Hacía mucho que no teníamos por aquí, por vuestra cueva favorita, un especial de Halloween. Antes eran bastante habituales, pero es verdad que desde por motivos personales y profesionales se ha perdido un poco la regularidad del blog, no hemos tenido oportunidad de ofrecer algún artículo, alguna lista o una simple serie de recomendaciones por estas fechas. Craso error, en especial, en un espacio de internet donde el terror tiene una importancia casi vital. Se podría decir que el género es uno de los pilares de la Cueva del Extraño, y en cualquier de sus secciones, además, como bien sabéis los que sois habituales. Teniendo esto en cuenta, es una pena que lo que debería ser un mes, el de octubre, repleto de entradas dedicadas al arte de pasar miedo, se encuentre vacío de las mismas, adornado alguna que otra vez por publicaciones que, curiosamente, poco tienen que ver con el tema. Hasta ahora. ¿No pensáis que hace falta volver a la aterradora rutina de hace años? ¿Sí? Pues allá vamos, porque en este humilde rinconcito de la Red os hemos preparado algo muy especial para este 31 de octubre.
Stephen King, Clive Barker, Dean Koontz, Edgar Allan Poe, Bram Stoker, Adam Nevill, H. P. Lovecraft, Shirley Jackson, Ramsey Campbell, Mary Shelley y Richard Matheson, entre muchos otros, son los nombres habituales que suelen aparecer cuando hablamos de esta época del año. Artículos, listas, selecciones, reportajes... Lo cierto es que, y esto lo digo sin animo de ofender a nadie, nos hemos vuelto un poco predecibles a la hora de hablar de terror literario en Halloween. Yo el primero. A ver, ¡que he puesto al de Maine en cabeza frente a las anteriores menciones! No tengo remedio, no. Al fin y al cabo, nos vamos a por lo fácil, a por lo rápido, a por lo que sabemos que más leerán los demás. Insisto, no es malo, ni negativo, ni tengo ganas de entrar en polémicas. Es una forma más de verlo. No le demos vueltas. Incluso es posible tirar por caminos distintos a la hora de afrontar esos nombres y sus obras. Sin embargo, en lo personal, existe uno que me suele faltar bastante, y cada vez más, conforme pasan los años, como si la década de los 90, en la que era uno de los reyes del género (nunca ha dejado de serlo, por cierto) hubiese sido olvidada por los continuos homenajes a la de los 80. Hablo, por supuesto, del maestro R. L. Stine.
Robert Lawrence Stine nació el 8 de octubre de 1943 en Columbus, Ohio, en Estados Unidos, claro. A pesar de que una de sus grandes aficiones siempre fue escribir, hasta finales de los 80 no comenzó a sonar su nombre con fuerza (eso sí, hay que señalar que, profesionalmente, podemos situar su primera etapa a mediados de los 70), confirmando que nunca es tarde para comenzar, para hacer lo que a uno le gusta, para ser un grande entre los grandes. Pese a lo sorprendente que pueda parecer ahora, sus primeras novelas eran más bien thrillers donde se mezclaban el suspense y el terror antes que obras donde éste género aparecía de forma pura. Continuando en lo asombroso e inesperado para quienes no conozcan esta primera etapa artística, hablamos de libros donde los protagonistas estaban lejos de ser niños y preadolescentes, tratándose de adolescentes e incluso jóvenes ya entrados en la veintena. A pesar del gran éxito que cosechó con este tipo de publicaciones, el bombazo llegó en los 90 con una sola palabra: "Pesadillas". Vale, en el original era y es "Goosebumps", que más que como "Pesadillas" vendría a como "Piel de gallina", es decir, la famosa expresión que indica que estamos pasando un miedo como para dormir con la luz encendida durante el resto de nuestra vida. Sí, es evidente que en España es más comercial "Pesadillas" que "Piel de gallina", pero no deja de ser una anécdota curiosa. Fue con la colección "Pesadillas", la principal, con la que Stine se instaló en millones de hogares de todo el mundo, vendiendo los suficientes libros como para situarle como uno de los escritores más vendidos de toda la historia. Pronto se ganó el sobrenombre de el Stephen King de la literatura juvenil. A pesar de que existe mucho cachondeo al respecto, lo cierto es que le va como anillo al dedo.
Pese a que la serie "Fear Street", sobre la que Stine nunca ha dejado de escribir e incluso ha publicado novelas muy en la línea de su gran éxito "Pesadillas", era la que más papeletas tenía para llevar al éxito mundial a Stine, fue una sorpresa para propios y extraños que, de repente, surgiera la colección "Pesadillas" y todo explotara. "La casa de la muerte" fue el primer título en lanzarse a mediados de 1992 para, nada más que tres años después, comenzar a emitirse la popular serie de televisión que adaptaba los libros, y no sólo los de la primera serie de "Pesadillas", terminando de provocar el boom con Stine. Desde entonces hemos tenido videojuegos para diferentes plataformas, juegos de mesa, figuras, ropa, docenas de imitaciones (quizá la más popular sea la colección de "Fantasville", de Christopher Pike, bastante buena, por cierto) y una innumerable cantidad de merchandising que construyó el reinado de Stine en los 90, logrando que el escritor y esa década van ligados de forma inevitable. No es que desde entonces el autor haya desaparecido, pero no cabe ninguna duda de que como la "pesadillamanía" de entonces no hay comparación, a pesar de que ha continuado cosechando éxitos con colecciones como "Pesadillas 2000", "Horrorland" y "Slappyworld", todas ellas, por supuesto, secuelas de la colección principal, todas siguiendo la tónica de ésta e incluso algunos de sus personajes más populares, con el muñeco viviente Slappy como habitual. ¡Ah! ¿Y cómo olvidar las dos películas que, finalmente, se hicieron y estrenaron, respectivamente, en los años 2015 y 2018? Ambas de gran éxito, la primera de ellas incluso protagonizada por el carismático Jack Black (Un loco a domicilio, King Kong) en el papel de R. L. Stine enfrentado a todos sus monstruos en movimiento, el sueño de todo chaval que creció temiendo cada historia de "Pesadillas".
Mi primer libro de "Pesadillas" fue el estupenda "La sonrisa de la muerte" (por cierto, en España era raro que nos llegasen en el mismo orden que en Estados Unidos, de ahí que el primer volumen, por ejemplo, fuera "Un día en Horrorlandia", no "La casa de la muerte"). Nunca podré olvidar cómo me impactó esa portada con la fotografía de una familia en una barbacoa, una estampa normal y corriente salvo que la familia estaba formada por ¡esqueletos! Tampoco podré olvidar la frase de la portada, todo un clásico de los libros de "Pesadillas", esas letras chorreantes que anunciaban el título de la colección (en más pequeño teníamos el del libro y el nombre del autor, confirmación de que lo principal era que reconociéramos el volumen como uno de "Pesadillas") y el tacto de esas letras que, ojo, se iluminaban en la oscuridad. ¿Y qué me decís del precio? Una gozada. Una tormenta perfecta que llevó a la obsesión a miles de lectores de género del país. ¡Con razón Stine nunca ha dejado de acaparar premios y récords al respecto! ¿Y qué decir de las espectaculares portadas de Tim Jacobus? Inolvidables es decir poco. Todos estos detalles hacían únicos a los libros de "Pesadillas", historias que leía mucho antes de montarme en el tren de Stephen King. Si el de Maine hizo que me enamorara de la literatura de terror, al mismo tiempo, que me animaba a convertirme en escritor, el de Ohio consiguió abrirme las puertas de ese género, de ese universo, como ningún otro antes. Fue el siguiente paso, por decirlo así, la transición entre algunos clásicos y el Rey, aunque ¿no es Stine también un Rey a su manera? Sin lugar a dudas. De ahí que a pesar de que se podría realizar todo un extenso ensayo sobre él, yo me quedo aquí, aprovechando esta época del año para ofreceros una breve lista de las que me parecen sus cinco mejores "Pesadillas", sin contar colecciones extra, anexas o secuelas, sólo la principal, la original, la formada por sesenta irrepetibles entregas. Sé que me he dejado títulos bastante importantes como el mencionado "La sonrisa de la muerte", e incluso he cometido el pecado de no mencionar ninguna entrega de la saga "Sangre de monstruo". Espero que me sepáis perdonar. Al fin y al cabo, he tenido que elegir cinco, pues de ser una selección de diez, no hay ninguna duda de que hubieran entrado. Las razones para elegir las novelas señalas comprenden gustos personales, objetividad, importancia en la mitología de "Pesadillas" y, sobre todo, la capacidad de asustar al lector. Las portadas que acompañan a los títulos son las de las nuevas ediciones de Editorial Hidra que, aunque fantásticas, sé que duele que no sean las originales. Espero que aun así os guste esta ración de terrorífica nostalgia. Y, cuidado, porque después igual tenéis... pesadillas.
5- El fantasma sin cabeza
Puede que a algunos les parezca raro que un libro infantil/juvenil pueda dar miedo de verdad, en especial, si hablamos de algún ejemplar de "Pesadillas". No es que estemos tratando, precisamente, con historias muy inquietantes y aterradoras, al menos, no si somos lectores adultos. Sin embargo, hay que reconocer que, de cuando en cuando, Stine nos pone las cosas muy difíciles para poder dormir con tranquilidad, y no me refiero a sus obras para adultos, sino a algunos de sus trabajos para "Pesadillas". Sus entregas centradas en espíritus, espectros y fantasmas son muy logradas a la hora de poner la piel de gallina, y "El fantasma sin cabeza" es uno de los mejores ejemplos. Si ya de por sí la Casa de la Colina es uno de los escenarios más aterradores creados por Stine, las leyendas que circulan a su alrededor son para echarse a temblar, sin olvidar las apariciones del fantasma sin cabeza, quien es, nada más y nada menos, que un niño. Stine acierta de lleno con esta pesadilla.
4- El espantapájaros camina a medianoche
La originalidad de Stine siempre ha sido muy parecida a la de otros grandes maestros del terror literario como, por ejemplo, Stephen King. En pocas palabras, la originalidad que usa en sus escritos se da más al dar una nueva perspectiva, o una visión más bien personal, a temas ya más que sobados. En este caso, hablamos de objetos inanimados que adquieren vida propia, concretando, en que esos objetos aquí son los siempre inquietantes espantapájaros de campos, granjas y maizales. El de Ohio nos da su propia versión de la clásica historia de espantapájaros cobrando vida y atacando a los seres humanos que pillan más cerca, y la verdad es que sale de la inquietante aventura con un enorme sobresaliente. La historia tiene momento espeluznante tras momento espeluznante, lo que la colocó como el segundo volumen de la colección en nuestro país, siendo una carta de presentación perfecta para "Pesadillas", pues, recordemos, la primera tanda que nos llegó a España fue la de ocho primeros libros. No resulta extraño que muchos nos enganchásemos a Stine con esos si, entre ellos, se encontraba "El espantapájaros camina a medianoche".
3- La máscara maldita
Una de las historias más potentes de Stine, de las más originales y de las más populares. Y con razón. El alcance de este ya clásico de "Pesadillas" (el capítulo de la serie de televisión que lo adaptaba fue doble y el que inició la primera temporada) es tal que llegó a tener una secuela que casi, casi, casi se cuela en esta lista. Además, hablamos de una protagonista fantástica, una Carly Beth a la que es imposible no cogerle cariño en apenas un par de páginas, y una mitología alrededor de la máscara protagonista que podría dar para toda una saga. Y, bueno, ¿qué decir de la ambientación? ¡Hablamos de Halloween! Y de una máscara que, una vez puesta, te va dominando, convirtiéndote en un ser cada vez más malvado, sádico, agresivo y terrorífico. Una de esas obras del autor que son capaces de enganchar a su literatura. Por cierto, la portada original es de las más terroríficas de toda la colección. No es de extrañar que el personaje de la Máscara de Maldita se convirtiera en muy poco tiempo en uno de los monstruos más conocidos de "Pesadillas".
2- La casa de la muerte
Confieso: este libro me puso la carne de gallina. ¿Es para tanto? Como decía más arriba, hablamos del primer volumen de "Pesadillas", que aquí, en España, llegó en cuarto lugar, con una de las portadas más inquietantes de la colección, de esas que no impactan de primeras, pero que sí dan bastante mal rollo. El argumento es tan sencillo como efectivo, con una familia como otra cualquiera que se muda a una nueva casa en una nueva comunidad, algo extraña, sí, pero nada del otro mundo. Sin embargo, parece que la nueva vivienda pueda estar embrujada. Fantasmas y casas encantadas. ¡Gran combinación! En especial, si viene acompañada de escenas para no dormir como esas en las que la protagonista comienza a ver sombras en su habitación, de noche, justo antes de que los susurros hagan su aparición y crea que percibe a gente que se va acercando a ella poco a poco. De nuevo, Stine haciendo de las suyas a la hora de dar miedo incluso a los más valientes. Ojo, también en el giro final marca de la casa, otra de las grandes características de "Pesadillas", en este caso, con mucho mal rollo de por medio.
1- La noche del muñeco viviente 2
Clásico entre los clásicos de "Pesadillas", quizás el mejor libro de la colección y el inicio de todo un icono del terror literario: Slappy, el muñeco viviente. Un momento, un momento. ¿El inicio? Pero, ¿no hablamos de una segunda parte? Sí, y además de la segunda parte de toda una saga protagonizada por el deslenguado Slappy, convertido prácticamente en la mascota de la marca "Pesadillas", hasta el punto de que ha sido el villano principal de las dos superproducciones estrenadas por el momento. Y es que, y aquí viene la sorpresa, en "La noche del muñeco viviente" no era el protagonista, ni siquiera un secundario, actuando en modalidad de ¿cameo? Precisamente, el éxito de "La noche del muñeco viviente 2" fue lo que propició que a partir de entonces fuera el muñeco diabólico principal de todas las entregas. Imposible negar el carisma del que hace gala Slappy, uno de esos monstruos que ponen más en juego nuestra cordura que nuestra supervivencia física. Cuando acaba con los protagonistas, no es que sean sus esclavos, es que no tienen vida propia a la que regresar. "La noche del muñeco viviente 2" no es, ni de lejos, la más terrorífica de las "Pesadillas" de R. L. Stine, si hablamos de dar miedo, claro, pero sí de las más logradas, de las más populares, de las más reverenciadas por los fans y de las que son capaces de dar una vuelta de tuerca al tema de los muñecos con vida propia. Slappy es una auténtica pesadilla.
¿Y para vosotros? ¿Cuáles son las pesadillas más terroríficas de R. L. Stine?