Ficha Técnica
Título original: Mis terrores nocturnos
Autor: Moi Gascón
Portada: Marco Gómez Gómez
Género: Terror
Nacionalidad: España
Formato: Rústica
Nº de páginas: 286
Editorial: Autopublicación
Publicación: 2016
Sinopsis:
Una línea de autobús que se creía suspendida, pero sigue realizando su trayecto nocturno. Un camello atrapado en su coche en mitad del desierto. Un viaje contrarreloj con un siniestro trivial mortal. El cumpleaños perfecto para un niño de diez años. Un concurso televisivo en un piso vacío. Un parque de atracciones abandonado o las hazañas de un enfermizo payaso... Esto y mucho más en dieciocho escalofriantes relatos poblados de sueños, sangre, vísceras y terror, todo ello prologado por un maestro del terror como es Tony Jiménez. Ten cuidado con lo que sueñas, podría hacerse realidad.
Reseña:
Debo reconocer que me encanta reseñar antologías, y ni os digo ya si son de compañeros y amigos muy, muy cercanos. Y sí, es bastante posible que deba dejar de explicaros por qué y cómo me gustan este tipo de publicaciones, pero nunca está de más recordarlo, sobre todo si tenemos en cuenta que quizá no llegasteis a las demás entradas donde lo cuento, así que preparaos, porque estoy a punto de soltar un pequeño rollazo acerca de mis gustos literarios con respecto a las excelencias del relato corto, un formato que Moi Gascón (Las 8 caras del miedo), autor de "Mis terrores nocturnos", conoce bastante bien, y no es de extrañar, porque precisamente, y a pesar de que muchos somos los que le insistimos para que se ponga pronto a realizar una novela (corta o larga, pero una novela), Moi es uno de esos autores labrados en el campo del relato corto, de la pequeña extensión, todo un reto que afrontar por todo escritor que se precie de serlo, o que, al menos, decide considerarse como tal. Los mecanismos para construir un cuento no son los mismos que para cualquier obra de mayor extensión, y Moi lo sabe, demostrándolo con creces en ésta su primera publicación en solitario.
Pero vayamos por orden, porque os iba a contar por qué me gustan tanto las antologías, ya sea como escritor o como lector, de varios autores y de uno solo, aunque reconozco que prefiero las de un solo autor si me dan a elegir. Que no se me entienda mal, que es, en especial, porque así se mantiene una calidad más o menos equilibrada. Sí, es bastante probable que uno acabe prefiriendo unos relatos por encima de otros; eso es inevitable en cualquier antología, y si me apuráis, en cualquier novela, cuando nos ponemos a hablar de los distintos capítulos que la forman. Sin embargo, en una antología de varios escritores, es más probable que, al ser cada uno de su padre y de su madre, se noten los altibajos que posee el libro en cuestión. Ojo, que no estoy desechando este tipo de antologías que suelo devorar con avidez, y en las que también participo habitualmente. Es más, me parecen volúmenes perfectos para tratar ciertos conceptos, sobre todo si hablamos de terror, el género favorito de Moi Gascón y en el que se adentra "Mis terrores nocturnos", y para descubrir a ciertos autores desconocidos, o a los que todavía no nos habíamos aproximado. También es cierto que para calmar las ansias lectoras en cuanto a tal o cual autor, valen más bien para poco, y es ahí donde entran las antologías de un solo escritor. Al fin y al cabo, si tenemos mono de, no sé, Clive Barker (Cabal, Libros de sangre), es más probable que nos aplaque el ansia una antología suya, que no solamente un cuento en una donde aparezcan muchos más autores, por buenos que sean todos estos. Y ni siquiera eso será suficiente para que se nos quiten las ganas de zambullirnos en su siguiente novela, por más que Barker, el ejemplo puesto en este caso, sea un genio de la narrativa corta.
Pasando a las antologías de un solo escritor, confieso que las considero el siguiente paso en la carrera de los mismos. Lo lógico, lo coherente, o si queréis llamarlo lo natural, es que uno se "entrene" mediante el relato corto, dándole al mismo hasta que no sepa escribir otra cosa, hasta que le sangren los dedos, hasta haber entrado en docenas de antologías con otros autores, hasta que se conozca el mundillo como la palma de la mano, hasta que maneje tan bien los recursos literarios que la novela a la que se dedique después salga completamente sola, como si la realizara con el automático puesto. Sin embargo, entre la novela y el relato corto en otras antologías, queda un hueco, y ese es el de la antología de un solo autor, el de la antología propia, el siguiente paso natural del escritor, y el que muchos (entre los que me encuentro) piensan que debería ser el primer paso en solitario de todo juntaletras. Después de todo, cuando uno afronta una antología de estas características, y ha hecho bien los deberes con respecto a esforzarse al máximo en parir relatos, tendrá en su haber un buen montón de cuentos cortos con los que construir el libro. Y si además, esas pequeñas obras poseen un denominador común, entonces el interés de la antología subirá bastantes puntos para los lectores, que verán en el volumen una obra completa, bien planeada, con un mismo tono y un tema central, lo más parecido a una novela en el contexto de las antologías. Como lector, reconozco que le doy el mismo valor a una antología con una temática en común que a recopilaciones de relatos que el autor va cogiendo de aquí y de allá, la típica de cajón de sastre, algo que suele suceder mucho cuando un escritor pasa de realizar relatos a formar su primera obra en solitario; de ahí que más tarde cueste encontrar en sus bibliografías más compilaciones de cuentos. Sin embargo, como escritor, reconozco que prefiero darle a cada antología su propia personalidad, elegir cuidadosamente los relatos que la construyen y olvidarme de aquellos que no pueden ir en ella.
Algo así ha llevado a cabo Moi Gascón para "Mis terrores nocturnos", que huele a cajón de sastre, pero resulta mucho más que eso en cuanto nos sumergimos en ella. Porque su primer libro en solitario es una personificación de quién es él, como profesional y como persona, como autor y como tipo corriente con sus filias y fobias. Moi desconoce lo que es el miedo a mostrarse al mundo tal y como es, de ahí que su recopilación de cuentos sea tan personal, tan definitoria de lo que siente, y por supuesto, de sus gustos personales. Moi Gascón es un hijo de los 80, y como tal, su educación se basa principalmente en películas y libros de aquella maravillosa época que, todo hay que decirlo, también contiene grandes dosis de nostalgia, pretendiendo que todo lo que salió entonces era una obra maestra, y nada más lejos de la realidad. Tampoco vamos a quitarle méritos a una década donde la imaginación de directores, guionistas y escritores nos dio algunos de los más grandes títulos de la historia, pudiendo ser conocida como la verdadera primera época de ocio friki. Y eso lo muestra Moi Gascón en "Mis terrores nocturnos", cuyo principal referente, dejando de lado a Stephen King (Cujo, Joyland) que nos toca a todos, sería "Historias de la cripta" y publicaciones similares repletas de historias con finales impactantes, mucha moraleja, humor bastante negro y escenas tan escabrosas como terroríficas sin censura de ninguna clase. En tiempos como los presentes, en los que el revival de los 80 está a la orden del día, nada raro teniendo en cuenta que los que crecimos por entonces somos los que fabricamos entretenimiento ahora, no son pocos los homenajes a "Creepy", "Eerie" e "Historias de la cripta", o a los filmes de aquellos años, aunque existen tantas meteduras de pata como aciertos. "Mis terrores nocturnos" entra de lleno en el segundo grupo, y una de las razones, de los principales motivos, es muy sencillo: Moi Gascón vivió los 80, ama los 80, respira los 80 y todavía vive los 80. Su antología no es un sacacuartos que pretende aprovechar una época impresionante para la literatura de terror (que se lo digan a King), sino que es una obra realizada con verdadero amor por aquella década, escrita como si de verdad estuviéramos en los 80 y fuera lo más natural del mundo darle al lector este tipo de relatos.
Los méritos de Moi con "Mis terrores nocturnos" darían para una lista bastante larga, así que intentaré resumirlos. Lo habitual en las editoriales de hoy en día, al menos en la mayoría de ellas, es que consideren un gran riesgo una antología, ya sea conjunta o de solamente un autor, por lo que las respuestas hacia los autores que desean publicar con ellas este tipo de libros suele ser negativa, salvo casos muy, muy concretos. Es una pena, sí, pero hay que pensar que las editoriales también buscan cierto beneficio económico, y que las antologías suelen darlo por lo bajo, al menos en general y sobre todo las de varios autores, aunque pueda parecer lo contrario. Tranquilos, que esto no sólo sucede en España, sino en el mundo entero. Si le preguntamos a King de qué ha vendido más, si de "El bazar de los malos sueños" o de "Mr. Mercedes", la respuesta estará bastante clara. Cuidado, porque eso no quiere decir que, automáticamente, cada antología que sale a la venta sea un fracaso, pero hay que hilar muy fino con todas ellas, tener claro qué se va a publicar y las ventas que va a tener cada una de ellas. Y cuando uno se entera de que, en apenas unos meses, Moi agotó toda la tirada de "Mis terrores nocturnos", no puede más que reírse ante la perspectiva de que ninguna editorial se interesase por ella, siendo, sí, un libro autopublicado por el propio autor, sin ni siquiera Amazon mediante. Moi ha hecho un "yo me lo guiso, yo me lo como" con "Mis terrores nocturnos", o la versión mejorada de "Mis terrores nocturnos", porque esta antología ya tuvo una primera vida en formato digital no mucho antes de salir esta edición, centrada en el libro físico, con nueva portada, relatos y un diseño bastante más profesional que esa aventurilla de Moi. Sin olvidar la estupenda cubierta que Marco Gómez Gómez (Supermalia, Drácula vs. la Momia: Batalla por Chicago) ha realizado para esta versión actualizada, y que capta a la perfección el tono de los cuentos, ni tampoco la excelente maquetación de la muy profesional Aniel Dominic (El club de los etéreos), hay que reconocer que el acabado de "Mis terrores nocturnos" es el que se merece, digno de que todo el mundo lo disfrute.
Si os habéis fijado, tuve el honor de realizar el prólogo de este título. Y sí, Moi Mascón puede ser uno de mis mejores amigos y uno de esos compañeros cuyo talento todavía tiene que explotar en todas direcciones, pero os aseguro que si una obra me parece floja, me niego en rotundo a prologarla. Más que por fortuna, es por el buen hacer del autor que "Mis terrores nocturnos" es una de esas antologías que nos descubren a un escritor con talento, con un talento todavía por explotar, un talento que necesita un par de títulos más para que Moi Gascón se convierta automáticamente en uno de esos cocos literarios de referencia en nuestro país. Un par de libros más en solitario, quizás una antología y una novela, alguna oportunidad en una editorial, y os puedo asegurar que Moi va a tocar el cielo, y no se va a quedar ahí, no. Claro, igual pensáis que digo esto por el hecho de escribir el prólogo y por nuestra fuerte amistad dilatada en el tiempo. Aunque os dijera que hablo con objetividad, es posible que no me creyeseis. ¿Y si dejo hablar al Premio Ultratumba a Mejor antología que ha ganado "Mis terrores nocturnos" en 2017? ¿Y si os confirmo que ahora mismo se encuentra a la venta nada más y nada menos que en Argentina mediante LATermina Ediciones? También hay otra manera de comprobarlo. Después de leer los siguientes comentarios hacia los relatos de la antología, podéis correr a por ella. Quizá tengáis suerte y, además de la edición digital gratuita en Lektu, encontréis alguna en papel por ahí perdida. Si tenéis suerte, claro. Con esto del terror, nunca se sabe. Lo que sí sé, es que Moi Gascón es garantía de buen terror, de pasarlo bien y mal. Juzgad vosotros mismos... siempre después de leer la reseña, por supuesto.
-Un cuervo en la noche- El autor demuestra su inteligencia al estructura la antología con este primer relato, uno de los más cortos, mejor escritos y más interesantes del libro. Bebe mucho del grandioso Edgar Allan Poe (La caída de la casa Usher, El Cuervo), en especial, de uno de sus trabajos cortos más populares con cierto pájaro negro como protagonista. Lo único que se le puede achacar es que, como veréis por los siguientes cuentos, casa poco con el tono general de "Mis terrores nocturnos", no siendo un buen ejemplo del resto del libro. Y para muestra, el botón con el que continuamos.
-Línea nocturna- Cien por cien "Mis terrores nocturnos". Cien por cien "Historias de la cripta". Cien por cien Moi Gascón. Y hasta diría que con unos toques de "Pesadillas" de R. L. Stine. El relato nos cuenta la historia de un extraño autobús en el que nuestro protagonista se va montando cada ciertas noches, un vehículo en el que conoce a una misteriosa muchacha con la que se obsesiona y que guarda un secreto que nos conducirá (nunca mejor dicho) a un final de infarto. Tenemos entre manos un cuento idóneo para conocer la literatura de Moi, tanto a nivel de prosa como argumental. No olvidemos la ingente cantidad de referencias que contiene, otra de las características de la obra del autor, como iremos comprobando a partir de aquí durante el resto del libro.
-El retrato- Mejor que el anterior, este relato se centra en el inquietante tema de los cuadros malditos, que Moi sabe aprovechar bastante bien, a pesar de un final algo descafeinado con respecto al resto de la historia. Encontramos una dosis de suspense y terror a partes iguales, con uno protagonista muy típico en las obras del autor, bien acompañado por las consabidas referencias (sobre todo de los 80) y ese tono siniestro de "Historias de la cripta", donde no eran extrañas las publicaciones con cuadros espeluznantes de por medio. No es que sea uno de los mejores relatos del libro, es cierto, pero me parece uno de los más necesarios por las ideas alrededor de las que gira. Necesario, muy necesario.
-Cumpleaños feliz- Moi vuelve a los cuentos de corta extensión con éste, demostrando al mismo tiempo que le encanta el gore, siendo realmente impactante, aunque predecible, el final de la historia. Tenemos entre manos otra pequeña obra muy relacionada con el terror siniestro y repleto de mal rollo que tanto abundaba en las publicaciones de EC Comics, mucho antes de que volviera en los años 80 y resucitará del todo en los últimos años. Una buena muestra de que cuando el autor quiere mostrarnos vísceras, destripamientos y masacres variadas, no se corta un solo pelo.
-El Buitre- El autor se nos pone serio con un relato que bien podría haber sido originalmente uno de los mejores cómics de "Historias de la cripta", por no decir que también habría sido uno de los mejores capítulos de su famosa versión televisiva, con ese siniestro y cachondo Guardián de la Cripta acompañado por el buitre protagonista del cuento. Tenemos a un protagonista que es más bien un antihéroe, una situación asfixiante y un buitre que se va acercando. ¿Recordáis "Cujo" de Stephen King? Pues preparaos para la particular versión que da Moi de dicha novela, eso sí, con sus más que evidentes diferencias. Atentos al final. No tiene desperdicio.
-Cuenta atrás- Uf. Este relato me ha dejado sentimientos muy, muy encontrados. Por una parte, me encanta el tema que trata, los extraterrestres, y además con ese tono de historia de los años 50, con una tensión que se puede cortar con un cuchillo durante todas las páginas de las que se compone. Sin embargo, me parece que, en líneas generales, y esto es una opinión muy, muy personal, es un cuento que en ocasiones parece que no sabe por dónde tirar, como si el carpintero tuviera las mejores herramientas, pero no supiera bien qué hacer con ellas. Y ojo, insisto, no es una mala obra dentro de "Mis terrores nocturnos", y sin embargo, se queda atrás con respecto a las anteriores y las siguientes.
-El show debe continuar- Otro de los cuentos más cortos de la antología, y de nuevo, una de esas historias que, de alguna forma, trascienden el tono del libro, sin abandonar el carácter autobiográfico que poseen prácticamente todas. Y admito que ha sabido llegarme a pesar de la extensión por el hecho de tratar la música que me gusta desde un punto de vista tan terrorífico como sangriento. Es uno de esos relatos que entran bastante bien después de un par largos, pero que te susurran que no servirían para formar una antología de pies a cabeza. De mis favoritos, sin duda.
-Un viaje por el reino del terror- Una limusina y un tipo de lo más desagradable. ¡Ah! Y todo el amor que se puede sentir hacia la literatura y el cine de género, sobre todo, de los 80. Eso es todo lo que necesita Moi para regalarnos un relato que gana con cada relectura, y lo sé porque la primera vez que me lo zampé me gustó... pero en la segunda ocasión, me encantó. El protagonista, que no es precisamente un santo, deberá enfrentarse a un inquietante conductor que lo meterá en una especie de siniestro concurso de preguntas y respuestas de lo más divertidas, que hacen participar incluso al lector. Otro de mis favoritos de la antología. Además, se nota que el autor le ha puesto toneladas de cariño. Y es de los más largos, por no decir el que más. Redondo, redondo.
-Noche de paz, noche de horror- No puede faltar un relato de navidades en una antología de terror, aunque pueda parecer raro decirlo. Y se agradece tanto como una historia de cuadros siniestros o una de Halloween, así que no puedo más que aplaudir esta gamberrada escrita por Moi Gascón, donde convierte el típico viaje de compras por un centro comercial en un verdadero infierno donde hasta los más insospechados juguetes cobran vida para lanzarse a la yugular de los protagonistas. Un cuento muy, muy divertido, repleto de violencia, sangre y terror, que bien podría haberse convertido en un filme al estilo "Gremlins" y "Krampus".
-Arañas- Sin duda, el patito feo de "Mis terrores nocturnos", tanto por su extensión como por la historia que nos cuenta, por mucho que tenga el ADN de las publicaciones de EC Comics en cada célula de su cuerpo. Además, es evidente que fue uno de los primeros relatos escritos por el autor, y aunque el tono que contiene casa a la perfección con el de la antología, no así su calidad, que se ve ensombrecida por la de sus hermanos y hermanas mayores.
-Pobre Ray- Moi Gascón conoce a Stephen King en "Blaze". Gran fan del de Maine, el autor demuestra una de las máximas que más me gustan del mundillo de la literatura: todo está inventado. ¿Cómo? ¿Que pensáis que no? Os reto a escribir algo que sea original al cien por cien. Os aseguro, que alguien ya lo habrá hecho antes desde otra perspectiva, sólo que no lo sabéis aún. Y es que, lo original es, en realidad, contar lo mismo a partir de un punto de vista diferente. No será la misma historia de, por ejemplo, vampiros la que cuente Clive Barker que la que narre Stephen King. Moi lo confirma con la "típica" obra de perdedores, construyendo uno de los mejores relatos de "Mis terrores nocturnos". Oro puro.
-Truco o Trato- Volvemos a lo que opinaba sobre el relato de las arañas. El punto positivo de este cuento es que una antología de terror siempre va a ganar en atractivo si contiene una historia acerca de Halloween, la festividad más querida para los que amamos el género. Sin embargo, el autor nos vuelve a dar otra pequeña narración que parece escrita durante sus primeros pasos, flojita, y que lo único que aporta al conjunto total es mucha sangre, vísceras y más gore. No es que esté mal, pero después de anteriores relatos, uno se espera más del libro.
-El plato está en la mesa- No es un mal cuento. Sí, parece que si uno empieza así una crítica, lo siguiente que va a soltar es un enorme "pero...". Y habéis acertado, porque tiene un gran "pero", y ese es que se ve venir todo lo que ocurre, incluido el final, desde los primeros párrafos. Y lo curioso es que es uno de esos relatos llenos de tensión, bien escritos y que presenta una situación de lo más interesante, pero su alto nivel de "esto ya lo he visto" lo estropea bastante. Una pena. Y aun así, insisto, se deja leer.
-Flecos- No es que entre en mi top ten de las mejores historias de la antología, sino que se coloca al instante en el top five, con todas las posibilidades de ser mi relato favorito de "Mis terrores nocturnos", y uno de los mejores del autor en toda su bibliografía, que se dice pronto. Payasos y terror. Terror y payasos. Y ambos conceptos escritos por un gran fan de Stephen King. ¿Hace falta decir más? Sí... ¡Leedlo ya! Bien escrito, con escenas aterradoras, un argumento que engancha de inmediato... Moi Gascón nos regala un relato que lo tiene absolutamente todo, y que es de esas obras que confirman que todavía tiene mucho que contarnos, y cada vez mejor. Novela para este cuento. Ya. De inmediato. Vamos tarde.
-No todo está perdido- Moi Gascón parece que conoce todos los mecanismos que nunca deben faltar en una antología de terror. Que si Navidad, que si Halloween, que si... ¡zombis! Y de eso va este cuento de corta extensión, muy corta extensión, de esos muertos vivientes que vivían una segunda juventud literaria hasta hace muy poco, diluidos últimamente a causa de la sobreexplotación que diferentes editoriales han producido sobre el tema, editoriales que, por cierto, ayudaron y ayudan bastante al género fantástico en nuestro país; lo uno no tiene que ver con lo otro, y ni siquiera es realmente malo haber "gastado" al zombi. Me centro en el presente libro, no os preocupéis. El caso es que este cuento sí me ha gustado más que los otros de menor extensión, pero me sigue pareciendo una narración bastante floja si la comparamos con los mejores títulos de "Mis terrores nocturnos", en este caso, sobre todo, por el desarrollo del argumento.
-La pasta gansa- Concursos de televisión, fantasmas y gente pasándolo muy mal en el proceso. Menuda combinación, ¿verdad? Y más si Moi la usa para darnos un relato con una extensión considerable, pero que hace aguas en algunas de sus partes, en especial en su desarrollo, cuando se pone a dar vueltas sobre sí mismo, como si no supiera llegar al final. Y es una lástima, porque el mal rollo impregna todas y cada una de las páginas de la historia, aunque también es cierto que la tensión acaba a veces rota por ciertas gotas de humor negro que no sé yo si casan mucho con las apariciones "fantasmales" que acaban teniendo lugar. Eso sí, es imposible negar que el tono de "Historias de la cripta" se encuentra en los párrafos del cuento. Ahí, el autor cumple con creces.
-Mis terrores nocturnos- Suele ser poco habitual que en las antologías de un solo autor, en especial cuando son de terror, no exista un relato que sea el que da nombre al libro. Personalmente, es algo que no me gusta, ya que, al final, existe cierta personalización relacionada con el cuento en cuestión, como si la obra estuviera centrada en él... aunque en realidad no tenga nada que ver con la historia, como es el caso. Nos topamos con otro de esos relatos cortos e impactantes que han ido pululando por el libro, efectivo, pero menor en calidad a otros mucho más ambiciosos que hemos disfrutado con anterioridad. Aun así, el nivel de éste es superior al de los otros cuentos de breve extensión, lo que le da un valor añadido bastante jugosos.
-Ecos- Curiosa, muy curiosa manera la de cerrar "Mis terrores nocturnos" la que ha elegido Moi Gascón... o no. Es evidente que, como ocurrió con el primer relato, el autor ha querido dar lo mejor de sí mismo para empezar y terminar su primera publicación en solitario, y lo ha conseguido, tanto al principio como al final, teniendo entre manos ahora un cuento emotivo, pausado y tan siniestro como bello, y esas son precisamente las características que sacan a esta historia directamente de la antología, como ya ocurría con la que la encabeza. Y es que, este relato tiene de todo salvo ese tono a lo EC Comics en el que se basa la obra, y aunque es un cuento genial de principio a fin, otra de esas muestras de que el autor no sólo sabe escribir sino que, además, tiene mucho que ofrecernos más allá del gore, los cuchillos abriendo la carne y las cabezas cortadas. ¿Es una buena manera de terminar la recopilación de cuentos? Sí, lo es. Muy buena. Deja un gran sabor de boca. ¿Es la adecuada? Teniendo en cuenta que "Mis terrores nocturnos" es el "Historias de la cripta" de Moi Gascón, diría que no. Pero sólo es una opinión personal. La mía, en concreto.
Nota: 8/10
Sinopsis:
Una línea de autobús que se creía suspendida, pero sigue realizando su trayecto nocturno. Un camello atrapado en su coche en mitad del desierto. Un viaje contrarreloj con un siniestro trivial mortal. El cumpleaños perfecto para un niño de diez años. Un concurso televisivo en un piso vacío. Un parque de atracciones abandonado o las hazañas de un enfermizo payaso... Esto y mucho más en dieciocho escalofriantes relatos poblados de sueños, sangre, vísceras y terror, todo ello prologado por un maestro del terror como es Tony Jiménez. Ten cuidado con lo que sueñas, podría hacerse realidad.
Reseña:
Debo reconocer que me encanta reseñar antologías, y ni os digo ya si son de compañeros y amigos muy, muy cercanos. Y sí, es bastante posible que deba dejar de explicaros por qué y cómo me gustan este tipo de publicaciones, pero nunca está de más recordarlo, sobre todo si tenemos en cuenta que quizá no llegasteis a las demás entradas donde lo cuento, así que preparaos, porque estoy a punto de soltar un pequeño rollazo acerca de mis gustos literarios con respecto a las excelencias del relato corto, un formato que Moi Gascón (Las 8 caras del miedo), autor de "Mis terrores nocturnos", conoce bastante bien, y no es de extrañar, porque precisamente, y a pesar de que muchos somos los que le insistimos para que se ponga pronto a realizar una novela (corta o larga, pero una novela), Moi es uno de esos autores labrados en el campo del relato corto, de la pequeña extensión, todo un reto que afrontar por todo escritor que se precie de serlo, o que, al menos, decide considerarse como tal. Los mecanismos para construir un cuento no son los mismos que para cualquier obra de mayor extensión, y Moi lo sabe, demostrándolo con creces en ésta su primera publicación en solitario.
Pero vayamos por orden, porque os iba a contar por qué me gustan tanto las antologías, ya sea como escritor o como lector, de varios autores y de uno solo, aunque reconozco que prefiero las de un solo autor si me dan a elegir. Que no se me entienda mal, que es, en especial, porque así se mantiene una calidad más o menos equilibrada. Sí, es bastante probable que uno acabe prefiriendo unos relatos por encima de otros; eso es inevitable en cualquier antología, y si me apuráis, en cualquier novela, cuando nos ponemos a hablar de los distintos capítulos que la forman. Sin embargo, en una antología de varios escritores, es más probable que, al ser cada uno de su padre y de su madre, se noten los altibajos que posee el libro en cuestión. Ojo, que no estoy desechando este tipo de antologías que suelo devorar con avidez, y en las que también participo habitualmente. Es más, me parecen volúmenes perfectos para tratar ciertos conceptos, sobre todo si hablamos de terror, el género favorito de Moi Gascón y en el que se adentra "Mis terrores nocturnos", y para descubrir a ciertos autores desconocidos, o a los que todavía no nos habíamos aproximado. También es cierto que para calmar las ansias lectoras en cuanto a tal o cual autor, valen más bien para poco, y es ahí donde entran las antologías de un solo escritor. Al fin y al cabo, si tenemos mono de, no sé, Clive Barker (Cabal, Libros de sangre), es más probable que nos aplaque el ansia una antología suya, que no solamente un cuento en una donde aparezcan muchos más autores, por buenos que sean todos estos. Y ni siquiera eso será suficiente para que se nos quiten las ganas de zambullirnos en su siguiente novela, por más que Barker, el ejemplo puesto en este caso, sea un genio de la narrativa corta.
Pasando a las antologías de un solo escritor, confieso que las considero el siguiente paso en la carrera de los mismos. Lo lógico, lo coherente, o si queréis llamarlo lo natural, es que uno se "entrene" mediante el relato corto, dándole al mismo hasta que no sepa escribir otra cosa, hasta que le sangren los dedos, hasta haber entrado en docenas de antologías con otros autores, hasta que se conozca el mundillo como la palma de la mano, hasta que maneje tan bien los recursos literarios que la novela a la que se dedique después salga completamente sola, como si la realizara con el automático puesto. Sin embargo, entre la novela y el relato corto en otras antologías, queda un hueco, y ese es el de la antología de un solo autor, el de la antología propia, el siguiente paso natural del escritor, y el que muchos (entre los que me encuentro) piensan que debería ser el primer paso en solitario de todo juntaletras. Después de todo, cuando uno afronta una antología de estas características, y ha hecho bien los deberes con respecto a esforzarse al máximo en parir relatos, tendrá en su haber un buen montón de cuentos cortos con los que construir el libro. Y si además, esas pequeñas obras poseen un denominador común, entonces el interés de la antología subirá bastantes puntos para los lectores, que verán en el volumen una obra completa, bien planeada, con un mismo tono y un tema central, lo más parecido a una novela en el contexto de las antologías. Como lector, reconozco que le doy el mismo valor a una antología con una temática en común que a recopilaciones de relatos que el autor va cogiendo de aquí y de allá, la típica de cajón de sastre, algo que suele suceder mucho cuando un escritor pasa de realizar relatos a formar su primera obra en solitario; de ahí que más tarde cueste encontrar en sus bibliografías más compilaciones de cuentos. Sin embargo, como escritor, reconozco que prefiero darle a cada antología su propia personalidad, elegir cuidadosamente los relatos que la construyen y olvidarme de aquellos que no pueden ir en ella.
Algo así ha llevado a cabo Moi Gascón para "Mis terrores nocturnos", que huele a cajón de sastre, pero resulta mucho más que eso en cuanto nos sumergimos en ella. Porque su primer libro en solitario es una personificación de quién es él, como profesional y como persona, como autor y como tipo corriente con sus filias y fobias. Moi desconoce lo que es el miedo a mostrarse al mundo tal y como es, de ahí que su recopilación de cuentos sea tan personal, tan definitoria de lo que siente, y por supuesto, de sus gustos personales. Moi Gascón es un hijo de los 80, y como tal, su educación se basa principalmente en películas y libros de aquella maravillosa época que, todo hay que decirlo, también contiene grandes dosis de nostalgia, pretendiendo que todo lo que salió entonces era una obra maestra, y nada más lejos de la realidad. Tampoco vamos a quitarle méritos a una década donde la imaginación de directores, guionistas y escritores nos dio algunos de los más grandes títulos de la historia, pudiendo ser conocida como la verdadera primera época de ocio friki. Y eso lo muestra Moi Gascón en "Mis terrores nocturnos", cuyo principal referente, dejando de lado a Stephen King (Cujo, Joyland) que nos toca a todos, sería "Historias de la cripta" y publicaciones similares repletas de historias con finales impactantes, mucha moraleja, humor bastante negro y escenas tan escabrosas como terroríficas sin censura de ninguna clase. En tiempos como los presentes, en los que el revival de los 80 está a la orden del día, nada raro teniendo en cuenta que los que crecimos por entonces somos los que fabricamos entretenimiento ahora, no son pocos los homenajes a "Creepy", "Eerie" e "Historias de la cripta", o a los filmes de aquellos años, aunque existen tantas meteduras de pata como aciertos. "Mis terrores nocturnos" entra de lleno en el segundo grupo, y una de las razones, de los principales motivos, es muy sencillo: Moi Gascón vivió los 80, ama los 80, respira los 80 y todavía vive los 80. Su antología no es un sacacuartos que pretende aprovechar una época impresionante para la literatura de terror (que se lo digan a King), sino que es una obra realizada con verdadero amor por aquella década, escrita como si de verdad estuviéramos en los 80 y fuera lo más natural del mundo darle al lector este tipo de relatos.
Los méritos de Moi con "Mis terrores nocturnos" darían para una lista bastante larga, así que intentaré resumirlos. Lo habitual en las editoriales de hoy en día, al menos en la mayoría de ellas, es que consideren un gran riesgo una antología, ya sea conjunta o de solamente un autor, por lo que las respuestas hacia los autores que desean publicar con ellas este tipo de libros suele ser negativa, salvo casos muy, muy concretos. Es una pena, sí, pero hay que pensar que las editoriales también buscan cierto beneficio económico, y que las antologías suelen darlo por lo bajo, al menos en general y sobre todo las de varios autores, aunque pueda parecer lo contrario. Tranquilos, que esto no sólo sucede en España, sino en el mundo entero. Si le preguntamos a King de qué ha vendido más, si de "El bazar de los malos sueños" o de "Mr. Mercedes", la respuesta estará bastante clara. Cuidado, porque eso no quiere decir que, automáticamente, cada antología que sale a la venta sea un fracaso, pero hay que hilar muy fino con todas ellas, tener claro qué se va a publicar y las ventas que va a tener cada una de ellas. Y cuando uno se entera de que, en apenas unos meses, Moi agotó toda la tirada de "Mis terrores nocturnos", no puede más que reírse ante la perspectiva de que ninguna editorial se interesase por ella, siendo, sí, un libro autopublicado por el propio autor, sin ni siquiera Amazon mediante. Moi ha hecho un "yo me lo guiso, yo me lo como" con "Mis terrores nocturnos", o la versión mejorada de "Mis terrores nocturnos", porque esta antología ya tuvo una primera vida en formato digital no mucho antes de salir esta edición, centrada en el libro físico, con nueva portada, relatos y un diseño bastante más profesional que esa aventurilla de Moi. Sin olvidar la estupenda cubierta que Marco Gómez Gómez (Supermalia, Drácula vs. la Momia: Batalla por Chicago) ha realizado para esta versión actualizada, y que capta a la perfección el tono de los cuentos, ni tampoco la excelente maquetación de la muy profesional Aniel Dominic (El club de los etéreos), hay que reconocer que el acabado de "Mis terrores nocturnos" es el que se merece, digno de que todo el mundo lo disfrute.
Si os habéis fijado, tuve el honor de realizar el prólogo de este título. Y sí, Moi Mascón puede ser uno de mis mejores amigos y uno de esos compañeros cuyo talento todavía tiene que explotar en todas direcciones, pero os aseguro que si una obra me parece floja, me niego en rotundo a prologarla. Más que por fortuna, es por el buen hacer del autor que "Mis terrores nocturnos" es una de esas antologías que nos descubren a un escritor con talento, con un talento todavía por explotar, un talento que necesita un par de títulos más para que Moi Gascón se convierta automáticamente en uno de esos cocos literarios de referencia en nuestro país. Un par de libros más en solitario, quizás una antología y una novela, alguna oportunidad en una editorial, y os puedo asegurar que Moi va a tocar el cielo, y no se va a quedar ahí, no. Claro, igual pensáis que digo esto por el hecho de escribir el prólogo y por nuestra fuerte amistad dilatada en el tiempo. Aunque os dijera que hablo con objetividad, es posible que no me creyeseis. ¿Y si dejo hablar al Premio Ultratumba a Mejor antología que ha ganado "Mis terrores nocturnos" en 2017? ¿Y si os confirmo que ahora mismo se encuentra a la venta nada más y nada menos que en Argentina mediante LATermina Ediciones? También hay otra manera de comprobarlo. Después de leer los siguientes comentarios hacia los relatos de la antología, podéis correr a por ella. Quizá tengáis suerte y, además de la edición digital gratuita en Lektu, encontréis alguna en papel por ahí perdida. Si tenéis suerte, claro. Con esto del terror, nunca se sabe. Lo que sí sé, es que Moi Gascón es garantía de buen terror, de pasarlo bien y mal. Juzgad vosotros mismos... siempre después de leer la reseña, por supuesto.
-Un cuervo en la noche- El autor demuestra su inteligencia al estructura la antología con este primer relato, uno de los más cortos, mejor escritos y más interesantes del libro. Bebe mucho del grandioso Edgar Allan Poe (La caída de la casa Usher, El Cuervo), en especial, de uno de sus trabajos cortos más populares con cierto pájaro negro como protagonista. Lo único que se le puede achacar es que, como veréis por los siguientes cuentos, casa poco con el tono general de "Mis terrores nocturnos", no siendo un buen ejemplo del resto del libro. Y para muestra, el botón con el que continuamos.
-Línea nocturna- Cien por cien "Mis terrores nocturnos". Cien por cien "Historias de la cripta". Cien por cien Moi Gascón. Y hasta diría que con unos toques de "Pesadillas" de R. L. Stine. El relato nos cuenta la historia de un extraño autobús en el que nuestro protagonista se va montando cada ciertas noches, un vehículo en el que conoce a una misteriosa muchacha con la que se obsesiona y que guarda un secreto que nos conducirá (nunca mejor dicho) a un final de infarto. Tenemos entre manos un cuento idóneo para conocer la literatura de Moi, tanto a nivel de prosa como argumental. No olvidemos la ingente cantidad de referencias que contiene, otra de las características de la obra del autor, como iremos comprobando a partir de aquí durante el resto del libro.
-El retrato- Mejor que el anterior, este relato se centra en el inquietante tema de los cuadros malditos, que Moi sabe aprovechar bastante bien, a pesar de un final algo descafeinado con respecto al resto de la historia. Encontramos una dosis de suspense y terror a partes iguales, con uno protagonista muy típico en las obras del autor, bien acompañado por las consabidas referencias (sobre todo de los 80) y ese tono siniestro de "Historias de la cripta", donde no eran extrañas las publicaciones con cuadros espeluznantes de por medio. No es que sea uno de los mejores relatos del libro, es cierto, pero me parece uno de los más necesarios por las ideas alrededor de las que gira. Necesario, muy necesario.
-Cumpleaños feliz- Moi vuelve a los cuentos de corta extensión con éste, demostrando al mismo tiempo que le encanta el gore, siendo realmente impactante, aunque predecible, el final de la historia. Tenemos entre manos otra pequeña obra muy relacionada con el terror siniestro y repleto de mal rollo que tanto abundaba en las publicaciones de EC Comics, mucho antes de que volviera en los años 80 y resucitará del todo en los últimos años. Una buena muestra de que cuando el autor quiere mostrarnos vísceras, destripamientos y masacres variadas, no se corta un solo pelo.
-El Buitre- El autor se nos pone serio con un relato que bien podría haber sido originalmente uno de los mejores cómics de "Historias de la cripta", por no decir que también habría sido uno de los mejores capítulos de su famosa versión televisiva, con ese siniestro y cachondo Guardián de la Cripta acompañado por el buitre protagonista del cuento. Tenemos a un protagonista que es más bien un antihéroe, una situación asfixiante y un buitre que se va acercando. ¿Recordáis "Cujo" de Stephen King? Pues preparaos para la particular versión que da Moi de dicha novela, eso sí, con sus más que evidentes diferencias. Atentos al final. No tiene desperdicio.
-Cuenta atrás- Uf. Este relato me ha dejado sentimientos muy, muy encontrados. Por una parte, me encanta el tema que trata, los extraterrestres, y además con ese tono de historia de los años 50, con una tensión que se puede cortar con un cuchillo durante todas las páginas de las que se compone. Sin embargo, me parece que, en líneas generales, y esto es una opinión muy, muy personal, es un cuento que en ocasiones parece que no sabe por dónde tirar, como si el carpintero tuviera las mejores herramientas, pero no supiera bien qué hacer con ellas. Y ojo, insisto, no es una mala obra dentro de "Mis terrores nocturnos", y sin embargo, se queda atrás con respecto a las anteriores y las siguientes.
-El show debe continuar- Otro de los cuentos más cortos de la antología, y de nuevo, una de esas historias que, de alguna forma, trascienden el tono del libro, sin abandonar el carácter autobiográfico que poseen prácticamente todas. Y admito que ha sabido llegarme a pesar de la extensión por el hecho de tratar la música que me gusta desde un punto de vista tan terrorífico como sangriento. Es uno de esos relatos que entran bastante bien después de un par largos, pero que te susurran que no servirían para formar una antología de pies a cabeza. De mis favoritos, sin duda.
-Un viaje por el reino del terror- Una limusina y un tipo de lo más desagradable. ¡Ah! Y todo el amor que se puede sentir hacia la literatura y el cine de género, sobre todo, de los 80. Eso es todo lo que necesita Moi para regalarnos un relato que gana con cada relectura, y lo sé porque la primera vez que me lo zampé me gustó... pero en la segunda ocasión, me encantó. El protagonista, que no es precisamente un santo, deberá enfrentarse a un inquietante conductor que lo meterá en una especie de siniestro concurso de preguntas y respuestas de lo más divertidas, que hacen participar incluso al lector. Otro de mis favoritos de la antología. Además, se nota que el autor le ha puesto toneladas de cariño. Y es de los más largos, por no decir el que más. Redondo, redondo.
-Noche de paz, noche de horror- No puede faltar un relato de navidades en una antología de terror, aunque pueda parecer raro decirlo. Y se agradece tanto como una historia de cuadros siniestros o una de Halloween, así que no puedo más que aplaudir esta gamberrada escrita por Moi Gascón, donde convierte el típico viaje de compras por un centro comercial en un verdadero infierno donde hasta los más insospechados juguetes cobran vida para lanzarse a la yugular de los protagonistas. Un cuento muy, muy divertido, repleto de violencia, sangre y terror, que bien podría haberse convertido en un filme al estilo "Gremlins" y "Krampus".
-Arañas- Sin duda, el patito feo de "Mis terrores nocturnos", tanto por su extensión como por la historia que nos cuenta, por mucho que tenga el ADN de las publicaciones de EC Comics en cada célula de su cuerpo. Además, es evidente que fue uno de los primeros relatos escritos por el autor, y aunque el tono que contiene casa a la perfección con el de la antología, no así su calidad, que se ve ensombrecida por la de sus hermanos y hermanas mayores.
-Pobre Ray- Moi Gascón conoce a Stephen King en "Blaze". Gran fan del de Maine, el autor demuestra una de las máximas que más me gustan del mundillo de la literatura: todo está inventado. ¿Cómo? ¿Que pensáis que no? Os reto a escribir algo que sea original al cien por cien. Os aseguro, que alguien ya lo habrá hecho antes desde otra perspectiva, sólo que no lo sabéis aún. Y es que, lo original es, en realidad, contar lo mismo a partir de un punto de vista diferente. No será la misma historia de, por ejemplo, vampiros la que cuente Clive Barker que la que narre Stephen King. Moi lo confirma con la "típica" obra de perdedores, construyendo uno de los mejores relatos de "Mis terrores nocturnos". Oro puro.
-Truco o Trato- Volvemos a lo que opinaba sobre el relato de las arañas. El punto positivo de este cuento es que una antología de terror siempre va a ganar en atractivo si contiene una historia acerca de Halloween, la festividad más querida para los que amamos el género. Sin embargo, el autor nos vuelve a dar otra pequeña narración que parece escrita durante sus primeros pasos, flojita, y que lo único que aporta al conjunto total es mucha sangre, vísceras y más gore. No es que esté mal, pero después de anteriores relatos, uno se espera más del libro.
-El plato está en la mesa- No es un mal cuento. Sí, parece que si uno empieza así una crítica, lo siguiente que va a soltar es un enorme "pero...". Y habéis acertado, porque tiene un gran "pero", y ese es que se ve venir todo lo que ocurre, incluido el final, desde los primeros párrafos. Y lo curioso es que es uno de esos relatos llenos de tensión, bien escritos y que presenta una situación de lo más interesante, pero su alto nivel de "esto ya lo he visto" lo estropea bastante. Una pena. Y aun así, insisto, se deja leer.
-Flecos- No es que entre en mi top ten de las mejores historias de la antología, sino que se coloca al instante en el top five, con todas las posibilidades de ser mi relato favorito de "Mis terrores nocturnos", y uno de los mejores del autor en toda su bibliografía, que se dice pronto. Payasos y terror. Terror y payasos. Y ambos conceptos escritos por un gran fan de Stephen King. ¿Hace falta decir más? Sí... ¡Leedlo ya! Bien escrito, con escenas aterradoras, un argumento que engancha de inmediato... Moi Gascón nos regala un relato que lo tiene absolutamente todo, y que es de esas obras que confirman que todavía tiene mucho que contarnos, y cada vez mejor. Novela para este cuento. Ya. De inmediato. Vamos tarde.
-No todo está perdido- Moi Gascón parece que conoce todos los mecanismos que nunca deben faltar en una antología de terror. Que si Navidad, que si Halloween, que si... ¡zombis! Y de eso va este cuento de corta extensión, muy corta extensión, de esos muertos vivientes que vivían una segunda juventud literaria hasta hace muy poco, diluidos últimamente a causa de la sobreexplotación que diferentes editoriales han producido sobre el tema, editoriales que, por cierto, ayudaron y ayudan bastante al género fantástico en nuestro país; lo uno no tiene que ver con lo otro, y ni siquiera es realmente malo haber "gastado" al zombi. Me centro en el presente libro, no os preocupéis. El caso es que este cuento sí me ha gustado más que los otros de menor extensión, pero me sigue pareciendo una narración bastante floja si la comparamos con los mejores títulos de "Mis terrores nocturnos", en este caso, sobre todo, por el desarrollo del argumento.
-La pasta gansa- Concursos de televisión, fantasmas y gente pasándolo muy mal en el proceso. Menuda combinación, ¿verdad? Y más si Moi la usa para darnos un relato con una extensión considerable, pero que hace aguas en algunas de sus partes, en especial en su desarrollo, cuando se pone a dar vueltas sobre sí mismo, como si no supiera llegar al final. Y es una lástima, porque el mal rollo impregna todas y cada una de las páginas de la historia, aunque también es cierto que la tensión acaba a veces rota por ciertas gotas de humor negro que no sé yo si casan mucho con las apariciones "fantasmales" que acaban teniendo lugar. Eso sí, es imposible negar que el tono de "Historias de la cripta" se encuentra en los párrafos del cuento. Ahí, el autor cumple con creces.
-Mis terrores nocturnos- Suele ser poco habitual que en las antologías de un solo autor, en especial cuando son de terror, no exista un relato que sea el que da nombre al libro. Personalmente, es algo que no me gusta, ya que, al final, existe cierta personalización relacionada con el cuento en cuestión, como si la obra estuviera centrada en él... aunque en realidad no tenga nada que ver con la historia, como es el caso. Nos topamos con otro de esos relatos cortos e impactantes que han ido pululando por el libro, efectivo, pero menor en calidad a otros mucho más ambiciosos que hemos disfrutado con anterioridad. Aun así, el nivel de éste es superior al de los otros cuentos de breve extensión, lo que le da un valor añadido bastante jugosos.
-Ecos- Curiosa, muy curiosa manera la de cerrar "Mis terrores nocturnos" la que ha elegido Moi Gascón... o no. Es evidente que, como ocurrió con el primer relato, el autor ha querido dar lo mejor de sí mismo para empezar y terminar su primera publicación en solitario, y lo ha conseguido, tanto al principio como al final, teniendo entre manos ahora un cuento emotivo, pausado y tan siniestro como bello, y esas son precisamente las características que sacan a esta historia directamente de la antología, como ya ocurría con la que la encabeza. Y es que, este relato tiene de todo salvo ese tono a lo EC Comics en el que se basa la obra, y aunque es un cuento genial de principio a fin, otra de esas muestras de que el autor no sólo sabe escribir sino que, además, tiene mucho que ofrecernos más allá del gore, los cuchillos abriendo la carne y las cabezas cortadas. ¿Es una buena manera de terminar la recopilación de cuentos? Sí, lo es. Muy buena. Deja un gran sabor de boca. ¿Es la adecuada? Teniendo en cuenta que "Mis terrores nocturnos" es el "Historias de la cripta" de Moi Gascón, diría que no. Pero sólo es una opinión personal. La mía, en concreto.
Nota: 8/10