo sólo puedo deciros que mediante lo más evidente: la fecha. Ya, ya está hecho el chiste, pero es cierto. Aunque, ¿cómo podemos definir algo como ochentero cuando está hecho en nuestros días? ¿Qué hace ochentero al libro que nos ocupa hoy? ¿Por qué "La huella del cazador" parece escrita en los 80 por un autor de terror de la época? Eso enlaza con la primera parte de lo que decía antes, a que seguro que muchos os estaréis preguntando a qué viene todo esto de explicaros la de cositas buenas que nos dieron los 80 (tan buenas que algunos se dejan llevar por la nostalgia y acaban considerando buenas algunas cosas que no lo eran tanto) y que se intentan repetir estos días. Y es que "La huella del cazador", como ya digo en la frase promocional de la contraportada, es puro ochenterismo (palabra inventada, lo sé) de principio a fin; desde su portada hasta la mencionada contraportada, pasando por las excelentes ilustraciones de Elías Santos (El sueño inefable) y, por supuesto, la gran historia que ha concebido Juan Miguel Fernández (El jardín impío), un conocido de este blog.

¿Por qué "La huella del cazador" parece creada por los 80? Bueno, es algo bastante complicado de explicar. Es como tratar de contaros qué es el pulp, algo que he intentado llevar a cabo varias veces en esta humilde cueva y no sé si lo he conseguido de forma correcta. Eso se nota en cuanto tienes el libro entre las manos, cuando leemos la sinopsis de la obra, cuando ahondamos en ella. Ayuda el hecho de que uno haya nacido en los 80 y haya crecido con sus "productos", aunque no es necesario realmente; podríamos haber nacido en los 90 o en el nuevo siglo y el simple hecho de consumir literatura ochentera ya nos permitiría reconocer las características que la recorren. Y "La huella del cazador" las posee, sobre todo si tenemos en cuenta que su historia se centra en dicha década, lo cual ya es un plus. Si a eso le añadimos la amenaza que se cierne sobre los protagonistas, el tono de lo que nos cuenta Juan Miguel y las múltiples referencias a aquellos maravillosos años, el pack está completo, y eso que me dejo muchos y deliciosos detalles ochenteros.

"La huella del cazador" es el primer ReBro de Dissident Tales Editorial, una editorial de la que ya hemos hablado mucho por este blog pero de la que todavía no habíamos reseñado ninguna de sus obras. Se podría decir que esta segunda novela de Juan Miguel Fernández es su primer libro oficial como editorial completamente editorial tras diversas colaboraciones. Y, bueno, qué decir al respecto salvo que empiezan pero que muy, muy bien. Ya en dichas colaboraciones apuntaban maneras Carlos Rodón y Laura López, pero con este primer ReBro se nota que van a poner toda la carne en el asador con cada libro que hagan y, especialmente, con la colección ReBro, el niño bonito de Dissident Tales (si os sigue sonando el nombre de la editorial es porque también cuenta con una revista digital de la que también nos solemos hacer eco en este blog). ¿En qué consiste esta colección? Pues muy fácil. Los ReBro son libros baratos, muy bonitos, diferentes todos entre sí a pesar de contar con características comunes y, sobre todo, muy anclados en el terror, la fantasía, el thriller y la ciencia-ficción. Se me olvidaba decir que todos son de extensión corta (aunque a precios muy ajustados) y que todos y cada uno de ellos cuentan con un buen montón de ilustraciones con un estilo muy acorde a la historia. Además, insisto, no hay dos ReBro iguales; mientras escribo estas líneas la colección ya tienes tres libros y os puedo asegurar que no se parecen en nada salvo en sus objetivos de ofrecernos un producto de calidad en todos los aspectos.

Pero centrémonos en "La huella del cazador", al menos, por ahora, un libro con un acabado fantástico donde, repito, se ve que la editorial se ha esforzado al máximo para ofrecernoslo como carta de presentación. Barato, una buena extensión con respecto a su precio (nada de libros que apenas superan las 150 páginas a 15 o 16 euros; menudo abuso), unas ilustraciones estupendamente plasmadas, solapas con las fichas de los autores (incluido el ilustrador, ese gran olvidado muchas veces en este tipo de libros), en rústica... Una gozada. Nos encontramos ante un libro cuyo objetivo principal es darnos una lectura entretenida, amena, divertida y, en este caso dado el género, terrorífica. Y el escritor lo consigue con creces, os lo aseguro. Estos objetivos no quieren decir que Juan Miguel Fernández descuide la prosa, el argumento, los personajes o los golpes de efecto que nos mantienen enganchados a la novela, sino todo lo contrario. No creais a aquellos que os digan que el entretenimiento está reñido con la calidad de la obra; es más, huid de ellos y de lo que hacen como de la peste, porque siempre se puede crear algo entretenido y bien realizado. Y "La huella del cazador" lo es. 

La novela nos cuenta una historia muy, muy clásica que ayudará al lector a situarse inmediatamente. Tenemos a un grupo de jóvenes que forman una banda de rock y, como es evidente, necesitan un sitio para ensayar, ¿y qué mejor que unas instalaciones abandonadas y conseguidas a un precio irrisorio? Vale, suena extraño lo del parque tematico que iban a construir en mitad del bosque, pero el precio está tirado, así que los protagonistas acuden al lugar y tras escuchar una extraña historia por parte del dueño, se ponen cómodos y deciden comenzar a tocar. Lo que no saben es que una presencia salvaje (¿o más de una?) habita los bosques cercanos, una presencia que ha ido dejando cadáveres diseminados por toda la zona, cuerpos mutilados que las autoridades dan como víctimas de lobos. Y, aunque podrían tener parte de razón, ni siquiera se acercan al horror que habita el lugar, un horror que atacará a los jóvenes cuando la luna esté bien alta en el cielo. 

Tranquilos, que a este pequeña sinopsis de la novela, muy parecida a la que he colocado al principio de esta reseña, no le he metido ningún spoiler, a pesar de que pareciera que sí. Supongo que a estas alturas no habrá que dar muchas pistas sobre la naturaleza de la amenaza que se cierne sobre la banda de rock que protagoniza "La huella del cazador", ¿verdad? Es más, en el primer capítulo se deja casi casi que bastante claro. Una amenaza clásica, un monstruo de altura que todos conocemos y que no hace más que hacer más reconocible lo que estamos leyendo. Sí, señoras y señores, ESE monstruo en concreto es al que deberán sobrevivir los jóvenes de la historia y os puedo asegurar que el autor ha hecho un trabajo encomiable con él... ¿o ellos? Y hasta aquí puedo contar. Aunque sea una bestia que seguro que todos conoceréis, la historia de Juan Miguel Fernández os va a pillar en algún que otro giro argumental, sobre todo conforme avance la novela y comprendáis que hay más de lo que parece en el argumento principal. Estáis avisados, o quizá no tanto, lo sé. Personalmente, y como buen amante de los monstruos más clásicos, me ha encantado que la novela sea protagonizada por este en concreto, uno que ha bajado en popularidad desde que los vampiros, los zombis y los fantasmas se disputan el trono, especialmente en el mundo literario.

Tener a la bestia en persona da para una buena ración de mutilaciones, escenas dantescas y gore. El autor, al que se le nota gran amante de este tipo de narraciones, no desaprovecha la ocasión y nos muestra, sin recato alguno, lo que es capaz de hacer un monstruo de este tipo con sus víctimas. Y desde el capítulo uno, por cierto. Si os gusta la sangre vais a tener sangre, y muertes, porque esto no es un cuento de hadas, y cualquiera puede caer. Estamos ante una historia de terror, y una bastante salvaje, lo que significa que vamos a tener cadaveres, mucha sangre, tripas colgando y miembros cercenados. Malas noticias para los protagonistas y muy buenas para nosotros los lectores de terror. Además, Juan Miguel Fernández, sin entrar en lo soez, es bastante certero con las descripciones, y no sólo con las de cuerpos abiertos en canal, sino con todas, lo que ayuda bastante a entrar en la trama y, sobre todo, en crear una ambientación perfecta, uno de los puntos más positivos que tiene "La huella del cazador". No sólo la ambientación, con esos terroríficos bosques, la niebla y la oscuridad, sino con el hecho de trasladar la historia a nuestro país.

Yo soy de los que prefieren leer libros de terror enmarcados en Estados Unidos, no os voy a engañar. Entre otras cosas porque me he criado con la cultura que nos llegaba de allí, al menos, principalmente, así que es lo que más me gusta, sin despreciar lo nuestro, claro. Además, creo que no todas las historias de terror que tienen lugar allí podrían ser trasladadas a un escenario español, como bien demuestran algunos libros españolizados, zombis incluidos. Sin embargo, creo que Juan Miguel Fernández sí que ha creado una historia a la que le sienta muy bien el hecho de estar ambientada en España, con una criatura muy de nuestras leyendas y, sí, el argumento podría transcurrir perfectamente en Estados Unidos, pero está genial dentro de nuestras fronteras. A eso le podemos añadir que, como buen heavy, el autor ha incluido un buen montón de guiños y referencias que hacen notar el amor que tiene a este estilo, no sólo de música, sino también de vivir. Una filosofía que trasciende los discos, las bandas y los grupos, como bien nos cuenta el escritor en la novela por medio de los personajes.

Y esa es otra de las grandes virtudes de "La huella del cazador", sus personajes, con los que es fácil empatizar, muy bien desarrollados y bastante reconocibles desde el primer momento, con algún que otro tópico, pero nada que moleste especialmente. Dejando a un lado a los personajes que esconden ciertos secretos que no descubriré, y centrándome en los protagonistas, hay que alabar el trabajo que ha hecho el escritor con ellos, dándoles su propia personalidad a cada uno y haciendo que florezcan cuando se relacionan entre sí. Diálogos naturales, personajes tridimensionales que desarrolla lo suficiente como para que nos importen cómo acaban... Gran trabajo también al respecto. Eso sí, si tengo que apuntar algún defecto sería el de ciertas tramas entre los protagonistas que, al final, no llegan a cerrarse. ¿Por falta de espacio? Es posible, aunque también probable que el autor se haya concentrado demasiado en otras tramas o, simplemente, no quisiera atar del todo esos cabos sueltos. Al fin y al cabo, es algo que también ocurre en la vida real, ¿verdad? Pero no habría estado mal hacerlo, no.

Como ya sabéis muchos, conocí a Juan Miguel Fernández en "El jardín impío", novela que todavía tengo pendiente de reseñar y que prometo lo haré en cuanto tenga tiempo para ello. Es cierto que por entonces se le notaba algo verde (nunca mejor dicho si tenemos en cuenta el tema del libro), pero ya apuntaba maneras, y de las gordas. En una línea Z repleta de historias que se parecen demasiado unas a otras, Juan Miguel Fernández supo dar con una bastante original, diferente y que, desde la portada, nos gritaba que estábamos ante una de las excepciones de la línea. ¡Y con zombis! Sí, el autor metía zombis en una novela de zombis. Increíble, ¿eh? Dejando chistes a un lado, ya por entonces quedé prendado de la imaginación y la prosa de Juan Miguel Fernández, y ahora confirmo la razón. "La huella del cazador" es un paso más en su carrera como escritor, uno donde demuestra que ha mejorado, que tiene un estilo bastante personal, especialmente en el tipo de historias que cuenta, y que está aquí para quedarse. ¿Mi consejo y/o petición? Que escriba más rápido y colabore en más antologías. Quiero leer más.

No puedo dejar de lado las magníficas ilustraciones de Elías Santos, profesional al que admiro, y que nos muestra en el libro escenas tanto terroríficas como sangrientas, uno de los "extras" de "La huella del cazador", lo cual nos permite también hacernos idea de los pasajes que vamos leyendo; un extra que sólo podría estar en un ReBro. También es digno de mencionar el ritmo del libro, el cual no decae en ningún momento, algo a lo que ayuda su estructura formada por capítulos de una extensión bastante adecuada, ni muy cortos ni demasiado largos. Supongo que después de todo lo que he mencionado estaréis pensando que estamos ante una novela perfecta, ¿no? Bueno, tiene sus partes oscuras, sus pequeñas aristas como por ejemplo un par de altibajos que sufre por su parte central, algunos dialogos demasiado artificiales (no demasiados, eso sí) y un final que, aunque correcto, me ha sabido a poco dado el alto nivel de todo lo leído previamente. Y le podemos sumar a todo esto lo que comentaba antes, es decir, las tramas "sin resolver" entre algunos de los protagonistas.

Sombras que no esconden los brillos que posee "La huella del cazador". No es solamente una gran carta de presentación de Dissident Tales como editorial, sino también un estupendo segundo paso en lo que respecta a la carrera en solitario de Juan Miguel Fernández, sin olvidar que supone una gran toma de contacto con las ilustraciones de Elías Santos. Además, tenemos entre manos una novela entretenida, muy amena, que engancha y, sobre todo, de terror. El autor no se anda con tonterías; ni drama, ni chorradas surrealistas, ni segundas intenciones escondidas con monstruos que no le importan. Juan Miguel Fernández ha querido crear una historia de terror a la vieja usanza y lo ha conseguido con creces. Hay monstruos, sangre, jóvenes acosados, bosques, oscuridad, cadáveres desmembrados, un misterioso cazador... Los 80 en todas y cada una sus páginas. ¿Os he dicho ya qué gran década fue esa? Pues volved a vivirla con obras como "La huella del cazador".


Nota: 8/10


5 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Yo prácticamente soy noventero (nací en el 89) pero vamos me gusta considerar que el gustillo de los ochenta lo pude vivir de primera mano, aunque fuera años más tarde, y si hay algo que Juanmi borda es conseguir traer de vuelta ese sabor, cuando lees la historia. De modo que estoy muy de acuerdo con tu opinón :D

    ¿Sobre mis ilustraciones? Venga va, todos estamos de acuerdo en que debería dedicarme a otra cosa! xD

    Gracias Tony, por esta pedazo de reseña :D A Juanmi y a mí nos alegra mucho saber que te ha gustado.

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    1. Lo que yo decía, que ser ochentero no tiene que ver con nacer en esa década, sino tener y disfrutar del espíritu de esa época, jeje.

      Jajajajaja. Como te dediques a escribir y se te dé igual de bien, me parece que muchos vamos a pasar hambre :P Por favor, sigue ilustrando.

      Más me alegra que os haya gustado tanto la reseña. ¡Así da gusto!
      Gracias, amiguete.
      Un abrazo.

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  3. Holaaaa
    Anoto el título, autor y editorial para tenerlos en cuenta en futuras lecturas. Con las reseñas que les dedicas es imposible que no sientas curiosidad.
    Recomiendo una recopilación de relatos pero de terror a lo Ira Levin: Nido de pesadillas de Lisa Tuttle.
    Y te comento que te debo una foto de Tormenta sangrienta ^_^ Está bien visible en las estanterías de Gigamesh. Lo malo es que deje el móvil dentro del bolso en unas taquillas que tienen. Pero doy fe que luce muy bien allí.
    Y estoy con el radar encendido sobre esa novedad tuya que se aproxima, ja ja
    Un saludo!!

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    1. ¡Hola, Bárbara! Qué bueno es siempre tenerte por aquí, jejeje.

      Anota, anota, que no te vas a arrepentir ni con el título ni con el autor ni con la editorial, que está sacando cositas muy chulas. Dentro de poco hablaremos por aquí de otra de sus novelas de miedo y ya verás, ya :) Oye, y muchas gracias por ese pedazo de halago hacia la reseña. La verdad es que es la intención, dar un poco de publi y que os entre la curiosidad por el libro en cuestión, jeje.

      Lisa Tuttle es MUY, MUY buena :D Me apunto esa. ¡Thanks!

      Jajaja las famosas taquillas de Gigamesh. Lo que cuenta es el detalle, pero no te voy a negar que molaría esa foto, jejeje. ¡Mil gracias! Qué majos los de Giga al seguir teniéndome por ahí.

      Jajajajaja. Dentro de muy poquito pondré noticias sobre esa novedad. Bueno, novedades, que si todo va bien (cruzo los dedos) habrá varias noticias próximamente.
      Espero que te gusten cuando lleguen :)

      ¡Un abrazo, Bárbara! Eres grande :D

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