sábado, 26 de mayo de 2018

Reseñas literarias: El Ritual


Ficha Técnica

Título original: The Ritual
Autor: Adam Nevill
Portada: 
Género: Terror
Nacionalidad: Reino Unido
Formato: Rústica
Nº de páginas: 416
Editorial: Minotauro
Publicación: 2012


Sinopsis:
Cuatro antiguos amigos se reúnen para después de años de separación para una maravillosa excursión a las solitarias regiones boscosas del Círculo Ártico escandinavo, descubriendo conforme pasan los días que la vida les ha llevado por caminos diferentes, exponiendo las evidentes diferencias que los han dividido con el tiempo, en especial, a Luke, quien se siente más alejado que nunca del resto. Poco a poco, y tras tomar un atajo para alcanzar pronto su destino, se dan cuenta de que acaban de perderse, lo que empieza a erosionar el grupo, tanto por la falta de comida y agua como por las fuertes desavenencias que surgen entre ellos. Sin embargo, como si encontrarse solos, asustados, perdidos y rabioso no fuera suficiente, no tardan en toparse con reminiscencias de antiguos ritos paganos a una deidad que es más real de lo que piensan en un principio, una criatura que les acecha desde el primer paso que dieron en su bosque. El grupo no sólo deberá arrastrarse por los oscuros senderos del mar de árboles para sobrevivir a los elementos y a la terrible situación en la que se halla, sino para evitar las alargadas zarpas de la pesadilla viviente que vigila de cerca, una entidad primigenia y antigua como el mismo tiempo.


Reseña:
Stephen King (Cujo, Joyland) es el primer nombre que, seguramente, le venga a la cabeza a cualquier lector de terror moderno. Sí, tenemos a los clásicos Edgar Allan Poe (El Cuervo, La máscara de la muerte roja) y H. P. Lovecraft (En las montañas de la locura, El que susurra en la oscuridad), pero si entramos en los terrenos de los últimos años, parece mentira que sólo se nos ocurra el nombre del de Maine a la hora de hablar de terror literario. Aunque no es cierto del todo, ¿verdad? Sí. Ir a por King es lo fácil, claro. Si un lector pregunta por un autor de terror, lo sencillo es mencionar al Rey y punto. Sin embargo, ¿y si queremos ir más allá? Por supuesto, tratándose éste de un blog donde mencionamos a muchos escritores nacionales de género, seguro que de preguntarme a mí, o de pasearos por las entradas del presente espacio de internet, encontraréis unos cuantos nombres de interesantes contadores de historias que nada tienen que envidiar a los internacionales. Dejemoslos para otra ocasión, porque lo que de verdad nos interesa para comenzar a hablar del libro que vengo a reseñaros hoy, es ese grupito de autores de terror que nos llegan de fuera. Al fin y al cabo, a pesar de que en España lo sencillo sea nombrar a Stephen King como mejor ejemplo de escritor moderno de género, fuera de nuestras fronteras la lista de habituales es un poco más larga, perfecta para aquellos que o bien están hastiados de nuestro querido Steve, o bien desean completar las obras del Rey con la de sus compañeros de pesadillas.

Es cuanto menos curioso que los dos primeros nombres que pueden surgir en una conversación así sean los de Clive Barker (El corazón condenado, Cabal) y Joe Hill (Fantasmas, Cuernos). Resulta curioso porque en el primero hallamos a un gran amigo de King, llegando éste a apadrinarle en más de una ocasión, sobre todo, a la hora de recomendar sus libros; por otro lado, el segundo, es uno de los hijos del de Maine, concretamente, el que ha tenido más éxito a la hora de ponerse a juntar letras, letras de género como su padre, y tan buenas que muchos ya le consideran el siguiente rey, y no sólo el príncipe que viene a pasearse fugazmente por el terror y la fantasía. Por supuesto, podemos seguir dando nombres, como los del tristemente fallecido Jack Ketchum (Al otro lado del río, La chica de al lado) y el genial Ramsey Campbell (Turno de noche, Influencia), pero el problema reside que en España no han pegado con tanta fuerza como los de King, Hill y Barker, e incluso si hablamos del hijo del Rey, habría ir con cuidado, porque empieza a tener títulos descatalogados en nuestro país, y no son precisamente rumores los que apuntan a que no es de esos autores que venden bien. Sigo hablando de España, claro, donde de Ketchum apenas nos han llegado cuatro libros (y estoy siendo amable), de Campbell nos falta una ingente cantidad de su bibliografía y de muchos otros mejor ni hablar. Bueno, de uno de ellos, sí. Teniendo en cuenta que "El Ritual" pertenece a uno de esos escritores de terror maltratados en nuestro país y muy, muy populares y reconocidos fuera, sí que hay que mencionar a uno de ellos. Hablo del sobresaliente Adam Nevill.

A día de hoy, y si no me equivoco, Nevill, escritor dedicado principalmente al terror, cuenta en su bibliografía con casi diez novelas de terror y tres colecciones de cuentos, sin olvidar la gran cantidad de relatos que pululan por antologías en las que ha participado. A día de hoy, y si no me equivoco, en España sólo se han publicado tres libros de Adam Nevill. Tres. Sí, no estáis leyendo mal. Tres. Igual me dejo alguno por ahí al no tenerlo en cuenta por ser de otra editorial, que me perdone ésta y que me perdone el bueno de Adam (un tío majísimo, como puede demostrar su trato con compañeros de profesión y lectores por las redes sociales), pero en principio sólo tendríamos tres, y publicadas todas por Minotauro, a quien hay que darle eternas gracias por poner a nuestro alcance a uno de los mejores escritores de terror de los últimos años. "Apartamento 16", "El Ritual" y "El fin de los días" son las obras de Nevill que Minotauro publicó en su día, y que hoy, aunque no son imposibles de conseguir, sí que se pueden encontrar a precios bastante prohibitivos en el mercado de la segunda mano. Curiosamente, hablamos de tres de los mejores trabajos literarios del autor, lo cual es decir mucho si tenemos en cuenta que lo que escribe Nevill es como la pizza, que incluso siendo flojo, es bueno, muy bueno, como bien demuestran estos tres libros tan diferentes entre sí. Y sin embargo, sí que poseen puntos en común más allá de pertenecer al universo del mismo escritor y contar con su característica prosa, como por ejemplo, el tratamiento que hace Nevill de temas que le interesan bastante, y ese terror, entre psicológico y físico, que tanto le gusta mostrarnos en sus páginas. Desde ya, si sois amantes del género, os recomiendo encarecidamente que os hagáis con los tres títulos, porque son verdaderas joyas, en especial, a la hora de dar miedo e inquietar. Pero hoy nos vamos a detener en "El Ritual", una de las obras por las que Nevill es popular, uno de sus libros más reconocidos y uno de esos títulos que bien merece una relectura de cuando en cuando. Admito que la mía ha llegado tras visionar la adaptación cinematográfica que ha tenido el libro, emitida en Netflix y que cumple con creces, como película de terror y como adaptación del material original, añadiéndole jugosos cambios para que no veamos un copia plano a plano de los párrafos escritos. Tanto me ha gustado la producción, que en cuanto la acabé me fui directo a por la novela, que en su día devoré gracias a la genial edición de Minotauro.

En realidad, el argumento principal de "El Ritual" no puede ser más sencillo, que no simple. Tenemos a cuatro antiguos amigos que se reúnen para recuperar esos lazos rotos tiempo atrás, siendo el escenario de tal encuentro la excursión a unos bosques que se van haciendo más antiguos conforme avanzan en ellos, sobre todo, al coger un atajo con el que pretenden acortar el camino dispuesto. Sin embargo, no tardan en perderse, y a la creciente falta de comida y bebida se le une la presencia de lo que parece ser una extraña y misteriosa criatura que primero juega con ellos antes de atacarles cuando menos lo esperan. Y hasta aquí puedo contar sin reventaros la historia, en especial, porque llegados a cierto punto de la misma, el tono cambia casi por completo, pasando a ser... otra cosa. Vale, seguimos hablando de supervivencia para nuestros protagonistas, pero con numerosos matices que convierten el tercer acto del libro (aunque dé la impresión de que son dos) en algo que chocó bastante a muchos lectores en su momento. Sin embargo, hasta que alcanzamos esas páginas, lo que tenemos entre manos es una novela de monstruos en toda regla, el equivalente a una "monster movie" en formato literario, pero de nuevo con una enorme cantidad de distinciones que la hacen muy diferente a este tipo de producciones. En pocas palabras, Adam Nevill no se queda sólo en el simple relato de terror del enfrentamiento típico entre protagonistas humanos contra una criatura sobrenatural (o no) en un entorno agresivo hacia los primeros, sino que va más allá en multitud de sentidos. Sí, "El Ritual" tiene un "monstruo", tiene terror, tiene cuatro amigos acosados por la criatura, tiene muertos, tiene escenas tan grotescas como sangrientas, tiene luchas por la supervivencia, pero también mucho, mucho más.

No es malo escribir terror por terror, o lo que es lo mismo, no es malo escribir un cuento o una novela de terror que sólo bosque entretener, sin ningún otro objetivo. Al contrario, pues es una tarea sincera, y siempre viene bien desconectar con historias que sólo nos quieren hacer pasar buenos ratos sin complicarnos demasiado la existencia, o malos ratos, en este caso. Sin embargo, y aunque Nevill es bien capaz de ofrecernos este tipo de narraciones, "El Ritual" no es una de ellas, siendo al final más profunda de lo que podría parecer por su acertada y atractiva sinopsis. Igual que el libro contiene tres actos más o menos diferenciados, también posee dos líneas argumentales que son más sencillas de distinguir, convergiendo cada vez más ambas conforme pasamos las páginas. Por un lado, tenemos toda la parte de terror, es decir, el acecho al que son sometidos los protagonistas por la monstruosa presencia cuya identidad vamos descubriendo poco a poco, sin prisa pero sin pausa, sin que en ningún momento dejemos de recibir información, aunque sin que el autor nos los desvele todo antes de tiempo, siendo en el último acto, poco antes de ese emocionante y terrorífico enfrentamiento final, donde conseguimos todas las explicaciones pertinentes acerca de la presencia y el "resto" de lo que no os puedo hablar en la presente reseña, a pesar de que nos encontramos con una obra que ostenta ya unos muy bien llevados seis años, siete si hablamos de su lanzamiento en Reino Unido. No es que la otra cara de la novela no contenga terror, porque sí que se encuentra ahí, y en dosis más "realistas" e incluso duras a nivel psicológico, pero es evidente que Nevill ha querido ponerse profundo por medio de los cuatro personajes principales. Y vaya si lo consigue. Con creces, además.

Si el autor usa a su monstruo para hablar de lo viejo y lo nuevo, del mundo de antes y del de ahora, de las cosas que se deslizan por la oscuridad y que llevan sobreviviendo a la evolución del mundo desde hace miles y miles de años, para meternos en otros temas igual de interesantes utiliza a los cuatro amigos que se reúnen después de un buen tiempo sin verse, para recuperar una amistad que es evidente que ya no existe, en especial, si nos centramos en Luke el ¿protagonista? de "El Ritual". Gracias a los cuatro hombres, Nevill también nos habla del antes y el después, de lo viejo y lo nuevo, pero desde otro punto de vista, ahondando, profundizando en la personalidad de todos y cada uno de los cuatro protagonistas, y a partir de ahí, sumergiéndonos en lo que significa pertenecer a la sociedad moderna, donde las contradicciones alrededor de nuestras relaciones sociales y nuestro lugar en el mundo están a la orden del día. Ahí tenemos a Luke, que se siente totalmente desubicado, no sólo con respecto a sus "amigos", sino con respecto a la sociedad en general, sintiendo envidia, al mismo tiempo, de la vida que llevan los otros tres protagonistas, hombres de familia supuestamente felices, con todo lo que siempre habían deseado. A ellos les pasa algo parecido con Luke, aunque, a la vez, no sienten envidia, entrando los cuatro en un bucle de incoherencias, tan humanas como reales y verosímiles, donde tres envidian al cuarto en discordia, éste los envidia a ellos y, a la vez, ninguno desea la vida del otro en realidad. Nevill juega así con los sentimientos que inundan a la gente corriente en la vida real, creando así personajes con los que bien podríamos sentirnos identificados, que bien podrían ser nuestros vecinos, amigos, compañeros de trabajo y familiares. Aunque los cuatro protagonistas están perfectamente desarrollados, es Luke quien sale ganando en todo momento, al que se le presta más atención y al que conocemos más de arriba abajo, siendo magnífico cómo empieza como una personal en apariencia normal, y cómo Nevill nos va descubriendo quién es en realidad, alguien frustrado con el mundo, con la sociedad, consigo mismo, con cualquiera que se le cruce, con incontrolables ataques de ira que no tarda en mostrar hacia sus supuestos amigos.

No me gustaría dejar de hablar de los protagonistas más allá de sus personalidades, porque la gran cantidad de detalles que el escritor aporta a su alrededor son dignos de mencionar. Por ejemplo, tenemos al frente de la novela a cuatro hombres normales y corrientes, también en físico, lo que quiere decir que eso de cruzar un bosque no les va a ser nada fácil. Se cansan, deben parar a recuperar el aliento, les cuesta mantener el ritmo, las mochilas les pesan y los kilos de más que les han regalado sus vidas sedentarias no son precisamente lo mejor para una excursión que ya de por sí resulta complicada para los mejor preparados del grupo, como por ejemplo, Luke. Uno de los protagonistas no tarda en dañarse durante el trayecto, y es precisamente la furia de Luke la que aparece cuando no aguanta más que los esté retrasando. A esto hay que añadir que, como no podía ser de otra manera, el bosque y los elementos son tan enemigos de los personajes principales como la criatura que los persigue. Adam Nevill, una vez más, tiene en cuenta que una buena forma de aterrorizarnos es recordándonos que sus sobrenaturales historias ocurren en el mundo real, con reacciones reales por parte de sus personajes y el entorno que habitan. ¿Esto qué significa? Que el miedo, la incertidumbre, el frío, el hambre, la sed, el cansancio, la noche, el calor y la propia espesura, entre otros verosímiles conceptos, se enfrentan a los cuatro hombres, transformando en unas pocas páginas la idílica excursión en un verdadero infierno, y eso mucho antes de que aparezca el primer cadáver. Por supuesto, cuando eso ocurre, todo empeora, y no sólo por el hecho en sí, sino porque la presencia del bosque aumenta la cacería, además de las diferentes muestras que hallan en el bosque de que se trata de su hogar, en el que fue reverenciada hace mucho, mucho tiempo. Una cabaña siniestra, una macabra iglesia... Da la sensación de que cada vez que los protagonistas salen de la sartén, siempre caen en unas brasas todavía peores.

Me encantaría hablar de otros personajes que aparecen en la obra, pero entraría en esa parte que no puedo desvelar, una bastante polémica en su momento por, supuestamente, romper el tono que mantenía "El Ritual" hasta esas páginas. En realidad, aunque es cierto que es un cambio de rumbo bastante brusco, a mí me ha gustado. Insisto, es verdad que es ese toque lo que hacer perder un poco de genialidad a la novela, pero ni mucho menos es para romperse las vestiduras. Estamos ante un claro caso de "no es lo que esperaba", y de eso no tiene la culpa el autor, a no ser que haya dejado pistas sobre ello, y en este caso, pocas deja Nevill acerca de lo que va a ocurrir en el último tramo del libro. Eso sí, confieso que los cambios que este tercer acto ha sufrido en la adaptación cinematográfica me dejaron más contentos, no siendo así con todo el mundo, ni siquiera con los que se quejaban de la tercera parte de la obra. ¡No hay quién entienda a veces a los lectores! Pero si puedo seguir hablando de personajes sobre los que no penda la amenaza del spoiler, qué menos que mencionar al mismo bosque. Oscuro, profundo, antiguo, insondable, infinito, tenebroso, viviente, amenazador y asesino. El escritor no sólo nos describe el viejo bosque a la perfección, sino que lo convierte en un personaje más, yendo más allá del simple escenario donde se desarrolla el relato de terror, dando tantos y tantos detalles sobre él que se hace fácil imaginar cómo respira alrededor de los cuatro antiguos amigos mientras se sumergen en sus entrañas. Nevill no se deja en la cuneta ningún detalle al respecto, ayudado por una prosa sencilla cuando hace falta, y más enrevesada cuando la escena lo requiere, tanto a nivel de descripciones como de diálogos, aunque hay que reconocer que sabe inquietar al lector cuando se trata de formar escenarios a su alrededor. Los capítulos de "El Ritual" son cortos, una excelente manera de ir pasando páginas sin que apenas nos enteremos, lo cual ocurre también por lo adictivo que es todo lo que nos cuenta el autor.

En pocas palabras, e insistiendo en todo lo que comentaba al empezar la reseña, no sólo estamos ante una de las mejores obras de Adam Nevill, sino ante una de las mejores novelas de terror de los últimos años, demostración palpable de que hay vida, mucha vida, más allá de Stephen King. Vale, admito que no puedo ser muy objetivo al respecto. Me encanta la bibliografía de Nevill, me encanta el terror relacionado con escenarios tan interesantes como los bosques (comparables a inmensos océanos verdes donde la soledad del ser humano se hace palpable ante la inmensidad del agresivo y a la vez bello entorno que le rodea), me encanta la prosa del autor, me encanta el tema que rodea a la presencia que persigue al protagonista y, entre otros muchos aspectos positivos del libro, me encanta que sea una especie de versión literaria del excelente filme de género "El proyecto de la bruja de Blair". Todo funciona como un reloj excelentemente construido en "El Ritual", incluso cuando toma ese rumbo tan rompedor que tanto enfadó a muchos lectores. Al fin y al cabo, es un giro argumental que consigue sorprender, chocar y dejar al espectador literario con la boca bien abierta, sin saber muy bien por dónde irá la historia desde ese momento, si es que tenía alguna idea páginas antes, cosa que dudo bastante, teniendo en cuenta lo bien que Adam Nevill oculta sus cartas. "El Ritual" no habla sólo de monstruosas abominaciones en bosques oscuros, sino de supervivencia, de lo antiguo frente a lo nuevo, del mundo de antes frente al de ahora, de amistades rotas que quizá siempre lo estuvieron, de cómo funcionar en la sociedad actual, de las relaciones sociales, de nuestro lugar en el mundo, de lo maravillosos y peligrosos que pueden ser los bosques, de los parajes aún inexplorados en nuestro planeta, de la religión, de lo que nos mueve como seres humanos... El terror en sus diferentes facetas. Físico y psicológico. Pasar frío, miedo y hambre mientras nos encontramos perdidos en un paraje que desconocemos, junto a personas que odiamos, con la desesperanza mordiéndonos los tobillos antes de que una criatura desconocida haga lo mismo con el resto de nuestro cuerpo. Os hablo de "El Ritual". Si no os habéis perdido ya en él, hacedlo cuanto antes. No os arrepentiréis.


Nota: 9,5/10


No hay comentarios:

Publicar un comentario