Ficha Técnica
Título original: Abraham Lincoln: Vampire Hunter
Director: Timur Bekmambetov
Intérpretes: Benjamin Walker, Mary Elizabeth Winstead, Dominic Cooper, Rufus Sewell, Marton Csokas, Anthony Mackie, Robin McLeavy, Jimmi Simpson, Jaqueline Fleming, Alan Tudyk.
Guión: Simon Kinberg, Seth Grahame-Smith
Música: Henry Jackman
Género: Acción, terror, fantástico
Nacionalidad: Estados Unidos
Duración: 105 minutos
Año: 2012
Sinopsis:
La venganza fue lo que motivó a Abraham Lincoln a convertirse en un cazador de vampiros. Siendo niño, y tras intervenir en una clara injusticia, Abraham ve cómo un vampiro acaba con la vida de su querida madre. Tiempo después, hecho ya un hombre, inicia una carrera para acabar con las criaturas de la noche, para la que contará con la ayuda de un maestro en ello. Sus pasos hacia la política terminarán convirtiéndolo en presidente de los Estados Unidos... de día. Cazador de vampiros de noche.
Reseña:
Veamos qué tenemos aquí: Abraham Lincoln, vampiros, Tim Burton (Pesadilla antes de Navidad, Mars Attacks!), Timur Bekmambetov (Guardianes de la noche, Wanted) y Seth Grahame-Smith, especializado en unir literariamente monstruos de todo tipo con historias clásicas o personajes historicos. Menuda combinación, ¿eh? Como para entrar a verla y esperar a dos personajes recitando los dialogos de Woody Allen. Casi nada.
Y es que, efectivamente, esta película es uno de esos productos frikis muy en la línea de "Zombie Strippers", "Ninjas vs Vampires" y todo el plantel de derivados que hay. Por supuesto, con más presupuesto, mejores actores, mejores medios, etc, etc. Y basada en una novela que no he leído, así que no puedo comentar si está bien adaptada o no. Lo que sí puedo comentar es que "Abraham Lincoln: Cazador de vampiros" es un producto de disfrute, consumo de palomitas, bebidas refrescantes y dar al cerebro un buen paseo durante hora y media. Que se calme, que de vez en cuando hace falta. Es un filme sincero, que se disfruta más si uno va con las expectativas bajas; algo así como ir a ver "Crocopulpo"; ni trampa ni cartón, lo que hay es lo que hay, y no se le puede pedir más, aunque quizás se le pueda pedir mejor. Me explico.
La trama nos lleva directos al meollo del asunto, y nos cuenta dónde comenzó Abraham Lincoln (recordando él la historia) su caza de vampiros, esto es, en su infancia, tras asistir al asesinato de su madre por parte de uno de estos seres. Años después, ya fallecido su padre y convertido él en un adulto, intenta acabar con el vampiro en cuestión, pero algo no sale cómo se lo espera, lo que ocasiona que tenga que intervenir otro cazador de vampiros que le enseña a combatirlos.
El presidente Lincoln a punto de recortar impuestos |
A partir de ahí, acompañamos a Abraham en su cruzada contra los amos de la noche, que intentan, poco a poco, hacerse con el país. Al mismo tiempo, Abraham conoce el amor en la persona de Mary Todd, y la política, en la que se va sumergiendo hasta convertirse en presidente de los Estados Unidos de América. Será entonces cuando la lucha se hará más encarnizada, pues no sólo se jugará su vida, sino la de todo el país que ama.
Y todo en hora y media. Tenemos pues dos partes de la película claramente diferenciadas: el Abraham Lincoln de joven, aprendiendo a cazar vampiros hasta convertirse en toda una maquina de matar, y el Abraham Lincoln presidente, que quiere dejar su hacha atrás y combatir con palabras, con dialogo algo que no vale con los vampiros, como se da cuenta más pronto que tarde de la peor de las formas. La historia es directa, sin demasiadas complicaciones, sin intentos por despistar al personal con dobles sentidos o tramas paralelas y, por su puesto, dando lo que se ofrece desde un principio: Abraham Lincoln masacrando vampiros, ya sea con o sin su característica barba, pero siempre con su particular sombrero.
No es difícil ver la mano de Tim Burton en ciertos aspectos de la película, como tampoco es difícil saber por qué él es el productor, pues Seth Grahame-Smith es esl escritor del guión de "Sombras Tenebrosas". Entre amigos anda el juego, ¿eh? Aunque, si de alguien verdaderamente se ve la mano es la del director, Timur Bekmambetov, un director bastante personal, muy visual y que usa muchos los efectos especiales en sus películas dando lugar a momentos realmente espectaculares en ellas, por ejemplo, los diferentes poderes de los personajes de "Guardianes de la Noche", cierta escena final con una pelotita en "Guardianes del Día" y la practica totalidad de "Wanted". No es sólo un estilo visual que tenga que ver con efectos digitales al por mayor, sino también algo apegado a los personajes y a la trama, donde se dan cita actos realizados por los primeros que muchas veces rompen con las leyes de la física y la verosimilitud, dando lugar a que el espectador tenga que poseer una considerable cantidad de suspensión de la incredulidad.
Entrenamiento intensivo |
Este estilo personal lleva a dos bandos: o te gusta el cine del director, o no. Evidentemente, si sus anteriores trabajos no os gustaron, "Abraham Lincoln: Cazador de vampiros" no tendrá demasiado interés para vosotros. Sin embargo, incluso a los que disfrutáis con el cine de este director, os pueden chirriar algunos detalles en el filme. Era normal ver a los protagonistas de "Guardianes de la Noche" y "Wanted" haciendo cabriolas sobrenaturales, o actos más allá de lo humano gracias a sus habilidades especiales, pero con Abraham Lincoln, pese a lo alocada de la premisa, no casa tan bien, lo que al final provoca que incluso el espectador más acostumbrado al cine de Bekmambetov frunza el ceño al ver ciertas escenas, como la de los caballos, o ciertas peleas que acomete el presidente con saltos por todas partes, como si fuese una especie de héroe-rana. En cuanto a los efectos digitales, otra de las marcas de la casa del director, también se hallan algo exagerados; de nuevo, la escena de los caballos.
Esos detalles son algunos de los que lastran la película, mucho más de lo que parece a simple vista. Esta vez al director se le ha ido la mano, con una película que pedía a gritos más contención y, sobre todo, ser más gamberra. Y es que, el principal fallo del filme está claro: no se ríe de sí misma. No, no hablo de que sea una comedia, o que deba ser una parodia, es que se toma demasiado en serio, especialmente cuando Abraham llega a ser presidente de los Estados Unidos, momento que el filme sufre un grave bajón de ritmo, especialmente teniendo en cuenta que hasta entonces la trama iba a tanta velocidad que incluso pasaban demasiadas cosas por minuto.
Es en ese momento cuando los que busquéis más vampiros y sangre acabaréis decepcionados, y lo que buscan algo más serio alrededor de la figura de Lincoln pues... bueno, esos quizás deberían haberse pensado en qué película entrar. Afortunadamente, hacia el final todo mejora, asistiendo a un final de fiesta brutal en un tren en marcha, con vampiros atacándolo y el presidente, su barba y sus amigos dando leña, tanto dentro como fuera del tren, de forma espectacular.
Rufus Sewell como Adam, el malo del cuento |
A pesar de sus claros defectos, sus virtudes ganan la jugada, aunque tampoco por mucho. Es un filme tremendamente entretenido en general, divertido y con escenas de lucha bastante logradas, como a la cita que acude Abraham cuando el vampiro interpretado por Rufus Sewell (Dark City, El Ilusionista) se harta de los constantes asesinatos de sus "hermanos". Los enfrentamientos contra Jack Barts son fenomenales, sobre todo el primero, en el que interviene Sturges, y los vampiros, pese a las nuevas reglas que les son impuestas (algunas demasiado forzadas) en la película, impresionan bastante en sus ataques. Además, hasta la llegada de Lincoln a la presidencia la película está bastante equilibrada en cuanto a acción y momentos más calmados donde se profundiza en Lincoln y su juventud.
El reparto es otro de los puntos fuertes de la película. Benjamin Walker (Banderas de nuestros padres) no sólo da el pego como Lincoln, sino que se come la pantalla; carismático, cercano y perfecto en las escenas más físicas. Una notable interpretación a la que ayuda que el actor no sea demasiado conocido. Por contra, Rufus Sewell, al que estamos más acostumbrados a ver de villano que de héroe de la función, realiza un trabajo que denota cierto desaprovechamiento. Su Adam tiene algunos buenos momentos, pero al final no resulta más que otro vampiro más; una lastima, porque el filme pide a gritos todo el tiempo un villano a la altura, algo como lo que nos da Marton Csokas (El reino de los cielos, La deuda) con su Jack Barts; lastima que acabe siendo un secundario, porque con su personaje de nemesis final la película habría ganado mucho en ese aspecto.
En el plantel de secundarios tenemos también a Mary Elizabeth Winstead (Scott Pilgrim contra el mundo, Destino Final 3) como Mary Todd, esposa del presidente, otro personaje con un par de muy buenos momentos, gracias sobre todo a la interpretación de Mary Elizabeth, que se ha ido convirtiendo en una experta en cine fantástico; sin embargo, muy desaprovechada en general. A los personajes de Anthony Mackie (Acero Puro, Al borde del abismo) y Jimmi Simpson (Stay Alive, Noche loca) se les saca más partido, especialmente conforme la trama avanza, lo que resulta bastante agradable para el espectador. Dominic Cooper (Un chico listo, Capitán América: El primer vengador) cumple sin más como mentor de Abraham, quedándose entre dos aguas, algo que a veces es agradable pero en otros momentos bastante incomodo.
Mary Todd y Abraham Lincoln |
Los efectos digitales, pese a que en algunos momentos canten demasiado y mal, la mayoría de las veces cumplen muy, pero que muy bien. Escenas como la ya mencionada de la primera pelea con Jack Barts, o el encuentro con varios vampiros, o toda la parte final en el tren, son de notable. Muy logradas, con sus más y sus menos. La banda sonora también funciona a la perfección para el producto que tenemos entre manos y, ¡ah! atentos a la última escena, porque es de ordago. Un detalle la mar de simpático.
En resumen, "Abraham Lincoln: Cazador de vampiros" no es uno de los productos del año, incluso probablemente tras un segundo visionado pierda algo de su encanto, pero su tono friki, repleto de acción y vampiros lo convierte en un producto bastante entretenido y, en definitiva, muy efectivo para echar un buen rato de cine sin pretensiones.
Nota: 7/10
Hola, Tony! Por lo que comentas, veo que es flojilla en muchos aspectos. A mí el cartel promocional de la película me encanta, el trailer me hechizó por la descarga de acción y hachazo limpio contra los vampiros (que me apetece verlos en otra faceta que no sea la típica de guaperas y seductores, y ya me pasó con 30 Días de Oscuridad, que flipé en colores), así que creo que la iré a ver igualmente, eso sí, sin demasiadas expectativas, que es lo mejor en estos casos. Iré para flipar con las fantasmadas y esos hachazos que te cagas a diestro y siniestro, jajaja.
ResponderEliminarTiene sus flojedades, pero como dices, para ver a unos vampiros diferentes que a los que nos costumbran a dar ultimamente, sirve con creces. ¡Y están los hachazos para cagarse por la pata abajo! xD Ya me contarás, guapa, seguro que al final te gusta y todo :)
EliminarHola!!! La vi, al final sí, jeje Solo me gustaron los primeros quince, veinte minutillos. Luego empezaron a sucederse las fantasmadas (cosa que ya sabía, pero lo de los caballos ¬¬....en fin, hasta me eché a reír con su supuesta fortaleza de huesos, colega, ya sabes a qué momento me refiero XD) La parte en que ya es Presi se me hizo aburrida, lenta, larga...Todo el rato repitiendo "libertaaaaad" y ya lo del tren...absurdo, tanto por la manera de desenlazarlo como por el motivo....(creo que no me enteré de por qué iban en el tren porque ya me parecía un tostón y había entrado en fase globo-moco, ya tú sabes XD) Por no hablar del amigo de toda la vida, que durante esa escena te quedas a cuadros y piensas: "pero...¿tú ya naciste adiestrao? porque, macho, a tu edad te bastas tú solo" XD Como punto a su favor, me encantó la fotografía y la idea que se desarrolla de los vampiros, cómo conviven entre humanos, sus limitaciones, etc Pero el villano, como tú dices, muy desaprovechado, cierto.
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