Confieso que no sabía bien cómo afrontar esta entrada. Le he dado tantas vueltas que ha llegado un momento en que o me ponía a escribirla o, directamente, la dejaba de lado. Pero eso significaba esperar otros diez años para escribir la siguiente, y en diez años pueden pasar muchas, muchas, muchas cosas. En lo personal, por ejemplo, en los últimos diez años he cambiado dos veces de casa, he conocido a mi auténtica alma gemela, nos hemos ido a vivir juntos, nos hemos casado y hemos tenido una peque tan preciosa como inteligente y talentosa. Menudo resumen, ¿verdad? Si en un mes, en una semana, en un día, en una hora, puede ocurrir de todo, yo creo que no descubro nada si señalo que en una década puede transcurrir toda una vida. Eso es lo que siento y mira atrás, no sólo en el plano personal, sino también en el plano profesional, como escritor, que es de lo que trata esta publicación, cuyo título seguro que os da más de una pista sobre el tema a tratar. Si diez años han dado para tanto a la hora de juntar letras, no me quiero imaginar para lo que pueden dar otros diez. ¿O quizá para menos? Que cambien las cosas no quiere decir que siempre sea para bien, ¿no? O para ir a más, como puede ser también el caso en esta ocasión.
Como decía antes, me ha costado bastante decidir qué dirección tomar con este texto. Podría haberlo escrito en 2019, cuando hice diez años desde que comencé a escribir profesionalmente, con un objetivo profesional, en publicaciones profesionales, más allá de una web de fan-fictions que cerró hace mucho (como predije) y que estaba llevada por alguien que hacía lo que le daba la gana, básicamente, sin correcciones, sin lecturas previas, sin ningún apego por los detalles, con la dirección de un pollo sin cabeza... El caso es que me sirvió bastante de campo de pruebas, para escribir mucho, comenzar a forjarme como un juntaletras de verdad e iniciarme en los secretos del oficio, entre lectura y lectura, por supuesto, porque esto no va sólo de escribir mucho, sino también de leer de igual forma, como bien nos ha indicado siempre el maestro de maestros: Stephen King. Curiosamente, si tuviera que guiarme por la fecha en la que empecé a escribir y publicar fan-fictions (historias de los fans basadas en películas, series, cómics, videojuegos, novelas que ya existen previamente), tendría que irme al ya muy lejano 2003, por lo que en el próximo 2023 cumpliría ¡dos aniversarios! ¡Dos décadas tomándome en serio esto de escribir! Pero no iba a ser tan fácil la cosa, no. Ya os he adelantado que el enfoque de esta publicación me ha dado problemas.
Os hablaba de 2019. Retrocedamos diez años. Nos ponemos en 2009, cuando me fui alejando de la mencionada web de fan-fictions para empezar a participar en convocatorias y concursos de relatos, sobre todo, de terror, a los que fui enviando mis primeras historias cortas ya confeccionadas de manera más profesional. No me cogieron ninguna. No fueron muchas las negativas, pero sí unas cuantas, las suficientes como para ir puliéndome en el noble arte de recibir un "no" tras otro. Sí, en 2019 podría haber creado una entrada en la que celebrara los diez años desde que inicié mi camino, pero teniendo en cuenta lo penoso que fue ese primer año, no sé yo si había mucho que celebrar. Ojo, he indicado "mucho", porque claro que existen motivos para festejarlo. Di un paso adelante, me puse manos a la obra y comencé a buscar convocatoria tras convocatoria, no sólo haciéndome de acero con las continuas negativas, sino también practicando mucho, definiendo mi estilo, metiéndome en el mundillo, conociendo a compañeros de letras y creándome un fondo de armario de relatos y cuentos que hoy en día sigo utilizando de cuando en cuando. Poco malo me llevé de esa época, aunque, claro, es fácil decirlo estos días, porque cuando llevas varios hijos literarios que no llegan a ninguna parte, el desánimo aparece con una sencillez asombrosa. Por fortuna, nunca me rendí, nunca me di por vencido, nunca tiré la toalla. ¡Si sólo acababa de empezar!
De 2003 a 2013-2013 no. De 2009 a 2019 tampoco. ¿Y en 2020? Fue en 2010 cuando publiqué mis primeras historias en papel, ambas en antologías de terror muy pequeñitas, pero que me hicieron sentir muy, muy orgulloso. No es que llegasen a miles de lectores, pero, ey, después de numerosas negativas, mi principal objetivo era ese, ¿no? Publicar en papel, en recopilaciones de relatos de varios autores y, en este caso, muchos de ellos eran compañeros de letras, e incluso algunos se han ido convirtiendo en amigos en el transcurso de los años, mientras otros han desaparecido del mapa, han dejado de publicar directamente o han cambiado de género (sigo sin explicarme cómo gente que acaba escribiendo novelas románticas, históricas y rarunas-bizarras empieza por el terror, ¿o era sólo una excusa para ver sus trabajos publicados?). Desde que comencé a participar en concursos, tuve claro mis objetivos, mis metas, y ninguna prisa en alcanzarlas, al contrario, pues fui realista y siempre iba con una mentalidad de "pasito a pasito se hace el camino". La gracia es que todo iba a mayor velocidad de lo que pensaba, por lo que algo estaría haciendo bien, aunque era una acción más indicada para que señalaran los lectores, antes que yo mismo. En menos de un año ya había publicado en una antología en papel y, pocos meses después, llegó la segunda, una de zombis, cuya oleada acababa de comenzar en nuestro país. Ojo, porque fue en 2011 cuando tuve el honor de publicar otro relato Z en una de las populares y exitosas antologías de la editorial Dolmen. ¡Qué ilusión me hizo! ¡Qué orgulloso estuve! Y sigo estando, claro. ¡Menudo logro!
Si tanto conseguí, ¿por qué no he hecho esta entrada especial de aniversario mucho antes? ¿Por qué estoy escribiéndola en 2022 en vez de en el 2020? No ha sido porque le dé poca importancia a mi primera publicación en papel, no, en absoluto, ni porque a estas alturas lo vea como un objetivo muy pequeñito, teniendo en cuenta todo lo conseguido y lo que pretendo lograr (me puedo quedar a mitad de camino, por supuesto, porque esa "opción" siempre existe, aunque pretendo no tomarla por mi propia mano). En realidad, durante el año 2020 me planteé seriamente llevar a cabo las presentes líneas. Ya tocaba hacerme un ¿autohomenaje? ¿Cumpleaños? ¿Aniversario? ¿Aprovechar la oportunidad para publicitarme? Quizás un poco de todo. El caso es que, sí, estuve pensando seriamente en ello, aunque al final decidí que tampoco era el momento. Y es que, reflexionando sobre lo que vendría después, llegué a una conclusión bastante clara con las fechas. ¿Hay algo más que celebrar? Quiero decir, después de lo de 2003 estaba lo de 2009, y tras lo de 2009 estaba lo de 2010. ¿Y luego? Si no hubiera encontrado nada, ahí se habría quedado es verdad. No hubiera faltado material al respecto, porque, a día de hoy, he publicado en más de setenta antologías en papel; hubiese sido una entrada larga, ¿eh? Vale, vale. No me habría parado en todas, pero hubiera sido curioso hablar de ellas un poquito, tanto de las buenas como de las más polémicas. Pero, sí, había algo más que celebrar después del año 2010.
Nos vamos al año 2012, hace diez años, que se dice pronto. Después de participar en una convocatoria de relatos de zombis, lanzada por una Tyrannosaurus Books que aún no era ni la sombra de lo que después se convertiría (aunque era más de lo que hoy es), a los editores les gustó tanto mi historia que me invitaron a formar parte directamente del segundo volumen que sacaron, también de zombis, claro, lo que acabó derivando en una recopilación de los mejores cuentos de ambos libros, en la que pude colar una creación inédita, hecha para tal ocasión. Sin embargo, a raíz de las dos obras de muertos vivientes mencionadas, la editorial me preguntó si tenía algo de mayor extensión que pudieran sacar, quizás una novela, o algo parecido. Por entonces, yo no tenía nada; ni novela, ni parecido a una. En realidad, mi objetivo original pasaba por no hacer nada similar hasta que no tuviera diez relatos publicados en papel, entonces me pondría con un proyecto de mayor envergadura que, para mí, se trataba de una antología propia, con un tema en común, nada del batiburrillo de siempre de relatos cogidos de aquí y allá. Ese 2012 publiqué mi décimo cuento justo a tiempo. "Actos de Venganza" fue lo que les ofrecí a los editores de Tyrannosaurus Books. "Actos de Venganza", mi primera antología en solitario, fue también mi primer libro con el que volaba completamente libre. Dos pájaros de un tiro, como se dice.
No voy a engañar a nadie, ni tampoco voy a disfrazar el proceso que dio lugar a la venta de "Actos de Venganza". Duró bastante, costó vender por completo una pequeña primera tirada, entre los dos motivos principales que a mí no me conocía ni yo (ahora mismo no es que tampoco sea precisamente Stephen King) y el catálogo de Tyrannosaurus Books se vendía solamente por su página web, que tampoco era la mejor del mundo, ojo. Fueron unos comienzos duros tanto para ellos como para mí, e igual que ellos apostaron por mí, cosa que les agradezco inmensamente todavía hoy a pesar de sus meteduras de patas y la larga lista de feos que tuvieron para conmigo tiempo después, yo también aposté con ellos, porque, cuando una editorial está completamente montada es fácil apuntarse a ella, mandarles manuscritos, alabarla e intentar publicar con su sello, pero, ay, cuando comienzan es más complicado, ¿verdad? Ahí ya lo de acercarse no es tan sencillo. Y no me refiero sólo a Tyrannosaurus Books, sino también a muchas de las editoriales con las que he ido colaborando durante estos diez años y que ahora son esenciales para entender la edición independiente del género fantástico en nuestro país. Pero a lo que iba, que tampoco os quiero dar mucho el latazo, salió "Actos de Venganza", costó vender la antología, se vendió y llegó el año 2013, eso sí, sin que eso significara el final de una obra que sigue viva hasta hoy. ¡Y con la promesa de una segunda parte! Como mínimo.
Nos situamos a principios de 2013. Ya tenía terminada mi primera novela tras "Actos de Venganza", pues la editorial se apresuró a pedirme, esta vez sí, un proyecto más extenso, pero que no fuera una antología de relatos. Lo que empezó como un cuento se convirtió en una narración más larga, transformándose después en una novela corta y, más tarde, en "Cinco tumbas sin lápida", tal y como la conocemos hoy día, todo un homenaje (se vendió así, ojo, por lo que nunca se escondió) a la literatura de mi adorado y querido Stephen King (Cujo, Billy Summers) y al cine de Sam Raimi (Darkman, Spider-Man), en especial a su saga "Evil Dead", de la que ese año se estrenaba el brutal remake. Vaya, el marketing parecía caído del cielo. Al mismo tiempo que salía mi primera novela, Tyrannosaurus Books daba un salto de gigante hacia delante, consiguiendo nuevas vías de distribución y volviéndose una editorial menos underground, apostando fuerte por el terror, como si fuera una especie de hermana de la editorial Dolmen. Y funcionó. "Cinco tumbas sin lápida" es, a día de hoy, una de mis novelas mejor valoradas y más vendidas y, por lo que cuentan los lectores (que son los que tienen la última palabra al respecto), una de las más queridas. No esperaba tan buen recibimiento, y menos presentar el libro en eventos como Sant Jordi y el segundo Celsius, hoy uno de los festivales de literatura fantástica más importantes de nuestro país. Sin embargo, para mi sorpresa, el regreso de George Campbell a Shelter Mountain no sería la única novela que publicaría en 2013. Llegaban los monstruos.
La línea "Monsters Unleashed" fue creación de uno de los editores de Tyrannosaurus Books. La idea era la de una colección de novelas, con mucho sabor pulp y serie B, donde los monstruos clásicos se moverían por ambientes nada habituales para ellos. Poco sentido tendría hacer una texto con Drácula en el Londres victoriano (ejem, ejem), y sí mucho ver al monstruo de Frankenstein en el Salvaje Oeste o al monstruo de la Laguna Negra en una psicodélica aventura setentera. Fue todo un honor abrir esta nueva línea de la editorial, con una obra donde enfrentaba al conde Drácula y a la Momia en plena Ley Seca, con mafiosos de por medio. Tampoco os voy a engañar ahora, porque a pesar de que se presentó en el Celsius de ese 2013, "Drácula vs. la Momia: Batalla por Chicago" es, a día de hoy, mi novela menos vendida, la que suena menos, cuenta con menor popularidad y de menor alcance. Eso sí, me sigue sorprendiendo que haya gente que pida una secuela, de la que hablaré más adelante, cuando alcancemos el año 2017. Lo que tampoco voy a negar es que me lo pasé bomba escribiéndola. A nivel de documentación fue todo un reto que me dejó tan agotado que tuve claro que mi siguiente libro iba a ser mucho más ligero. Todavía hoy me río. ¡Ay, qué iluso era!
2014 fue un año... extraño. En realidad, fue uno de esos que viven (vivimos) todos los escritores que queremos dedicarnos profesionalmente a esto de juntar letras, es decir, un año de bajones, en el que uno lo ve todo negro en cuanto a proyectos durante unos meses, para luego encontrar la luz al final del túnel. "Tormenta Sangrienta", mi tercera novela y cuarto libro (en apenas dos años, ojo), comenzó como un proyecto de novela de tamaño al estilo "Cinco tumbas sin lápida" y con mucho terror físico, mucho gore y mucho entretenimiento rápido, algo ligero, como decía antes, tras el trabajazo de documentación de "Batalla por Chicago". Acabó convirtiéndose en un volumen de entre setecientas y pico páginas y poco más de ochocientas (según la edición), con una documentación detrás que se ríe de la de "Batalla por Chicago", con detalles como los paseos que me di por Google Maps para situar correctamente el Chapel en una zona sin ningún edificio, por poner un ejemplo rápido. "Tormenta Sangrienta" es, a día de hoy, mi novela más popular, con mayor alcance y con mejores ventas, hasta el punto de que reúne varias ediciones, una de las últimas con una nueva portada. La primera edición se agotó en apenas dos meses y fue uno de los libros más vendidos de Cyberdark, la librería online, durante tres meses seguidos, incluso estando agotada. Hay lectores a los que les parece corta. ¡Corta! "Tormenta Sangrienta" es la obra que confirmó que a la gente le encantan las novelas tocho. ¡Y pensar que casi no sale publicada! Fue una obra secuestrada, que acabé durante los tres primeros meses de 2014, que envié a Tyrannosaurus Books de inmediato y que tuvieron retenida sin saber qué hacer con ella... ¡sin ni siquiera leérsela! Siendo tres editores, ojo. ¿La excusa? Que era muy larga. Cuando me harté de evasivas y gilipolleces (con perdón), llegó Applehead Team Creaciones, editorial llevada por Frank Muñoz y Pedro J. Tena, en la que por entonces estaba Emilio Díez, y me ofrecieron escribir un ensayo sobre Stephen King, curiosamente, una idea que les ofrecí a los editores de Tyrannosaurus Books, quienes la descartaron por considerar que ya había muchos libros de ese estilo (no reírse, por favor). ¿Resultado? Con sólo un título en su haber, Applehead Team Creaciones, una editorial recién nacida, me publicó "Tormenta Sangrienta", uno de mis mayores éxitos. Año y medio después, publicábamos el primer ensayo sobre el de Maine, que se convirtió en otro. Tyrannosaurus Books cerró en 2017, pocos meses después de afirmar que les iba genial y debiendo dinero a propios y extraños. Yo sigo escribiendo, con cada vez más proyectos, y colaborando con varias editoriales desde hace años. Un afectuoso saludo a los dinos. Os deseo lo mejor. Os hace falta.
Sin contar 2020 (dentro de unos párrafos sabréis la razón, aunque igual la podéis intuir), 2015 ha sido mi año de publicación más flojo. Teniendo en cuenta que "Tormenta Sangrienta" se publicó a finales de 2014, había que darle caña durante buena parte de 2015. Pasada ya la mitad del año, Applehead Team Creaciones se animó a publicar "Actos de Venganza: Edición definitiva", lo que podría considerarse una reedición de mi primer libro, pero con tal número de cambios y mejoras que, en realidad, siempre se ha considerado uno nuevo, una especie de "Actos de Venganza 1.5" a caballo entre el primero y su segunda parte, que llegará tarde o temprano, como bien indican las páginas finales de esta segunda obra junto a Applehead Team Creaciones, una de mis editoriales casa, o editoriales madre, esas editoriales con las que repito habitualmente y a las que considero "casas" a las que regresar de cuando en cuando, como si, en realidad, nunca me fuera. Fue toda una sorpresa descubrir que el libro se vendió mejor que bien, mucho mejor que el primero y a mayor velocidad, hasta el punto de que hoy día es muy, muy complicado de encontrar, y hablo de los cauces de la segunda mano y pequeñas librerías, porque de forma oficial es una de mis obras descatalogadas. 2015 me sirvió así como un año de preparación para los siguientes, en especial para definir mejor el proyecto del ensayo sobre Stephen King, una de mis obras más ambiciosas, tanto en mi carrera como en el catálogo de Applehead Team Creaciones, pues nuestra intención era que todo fuera en un solo tomo. Comprobando que eso sería imposible, al menos si queríamos realizar el volumen definitivo acerca del Rey, le dimos una vuelta al proyecto, planteándolo como una especie de enciclopedia de varios volúmenes. Dicho y hecho, el 2016 se acercaba.
"Here´s Johnny! Las pesadillas de Stephen King Vol. I (1974-1989)" llegó a las puertas del verano, prácticamente, convirtiéndose en un éxito absoluto al instante, y en mi obra más vendida hasta el momento, si las contamos todas, antologías y novelas incluidas, claro. A día de hoy todavía se sigue vendiendo como si nada, incluso con su segundo volumen en la calle, lanzado tres años después, así que imaginaos. No soy tonto, claro, y no me hago ilusiones sobre estas ventas, y menos siendo un ensayo, pues en este tipo de libros lo importante no es el autor, que queda en un papel secundario, sino más bien el tema del que trata el ejemplar y, bueno, siendo Stephen King el protagonista, raro era que no fuera a venderse bien. Sin embargo, no fue mi primer libro de 2016. Ese fue "El que se esconde", una nueva novela de terror (para variar, guiño, guiño), publicada por la recién nacida Dilatando Mentes, creada por José Ángel de Dios García y Maite Aranda, marido y mujer, ambos amigos, aunque es cierto que es a Ángel a quien conocía de antes, como autor y compañero de letras. Precisamente, fue él quien me invitó a formar parte de Dilatando Mentes en sus inicios, y "El que se esconde", una novela de terror psicológico con fantasmas de por medio, tendría que haber sido el primer título de la editorial, pero el lanzamiento del ensayo de King (con una diferencia de un solo mes) lo pospuso, quedando como la segunda publicación de una editorial que hoy es una de las grandes referencias de la literatura fantástica de nuestro país. Muy orgulloso de comenzar formando parte de ella con un libro como "El que se esconde", que no se ha vendido nada mal y de igual forma le ha ido con las críticas, la verdad. Ojo, que igual dentro de poco hay sorpresas con respecto a su segunda edición, porque desde 2016 no ha dejado de venderse, poco a poco, sin prisa pero sin pausa.
Llegamos al año 2017, el más prolífico de toda mi carrera. Como decía antes, en 2015 no me estuve quieto, y preparé lo que vendría tanto en 2016 como en 2017, en el que tuve de todo: una antología, una nueva novela y una reedición. Se inició el año con la publicación de "El Guardián del Miedo", tercera antología que publicaba, primera colaboración con Apache Libros y todo un homenaje a obras como "Eerie", "Historias de la cripta" y "Creepy", siendo uno de sus relatos una de mis primeras creaciones con las que pasaba a estar nominado en los Premios Ignotus; a mediados de año llegó la reedición de "Batalla por Chicago", con una nueva portada, una nueva editorial y cierto cambio de título, pasando a ser "Drácula contra la Momia: Batalla por Chicago", aunque ni así acabó de arrancar, en este caso por el pésimo trato que le dio una editorial con la que pensaba lanzar la secuela, ya preparada, pero viendo el poco interés de la editorial para con el libro, decidí que en cuanto se cumpliera el plazo de contrato, me la llevaría a otro lado para poder resucitar la saga "Monsters Unleashed" como se merece, o como yo creo que se merece, claro, que al final sois vosotros los lectores quienes decidís el destino de los hijos literarios de un escritor; y pasamos a finales del 2017, llegando "Al final del bosque", mi segunda novela con Dilatando Mentes, un libro con unos primeros capítulos bastante densos que pesaron para algunos lectores, mucho terror ambiental (ah, el bosque, qué gran lugar para intentar aterrorizar) y una nominación en los Premios Ignotus a mejor novela. No puedo decir que haya funcionado mal, no, y en el horizonte también se divisa una segunda edición. ¡Avisados estáis!
2018 también fue un buen año, aunque, siempre pecando de ambicioso, me hubiera gustado conseguir mucho más. En la primera mitad la protagonista fue "Casa de Sombras", novela de bolsillo (que no bolsilibro) que inauguró la colección "Temblores" de Applehead Team Creaciones, una novela corta en un formato al que le tenía muchas ganas, una especie de cómic novelado surgido a raíz de mi universo Darkgate, esa mezcla entre los mundos de H. P. Lovecraft (En las montañas de la locura, La llamada de Cthulhu) y los de Batman que nació de un relato publicado en la antología "Action Tales" (¿qué habrá sido de ese exitazo de página de fan-fictions que iba a durar para siempre según quien lo llevaba?), lanzada por Dlorean Ediciones (otra de esas "grandes" editoriales que debían dinero, hacían las cosas mal y con un editor horrendo que se creía Jack Kirby, y que acabaron cerrando, eso sí, en este caso sin hacer ruido, por la puerta de atrás). La verdad es que la experiencia ha sido enriquecedora, no es una de esas obras que me vaya a hacer rico, pero ha funcionado más que correctamente, colocándose en mi línea de publicaciones al estilo de "Batalla por Chicago". Casi a finales de año llegaba por todo lo alto la reedición de "Cinco tumbas sin lápida" gracias a Fabián Vázquez y Khabox Editorial, con una nueva portada, una nueva maquetación, un buen repaso y una nueva campaña de publicidad que funcionó a las mil maravillas, pues agotamos esa edición y tuvimos que sacar unos cuantos ejemplares más al publicar su secuela en el reciente 2021. Y es que la idea para "Cinco tumbas sin lápida" siempre fue convertirla en trilogía (como con "Batalla por Chicago", aunque, en este caso, pensad más en una larga saga), ya en Tyrannosaurus Books, pero tras los problemas con la editorial tuve que optar por hacer dormir a Shelter Mountain, al menos, hasta recuperar unos derechos para los que tuve que hacer alguna concesión (fueron sinvergüenzas hasta el final, sí). Como con "Batalla por Chicago", poco sentido tenía lanzar la secuela de una novela descatalogada, y ahí entró Khabox, editorial con la que hacía tiempo que quería trabajar y que apostó fuerte por el regreso a Shelter Mountain. Si ya es arriesgado apostar por un autor desconocido, por una secuela, por una trilogía, imaginad hacerlo por una novela que ya se había publicado y vendido tiempo antes, y bastante bien, por lo que ¿dónde se encontraría su público? Pues funcionó. Qué sorpresa y qué ilusión al descubrir que había ido ganando lectores durante años, lectores que se lanzaban a por obras reeditadas cuya existencia desconocían. ¿Mejor regalo que ese para un escritor? Pocos o ninguno.
Me da algo de vergüenza decir que 2019 fue un año flojo, porque tuve otras dos publicaciones, y una de ellas bastante importante. Sin embargo, es cierto que en lo personal fue un año tan complicado que tuve que cortar algún que otro proyecto, que otros no salieron y otros se retrasaron, pero no me arrepiento, echando la vista atrás. Después de todo, tras el asunto "Tormenta Sangrienta", que pasó de ser una novela secuestrada a todo un éxito, ya tenía aprendida la lección de que la mayoría de las veces cuando pasa algo malo es por algo bueno. En 2019 publiqué un cómic, digital, eso sí, aunque a día de hoy se está en conversaciones para que pase al papel, un cómic que, precisamente, adaptaba el relato de "Action Tales" del que os hablaba antes, y en el que un desatado José Raúl Orte Crespo, compañero y amigo, lo daba todo para hacer más real a Dark, el oscuro investigador privado/superhéroe/antihéroe de Darkgate City. Poco antes se lanzaba "¡Todos flotan! Las pesadillas de Stephen King Vol. II (1990-2019)", el segundo ensayo del Rey que publicaba con Applehead Team Creaciones, un proyecto todavía más ambicioso que el primero, tanto que esperamos hasta el último momento para publicarlo, llegando a entrar películas como la nueva "Cementerio de animales", estrenada poco tiempo antes de que el libro saliera a la venta, confirmando, de nuevo, nuestra intención de ofrecer la obra en español sobre el de Maine más completa, actualizada y minuciosa, algo que, según los lectores, parece que podemos estar consiguiendo. ¡Aleluya! Todavía queda para el tercer volumen, ya aviso, pues a pesar de que ya hay material más que suficiente para llenar un buen tomo (King no podría ser más prolífico, sin olvidar las numerosas adaptaciones de sus obras que se van haciendo año tras año), creo que hay que esperar un poco más para que las fechas de portada no pasen de catorce y casi treinta años a cuatro o cinco. Aun así, tengo varios proyectos en la recámara relacionados con el creador de "Carrie" y "El misterio de Salem´s Lot", y me da que alguno de ellos os va a sorprender bastante. ¡Os iré contando!
2020 fue un desastre. Para todos y para mí, claro. ¿Os suena cierta pandemia mundial? Pues eso. Imprentas cerradas, editoriales paradas, proyectos detenidos, el mundo en vilo... Un año en blanco para todo, para todos. Así que lo que iba a sacar durante ese horrendo 2020 pasó a 2021, el año de dos nuevas novelas, un año bastante bueno si tenemos en cuenta que fue el año de "Toc, toc" y "Tumbas Vacías". ¡Qué ganas tenía de publicar nuevas novelas! Y más una de extensión considerable como la secuela de "Cinco tumbas sin lápida", cuyo lanzamiento fue todo un éxito, sobre todo con la venta del Tumbaspack (gracias, Asunción; tú sabes bien la razón), un pack que hizo Khabox Editorial para vender ambos libros en Halloween, con algunas chuches como marcapáginas y posters de la increíble portada de "Tumbas Vacías". ¿Mola o mola? Pues parece que moló bastante, porque funcionó bastante bien para ser la secuela de un título publicado casi diez años antes y ahora lanzado por una editorial bastante humilde casi sin distribución. Además, en Amazon se puede encontrar tanto en tapa dura como en digital, al igual que la reedición de la primera parte, por lo que hay fácil acceso a ella. Y hablando de formatos digitales, "Toc, toc" también está en Amazon de tal manera, aunque salió antes en papel con Matraca Ediciones, editorial especializada en bolsilibros, otro de mis caprichos. A principios de año, después de varios retrasos, publicaron mi primer bolsilibro, una historia de terror que bebe tanto del filme "Babadook" como de "Los Tommyknockers", la lisérgica novela de Stephen King, eso sí, en una ambientación más nacional que la del resto de mis novelas anteriores. Nada de Maine. Nada de San Francisco. Nada de Nueva York. Nada de Chicago. No sólo fue una experiencia satisfactoria, sino que también ha funcionado bastante bien en ventas, para ser un bolsilibro, que no es precisamente uno de los formatos más populares del planeta. En digital se vende bastante bien y en físico está a punto de agotarse la primera edición. Además, después de un libro de bolsillo como "Casa de Sombras" me quería dar el capricho del siguiente paso, y Matraca Ediciones lo hizo posible. No puedo pedir más.
Y llegamos al presente año. Alcanzamos un 2022 que por ahora se salda con... nada. Hay mucho enviado. Hay mucho cociéndose. Hay mucho planeado y confirmado para el próximo 2023 (quizá demasiado para sacarlo de golpe en un solo año), como, por ejemplo, la tercera y última entrega de "Cinco tumbas sin lápida", o mejor dicho, de la trilogía Shelter Mountain, como la apodó Fabián Vázquez, de Khabox Editorial; está confirmada para ese año la secuela de "Batalla por Chicago", una "El Hombre Lobo contra el monstruo de Frankenstein: Guerra en Los Ángeles" que, espero, vuelva a reunir a mis lectores con más gusto por el bizarro; hay un par de antologías pendientes de salir; algún que otro proyecto con Applehead Team Creaciones; y quizá la sorpresa de alguna que otra novela que no sea una secuela, algún ensayo y un posible proyecto sobre Stephen King, alejado de sus pesadillas. Sin embargo, voy a ser realista, porque mucho tiene que cambiar este 2022 para que no me vaya de vacío. ¿Me importa? Por supuesto. ¿Me dolería? Claro. Pero los escritores tenemos ciertos años para plantar y luego recoger a destajo, y un año como 2022 debía llegar sí o sí, así que intento verlo con los mejores ojos posibles. Pero, ¡qué dolor tener tan poco tiempo! Para escribir, para enviar, para publicar... todo lo que quisiera. ¡Y más! Aunque hay que mantener los pies en el suelo. Poco a poco. Paso a paso. Sin prisa pero sin pausa. Después de todo, siguiendo ese mantra, no me ha ido nada mal, ¿verdad? Porque han sido diez años de novelas, antologías, ensayos e incluso algún cómic. Diez años de alegrías. Diez años de algún que otro mal trago (malos compañeros, puñaladas por la espalda, un par de bulos para hacerme caer, habladurías sin fundamento, acusaciones sin pruebas). Diez años de editoriales, presentaciones, premios, menciones, convocatorias, proyectos, eventos, festivales. Diez años de amistades, colegas, compañeros, abrazos, risas, conversaciones interminables. Diez años de vosotros. Diez años de una profesión, de un sueño, de una necesidad que me lo ha dado todo, que me ha dado un sentido, que me ha dado la vida en forma de mis almas gemelas: mi mujer y mi hija.
No me ha ido nada mal, no.
GRACIAS por estar ahí. GRACIAS por permitirme asustaros durante diez años.
¿Me regaláis diez más?