Antes de ahondar en la novedad comiquera de hoy, bastante especial y distinta a las que cuelgo normalmente en esta cueva, me gustaría ofreceros un prólogo sobre el tema. Tranquilos, que intentaré que no sea demasiado largo, y mucho menos pesado, pero bastante explicativo acerca del tipo de novedad que hoy os traigo, una presentada de tal manera que, sinceramente, da gusto tenerla en nuestras estanterías, en especial, si uno se ha criado con los personajes que la protagonizan. Tenemos entre manos un coleccionabe bueno, bonito y a un precio ajustadísimo, un coleccionable que no sólo nos trae a mortadelos y filemones, sino a una multitud casi inabarcable de personajes creados por esa leyenda viva del cómic nacional (o del tebeo, término a reivindicar con gran orgullo) que es Francisco Ibáñez (Rompetechos, El botones Sacarino), autor que se merece unos cuantos ensayos no sólo sobre su carrera, sino sobre su interesante vida. Como si Ediciones Salvat también lo supiera, y después de varios coleccionables que han girado alrededor de la obra de Ibáñez, en especial de sus personajes más famosos, los agentes de la TIA Mortadelo y Filemón, ahora nos llega un coleccionable integral de toda la obra de Ibáñez, lo que incluye no sólo algunas de las aventuras más importantes de los dos agentes secretos más torpes y catastróficos del universo, sino también de otros tan descacharrantes como Pepe Gotera y Otilio, Tete Cohete, los vecinos de 13 rue del Percebe y, entre muchos otros, la familia Trapisonda. Esa es sólo una de las mejores señas características de este coleccionable titulado "Colección Integral Ibáñez", tan necesaria como indispensable, tanto para los fans del autor como para aquellos que quieran adentrarse en un guionista y dibujante que lleva enriqueciendo infancias durante las dos últimas generaciones... y un par más, si se me apura. Pero, como os decía antes, para adentrarnos en lo que da de sí un coleccionable del que ya tenemos en la calle varios tomos, nada mejor que ponernos en situación, especialmente, en lo referente al presente blog, donde somos muy aficionados a los coleccionables de kiosco, y sí, también al cómic español.
Para empezar, nada mejor que reconocer que desde siempre me han encantado los coleccionables. De todo tipo, la verdad. En especial, esos coleccionables de kiosco que surgen en épocas del año muy concretas, en septiembre por ejemplo, acompañados de continuos y repetitivos anuncios sobre sus primeras entregas, sí, esas que salen a precios tan apetecibles que no sería de extrañar que existieran personas que coleccionaran primeras entregas de coleccionables, valga la redundancia. ¡Y lo que molaría hablar de esa gente! Tampoco hago ascos a otro tipo de coleccionables, pero los relacionados con los kioscos suelen ser tan originales e interesantes que es complicado que otros distribuidos y lanzados de otras maneras puedan competir con ellos. Recuerdo, no sin toneladas de cariño, cómo mis padres, siendo un crío, me hacían coleccionables como ese de dinosaurios en los que cada fascículo iba acompañado de un pedazo de la anatomía de un T-Rex que quedaba alucinante cuando se acababa el coleccionable. Recuerdo que ese sí llegué a terminarlo, aunque no el coleccionable de bichos que salió a la par, o ese que conllevaba la construcción de un estupendo barco pirata que se me quedó a medias. Echando la vista todavía más atrás, es fácil descubrir mi afición a los coleccionables si tenemos en cuenta que mi madre no se cortaba un pelo a la hora de hacer aquellos que trataban de temas que le encantaban, como ese sobre Egipto en el que cada fascículo venía acompañado por diferentes bustos, figuras y réplicas de jarrones de tan interesante época histórica. Coleccionables de películas de terror (tanto en VHS como en DVD), del cuerpo humano, de costura, de videojuegos de ordenador, de música, de juegos de mesa, de ajedrez (aquel del de "Dragon Ball" era alucinante) y un largo etcétera que daría para un ensayo bastante extenso, y eso sólo para hablar de aquellos coleccionables que han entrado en mi vida, directa e indirectamente. Sin embargo, los coleccionables donde los fascículos y los "objetos" de colección se entremezclaban no han sido los únicos a los que me he enganchado durante mis poco más de treinta años de existencia (mientras escribo esto), siendo otros coleccionables los que aún me han ido llamando más la atención, que ya es decir. Hablo de los coleccionables de libros y cómics.
No os hablaré de un magnífico coleccionable que recopilaba algunos de los mejores títulos infantiles y juveniles de Barco de Vapor. Tampoco ahondaré en ese coleccionable de bolsilibros de terror que, desgraciadamente, duró sólo dos entregas, y que cada una de ellas llevaba la dramatización sonora de la obra corta en cuestión. Aunque podría, y muchas ganas que me entran, también se da el caso de tener la oportunidad de nombrar coleccionables literarios tan maravillosos como los dedicados al cine de terror mediante fascículos que podían reunirse luego en tapas duras que ofrecía el mismo coleccionable una vez pasadas un número concreto de entregas, o aquellos más recientes, como por ejemplo, el dedicado a la bibliografía completa de Julio Verne (Cinco semanas en globo, Viaje al centro de la Tierra), ese de la mitología griega en libros narrados como si de pequeñas novelas se tratasen, o los dedicados a autores como Alfred Hitchcock (Psicosis, Vértigo), Agatha Christie (Muerte en el Nilo, Asesinato en el Orient Express), o a temas como la psicología desde sus inicios hasta la época moderna. Los temas que he seguido gracias a coleccionables literarios son casi infinitos, pero si tengo que señalar los que más me han impactado, a nivel personal e incluso profesional, son dos los que destacan por encima del resto: el coleccionable de lomos dorados de la obra de Stephen King (El misterio de Salem´s Lot, El pasillo de la muerte) y el primer coleccionable de la Patrulla-X, surgido a raíz de la aparición de "X-Men", la primera película en imagen real de los famosos mutantes de Marvel. Lo curioso es que parece que no sólo me marcaron a mí, sino a toda una generación por diferentes motivos. En el caso del coleccionable de King, parece que no fuimos pocos los que picamos con él, y gracias a su lectura, nos iniciamos en el soberbio universo literario del de Maine; y por la parte que le toca al coleccionable de los X-Men, da la sensación de que no son pocos los lectores actuales, auténticos veteranos del mundo de las viñetas, que empezaron a leer cómics gracias a él, o al menos, comenzaron a sumergirse en la mitología del homo superior. Y no es extraño, si tenemos en cuenta el material que comprendía ese coleccionable.
Para ir por orden, y centrándome en el coleccionable de King, tenemos uno de los pocos coleccionables del Rey que han llegado a nuestro país. Además de ese, años después se hizo una especie de revival del mismo, que fue completado no mucho más tarde por otro coleccionable, diferente en edición, pero no en intenciones, aunque lanzado por RBA, en vez de por Orbis Fabbri. Compartían que ambos eran en tapa dura, precios muy ajustados y que recorrían prácticamente toda la bibliografía del de Maine desde sus inicios, eso sí, llegando más lejos el coleccionable de RBA por motivos lógicos al haber sido lanzado mucho después, cuando King ya contaba en su haber con unas cuantas novelas y antologías más que cuando Orbis se presentó para darnos un coleccionable que es ya mítico para los fans del escritor, sobre todo, para aquellos que coleccionan todas las diferentes ediciones de sus obras, siendo estos tomos de lomo dorado muy, muy populares en las librerías de segunda mano. Recuerdo que tenía entre diez y once años cuando mis padres me compraron el primer número, el que traía "Misery", una de las mejores novelas del de Maine, siendo la primera que devoré del autor después de haber visto docenas de las adaptaciones cinematográficas de sus creaciones literarias sin saber exactamente quién era ese Stephen King que solía aparecer al principio de los créditos. Aunque pude hacerme con un buen montón de entregas del coleccionable, lamentablemente, mi pequeña paga no me daba para continuarlo con la regularidad con la que me hubiera gustado, sin olvidar que antes los coleccionables eran más complicados de seguir, sin mencionar que lo de recuperar números atrasados, hace más de veinte años, era una tarea dificil, en el mejor de los sentidos. Ahora, todo es entrar en Internet, acceder a la página de la editorial, empresa o distribuidora encargada de lanzar el coleccionable en cuestión, y realizar el pedido. Así de sencillo. Los dioses nuevos y antiguos bendigan las maravillas y comodidades de la vida moderna.
El magnífico coleccionable de Stephen King me descubrió a un escritor al que desde entonces he seguido con auténtico fanatismo, como lector, primero, y como escritor, después. Ese coleccionable es directamente culpable de que me enamorase de la literatura de terror, de que desde entonces quisiera escribir mis propias historias para no dormir, pues fue el Rey quien consiguió todo eso, y sin ese coleccionable es bastante probable que o bien nunca hubiera alcanzado tales metas, o bien hubiese tardado mucho más en llegar a ellas. Con el coleccionable de la Patrulla-X, publicado por Planeta DeAgostini, no ocurrió lo mismo, ya que por entonces llevaba bastantes años sumido en la fiebre de los cómics, pero sí que me inicié no sólo en la buena costumbre de los coleccionables comiqueros, sino, de forma ordenada, en el universo de la Patrulla-X, con muchos de los mejores cómics publicados nunca con los personajes, dado que el coleccionable comprendía desde la segunda génesis del equipo hasta su aparente muerte, justo antes de que comenzara la etapa en la que el grupo se quedaba en Australia, cuando todo el planeta creía muertos a sus integrantes. Tenemos entre manos un coleccionable que ya es un clásico de los cómics de nuestro país, tanto por los sobresalientes títulos que se publicaron en él, como la forma de publicación, a precios muy populares y por abrir camino a los demás coleccionables comiqueros que vinieron después, que no han sido pocos, instaurando además una especie de tradición que se ha visto rota con el tiempo, la de lanzar coleccionables comiqueros justo con estrenos cinematográficos basados en cómics, sobre todo, de superhéroes. Con el éxito de este coleccionable, que sí que completé, habiendo incluso suscrito a él, no tardaron en aparecer coleccionables similares, también en tapa blanda y en un tamaño superior al de los cómics de grapa y tomos básicos. El siguiente, si no me falla la memoria, fue uno dedicado a Spiderman cuando se estrenó "Spider-Man" de Sam Raimi (Posesión Infernal, Darkman), un coleccionable con una etapa no tan buena como la que nos ofreció el de los X-Men, pero perfecto para completar nuestra colección del trepamuros, con aventuras de entre los 70 y los 80, como si Planeta DeAgostini hubiera sabido conectar a la perfección la etapa de John Romita Sr. (Daredevil, Los Vengadores) con este coleccionable.
En 2003 se estrenó "X-Men 2", y esta vez el plan de Planeta fue más ambiciosa, ofreciéndonos unos bonitos tomos con la saga al completo de "La era del Apocalipsis", curiosamente, una historia que hubiera casado más con la salida en los cines de "X-Men: Apocalipsis". Por si fuera poco, el estreno del "Hulk" de Ang Lee (Tigre y Dragón, La vida de Pi) propició la aparición de un coleccionable centrado en el personaje, de nuevo, con algunas de sus mejores etapas, y con un formato que aunque seguía siendo de tapa blanda, también lo era de menor tamaño que los anteriores. ¿Y cómo olvidar el espectacular coleccionable de Daredevil surgido a raíz del filme del personaje protagonizado ese mismo año por Ben Affleck (Dogma, Perdida)? Con toda la etapa de Frank Miller (Sin City, 300), incluyendo la obra maestra "Born Again", así como la primera aparición de Elektra y el duro enfrentamiento entre el Diablo Guardián y Kingpin, sin que faltaran las diferentes apariciones del psicópata Bullseye. Si el 2003 fue un año completísimo en cuanto a coleccionables comiqueros, 2004 no se quedó atrás con el estreno en cines de la magistral "Spider-Man 2" y la más que correcta "El Castigador: The Punisher". Mientras que el nuevo coleccionable de Spiderman continuaba el anterior, adentrandose en las historias del trepamuros de finales de los 80 (creación de Veneno incluida) y principios de los 90, recuperando cómics que hacía años que no veíamos reeditados en España, el de Punisher, mucho más corto en fascículos que todos los anteriores, seguía el planning de ofrecer algunas de las mejores obras del personaje, en especial, de su etapa más clásica. "Los Cuatro Fantásticos", "Batman Begins", "Superman Returns", "El Caballero Oscuro" y "Los Cuatro Fantásticos y Silver Surfer", entre otros filmes comiqueros, llevaron a los kioscos y librerías especializadas una cantidad ingente y espectacular de coleccionables con los que completar algunas de las mejores etapas de los personajes, al menos, para los veteranos, siendo perfectas también para los que se acercaban por primera vez a ellos. Con el tiempo, este tipo de coleccionables cambiaron, se hicieron menos habituales ante la aparición de películas que cada vez más proliferaban por la gran pantalla, y pasaron a las tapas duras de historias autoconclusivas, en la mayoría de casos, en vez de completar etapas enteras, salvo pequeñas excepciones.
Precisamente, Salvat, quien nos ofrece este genial coleccionable de Francisco Ibáñez, está publicando estos meses un coleccionable bastante completo de Spiderman, reuniendo en cada tomo historias muy concretas del personaje, tanto clásicas como modernas, trayéndonos obras que permanecían inéditas en nuestro país desde hace bastantes años, lo cual es una oportunidad de oro para hacernos con ellas si somos coleccionistas acérrimos del trepamuros, e igual de buena si nos falta alguna aventura concreta del personaje o queremos sumergirnos en su mundo con un compendio inimitable de sus mejores obras. Y lo curioso es que este excelente coleccionable de Ibáñez sigue el mismo camino que el de Spiderman, tanto en formato como en intenciones, aunque con una diferencia bastante notable. De cómics internacionales hemos tenido muchos, muchos coleccionables, muchas veces, repitiendo incluso material, como bien indican los coleccionables de DC, pero de cómics españoles la cosa no ha sido tan generosa, yéndose las editoriales siempre a por Ibáñez, siempre a por Mortadelo y Filemón, dejando de lado otras creaciones del autor, y no digamos ya cómics igual de míticos para nuestra industria como "Superlópez", "Zipi y Zape" y algunos más modernos como "Pafman", siendo quien esto os escribe muy fan de dichos personajes, y muchos otros que bien merecerían un coleccionable como este de Salvat acerca de Ibáñez. Esperemos que lo bien que lo están haciendo con él invite a que se venda lo mejor posible, y que eso signifique que puedan darle una oportunidad a algunos de los cómics nacionales anteriormente mencionados. Se acerca una película de Superlópez. No digo nada... y lo digo todo.
No os hablaré de un magnífico coleccionable que recopilaba algunos de los mejores títulos infantiles y juveniles de Barco de Vapor. Tampoco ahondaré en ese coleccionable de bolsilibros de terror que, desgraciadamente, duró sólo dos entregas, y que cada una de ellas llevaba la dramatización sonora de la obra corta en cuestión. Aunque podría, y muchas ganas que me entran, también se da el caso de tener la oportunidad de nombrar coleccionables literarios tan maravillosos como los dedicados al cine de terror mediante fascículos que podían reunirse luego en tapas duras que ofrecía el mismo coleccionable una vez pasadas un número concreto de entregas, o aquellos más recientes, como por ejemplo, el dedicado a la bibliografía completa de Julio Verne (Cinco semanas en globo, Viaje al centro de la Tierra), ese de la mitología griega en libros narrados como si de pequeñas novelas se tratasen, o los dedicados a autores como Alfred Hitchcock (Psicosis, Vértigo), Agatha Christie (Muerte en el Nilo, Asesinato en el Orient Express), o a temas como la psicología desde sus inicios hasta la época moderna. Los temas que he seguido gracias a coleccionables literarios son casi infinitos, pero si tengo que señalar los que más me han impactado, a nivel personal e incluso profesional, son dos los que destacan por encima del resto: el coleccionable de lomos dorados de la obra de Stephen King (El misterio de Salem´s Lot, El pasillo de la muerte) y el primer coleccionable de la Patrulla-X, surgido a raíz de la aparición de "X-Men", la primera película en imagen real de los famosos mutantes de Marvel. Lo curioso es que parece que no sólo me marcaron a mí, sino a toda una generación por diferentes motivos. En el caso del coleccionable de King, parece que no fuimos pocos los que picamos con él, y gracias a su lectura, nos iniciamos en el soberbio universo literario del de Maine; y por la parte que le toca al coleccionable de los X-Men, da la sensación de que no son pocos los lectores actuales, auténticos veteranos del mundo de las viñetas, que empezaron a leer cómics gracias a él, o al menos, comenzaron a sumergirse en la mitología del homo superior. Y no es extraño, si tenemos en cuenta el material que comprendía ese coleccionable.
Para ir por orden, y centrándome en el coleccionable de King, tenemos uno de los pocos coleccionables del Rey que han llegado a nuestro país. Además de ese, años después se hizo una especie de revival del mismo, que fue completado no mucho más tarde por otro coleccionable, diferente en edición, pero no en intenciones, aunque lanzado por RBA, en vez de por Orbis Fabbri. Compartían que ambos eran en tapa dura, precios muy ajustados y que recorrían prácticamente toda la bibliografía del de Maine desde sus inicios, eso sí, llegando más lejos el coleccionable de RBA por motivos lógicos al haber sido lanzado mucho después, cuando King ya contaba en su haber con unas cuantas novelas y antologías más que cuando Orbis se presentó para darnos un coleccionable que es ya mítico para los fans del escritor, sobre todo, para aquellos que coleccionan todas las diferentes ediciones de sus obras, siendo estos tomos de lomo dorado muy, muy populares en las librerías de segunda mano. Recuerdo que tenía entre diez y once años cuando mis padres me compraron el primer número, el que traía "Misery", una de las mejores novelas del de Maine, siendo la primera que devoré del autor después de haber visto docenas de las adaptaciones cinematográficas de sus creaciones literarias sin saber exactamente quién era ese Stephen King que solía aparecer al principio de los créditos. Aunque pude hacerme con un buen montón de entregas del coleccionable, lamentablemente, mi pequeña paga no me daba para continuarlo con la regularidad con la que me hubiera gustado, sin olvidar que antes los coleccionables eran más complicados de seguir, sin mencionar que lo de recuperar números atrasados, hace más de veinte años, era una tarea dificil, en el mejor de los sentidos. Ahora, todo es entrar en Internet, acceder a la página de la editorial, empresa o distribuidora encargada de lanzar el coleccionable en cuestión, y realizar el pedido. Así de sencillo. Los dioses nuevos y antiguos bendigan las maravillas y comodidades de la vida moderna.
El magnífico coleccionable de Stephen King me descubrió a un escritor al que desde entonces he seguido con auténtico fanatismo, como lector, primero, y como escritor, después. Ese coleccionable es directamente culpable de que me enamorase de la literatura de terror, de que desde entonces quisiera escribir mis propias historias para no dormir, pues fue el Rey quien consiguió todo eso, y sin ese coleccionable es bastante probable que o bien nunca hubiera alcanzado tales metas, o bien hubiese tardado mucho más en llegar a ellas. Con el coleccionable de la Patrulla-X, publicado por Planeta DeAgostini, no ocurrió lo mismo, ya que por entonces llevaba bastantes años sumido en la fiebre de los cómics, pero sí que me inicié no sólo en la buena costumbre de los coleccionables comiqueros, sino, de forma ordenada, en el universo de la Patrulla-X, con muchos de los mejores cómics publicados nunca con los personajes, dado que el coleccionable comprendía desde la segunda génesis del equipo hasta su aparente muerte, justo antes de que comenzara la etapa en la que el grupo se quedaba en Australia, cuando todo el planeta creía muertos a sus integrantes. Tenemos entre manos un coleccionable que ya es un clásico de los cómics de nuestro país, tanto por los sobresalientes títulos que se publicaron en él, como la forma de publicación, a precios muy populares y por abrir camino a los demás coleccionables comiqueros que vinieron después, que no han sido pocos, instaurando además una especie de tradición que se ha visto rota con el tiempo, la de lanzar coleccionables comiqueros justo con estrenos cinematográficos basados en cómics, sobre todo, de superhéroes. Con el éxito de este coleccionable, que sí que completé, habiendo incluso suscrito a él, no tardaron en aparecer coleccionables similares, también en tapa blanda y en un tamaño superior al de los cómics de grapa y tomos básicos. El siguiente, si no me falla la memoria, fue uno dedicado a Spiderman cuando se estrenó "Spider-Man" de Sam Raimi (Posesión Infernal, Darkman), un coleccionable con una etapa no tan buena como la que nos ofreció el de los X-Men, pero perfecto para completar nuestra colección del trepamuros, con aventuras de entre los 70 y los 80, como si Planeta DeAgostini hubiera sabido conectar a la perfección la etapa de John Romita Sr. (Daredevil, Los Vengadores) con este coleccionable.
En 2003 se estrenó "X-Men 2", y esta vez el plan de Planeta fue más ambiciosa, ofreciéndonos unos bonitos tomos con la saga al completo de "La era del Apocalipsis", curiosamente, una historia que hubiera casado más con la salida en los cines de "X-Men: Apocalipsis". Por si fuera poco, el estreno del "Hulk" de Ang Lee (Tigre y Dragón, La vida de Pi) propició la aparición de un coleccionable centrado en el personaje, de nuevo, con algunas de sus mejores etapas, y con un formato que aunque seguía siendo de tapa blanda, también lo era de menor tamaño que los anteriores. ¿Y cómo olvidar el espectacular coleccionable de Daredevil surgido a raíz del filme del personaje protagonizado ese mismo año por Ben Affleck (Dogma, Perdida)? Con toda la etapa de Frank Miller (Sin City, 300), incluyendo la obra maestra "Born Again", así como la primera aparición de Elektra y el duro enfrentamiento entre el Diablo Guardián y Kingpin, sin que faltaran las diferentes apariciones del psicópata Bullseye. Si el 2003 fue un año completísimo en cuanto a coleccionables comiqueros, 2004 no se quedó atrás con el estreno en cines de la magistral "Spider-Man 2" y la más que correcta "El Castigador: The Punisher". Mientras que el nuevo coleccionable de Spiderman continuaba el anterior, adentrandose en las historias del trepamuros de finales de los 80 (creación de Veneno incluida) y principios de los 90, recuperando cómics que hacía años que no veíamos reeditados en España, el de Punisher, mucho más corto en fascículos que todos los anteriores, seguía el planning de ofrecer algunas de las mejores obras del personaje, en especial, de su etapa más clásica. "Los Cuatro Fantásticos", "Batman Begins", "Superman Returns", "El Caballero Oscuro" y "Los Cuatro Fantásticos y Silver Surfer", entre otros filmes comiqueros, llevaron a los kioscos y librerías especializadas una cantidad ingente y espectacular de coleccionables con los que completar algunas de las mejores etapas de los personajes, al menos, para los veteranos, siendo perfectas también para los que se acercaban por primera vez a ellos. Con el tiempo, este tipo de coleccionables cambiaron, se hicieron menos habituales ante la aparición de películas que cada vez más proliferaban por la gran pantalla, y pasaron a las tapas duras de historias autoconclusivas, en la mayoría de casos, en vez de completar etapas enteras, salvo pequeñas excepciones.
Precisamente, Salvat, quien nos ofrece este genial coleccionable de Francisco Ibáñez, está publicando estos meses un coleccionable bastante completo de Spiderman, reuniendo en cada tomo historias muy concretas del personaje, tanto clásicas como modernas, trayéndonos obras que permanecían inéditas en nuestro país desde hace bastantes años, lo cual es una oportunidad de oro para hacernos con ellas si somos coleccionistas acérrimos del trepamuros, e igual de buena si nos falta alguna aventura concreta del personaje o queremos sumergirnos en su mundo con un compendio inimitable de sus mejores obras. Y lo curioso es que este excelente coleccionable de Ibáñez sigue el mismo camino que el de Spiderman, tanto en formato como en intenciones, aunque con una diferencia bastante notable. De cómics internacionales hemos tenido muchos, muchos coleccionables, muchas veces, repitiendo incluso material, como bien indican los coleccionables de DC, pero de cómics españoles la cosa no ha sido tan generosa, yéndose las editoriales siempre a por Ibáñez, siempre a por Mortadelo y Filemón, dejando de lado otras creaciones del autor, y no digamos ya cómics igual de míticos para nuestra industria como "Superlópez", "Zipi y Zape" y algunos más modernos como "Pafman", siendo quien esto os escribe muy fan de dichos personajes, y muchos otros que bien merecerían un coleccionable como este de Salvat acerca de Ibáñez. Esperemos que lo bien que lo están haciendo con él invite a que se venda lo mejor posible, y que eso signifique que puedan darle una oportunidad a algunos de los cómics nacionales anteriormente mencionados. Se acerca una película de Superlópez. No digo nada... y lo digo todo.
Ohhhh!!! Yo la quiero, en casa somos fan de los comics de Ibañez
ResponderEliminar¿Sí? Pues si sois fans, os lo vais a pasar de lujo con este coleccionable, aunque igual tenéis muchos de sus títulos. Aun si fuera así, yo te lo recomiendo nuevamente aquí, en los comentarios, porque la verdad es que la edición es una auténtica joya. Merece la pena tener cómics que ya se tienen reunidos en ella. ¡Con lo bonita que queda en la estantería!
Eliminar¡Muchas gracias por pasarte, Saruski! Por comentar, y me alegra mucho que te haya gustado la entrada.