Ficha Técnica
Título original: Kingsman: The Secret Service
Director: Matthew Vaughn
Intérpretes: Colin Firth, Taron Egerton, Sanuel L. Jackson, Mark Strong, Michael Caine, Sofía Boutella, Sophie Cookson, Mark Hamill, Jack Davenport, Tom Prior, Neve Gachev, Alisha Heng, Jordan Long, Geoff Bell.
Guión: Matthew Vaughn, Jane Goldman
Música: Henry Jackman, Matthew Margeson
Género: Acción
Nacionalidad: Reino Unido
Duración: 129 minutos
Año: 2014
Sinopsis:
Desde tiempos inmemoriales el mundo ha sido protegido en secreto por una orden de caballeros conocidos como los Kingsman, hombres y mujeres que velan por la seguridad del planeta al viejo estilo, con la última tecnología y unos modales envidiables. Es justo cuando aparece un nuevo y mortal enemigos cuando debe cubrirse la vacante de uno de los mejores Kingsman que han existido nunca, por lo que todos los demás agentes veteranos deberán presentar a un nuevo posible Kingsman que, tras diversas pruebas, se unirá a la orden de educados caballeros protectores. Sin embargo, el agente más prometedor ni siquiera tiene modales, no es más que un delincuente callejero y no le va eso de seguir órdenes, aunque uno de los mejores Kingsman de la orden le debe un gran favor, por lo que será su debe entrenarle y convertirle en uno de ellos antes de que el caos se haga con el planeta.
Reseña:
Afirmar a estas alturas que el cine comiquero se nutre de mucho más que de Marvel y DC sería el equivalente a asegurar que América existe. A que no os descubro nada, ¿verdad? Pero quizá me ha adelantado al realizar este comentario. ¿Y si retrocedemos más y hablamos de la explosión de películas comiqueras que estamos viviendo en los últimos años? Algunos lo llamarán moda, algunos lo llaman moda, algunos lo llamáis moda, pero ya sabéis los habituales a este blog que a mí no me gusta considerar estas explosiones como modas, sobre todo cuando llevamos más de veinte años con este tipo de películas tanto en cines como en nuestras salas de estar. No, yo prefiero hablar de, eso, explosiones o mejor aún, oleadas. Y, sí, aunque desde principios del nuevo siglo vivimos una gran oleada de filmes basados en cómics (poniendo énfasis en las películas de superhéroes, tanto que hasta son ya un subgénero cinematográfico), se podría decir que es una explosión que comenzó antes, mucho antes.
En concreto, y a pesar de la potente presencia de "Superman" de Richard Donner (Arma Letal, Arma Letal 2) en los 70, se podría decir que fue "Batman" de Tim Burton (Ed Wood, Big Eyes) a finales de los 80 la que inició la auténtica explosión. Los diez años siguientes fueron el ejemplo viviente de lo que provocó la llegada de esta película; desde la aparición de las diferentes películas Marvel de desigual calidad hasta las secuelas de "Superman" y "Batman", pasando por las diferentes producciones basadas en cómics que ni siquiera eran de superhéroes, y ni siquiera de DC y Marvel. Es curioso, porque mientras a DC le iba de mal en peor con las flojas últimas entregas protagonizadas por Batman y Superman, a Marvel le comenzó a ir mejor que nunca con la llegada de "Blade" y "X-Men", que demostraron que en Marvel había muy buen material para hacer grandes películas, pero había que saber utilizarlo.
¿Queréis un buen traje? Id a Kingsman |
De este modo, como os decía antes, al empezar el siglo XXI era Marvel la dueña de la taquilla en lo referente a filmes comiqueros de superhéroes. No es que Warner-DC se quedase quieta, por supuesto, ya que ahí tenemos "Batman begins", "El Caballero Oscuro" y "El Caballero Oscuro: La leyenda renace", pero no fue hasta que se estrenó "El Hombre de Acero" que el rumbo no pareció estar claro de nuevo después de tantos y tantos años. Sin embargo, Marvel ganó todo el terreno que no alcanzó en los 90, gracias a que los derechos de muchos de sus personajes se habían ido repartiendo en esa década por diferentes productoras. Tuvimos "Daredevil", Spider-Man", "Man-Thing", "X-Men 2", "Spider-Man 2", "El Castigador: The Punisher", "Blade II", "Spider-Man 3", "Ghost Rider: El Motorista Fantasma" y un largo etcétera. En general, tuvimos de todo; desde películas flojas hasta pequeñas joyas del subgénero de superhéroes. Se podría decir que fue la trilogía de Spiderman de Sam Raimi (Posesión infernal, Darkman) la que dio el empujón necesario para que la explosión de adaptaciones comiqueras tuviera lugar de una vez por todas. Aunque no fue hasta 2008 que hubo otra todavía más grande, algo que muchos creíamos imposible.
Hablo del momento en el que Marvel Studios irrumpió en el cine con "Iron Man", uno de sus mayores taquillazos y una de las mejores películas de este subgénero. Toda una declaración de intenciones para la productora obra de Marvel, la editorial de cómics, más que dispuesta a comenzar a ganar todo el dinero posible con sus productos sin intermediarios de por medio. ¿Y qué usó para ello? Los personajes cuyos derechos le quedaban, y no eran pocos, ni poco importantes. Desde Iron Man hasta Thor, pasando por Hulk, el Capitán América, Ojo de Halcón, la Viuda Negra y un largo etcétera a los que se irían añadiendo los personajes propiedad de otras productoras que, poco a poco, los iban dejando ir. Pero ese no era el único plan de Marvel Studios, sino el de llevar a cabo uno jamás visto antes: crear un universo compartido. Sí, un universo con continuidad como en los cómics, donde el Capitán América y la Viuda Negra pudieran compartir aventuras, donde los hechos que veíamos en "Thor" tuvieran repercusión en "Iron Man 3" y en el que los héroes pudieran unirse en uno de los mayores blockbusters de la historia conocido como "Los Vengadores". Y sus planes le funcionar tan bien que incluso pasaron al mundo de la televisión con productos como "Agentes de SHIELD" y "Agente Carter", los cuales funcionan perfectamente como complementos de los grandes planes de Marvel Studios.
¿Tendrá Eggsy los modales suficientes para ser un Kingsman? |
Ahora, todo el mundo quiere copiar a la compañía. De ahí que es posible que asistamos a un nuevo empujón en esta explosión por parte de Warner-DC, aunque, para mi gusto, están haciendo las cosas de forma demasiado acelerada. "El Hombre de Acero" es el primer paso, y "Batman v Superman: Dawn of justice", que se estrenará en 2016, será el siguiente, el salto al vacío que decidirá si los filmes de Warner-DC se unen a la ola de Marvel Studios que no deja de crecer. Sin embargo, como os decía al comienzo de esta reseña, todo esto va más allá de Marvel y DC, quienes, al fin y al cabo, manejan superhéroes todo el rato. Esto va sobre las demás editoriales y las adaptaciones de sus productos, adaptaciones que, en muchos casos, no tienen nada que ver con mallas, enmascarados, capas y villanos que planean conquistar el mundo. Lo curioso es que todo explotó en los 90, a partir del estreno de "Batman". Pero, ¿sigue todavía hoy esa oleada "independiente"? Sí y no. Dejad que me explique.
En los 90, a las adaptaciones Marvel no les iba nada bien, mientras que Batman y Superman eran los reyes de la pista. Sin embargo, inteligentes las productoras de cine, vieron que había vida más allá de Marvel y DC, o puede que éstas ya tuvieran todos los derechos de sus personajes más que vendidos por entonces. De un modo u otro, las productoras se pusieron manos a la obra para hacerse con los derechos de cómics de otras editoriales capaces de plantarles cara a las dos grandes aunque fuera de forma tangencial. Un inciso, estoy hablando de los 90, porque, hoy día, todas esas "pequeñas" editoriales, poniendo énfasis en Dark Horse e Image, son mucho más importantes y sí que son más que capaces de estar a la altura de Marvel y DC, tanto en ventas, como en calidad. Y no deja de ser curioso que sea ahora cuando no se aprovecha del todo el potencial que plantean todas, aunque me da que es algo que va a ir cambiando poco a poco, dado que, a principios del presente siglo, tales adaptaciones perdieron bastante cancha.
Cena entre enemigos |
Lejos de Marvel y DC tuvimos "La Sombra", "The Phantom: El Hombre Enmascarado", "Spawn", "Virus", "Witchblade", "El Cuervo", "Camino a la perdición", "Una historia de violencia", "Ghost World", "American Splendor", y las más modernas "Hellboy", "Red", "2 Guns", "R.I.P.D. Departamento de Policía Mortal", "Red 2", "Scott Pilgrim contra el mundo", "Kick-Ass", "Wanted (Se busca)", "Los sustitutos", "The Green Hornet", "Los Perdedores" y un largo etcetera. Como veis, hemos tenido películas comiqueras para todos los gustos, de diferente calidad y distinto éxito; por ejemplo, ahí podemos contar "The Walking Dead", una de las series de más éxito de los últimos tiempos y que está basada, como bien sabéis muchos, en la serie regular "Los muertos vivientes". Sin embargo, es posible que os haya llamado la atención la inclusión de "Kick-Ass" en la lista, las aventuras de un adolescente normal y corriente que, un buen día, decide entrenarse un poco, colocarse un estrafalario traje y combatir el crimen como los héroes de sus cómics. Quizás os haya llamado la atención porque es un cómic publicado por Marvel, aunque en su división Icon de cómics de autor. En este caso, además, estamos hablando de un trabajo de Mark Millar (The Ultimates, Marvel Knights: Spiderman), el mismo autor creador de "Servicio Secreto". ¿Veis ahora hacia dónde me dirijo?
Pero, ¿quién es el tal Millar? Uno de los guionistas de cómics más influyentes de la actualidad. Casi nada, ¿verdad? Un guionista escocés gamberro, irreverente y que, en pocas palabras, hace lo que le da la gana, aunque le va bastante bien con este método. Aunque su producción inicial tiene mucho que ver con editoriales independientes y algunos trabajos con DC, se le empieza a conocer realmente cuando sustituyó a Warren Ellis (Planetary, Astonishing X-Men) en "The Authority", la serie que creó Ellis y en la que nos presentaba a un grupo de superhéroes de lo más atipicos y que eran proactivos, es decir, actuaban en vez de dejar que lo malo ocurriera para poder arreglarlo o, al menos, intentarlo. Una nueva vuelta de tuerca al género de los superhéroes que cogía mucho del clásico "Watchmen" y lo actualizaba para el siglo XXI, con todo lo que eso conllevaba. Su etapa en "The Authority" funcionó a la perfección y no tardó en dar el salto a Marvel para encargarse de algunas de las colecciones de la recién nacida línea Ultimate, es decir, esa línea fuera de continuidad que se encargaba de actualizar a los más clásicos personajes de Marvel como si hubieran nacido en el siglo XXI. No sólo comenzó "Ultimate X-Men" sino también, junto a Brian Michael Bendis (Alias, Daredevil), "Ultimate Fantastic Four", de la que más tarde se encargó de varios números que fueron de lo mejorcito de la colección. Sin embargo, lo que volvió a situarle en primera línea de fama no fueron estas series, sino "The Ultimates", la revisión de los Vengadores.
¿Compañeros o rivales? |
Yo mismo considero "The Ultimates" una de las mejores series de cómics de los últimos tiempos. Y me he quedado a gusto afirmándolo, os lo aseguro. La serie nos presentaba los Vengadores como si fueran creados hoy mismo, haciéndolos más reales, verosímiles y llevando el concepto Marvel del héroe de los pies de barro hasta los extremos que le encantan a Millar. Por ejemplo, el Capitán América eran tan chapado a la antigua como podáis imaginar, los problemas entre la Avispa y el Hombre Hormiga alcanzaban los malos tratos físicos y Hulk era un caníbal además de la primera gran amenaza a la que se enfrentaban los Ultimates. Millar siguió en la serie una buena temporada, conviritendola en uno de esos cómics que debéis leer incluso aunque no os gusten los cómics, pero eso no significó que no hiciera otros trabajos para Marvel, como por ejemplo, etapas en "Lobezno", comenzar la serie de Spiderman "Marvel Knights: Spiderman", una etapa en "Los Cuatro Fantásticos" o la brutal historia "El viejo Logan", donde nos presentaba un futuro donde Lobezno es viejo y ha dejado las garras a un lado por un suceso terrible que cometió, una historia al más puro estilo "Sin perdón" de Clint Eastwood (Million Dollar Baby, Gran Torino), con mucho western y grandes homenajes el universo Marvel. Sin embargo, Millar tenía que continuar removiendo Marvel y lo hizo con una de las mayores historias de Marvel, además de una de las más famosas y controvertidas: "Civil War".
Si os suena "Civil War" espero que no sea sólo porque vaya a adaptarse al cine en la futura "Capitán América: Civil War", ¿eh? "Civil War" nos contaba el crudo enfrentamiento entre superhéroes. Hasta aquí nada nuevo, ¿no? Recordemos que estos personajes llevan pegándose desde tiempos de Stan Lee (Daredevil, Los Cuatro Fantásticos), normalmente por malentendidos, pero aquí la cosa llegaba a cotas de violencia nunca vistas. Amigos, familiares, compañeros y hermanos de armas separados por una ley mediante la cual el Gobierno de los Estados Unidos pretendía que todos vigilante enmascarado se registrase, lo que suponía dar su identidad secreta. Se crearon dos bandos; el anti-registro comandado por el Capitán América, gran protector de las libertades de la comunidad superheroica; y el bando pro-registro, dirigido por Iron Man, más que dispuesto a incluso capturar y acabar con sus antiguos aliados para que estos dejasen de lado las ilegalidades que, supuestamente, cometían al combatir el crimen desde las sombras. Alabada por muchos y criticado por unos pocos, "Civil War" tiene muchos fallos, pero más virtudes, entre ellas una historia verosímil, actual, dura, cruda y con momentos que hoy día todavía recordamos muchos comiqueros, como ese Thor apareciendo en mitad de la batalla (Thor que era en realidad un clon), ese Capitán América contra Iron Man, el brutal suceso que lo comenzó todo, Punisher salvando a Spiderman, o el trepamuros desenmascarándose en directo en televisión, lo que ocasionó que "Civil War" fuera incluso comentada en los informativos. Menudo este Millar, ¿verdad?
La mala educación se paga |
Pero Mark Millar es un tío listo. Sí, sus cómics pueden pecar de repetirse un poco en cuanto a personajes chulescos y psicópatas, tramas exageradas, acción blockbuster, violencia desmedida, dialogos gamberros y situaciones pasadas de rosca. Sin embargo, al final, sus trabajos consiguen lo que se propone el guionista, que es divertir y cambiar las reglas a partes iguales. Así que no es raro que, mientras trabajaba para Marvel, continuara con sus proyectos personales en lo que se conoce como el Millarworld, o el Mundo Millar, donde muchas de sus historias independientes de las grandes tienen lugar. Ahí nacieron "Wanted", "Kick-Ass", "Nemesis", "Superior" y, entre muchas otras, "Servicio Secreto", una de esas gamberradas bien orquestadas de Millar que, poco a poco, están llegando a todas las pantallas de cine con un éxito que, sinceramente, ni él creo que se esperase. Y eso sin contar las que quedan y en las que se están trabajando, claro, porque por cada éxito, se pone en marcha otra nueva aventura cinematográfica para Mark Millar con sus obras independientes, obras con derechos que él mismo puede gestionar y que da a las productoras buen material comiquero lejos de Marvel y DC y, además, proporcionado por uno de los guionistas favorito de ambas.
Hablemos pues de las anteriores adaptaciones de cómics propios de Millar, y dejemos para otro día las que tienen más probabilidades de ser llevadas al cine ("Nemesis" y "Superior"). Comencemos con "Wanted (Se busca)", la primera prueba para el cine de un cómic de Mark Millar, además, uno de los más controvertidos, gamberros y que mayor número de diferencias presenta con respecto a su adaptación. El cómic nos cuenta la historia de un chico normal y corriente, un pringado al más puro estilo Peter Parker que, de la noche a la mañana, descubre que su padre pertenecía a una orden de supervillanos, y que él debe ocupar su lugar junto a los supervillanos que acabaron con todos los superhéroes del planeta. La película, protagonizada por un enorme James McAvoy (X-Men: Primera generación, El último rey de Escocia) y una Angelina Jolie (Lara Croft: Tomb Raider, Salt) que pegaba bastante poco en el filme, nos presentaba casi la misma historia, pero sustituyendo a los supervillanos coloridos y estramboticos por una antigua orden de asesinos. Teníamos pues al pringado protagonista conociendo la verdad sobre su padre, uno de los mejores asesinos de la orden, justo después de su muerte, tocándole convertirse en un asesino mejor que él y aceptar su destino antes de buscar venganza. Como adaptación no funcionaba demasiado bien; sólo cogía la estructura de la historia, diversos detalles del cómic a modo de referencias y homenajes y el modelo gamberro de filme de acción que funcionó a las mil maravillas. Incluso colocaba a Jolie en el papel de la afroamericana Fox, entrenadora personal del protagonista, un papel en el que podría haber encajado perfectamente Halle Berry (X-Men, X-Men 2). Eso sí, como filme de acción espectacular y pasada de rosca es alucinante, sobre todo en cuanto al estilo visual, nada extraño si tenemos en cuenta que fue dirigida por Timur Bekmambetov (Guardianes de la noche, Guardianes del día), convirtiéndola en uno de los filmes más taquilleros del 2008, con videojuego incluido que servía a modo de secuela no oficial.
Merlín, siempre dispuesto a ayudar |
Se demostró que las historias independientes de Mark Millar funcionaban de manera genial en el cine, con presupuestos muy ajustados e incluso adaptándolas de manera libre. Dos años después, con una producción mucho más modesta, llegó "Kick-Ass", que no tuvo tanto éxito, pero que salió mucho mejor a todos los niveles, sobre todo en cuanto a adaptación, ya que sus cambios, al menos a mi parecer, mejoraban bastante el cómic original. Sin embargo, es una película que no habría llegado a ser lo que es sin Matthew Vaughn (Stardust, X-Men: Primera generación), el cual se dejó el alma en la película y, aunque no se pudo hacer cargo de la segunda parte (de menos éxito, pero igual de buena en todos los sentidos), se mantuvo cerca de los realizadores de aquella para que estuviese perfectamente unida a la que él había dirigido. Fue ahí dónde comenzó la estrecha relación entre Vaughn y Millar, dos tipos que se parecían mucho (sólo hay que ver la adaptación de "Kick-Ass" para comprender que ambos comparten ese carácter gamberro y transgresor) y que pretendían hacer grandes cosas juntos. Listos para seguir trabajando juntos y llevar el máximo número posible de cómics del segundo a la gran pantalla por parte del primero, ahora tenemos "Kingsman: Servicio Secreto" o, lo que es lo mismo, "Kick-Ass" en el mundo de los espías.
¿Por qué digo esto? Bueno, sin soltar spoilers de ninguna clase (ya sabéis, es MUY complicado encontrarlos en las reseñas de este blog), podríamos decir que "Kingsman: Servicio Secreto" tiene todas las características de "Kick-Ass" pero trasladadas al mundo de las historias de espías. Vale, su protagonista no es precisamente un adolescente normal y corriente que se aburre, aunque sí un joven que busca su destino porque no sabe exactamente quién es. Sin embargo, me refiero más el tono del filme; Matthew Vaughn reinventa el cine de espías, lo vuelve gamberro, divertido, tronchante, gracioso, transgresor al mismo tiempo que se ríe de todos sus clichés (que no son pocos) y homenajea a este tipo de historias con todo el respeto que puede profesar el mejor de los fans. Con "Kick-Ass" ocurría lo mismo. No dejaba de ser una vuelta de tuerca cachonda, divertida e irreverente del concepto clásico del superhéroe con esas gotas de mala leche y gamberrismo de Mark Millar. Ignoro si el cómic de "Kingsman: Servicio Secreto" es igual en cuanto a tono, ya que no me lo he leído (por lo que no os podré hablar de cómo es el filme como adaptación), pero como película, Matthew Vaughn se saca un notable como una casa. Sigo prefiriendo "Kick-Ass" porque siempre me han ido más los superhéroes que los espías, pero es una simple apreciación personal, nada más.
Vestido para matar |
Lo que nos cuenta "Kingsman: Servicio Secreto" es el nuevo modelo de una antigua y clásica clase de espías británicos, con sus paraguas, sus buenos modales, sus chismes tecnológicos, su pompa y su elegancia al vestir. ¿Qué pasa si metemos entre sus filas a alguien totalmente ajeno a todos estos conceptos? Alguien como, por ejemplo, Eggsy, un chaval sin padre, que ve impotente cómo su madre sale con un tipo asqueroso y maltratador cuya pandilla, de cuando en cuando, da palizas al propio Eggsy y a sus amigos. Sin embargo, un buen día, acude en su ayuda un extraño tipo trajeado, muy estirado y extremadamente bien educado que le cuenta un tremendo rollo sobre un servicio muy, muy secreto de caballeros que llevan protegiendo al mundo en las sombras desde hace siglos. Los Kingsman, como los llama el desconocido apodado como Galahad. Lo que no sabe Eggsy, al menos entonces, es que todo lo que cuenta su nuevo mejor amigo es verdad y que, su padre, ese que le abandonó siendo niño (o eso cree él), formaba parte parte de los Kingsman, y es el momento de ocupar su lugar (¿os suena a "Wanted"?), pues será la propuesta de Galahad para entrar en el exclusivo club de caballeros.
Todo esto ocurre mientras Valentine, un informático multimillonario, inicia un plan para, presuntamente, gobernar el mundo como debe hacer todo gran supervillano al que los espías deben detener. Sin embargo, hay mucho más detrás de todo ese plan, uno que deberá detener el propio Eggsy, si es que al final se gradúa en la academia Kingsman, porque no es el único que se examina, y sus rivales son bastante duros. Galahad verá la ocasión perfecta para devolver al padre de Eggsy un favor que éste le hizo hace ya mucho, justo cuando encuentre un hueco para el joven en el servicio secreto de los Kingsman. Poco a poco, entre ambos, se formará una relación de padre e hijo que va mucho más allá de las misiones de la agencia la cual, o actúa rápido, o se verá abocada a su destrucción debido a los planes de Valentine, quien sospecha que hay algo más que unos simples entrometidos a raíz de algunos ataques que ha recibido su organización. Eggsy no sólo tendrá que aprender a trabajar en equipo con los Kingsman, sino que descubrirá un padre en la figura de Galahad además de hallar al caballero que tiene dentro de él. Sin honor, educación y modales no sé puede ser un Kingsman, pero, ¿está preparado un gamberro británico para serlo si esas son las condiciones?
Villanos de altura |
Lo cierto es que no me decidí a ver "Kingsman: Servicio Secreto" hasta que salieron sus trailers. Las películas de espías no se encuentran entre mis favoritas y lo cierto es que el cómic de Millar tampoco me llamaba mucho la atención. Sin embargo, los avances me convencieron y debo confesar que se quedaron cortos, porque estamos, sin duda, ante una de las sorpresas de este 2015. El nuevo filme de Matthew Vaughn no sólo tiene todo lo bueno de "Kick-Ass" (repito, hasta podríamos sacarle parecidos en su estructura), sino que sigue su propio camino, entregándonos una producción muy, muy divertida, con la que pasarlo bomba en el cine con unas buenas palomitas y, al mismo tiempo, no es un blockbuster de acción al uso, sino que está muy bien rodado, cuenta con un guión inteligente, un desarrollo casi perfecto y un reparto de sobresaliente, sobre todo en lo que respecta a los personajes que interpretan todos y cada uno de ellos. Sin contar con la brutal banda sonora, algo que también recordará a "Kick-Ass" por el uso que Vaughn hace de las canciones que van apareciendo durante el filme, en diversos momentos más o menos importantes.
Añadamosle a todos esos ingredientes lo bien rodadas que están las escenas de acción, todos los homenajes que encontramos a las películas de espías, los diálogos que dejan claro qué estamos viendo (atentos a la conversación entre Galahad y Valentine tras la escena de la iglesia donde se nos muestra y se nos dice que no estamos ante la típica película de espías), los impresionantes efectos especiales y las escenas para el recuerdo; desde la parte en la iglesia, hasta el enfrentamiento final, pasando por el entrenamiento de Eggsy (atentos a la parte en la que elige a su perro), la cena de Galahad y Valentine y la primera vez que el protagonista ve actuar a Galahad cuando éste demuestra de lo que es capaz un Kingsman, por más carrozas que parezcan. Quizá la trama peque un poco de ser más de lo mismo en general, algo que "Kick-Ass" sí que evitaba, pero salvo ese insignificante detalle, es evidente que "Kingsman: Servicio Secreto", es una de esas películas que llegan a los cines sin hacer demasiado ruido, una de esas producciones que se cuelan entre las más esperadas del año que ya tienen todo el "pescao" vendido y logran medirse con éstas cara a cara, saliendo pero que muy bien paradas del combate.
Colin Firth es Galahad, de lo mejor del filme |
Además, como os decía antes, los personajes y las relaciones entre estos son oro puro. Igual que la película no me atraía demasiado al principio, también pensaba que el personaje del semidesconocido Taron Egerton (The Smoke) me iba a resulta bastante odioso. Al final ha sido todo lo contrario; es fácil sentir simpatía por Eggsy desde el principio, y todavía más cuando la película permite que desarrolle todo su potencial, sobre todo a partir del entrenamiento para ser Kingsman. Además, no tenemos la típica historia de amor entre jóvenes alumnos, como podría parecer en un principio, sino que la relación principal de Eggsy se focaliza en el tremendamente bien conseguido personaje de Colin Firth (El retrato de Dorian Grey, El discurso del rey), que se va convirtiendo poco a poco en el padre que Eggsy siempre ha necesitado. Eso sin contar la química que hay entre ambos, lo cual convierte cada escena que comparten en algo para recordar. Pero, claro, si tenemos en cuenta que Firth es tan sorprendente con su personaje como la propia película, ¿qué más se puede pedir? Si Egerton resulta al final una especie de simpático cruce entre Peter Parker y Tony Stark (atentos a las últimas escenas), Colin Firth se come la pantalla desde su primera aparición, siendo el ejemplo viviente de actor versátil que nunca pensaríamos que veríamos en un filme de estas características donde no sólo da la replica a sus compañeros de reparto, sino que, además, se pone a dar hostias como panes en cuanto nos despistamos. Repito, la escena de la iglesia es impresionante, pero, ante todo, por el gran hacer de Firth. Su sola presencia ya hace que merezca la pena el visionado del filme.
No son los únicos que están geniales en "Kingsman: Servicio Secreto". El tercero en discordia es Samuel L. Jackson (1408, Los Vengadores), uno de esos actores a lo Morgan Freeman (Seven, El Caballero Oscuro) o Nicolas Cage (Cara a cara, Kick-Ass) que parecen estar en todas las películas que se estrenan al año. Jackson construye un villano que, en principio, no parece gran cosa, pero conforme avanza el filme y vamos descubriendo más y más de su personalidad, conquista al espectador de manera total. Y, sí, a eso ayuda su peculiar forma de hablar y mucho. Valentine es tan divertido como la propia película, y ayuda a que ésta lo sea de principio a fin. Una gozada. Y, además, viene acompañado por el típico villano físico que se mancha las manos por su jefe, en este caso, villana, la letal Gazelle, interpretada por Sofía Boutella (Azur y Asmar), capaz de cortar en pedazos a cualquier enemigos con sus mortales prótesis, un personaje que nos da algunas de las mejores escenas de acción (y más sangrientas) de la película. Tranquilos, porque se le saca todo el partido que se le puede sacar a un personaje de estas características y es que, si algo bueno tiene "Kingsman: Servicio Secreto" es que aprovecha completamente a todos los personajes.
Una copa con Arthur |
Quizás el que salga peor parado sea el Arthur (Arturo, referencias a los caballeros de la Mesa Redonda, ¡genial!) de Michael Caine (Harry Brown, Origen), aunque no porque el personaje esté mal diseñado, desarrollado o no sea bien aprovechado en la historia, ya que cumple su objetivo con creces y posee una de las escenas más tensas de todo el filme, sino porque Caine es uno de los grandes, uno de los muy grandes, y muchos le seguimos pidiendo más y más y más a pesar de conocer que, muchos de sus papeles, son secundarios. Pero tiene sus momentos, que no se diga. Al igual que el Merlín de Mark Strong (John Carter, Green Lantern), actor que ya fue el genial y violento mafioso villano de la primera "Kick-Ass", por lo que su experiencia con Matthew Vaughn está más que contrastada. Es cierto que hasta la última media hora de la película, Merlín no es más que el tipo que entrega las armas y fabrica los cachivaches supermolones de los Kingsman, pero es entonces cuando el personaje saca todo su potencial, regalándonos momentos realmente buenos, como ese en el que no le deja su arma a Eggsy. Lo cierto es que el personaje que menos trascendencia tiene es el de Sophie Cookson (Moonfleet), la única amiga que saca Eggsy del entrenamiento, e incluso así posee varias escenas muy, muy conseguidas, así que, imaginaos el nivel del filme. ¡Ah! Y no os perdáis el genial papel que realiza nuestro Luke Skywalker habitual, es decir, Mark Hamill (El imperio contraataca, El retorno de jedi), quien sigue demostrando que es todo un cachondo.
Llegados a este punto, poco más os puedo contar del filme, ¿verdad? Al menos, si quiero convenceros de que vayáis a verlo. Todo lo que he dicho no significa que estemos ante una película perfecta. Ante todo, si no os van las producciones de espías, tampoco os atraerá mucho, así que es indispensable que algo, aunque sea poco, os gusten. Eso os permitirá entrar en su juego, igual que para entrar en el de "Kick-Ass" es casi imprescindible que los cómics o, al menos, su mundillo y los superhéroes os fueran familiares. Es cierto que ante el gran lucimiento de muchos de sus personajes, otros quedan en un segundo plano, a pesar de tener escenas bastante potentes, lo cual es un claro indicativo de lo bien planeada que tenía Vaughn la trama. También es verdad que la película, en general, es bastante tópica en cuanto a estructura y que no le habría venido más mala leche en algunas escenas muy concretas (cierta explosión festiva). En casos así, parece que ha pasado el censor de turno para que "Kingsman: Servicio Secreto" pueda llegar a los cines de todo el mundo sin recortes graves, para que así todos podamos disfrutar de ella. No queda tampoco mal, ojo.
La impresionante secuencia de la iglesia |
Y es que, a pesar de sus imperceptibles imperfecciones, "Kingsman: Servicio Secreto" es un filme muy, muy completo en todos los sentidos. Desde el reparto hasta su banda sonora, pasando por escenas para el recuerdo, los efectos especiales, el desarrollo de la trama, los giros argumentales (alguno tiene), los personajes, los diálogos, el ajustado metraje, el trabajado guión, los guiños y homenajes a las películas de espías, el tono gamberro y cómico, su transgresora propuesta, el modo de darle la vuelta a los clichés y usarlos en su favor y, en definitiva, todo lo refrescante que es la película en general. Es evidente que Mark Millar ha encontrado en Matthew Vaughn a su pareja perfecta para llevar al mejor de los puertos sus cómics más personales. Ambos lo lograron con "Kick-Ass" y ahora se apuntan otro tanto con "Kingsman: Servicio Secreto", sin contar los goles que ya ha ido metiendo Millar con otros directores. La pregunta es, ¿para cuándo el siguiente cómic de Mark Millar en la pantalla grande? Hay unos cuantos interesantes y, si los resultados van a ser como los de "Kingsman: Servicio Secreto", yo voy pagando ya mis entradas.
Nota: 8/10