Ficha Técnica
Título original: Éxodo: 10 de octubre
Autor: Rafael Pinot
Portada: Fabián Vázquez
Género: Terror
Nacionalidad: España
Formato: Rústica
Nº de páginas: 430
Editorial: Khabox
Publicación: 2015
Sinopsis:
Adrián se despierta en una especie de oscuro y sucio calabozo sin recordar nada. Lo único que sabe es que todos los días es tratado como una sucia bestia por hombres desconocidos que parecen ver algo en él que ignora. Sólo cuenta con la compañía de una extraña con la que va confraternizando mientras se suceden los días en un mundo asolado por el caos, la violencia... y los muertos vivientes. Porque lo que Adrián no recuerda es que, en el exterior, esperan ellos, los zombis, las víctimas revividas de un holocausto que acabó con la humanidad y que podría terminar con él mismo si se adentra en sus dominios, algo que deberá hacer si desea sobrevivir y encontrar las respuestas que busca sobre su pasado.
Reseña:
Zombis, zombis, zombis. No es la primera vez que en este blog hablamos sobre estos monstruos tan particulares, y mucho menos referidos a historias literarias. No, ya sabéis que no me gusta hablar de modas sino de oleadas y explosiones, así que no voy a soltaros una larga perorata sobre si la moda Z en la literatura actual (concentrándome en la de España, por supuesto) ya ha pasado, está de capa caída o necesita revitalizarse. Los muertos vivientes, como cualquier otro monstruo del género de terror, han sufrido sus altos y sus bajos, y es cierto que en la literatura han gozado de un asombroso éxito desde hace ya diez años (una década entera es ya mucho tiempo para hablar de simple moda, ¿verdad?). Dos fueron las principales publicaciones que iniciaron esta explosión Z que todavía se siente estos días, aunque con mucha menos fuerza que antaño. Hablo del best seller "Guerra Mundial Z" y ese divertido entretenimiento que es "Zombi: Guía de supervivencia". Es verdad que el segundo salió mucho antes que el primero, pero también es cierto que ambos salieron publicados casi a la vez en nuestro país. A modo de curiosidad, el segundo, ese manual de cómo sobrevivir a un apocalipsis Z, se editó en Estados Unidos justo cuando el cine Z acababa de recibir un excelente revulsivo en forma de "28 días después" y "Resident Evil", sin contar la inminente y sobresaliente "Amanecer de los muertos", remake del clásico "Zombi" de George A. Romero (La noche de los muertos vivientes, La mitad oscura).
Lo curioso es que el cine Z ha sufrido un bajón en los últimos años muy similar a la literatura Z, y viceversa, pero intentaré no adelantar acontecimientos e ir en orden. Fue en 2007 cuando precisamente una por entonces pequeña-mediana editorial de nuestro país tuvo la osadía de apostar por un desconocido Manuel Loureiro (El último pasajero, Fulgor) y su "Apocalipsis Z", primera parte de una trilogía cuya última entrega vería la luz en Plaza & Janes, por lo que os podéis hacer una idea del éxito en el que se convirtió. Editorial y autor entraron en una relación simbiotica donde la primera logró que todas las miradas se posaran en ella y abrir una línea literaria dedicada exclusivamente a los muertos vivientes, mientras que el segundo logró ser reconocido como autor y jugar en las ligas mayores, después de la trilogía incluso con historias que nada tenían que ver con zombis y derivados. La historia de Loureiro se encontraba muy cercana a la de "Guerra Mundial Z", sólo que llevaba la invasión de los zombis a nuestro país, algo que no era muy habitual por entonces y que se ha llegado a convertir en un movimiento tan recurrente que los imitadores se cuentan por docenas. Además, Dolmen logró con su línea Z algo que se venía pidiendo desde hacía mucho, y es que la literatura de terror de nuestro país recibiera un buen espaldarazo que pusiera en primera fila, llamando la atención tanto de propios y extraños. En pocas palabras, abrió muchas vías que han logrado que un buen número de interesantes autores vean publicados sus trabajos y puedan expandirse por el mundo editorial. Dolmen y su línea Z formaron parte, en mayor o menor medida según a quiénes le preguntemos, de lo que hoy significa publicar terror y fantástico en nuestro país. No es que deba quedarse con todas las medallas, pero es indudable que unas pocas pertenecen a la editorial.
Y más si tenemos en cuenta que en 2009 nació el otro fenómeno Z español que consiguió popularizar a estos monstruos en nuestro país. Hablo de "Los Caminantes" de Carlos Sisí (La hora del mar, Troll), que también acabó convertida en trilogía (y ahora en saga a pesar de que el autor dijera en un primer momento que de eso nada de nada) cuya última entrega terminó en Minotauro. "Los Caminantes" no se diferenciaba demasiado de "Apocalipsis Z". Vale, no era una historia contada en formato diario, pero también salió de un blog de Internet, lo cual se popularizó bastante desde entonces con grandes y funestos resultados al mismo tiempo. Lo que sí que nos presentaba este primer libro en solitario de Sisí era un apocalipsis zombi muy similar al de Loureiro pero en Málaga, usando la ciudad como un personaje más. Sobra decir que el libro, especialmente al llegar a la segunda parte, fue todo un bombazo por varios motivos. ¿Los más importantes? La ambientación malagueña, la presencia del aterrador padre Isidro y la gran cantidad de movimiento que tuvo la novela por parte de Dolmen. "Apocalipsis Z" y "Los Caminantes" fueron la punta de lanza de la línea Z de Dolmen que poco a poco se llenaría de otras historias escritas tanto por nuevos autores como por otros más veteranos. Curiosamente, mientras que fuera de Dolmen (especialmente en Amazon; ahora hablaremos de ello) las historias de zombis cambiando sólo la ciudad donde se desarrolla la trama cada vez eran más numerosas, en la editorial se intentaba contentar a todo tipo de público. De ahí que tengamos desde obras de humor como "España: Guerra zombi" (nacida en Amazon, por cierto) hasta libros de aventuras con zombis como "Caminarán sobre la Tierra", pasando por obras originales como "Red Zone", la lovecraftiana "Necronomicon Z", la sangrienta "El jardín impío", la kingniana "Cuando Susanah llora" y la diferente a la par que notable "Diario de un zombi", entre muchas otras.
Desde entonces, mucho se ha removido tanto en el subgénero Z de este país como en el entorno de la literatura fantástica y de terror. No voy a esconder lo que ha pasado y seré directo: los zombis han sido cruelmente sobrexplotados. Es curioso, porque en el cine también ha ocurrido hasta el punto de que en los últimos años, donde más películas Z se realizan, es en el terreno de las series B y Z, sobre todo en los círculos independientes, de festivales y los directos al mercado doméstico. Eso se ha traducido en una cantidad ridícula de filmes de zombis que acaban en el cine, un estado extrapolable a la literatura Z. Mientras que Amazon se va llenando de novelas de zombis, Dolmen ha dado un buen frenazo hasta haberse pasado de parada publicando casi, casi de todo, al mismo tiempo que las demás editoriales, no nos engañemos, siguen a lo suyo. Sí, lo lógico es que todas las demás editoriales, especialmente las dedicadas al terror y el fantástico, hubieran abierto líneas Z o se hubieran lanzado a la aventura de publicar muertos vivientes a destajo, pero no ha sido así. Algunos títulos hemos tenido, por supuesto, tanto como antologías como en novelas, aunque las editoriales ajenas a Dolmen han seguido jugando con este subgénero de manera bastante discreta, a veces incluso demasiado, como si tuvieran miedo de algo. ¿De que alguien las señale como plagiadoras de Dolmen? ¿Que no vendan lo que tienen que vender? Quién sabe, sin embargo, es lógico que siempre veamos a Dolmen en el centro del meollo zombi dado que, recordemos, posee una línea entera para el tema, una que se ha calmado y ahora ofrece menos libros pero mucho más cuidados.
Amazon sí que es un gran escaparate sobre cómo explotar el subgénero Z con cientos (y hablo sólo de títulos en español, ojo) de copias de una misma historia. Echando un vistazo rápido a la oferta que se nos propone, hallamos algunos pocos títulos muy bien trabajados de autores que, por diferentes razones, han decidido pasar por alto las editoriales tradicionales y publicar por sí mismos gracias a Amazon; bravo por ellos, digo yo, sobre todo por las historias que nos cuentan, algunas de ellas realmente originales en todos los aspectos. Sin embargo, y ahora viene lo malo de esta sobreexplotación zombi que sólo Amazon continúa (evidentemente, al no haber editores, no hay filtro de calidad y cantidad), la mayoría de los títulos que nos podemos encontrar son, en el mejor de los casos, meras copias y calcos de muchos ya aparecidos. Por ejemplo, no cuesta dar con novelas de Amazon donde lo único que cambia es el escenario donde se mueven los personajes, siendo historias de zombis en Madrid, zombis en Valencia, zombis en Barcelona, zombis en Cádiz, zombis en Sevilla, zombis en Galicia, zombis en... Además, sólo hace falta darse una vuelta para descubrir que muchos de esos libros tienen toda la pinta de haber sido presentados a Dolmen (y después a otras editoriales, claro) y descartados por la editorial. Degenerados, víricos, zombis españoles, infectados, podridos y caminantes de saldo se prodigan por Amazon fingiendo ser lo que no son, cuando su naturaleza es bastante evidente, porque sólo intentan repetir el éxito de historias que fueron publicadas en el momento perfecto. No es que la originalidad dé calidad, pero al menos podrían molestarse en tomar otros caminos, tomar otras vías y no ser descarados plagios al milímetro donde los autores ni siquiera añaden un solo aspecto que las diferencie de aquellas en las que se basan. ¡Ah, sí! El cambio de escenario. Gracias a Amazon los zombis se han paseado por toda España. Bueno, gracias a Amazon y a los descartes de Dolmen.
Puede que esté siendo demasiado duro con las actuales obras Z. Lo sé, lo sé. Sin embargo, probad a leer la misma historia con cuatro diferencias mal disimuladas y forzadas, una y otra y otra vez. No es normal, lo siento. Y hace ya tiempo que estoy un poco harto de las novelas de zombis donde un grupo de supervivientes debe alzarse entre los restos del apocalipsis mientras demuestran que el peor monstruo es el hombre, son traicionados por el típico psicópata y se enfrentan a los monstruos caníbales creados por un virus militar. Lo sé, puro "The Walking Dead", pero es lo que hemos tenido a mansalva desde "Apocalipsis Z" y "Los Caminantes"; ésta última era bastante cercana a la estructura que comento, y sería calcada si no fuera por la presencia del padre Isidro. Insisto, no busco novelas originales que cambien la literatura de terror y mucho menos el subgénero Z. Me conformo solamente con que introducen algún elemento nuevo, ni siquiera tiene que ser innovador, pero sí pocas veces visto en este tipo de novelas. Vale ya de ir por los mismos derroteros de siempre. Por ejemplo, que el virus no sea militar, que los zombis muten de alguna forma, que en vez de un grupo de supervivientes sólo haya un protagonista, que el terror sea más protagonista que la acción... Supongo que por eso me ha gustado tanto el primer libro en solitario de Rafael Pinot, "pseudónimo" de Toni R. Pons, publicado por Editorial Khabox y que nos presenta un apocalipsis zombis desde una perspectiva muy conocida pero con aspectos diferentes, originales y que nos invitarán con gran acierto a seguir leyendo hasta descubrir los misterios que la historia encierra.
"Éxodo: 10 de octubre" ya de por sí comienza siendo diferente desde su título que hace referencia directa a los terroríficos acontecimientos que dan pie a la historia. Igual ocurre con la portada, que nos muestra una de las mejores escenas del libro que no pienso desvelaros para no reventar ninguna sorpresa, aunque ya digo que me ha parecido no sólo una de las partes más tensas de la historia, sino una de las escenas mejor llevadas en una novela de zombis de los últimos años. Porque el trabajo de Rafael Pinot es un libro Z, por supuesto, aunque a veces se centra más en el personaje protagonista y el ambiente apocalíptico en el que se mueve, mostrando siempre a los muertos vivientes como auténticas y terroríficas amenazas que te pueden liquidar en solo un instante. Sí, en "Éxodo: 10 de octubre" no hay héroes ni superhéroes a lo "The Walking Dead" (sobre todo si nos fijamos en la serie de televisión), sino personas normales y corrientes, aunque sería más correcto afirmar que los zombis de esta historia sí que son peligrosos, llegando a protagonizar momentos realmente agobiantes como ese en el que el protagonista y su acompañante (coprotagonista en realidad) deben huir de una zona de la cual comienzan a surgir muertos vivientes que parecían escondidos, rodeándolos en un par de segundos. Escalofriante.
Quizá me he adelantado un poco. ¿Qué nos cuenta "Éxodo: 10 de octubre"? La historia nos presenta a Adrián, una especie de preso en un lugar desconocido, al que descubrimos siendo torturado y obligado a luchar por su vida hasta el punto de enfrentarlo contra un enemigo inesperado al que destroza para horror y sorpresa de quienes le observan. No es lo único que descubrimos sobre Adrián, sino también que carece de memoria ya que apenas sabe quién es, y parece que esconde algo en su interior, algo que lo acerca demasiado a las criaturas que han asesinado al planeta. Junto a Adrián conocemos a una chica con la que iniciará una estrecha de relación debido a que son encerrados juntos, por lo que el único apoyo que encuentran es el del uno con el otro. Poco a poco, en su carrera por la supervivencia, tendrán no sólo que dar con la libertad, sino enfrentarse también a un mundo repleto de muerte, al mismo tiempo que intentan rellenar los huecos en sus vidas previas a conocerse, sobre todo por parte de Adrián, cuyo pasado hace palidecer el horror de los muertos vivientes. Sin embargo, estos no son el único peligro, dado que todavía quedan algunos supervivientes nada amigables, supervivientes que tienen mucho que ver con el encierro de Adrián y lo que encierra en su interior.
Como veréis por esta escueta sinopsis (siento si no doy más detalles, pero el misterio es una constante en la trama), no tenemos grupos de supervivientes, ni pequeñas comunidades que deben aguantar el envite de los zombis, ni superhéroes que pueden con oleadas de muertos vivientes, ni muchos de los tópicos que comentaba anteriormente. Es más, el estilo de narración que emplea el autor no suele ser de los que se emplean en este tipo de novelas, al menos en el uso de flashbacks que nos van contando lo que le ocurrió a Adrián principalmente, sin dejar de lado a los otros personajes con los que comparte historia, lo que lleva a que tengamos capítulos más cortos y que los desarrollan más, lo que da incluso para conexiones la mar de curiosas y diferentes puntos de vista para la misma escena. Eso sí, el libro está contado, al menos la mayoría de sus capítulos en primera persona, y quizás ahí radica su principal "fallo", y sí, las comillas están ahí con toda la intención. No podemos estar hablando realmente de un defecto del libro, pero es cierto que a mí no me suele hacer demasiada gracia la primera persona, ni como escritor ni como lector. Después de un rato se me hace pesada, densa, capaz de crear párrafos muy largos para lo que se está contando. Repito, es sólo una apreciación mía con todas las novelas contadas en primera persona, así que no es algo que "Éxodo: 10 de octubre" adolezca de ello en exclusiva. Es más, Rafael Pinot es lo bastante inteligente como para usar la primera persona del modo adecuado para que no resulte tan pesada como en otros libros.
Me gustaría también hablar de la prosa del autor. La verdad es que me ha sorprendido lo bien escrita que está la novela, y no por la editorial, por el escritor o por ninguna razón en particular, sino por el hecho de que parece ser que contar una historia de zombis lleva aparejada cierta dejadez a la hora de crear su esqueleto gramatical: vuelvo a las obras Z publicadas en Amazon como el mejor ejemplo de ello, aunque generalizo, por supuesto, ya que hay algunas que son la envidia de editoriales de las grandes. "Éxodo: 10 de octubre" está muy, muy escrita, os lo aseguro, lo cual ayuda sobremanera al ritmo de la historia, que está muy bien estructura, un desarrollo que no decae en ningún momento y que el autor incluso utiliza para presentarnos capítulos centrados en personajes muy secundarios o sucesos que hacen más grande el universo en el que se desenvuelve Adrián, consiguiendo que sea tan tridimensional como vivo. También consigue esto el autor con los personajes, sobre todo con los personajes principales, repletos de defectos, aciertos, secretos y demás características muy concretas para cada uno. En definitiva, son personajes reales, a los que se les coge cariño a mucha velocidad, por los que el lector se preocupa y a los que acompaña en su periplo por la supervivencia y el descubrimiento de los misterios que les rodean.
Porque si algo tiene "Éxodo: 10 de octubre" es una buena cantidad de misterios y secretos alrededor del protagonista desde el primer capítulo (atentos al flashback que conecta con éste, porque es genial). Resaltar al respecto la inteligencia del autor para ofrecernos a cuentagotas toda la información que rodea a Adrián, ya sea la de su pasado o la que corresponde a "eso" que guarda en su interior y que le hace tan especial. Hasta el final de la novela no encontraremos todas las piezas con las que completar el rompecabezas de "Éxodo: 10 de octubre", lo cual es muy de agradecer en un libro de estas características. ¿Cuántas obras Z pueden presumir de poseer misterios a resolver durante todo su desarrollo? Ya os digo que bastantes pocas, que todas van encaminadas a la supervivencia, la acción y las escenas cruentas. No es que la obra de Rafael Pinto carezca de todo esto, pero también se preocupa por otros aspectos como el terror, el drama y el suspense. Precisamente, una de las mejores escenas del libro, la cual ya he comentado antes, transcurre en una comisaría y le da mucha más importancia a la ambientación, el suspense y a la atmósfera que a la casquería. Y es que es bastante fácil recurrir a las escenas dantescas y la sangre por doquier en este tipo de novelas para que los lectores vuelvan la cara, repugnados ante la horrible escena a la que acaban de asistir. No, "Éxodo: 10 de octubre" no es así, aunque no le falten descripciones sanguinolentas y salvajes. Insisto, la obra de Pinot prefiere recrearse en otro tipo de sensaciones, remover las emociones antes que el estómago. Y le va muy bien.
¿Significa todo esto que "Éxodo: 10 de octubre" es de todo menos una novela de zombis? En absoluto. Ya os decía al principio de esta reseña que los zombis tienen gran protagonismo en la trama pero de una forma bastante diferente a la de otras novelas. Rafael Pinot no sólo no reniega de los muertos vivientes, sino que los usa de forma escalonada, de menos a más, consiguiendo que den miedo cuando aparecen, logrando que importe su presencia. Olvidaos de esas novelas de zombis donde el autor dice abiertamente que los ha usado como excusa (vaya, que igual podría haber utilizado al hombre lobo o al tío Camuñas, que hubiera dado igual) para contarnos una historia que nada tiene que ver con supervivencia, terror, suspense y la humanidad enfrentada a la amenaza de los muertos vivientes. "Éxodo: 10 de octubre" es literatura Z y está orgulloso de serlo. Si quieres contar un relato sobre la soledad, la maldad inherente del ser humano o la reproducción de las nutrias, ¿por qué no lo haces? No hay que meter zombis de por medio, a no ser que quieras llamar la atención sobre un material tan personal que igual sin ellos no invitaría a más lectores a leerlo. Rafael Pinot no es de esos, lo cual hace que se lleve otra ovación por mi parte, porque cuando yo cojo un libro de zombis quiero leer... sobre zombis. ¿Qué sentido tiene entonces coger un libro de zombis?
En lo negativo, vuelvo a incidir en lo de la primera persona, pero es algo tan, tan personal que igual a otros lectores les encantará. Ya se sabe que sobre gustos no hay nada escrito, y yo mismo soy consciente de que escribir en primer persona no es ningún defecto, sino una decisión que toma el autor siguiendo las premisas que él cree mejores para el discurrir de la historia. Poca tela hay ahí para cortar, me temo. Es verdad que a veces el autor cae en ciertos tópicos de las novelas de zombis, que en ocasiones utiliza demasiados adjetivos juntos y que la maquetación igual necesita un par de repasos más, pero son pequeñeces comparadas con la larga lista de aspectos positivos que contiene "Éxodo: 10 de octubre". Se echan en falta detalles como solapas en la edición (sí, yo también soy adicto a ellas), sin embargo, insisto, son aspectos muy pequeñitos que harían que el libro fuera todavía mejor, pero que no logran que sea peor. Además, tengamos en cuenta que estamos hablando del primer trabajo en solitario de un autor, y no podría ser éste un mejor comienzo para una carrera que auguro bastante prometedora.
Porque "Éxodo: 10 de octubre" es una de esas novelas que si hubieran sido publicadas al comienzo de la oleada Z en la literatura nacional sería, sin duda, una de las esas en las que habría que fijarse a la hora de escribir sobre muertos vivientes. Sin embargo, tampoco está nada mal que salga ahora, cuando está prácticamente todo el pescado vendido, pues así, Rafael Pinot, ha dado un golpe sobre la mesa para dejar claro que no es así. No es normal encontrar un primer libro de autor tan bien escrito y con una historia tan bien llevada, y menos siendo de zombis en estos tiempos, así que imaginaos mi sorpresa conforme iba leyéndolo, disfrutándolo, devorándolo poco a poco. Es divertido leer a autores que ya han publicado sus libros de zombis alegando que el tiempo de estos monstruos ya ha pasado. Entonces, ¿me puede decir alguien qué es "Éxodo: 10 de octubre"? Literatura Z de la buena, de la de tener en cuenta, de la que ofrece detalles que las demás ya tienen olvidados. Tras la explotación de los muertos vivientes parece que hay editoriales que están eligiendo con más cuidado lo que publican al respecto, y el libro de Rafael Pinot es una sabia elección. Haced la vuestra y os llevaréis una muy grata sorpresa.
Nota: 8/10
Lo curioso es que el cine Z ha sufrido un bajón en los últimos años muy similar a la literatura Z, y viceversa, pero intentaré no adelantar acontecimientos e ir en orden. Fue en 2007 cuando precisamente una por entonces pequeña-mediana editorial de nuestro país tuvo la osadía de apostar por un desconocido Manuel Loureiro (El último pasajero, Fulgor) y su "Apocalipsis Z", primera parte de una trilogía cuya última entrega vería la luz en Plaza & Janes, por lo que os podéis hacer una idea del éxito en el que se convirtió. Editorial y autor entraron en una relación simbiotica donde la primera logró que todas las miradas se posaran en ella y abrir una línea literaria dedicada exclusivamente a los muertos vivientes, mientras que el segundo logró ser reconocido como autor y jugar en las ligas mayores, después de la trilogía incluso con historias que nada tenían que ver con zombis y derivados. La historia de Loureiro se encontraba muy cercana a la de "Guerra Mundial Z", sólo que llevaba la invasión de los zombis a nuestro país, algo que no era muy habitual por entonces y que se ha llegado a convertir en un movimiento tan recurrente que los imitadores se cuentan por docenas. Además, Dolmen logró con su línea Z algo que se venía pidiendo desde hacía mucho, y es que la literatura de terror de nuestro país recibiera un buen espaldarazo que pusiera en primera fila, llamando la atención tanto de propios y extraños. En pocas palabras, abrió muchas vías que han logrado que un buen número de interesantes autores vean publicados sus trabajos y puedan expandirse por el mundo editorial. Dolmen y su línea Z formaron parte, en mayor o menor medida según a quiénes le preguntemos, de lo que hoy significa publicar terror y fantástico en nuestro país. No es que deba quedarse con todas las medallas, pero es indudable que unas pocas pertenecen a la editorial.
Y más si tenemos en cuenta que en 2009 nació el otro fenómeno Z español que consiguió popularizar a estos monstruos en nuestro país. Hablo de "Los Caminantes" de Carlos Sisí (La hora del mar, Troll), que también acabó convertida en trilogía (y ahora en saga a pesar de que el autor dijera en un primer momento que de eso nada de nada) cuya última entrega terminó en Minotauro. "Los Caminantes" no se diferenciaba demasiado de "Apocalipsis Z". Vale, no era una historia contada en formato diario, pero también salió de un blog de Internet, lo cual se popularizó bastante desde entonces con grandes y funestos resultados al mismo tiempo. Lo que sí que nos presentaba este primer libro en solitario de Sisí era un apocalipsis zombi muy similar al de Loureiro pero en Málaga, usando la ciudad como un personaje más. Sobra decir que el libro, especialmente al llegar a la segunda parte, fue todo un bombazo por varios motivos. ¿Los más importantes? La ambientación malagueña, la presencia del aterrador padre Isidro y la gran cantidad de movimiento que tuvo la novela por parte de Dolmen. "Apocalipsis Z" y "Los Caminantes" fueron la punta de lanza de la línea Z de Dolmen que poco a poco se llenaría de otras historias escritas tanto por nuevos autores como por otros más veteranos. Curiosamente, mientras que fuera de Dolmen (especialmente en Amazon; ahora hablaremos de ello) las historias de zombis cambiando sólo la ciudad donde se desarrolla la trama cada vez eran más numerosas, en la editorial se intentaba contentar a todo tipo de público. De ahí que tengamos desde obras de humor como "España: Guerra zombi" (nacida en Amazon, por cierto) hasta libros de aventuras con zombis como "Caminarán sobre la Tierra", pasando por obras originales como "Red Zone", la lovecraftiana "Necronomicon Z", la sangrienta "El jardín impío", la kingniana "Cuando Susanah llora" y la diferente a la par que notable "Diario de un zombi", entre muchas otras.
Desde entonces, mucho se ha removido tanto en el subgénero Z de este país como en el entorno de la literatura fantástica y de terror. No voy a esconder lo que ha pasado y seré directo: los zombis han sido cruelmente sobrexplotados. Es curioso, porque en el cine también ha ocurrido hasta el punto de que en los últimos años, donde más películas Z se realizan, es en el terreno de las series B y Z, sobre todo en los círculos independientes, de festivales y los directos al mercado doméstico. Eso se ha traducido en una cantidad ridícula de filmes de zombis que acaban en el cine, un estado extrapolable a la literatura Z. Mientras que Amazon se va llenando de novelas de zombis, Dolmen ha dado un buen frenazo hasta haberse pasado de parada publicando casi, casi de todo, al mismo tiempo que las demás editoriales, no nos engañemos, siguen a lo suyo. Sí, lo lógico es que todas las demás editoriales, especialmente las dedicadas al terror y el fantástico, hubieran abierto líneas Z o se hubieran lanzado a la aventura de publicar muertos vivientes a destajo, pero no ha sido así. Algunos títulos hemos tenido, por supuesto, tanto como antologías como en novelas, aunque las editoriales ajenas a Dolmen han seguido jugando con este subgénero de manera bastante discreta, a veces incluso demasiado, como si tuvieran miedo de algo. ¿De que alguien las señale como plagiadoras de Dolmen? ¿Que no vendan lo que tienen que vender? Quién sabe, sin embargo, es lógico que siempre veamos a Dolmen en el centro del meollo zombi dado que, recordemos, posee una línea entera para el tema, una que se ha calmado y ahora ofrece menos libros pero mucho más cuidados.
Amazon sí que es un gran escaparate sobre cómo explotar el subgénero Z con cientos (y hablo sólo de títulos en español, ojo) de copias de una misma historia. Echando un vistazo rápido a la oferta que se nos propone, hallamos algunos pocos títulos muy bien trabajados de autores que, por diferentes razones, han decidido pasar por alto las editoriales tradicionales y publicar por sí mismos gracias a Amazon; bravo por ellos, digo yo, sobre todo por las historias que nos cuentan, algunas de ellas realmente originales en todos los aspectos. Sin embargo, y ahora viene lo malo de esta sobreexplotación zombi que sólo Amazon continúa (evidentemente, al no haber editores, no hay filtro de calidad y cantidad), la mayoría de los títulos que nos podemos encontrar son, en el mejor de los casos, meras copias y calcos de muchos ya aparecidos. Por ejemplo, no cuesta dar con novelas de Amazon donde lo único que cambia es el escenario donde se mueven los personajes, siendo historias de zombis en Madrid, zombis en Valencia, zombis en Barcelona, zombis en Cádiz, zombis en Sevilla, zombis en Galicia, zombis en... Además, sólo hace falta darse una vuelta para descubrir que muchos de esos libros tienen toda la pinta de haber sido presentados a Dolmen (y después a otras editoriales, claro) y descartados por la editorial. Degenerados, víricos, zombis españoles, infectados, podridos y caminantes de saldo se prodigan por Amazon fingiendo ser lo que no son, cuando su naturaleza es bastante evidente, porque sólo intentan repetir el éxito de historias que fueron publicadas en el momento perfecto. No es que la originalidad dé calidad, pero al menos podrían molestarse en tomar otros caminos, tomar otras vías y no ser descarados plagios al milímetro donde los autores ni siquiera añaden un solo aspecto que las diferencie de aquellas en las que se basan. ¡Ah, sí! El cambio de escenario. Gracias a Amazon los zombis se han paseado por toda España. Bueno, gracias a Amazon y a los descartes de Dolmen.
Puede que esté siendo demasiado duro con las actuales obras Z. Lo sé, lo sé. Sin embargo, probad a leer la misma historia con cuatro diferencias mal disimuladas y forzadas, una y otra y otra vez. No es normal, lo siento. Y hace ya tiempo que estoy un poco harto de las novelas de zombis donde un grupo de supervivientes debe alzarse entre los restos del apocalipsis mientras demuestran que el peor monstruo es el hombre, son traicionados por el típico psicópata y se enfrentan a los monstruos caníbales creados por un virus militar. Lo sé, puro "The Walking Dead", pero es lo que hemos tenido a mansalva desde "Apocalipsis Z" y "Los Caminantes"; ésta última era bastante cercana a la estructura que comento, y sería calcada si no fuera por la presencia del padre Isidro. Insisto, no busco novelas originales que cambien la literatura de terror y mucho menos el subgénero Z. Me conformo solamente con que introducen algún elemento nuevo, ni siquiera tiene que ser innovador, pero sí pocas veces visto en este tipo de novelas. Vale ya de ir por los mismos derroteros de siempre. Por ejemplo, que el virus no sea militar, que los zombis muten de alguna forma, que en vez de un grupo de supervivientes sólo haya un protagonista, que el terror sea más protagonista que la acción... Supongo que por eso me ha gustado tanto el primer libro en solitario de Rafael Pinot, "pseudónimo" de Toni R. Pons, publicado por Editorial Khabox y que nos presenta un apocalipsis zombis desde una perspectiva muy conocida pero con aspectos diferentes, originales y que nos invitarán con gran acierto a seguir leyendo hasta descubrir los misterios que la historia encierra.
"Éxodo: 10 de octubre" ya de por sí comienza siendo diferente desde su título que hace referencia directa a los terroríficos acontecimientos que dan pie a la historia. Igual ocurre con la portada, que nos muestra una de las mejores escenas del libro que no pienso desvelaros para no reventar ninguna sorpresa, aunque ya digo que me ha parecido no sólo una de las partes más tensas de la historia, sino una de las escenas mejor llevadas en una novela de zombis de los últimos años. Porque el trabajo de Rafael Pinot es un libro Z, por supuesto, aunque a veces se centra más en el personaje protagonista y el ambiente apocalíptico en el que se mueve, mostrando siempre a los muertos vivientes como auténticas y terroríficas amenazas que te pueden liquidar en solo un instante. Sí, en "Éxodo: 10 de octubre" no hay héroes ni superhéroes a lo "The Walking Dead" (sobre todo si nos fijamos en la serie de televisión), sino personas normales y corrientes, aunque sería más correcto afirmar que los zombis de esta historia sí que son peligrosos, llegando a protagonizar momentos realmente agobiantes como ese en el que el protagonista y su acompañante (coprotagonista en realidad) deben huir de una zona de la cual comienzan a surgir muertos vivientes que parecían escondidos, rodeándolos en un par de segundos. Escalofriante.
Quizá me he adelantado un poco. ¿Qué nos cuenta "Éxodo: 10 de octubre"? La historia nos presenta a Adrián, una especie de preso en un lugar desconocido, al que descubrimos siendo torturado y obligado a luchar por su vida hasta el punto de enfrentarlo contra un enemigo inesperado al que destroza para horror y sorpresa de quienes le observan. No es lo único que descubrimos sobre Adrián, sino también que carece de memoria ya que apenas sabe quién es, y parece que esconde algo en su interior, algo que lo acerca demasiado a las criaturas que han asesinado al planeta. Junto a Adrián conocemos a una chica con la que iniciará una estrecha de relación debido a que son encerrados juntos, por lo que el único apoyo que encuentran es el del uno con el otro. Poco a poco, en su carrera por la supervivencia, tendrán no sólo que dar con la libertad, sino enfrentarse también a un mundo repleto de muerte, al mismo tiempo que intentan rellenar los huecos en sus vidas previas a conocerse, sobre todo por parte de Adrián, cuyo pasado hace palidecer el horror de los muertos vivientes. Sin embargo, estos no son el único peligro, dado que todavía quedan algunos supervivientes nada amigables, supervivientes que tienen mucho que ver con el encierro de Adrián y lo que encierra en su interior.
Como veréis por esta escueta sinopsis (siento si no doy más detalles, pero el misterio es una constante en la trama), no tenemos grupos de supervivientes, ni pequeñas comunidades que deben aguantar el envite de los zombis, ni superhéroes que pueden con oleadas de muertos vivientes, ni muchos de los tópicos que comentaba anteriormente. Es más, el estilo de narración que emplea el autor no suele ser de los que se emplean en este tipo de novelas, al menos en el uso de flashbacks que nos van contando lo que le ocurrió a Adrián principalmente, sin dejar de lado a los otros personajes con los que comparte historia, lo que lleva a que tengamos capítulos más cortos y que los desarrollan más, lo que da incluso para conexiones la mar de curiosas y diferentes puntos de vista para la misma escena. Eso sí, el libro está contado, al menos la mayoría de sus capítulos en primera persona, y quizás ahí radica su principal "fallo", y sí, las comillas están ahí con toda la intención. No podemos estar hablando realmente de un defecto del libro, pero es cierto que a mí no me suele hacer demasiada gracia la primera persona, ni como escritor ni como lector. Después de un rato se me hace pesada, densa, capaz de crear párrafos muy largos para lo que se está contando. Repito, es sólo una apreciación mía con todas las novelas contadas en primera persona, así que no es algo que "Éxodo: 10 de octubre" adolezca de ello en exclusiva. Es más, Rafael Pinot es lo bastante inteligente como para usar la primera persona del modo adecuado para que no resulte tan pesada como en otros libros.
Me gustaría también hablar de la prosa del autor. La verdad es que me ha sorprendido lo bien escrita que está la novela, y no por la editorial, por el escritor o por ninguna razón en particular, sino por el hecho de que parece ser que contar una historia de zombis lleva aparejada cierta dejadez a la hora de crear su esqueleto gramatical: vuelvo a las obras Z publicadas en Amazon como el mejor ejemplo de ello, aunque generalizo, por supuesto, ya que hay algunas que son la envidia de editoriales de las grandes. "Éxodo: 10 de octubre" está muy, muy escrita, os lo aseguro, lo cual ayuda sobremanera al ritmo de la historia, que está muy bien estructura, un desarrollo que no decae en ningún momento y que el autor incluso utiliza para presentarnos capítulos centrados en personajes muy secundarios o sucesos que hacen más grande el universo en el que se desenvuelve Adrián, consiguiendo que sea tan tridimensional como vivo. También consigue esto el autor con los personajes, sobre todo con los personajes principales, repletos de defectos, aciertos, secretos y demás características muy concretas para cada uno. En definitiva, son personajes reales, a los que se les coge cariño a mucha velocidad, por los que el lector se preocupa y a los que acompaña en su periplo por la supervivencia y el descubrimiento de los misterios que les rodean.
Porque si algo tiene "Éxodo: 10 de octubre" es una buena cantidad de misterios y secretos alrededor del protagonista desde el primer capítulo (atentos al flashback que conecta con éste, porque es genial). Resaltar al respecto la inteligencia del autor para ofrecernos a cuentagotas toda la información que rodea a Adrián, ya sea la de su pasado o la que corresponde a "eso" que guarda en su interior y que le hace tan especial. Hasta el final de la novela no encontraremos todas las piezas con las que completar el rompecabezas de "Éxodo: 10 de octubre", lo cual es muy de agradecer en un libro de estas características. ¿Cuántas obras Z pueden presumir de poseer misterios a resolver durante todo su desarrollo? Ya os digo que bastantes pocas, que todas van encaminadas a la supervivencia, la acción y las escenas cruentas. No es que la obra de Rafael Pinto carezca de todo esto, pero también se preocupa por otros aspectos como el terror, el drama y el suspense. Precisamente, una de las mejores escenas del libro, la cual ya he comentado antes, transcurre en una comisaría y le da mucha más importancia a la ambientación, el suspense y a la atmósfera que a la casquería. Y es que es bastante fácil recurrir a las escenas dantescas y la sangre por doquier en este tipo de novelas para que los lectores vuelvan la cara, repugnados ante la horrible escena a la que acaban de asistir. No, "Éxodo: 10 de octubre" no es así, aunque no le falten descripciones sanguinolentas y salvajes. Insisto, la obra de Pinot prefiere recrearse en otro tipo de sensaciones, remover las emociones antes que el estómago. Y le va muy bien.
¿Significa todo esto que "Éxodo: 10 de octubre" es de todo menos una novela de zombis? En absoluto. Ya os decía al principio de esta reseña que los zombis tienen gran protagonismo en la trama pero de una forma bastante diferente a la de otras novelas. Rafael Pinot no sólo no reniega de los muertos vivientes, sino que los usa de forma escalonada, de menos a más, consiguiendo que den miedo cuando aparecen, logrando que importe su presencia. Olvidaos de esas novelas de zombis donde el autor dice abiertamente que los ha usado como excusa (vaya, que igual podría haber utilizado al hombre lobo o al tío Camuñas, que hubiera dado igual) para contarnos una historia que nada tiene que ver con supervivencia, terror, suspense y la humanidad enfrentada a la amenaza de los muertos vivientes. "Éxodo: 10 de octubre" es literatura Z y está orgulloso de serlo. Si quieres contar un relato sobre la soledad, la maldad inherente del ser humano o la reproducción de las nutrias, ¿por qué no lo haces? No hay que meter zombis de por medio, a no ser que quieras llamar la atención sobre un material tan personal que igual sin ellos no invitaría a más lectores a leerlo. Rafael Pinot no es de esos, lo cual hace que se lleve otra ovación por mi parte, porque cuando yo cojo un libro de zombis quiero leer... sobre zombis. ¿Qué sentido tiene entonces coger un libro de zombis?
En lo negativo, vuelvo a incidir en lo de la primera persona, pero es algo tan, tan personal que igual a otros lectores les encantará. Ya se sabe que sobre gustos no hay nada escrito, y yo mismo soy consciente de que escribir en primer persona no es ningún defecto, sino una decisión que toma el autor siguiendo las premisas que él cree mejores para el discurrir de la historia. Poca tela hay ahí para cortar, me temo. Es verdad que a veces el autor cae en ciertos tópicos de las novelas de zombis, que en ocasiones utiliza demasiados adjetivos juntos y que la maquetación igual necesita un par de repasos más, pero son pequeñeces comparadas con la larga lista de aspectos positivos que contiene "Éxodo: 10 de octubre". Se echan en falta detalles como solapas en la edición (sí, yo también soy adicto a ellas), sin embargo, insisto, son aspectos muy pequeñitos que harían que el libro fuera todavía mejor, pero que no logran que sea peor. Además, tengamos en cuenta que estamos hablando del primer trabajo en solitario de un autor, y no podría ser éste un mejor comienzo para una carrera que auguro bastante prometedora.
Porque "Éxodo: 10 de octubre" es una de esas novelas que si hubieran sido publicadas al comienzo de la oleada Z en la literatura nacional sería, sin duda, una de las esas en las que habría que fijarse a la hora de escribir sobre muertos vivientes. Sin embargo, tampoco está nada mal que salga ahora, cuando está prácticamente todo el pescado vendido, pues así, Rafael Pinot, ha dado un golpe sobre la mesa para dejar claro que no es así. No es normal encontrar un primer libro de autor tan bien escrito y con una historia tan bien llevada, y menos siendo de zombis en estos tiempos, así que imaginaos mi sorpresa conforme iba leyéndolo, disfrutándolo, devorándolo poco a poco. Es divertido leer a autores que ya han publicado sus libros de zombis alegando que el tiempo de estos monstruos ya ha pasado. Entonces, ¿me puede decir alguien qué es "Éxodo: 10 de octubre"? Literatura Z de la buena, de la de tener en cuenta, de la que ofrece detalles que las demás ya tienen olvidados. Tras la explotación de los muertos vivientes parece que hay editoriales que están eligiendo con más cuidado lo que publican al respecto, y el libro de Rafael Pinot es una sabia elección. Haced la vuestra y os llevaréis una muy grata sorpresa.
Nota: 8/10
El problema con los zombies es que tal vez como personajes, sean menos interesantes que vampiros, con quienes se puede dialogar, pueden ser heroicos, antiheroes, villanos.
ResponderEliminarNo con zombies, que son peligrosos, pero no son malos, es decir no pueden planificar actos de maldad, actúan por puro instinto. Salvo en algún capítulo de Cuentos de la cripta, donde el mismo presentador es un muerto vivo, en que una pareja de zombies se enfrenta a un vampiro.
El tema es que tal vez se parta de un tipo de personaje que planteo George Romero. Antes los zombies no era necesariamente peligrosos. Antes hubo películas como I walked with a zombie, donde hay una mujer que fue convertida en zombie, y es claramente una víctima, inofensiva, incapaz de dañar a nadie, incluso incapaz de defenderse.
Luego de Gerge Romero nadie hizo una gran innovación. Tal vez alguien debería documentarse en diversas leyendas de muertos vivos, como los ro-langs del Tibet, los jian Shi de China.
El tema es que demasiadas veces se ha usado el recurso de que los vivos son más peligrosos que los muertos. No conozco una historia en que se busque seriamente un antídoto. Lo que podría ser una motivo de suspenso, un laboratorio rodeado por una horda, mientras tienen que buscar los ingredientes. Tal vez Romero haya puesto una variante en La resistencia de los muertos, donde el odio de dos personajes persiste en su condición de muertos vivos.
Tal vez la novela que mencionas introduzca alguna variante al subgenero Z. Es un interesante recurso el personaje buscando recuperar su pasado. Y puede funcionar que para hacerlo tenga que afrontar semejantes peligros.
Interesante reseña.
Saludos y felices fiestas.
Bueno, precisamente por eso los zombis dan para mucho más de lo que parece, es decir, ¿y si ponemos zombis inteligentes? ¿Y si los mezclamos con otros monstruos? Las posibilidades son numerosas, aunque es cierto que los vampiros están muy por encima de la escala evolutiva del monstruo común.
EliminarUno de los principales problemas del zombi es que ya apenas da miedo. Todo se reduce a acción y vísceras, salvo en obras como ésta "Éxodo: 10 de octubre", en la que el terror y el suspense están muy presentes, como debería ser por norma general en la literatura Z.
El recurso de que los vivos son peores que los muertos está bien, salvo que se repita una y otra y otra vez, o se le dé tanta importancia que acabe sepultando a los propios zombis. Lo que suele pasar demasiado a menudo.
¡Me alegra que te haya gustado la reseña!
Un abrazo y felices fiestas.
Yo leí el libro y me encantó. Es más, que esté en primera persona pero que la historia se vea desde distintos puntos de vista es algo que me ha atraído sobremanera y lo que me ha mantenido enganchada en todo momento. Por ese motivo me ha parecido muy acertado por parte del autor elegir en la gran mayoría del libro la narración en primera persona, yo he sentido que me metía bajo la piel del narrador.
ResponderEliminarBuena reseña, muy amplia.
Saludos!!
Jajajaja ya sabía yo que mi comentario sobre la primera persona iba a provocar otros. Y me alegro.
EliminarComo digo en la reseña, es más bien un gusto personal. Eso no quiere decir que no me mole la primera persona, pero siempre he preferido la tercera por los motivos ante expuestos. Eso sí, insisto, el autor la usa de forma inteligente, lo bastante como para no hacerse tan pesada como en otros libros.
¡Me alegra que te haya gustado la reseña!
Y muchas gracias por pasarte ;)
¡Saludos y felices fiestas!