¡Y fin! Ahora sí. De verdad de la buena. Parece mentira que hayamos tardado tanto en llegar, pero, al final, lo hemos hecho. ¡Victoria! Ha costado, aunque aquí estamos. Y eso que la racha de entradas en 2023 era bastante buena, pero las últimas semanas de 2024, y digo "últimas" refiriéndome a las vividas mientras escribo estas líneas (casi a mediados del mes de octubre; bendita spooky season), están siendo... rocambolescas. Y me quedo corto. Atentos a esa palabra, porque la llevo usando bastante desde que estoy viviendo algunos de los peores y más definitorios momentos de mi vida, y se dice pronto. ¡Ah! Seguro que ahora queréis algún spoiler, ¿verdad? Pues no. Toca esperar al resumen de 2024, el cual, espero, no se postergue tanto. Aun así, pensad que el de 2022, el del año pasado, se publicó en el mes de noviembre de 2023, y eso que 2023, como vais a comprobar en las siguientes líneas, fue un año extremadamente tranquilo, un año que empezó más bien regular y terminó por todo lo alto. En el buen sentido, por supuesto.
En ese sentido, se podría decir que 2023 no ha sido un año demasiado distinto a los demás desde que realizó estos repasos anuales en el área de lo personal, una especie de epílogos, como bien sabéis los habitantes habituales y fieles de la Cueva del Extraño (os quiero un montón, de verdad que sí), a las selecciones anuales de lo mejor del año en lo referente a series, cómics, videojuegos, cine y literatura. La verdad es que a estas alturas dudo mucho que seáis muchos (si es que queda alguien) los que lleguéis hasta aquí y no os durmáis si empezáis este tipo de entradas, pero, ey, como desahogo no vienen nada mal, os lo garantizo. A lo que iba, porque 2023 no empezó muy distinto a otros años, es decir, con algún que otro bache, económico en este caso, que fue mejorando, aunque, esta vez, de manera distinta, porque la mejoría fue más rápida, más grande y llegó a niveles de pensar lo típico de "virgencita, virgencita, que me quede como estoy", porque si no el tortazo iba a ser de aúpa. Y ese tortazo lo estoy sintiendo ahora finalizando el 2024. Sin embargo, entre que dicen y tengo verificado que todo pasa por una buena razón (excepto la muerte, ¿verdad?) y que no es la primera vez que me caigo/me derriban (o lo intentan), puede que la subida de 2025 sea importante comparada con la bajada del actual año. Como dicen por ahí, el karma es sabio, y sabe exactamente cómo y cuándo actuar. Hola, karma. Tenme paciencia para el año que dentro de poco se iniciará.
Dicho todo esto, me vais a permitir que haya ciertos temas de 2023 que no comente. Temas de los que iba a hablar, a los que iba a hacer mención como hacía en cada una de estas publicaciones desde hace ya siete años (se dice pronto), pero que ahora debo guardarme para explayarme a gusto (¿o no?) durante el próximo resumen personal de 2024. Me vais a disculpar, si es que todavía queda alguien por ahí dispuesto a leer estos mamotretos, pero ni siquiera voy a dar la más mísera pista al respecto. En cuanto la dé, seguro que sospecháis de lo que estoy hablando. Es más, seguro que si hay por ahí alguien que lea estas líneas y que esté más o menos al día de mis redes sociales, ya sabe de lo que estoy hablando. Tranquilos todos. Tranquilas todas. Voy a ser bastante discreto y no contaré nada que no deba contar, al menos, hasta que llegue el momento, si es que llega, claro. Por ahora, me vais a disculpar. Os lo solicito. Os lo pido. Incluso os lo suplico. Pero aunque sea dejaros un poco atrapados en las arenas del misterio, me tenéis que permitir (y si no, os lo vuelvo a implorar) que deje ciertos temas de 2023 para el 2024, por lo que parece que este año esta publicación será más corta de lo normal. ¿O quizá no?
Como decía en líneas anteriores, el 2023 fue de regular a bien para luego ir a genial. Nada mal, ¿verdad? En todos los ámbitos, diría yo, aunque, con el tiempo dándome una perspectiva más global, quizás en el plano personal no iba todo tan bien como parecía. Y eso que 2023 fue, por ejemplo, el primer año que pasamos con Damián, nuestro perro, el artista de cine al que adoptamos a finales del año 2022, después de mucho buscar a un nuevo hijo peludete. Curiosamente, nos pasamos todo 2023 sin saber exactamente su edad, así que celebrábamos su cumpleaños el día en el que lo adaptamos (¿o nos adoptó él a nosotros? Un poco de todo, ¿verdad?), con la creación, por una parte, de que era más mayor de lo que parecía y la suposición, por otra, de que, en realidad, era bastante joven; os adelanto que ganó ésta última (la mía, ejem). Tampoco tuve mucho mérito, pues la energía que mostraba nuestro querido Damián era la de Flash, el superhéroe. Mordía, saltaba, lloraba, ladraba, volvía a morder, no paraba quieto... A mí me daba la impresión de que era por pasar de vivir en el campo, solito, buscando agua y comida continuamente, sin compañía, sin una cama, sin un techo y sin nadie que lo achuchara hasta estrujarle bien estrujado. Algo así sí que era, pero también era porque era (es) más jovencillo de lo que la otra parte pensaba. De nuevo no voy a adelantar acontecimientos. Damián, eso sí, se acabó relajando (sólo un poquito, tampoco nos pasemos) y siendo uno más de la familia, aunque eso lo fue desde el primer momento en el que posamos nuestros ojos en él. Y espero que también ocurriera al contrario. Todo indica que sí.
Pero ¿qué tal se lleva Damián con el resto de hijos peludetes de la casa? Ya sabéis, sí. Kraken, el mismo de "¡Liberad al Kraken!" (muy grande siempre Liam Neeson, sobre todo a la hora de presentar a mi gato), y Casper, el gato-fantasma amistoso. Lo cierto es que al principio era todo un show ver cómo se llevaban. Los gatos marcaron bastante el terreno, tanto que el perro sólo se acercaba a ellos para tratar de que jugasen con él, algo que conseguía de cuando en cuando persiguiéndolos por toda la casa. Poco a poco, algo fue cambiando; no las persecuciones, por supuesto. Damián empezó a ser quien ganaba terreno en el hogar familiar, hasta que han terminado respetándose mutuamente. Ni garras ni mordiscos, aunque sí algún que otro arrebato de juego agresivo de cuando en cuando. Lo gracioso es que cuando llega el otoño, y el invierno empieza a saludar tímidamente, ninguno de los tres entiende de enfrentamientos ni de rivalidades. ¡Que llega el frío! ¿Eso qué significa en casa? Que toca compartir el sofá. No pelearse por el sofá, que sería lo lógico teniendo en cuenta que no tienen problemas en jugar a eso en primavera y verano, no. Como si supieran que el calor entre ellos es la mejor manta, no tienen ningún reparo en ocupar los tres el sofá, bien pegaditos cuando las cosas se ponen heladas... ¡y a pesar de la estufa! Por supuesto, esto quiere decir que no hay sitio para nadie más en el sofá. Para nadie. Y cuando digo nadie es nadie, que os quede claro. Y las mantas también para ellos, que conste. No quieren sus camitas en el suelo, no. Sofá. Estufa. Mantas. Si es que hay que quererlos. Y mucho, os lo aseguro.
¿Y qué tal Damián con Lisey, la reina de la casa, mi alma gemela, la razón de mi existencia? Una Lisey que ha afrontado el 2023 cumpliendo tres añitos que ha aprovechado al máximo. Por ejemplo, creciendo con Damián, al que ha pasado de ignorar un poco (¿quizá pensando que era otro gato?) a ser uno de sus principales compañeros de juegos, un amigo de cuatro patas, un hermano peludete al que adora y quiere con locura. ¡Si vierais los abrazos que le da! Y los lametones que le sacude él hasta que se muere de la risa. Están para comérselos. En casa teníamos claro que le iba a sentar muy bien crecer con un perro, sin menospreciar a los gatos (en general, el pensamiento es que le iba a venir muy bien crecer con animales, y así está siendo), y así ha sido, así está siendo. Lisey y Damián son ya hermanos, y conforme crecen, más lo son. Y mientras uno ha llegado a casa, la otra sigue creciendo, y a menuda velocidad. Y eso que soy su padre y que la veo día a día, disfrutando de ella cada segundo, pero, aun así, sorprende que hace "dos días" fuera una garbancita y ahora (bueno, el ahora de 2023) sea una linda personita rubia, que corre en vez de andar, y que tiene a su propio perro al que ama con locura, con el que juega y al que incluso saca a pasear de vez en cuando. Es más, ella insiste, en su adorable cabezonería, en coger la correa y pasearlo, aunque a veces hay que avisarla de que se detenga un poquito para que Damián haga su correspondiente pipí. Y lo que no es pipí, claro.
Igual suena a cliché. Puede que parezca incluso redundante. No me enfado si me decís que no he descubierto América. Pero, sí, 2023 ha sido un año decisivo para Lisey, aunque, siendo tan peque, ¿no lo son todos? Y no me refiero sólo a todo el tema de las etapas. 2023 ha sido el año en el que más he visto evolucionar a mi hija, en todos los aspectos, sobre todo por gracias a uno muy especial: su primer año de colegio. ¡Y qué primer año! Reconozco que al principio estaba más nervioso que ella, y bastante asustado. ¿Cómo reaccionará? ¿Me echará de menos? ¿Se hará daño? ¿Le pasará algo? ¿No estará contenta? Y así en un bucle infinito que se fue disipando conforme pasaban los días y Lisey iba cada vez más contenta al colegio, cada vez se lo pasaba mejor, cada vez hacía más amigos y cada vez era más feliz incluso con sus profesoras y profesores, que la trataban de auténtico lujo, con un cariño que hace que se me reblandezca el corazón todavía hoy. ¡Qué gran colegio! Y qué decir de los otros padres, de los otros niños. Ver a mi hija trayendo sus deberes, sus evaluaciones, más orgullosas que "toas" las cosas, contentísima por poder enseñarlo todo en casa, ver sus fotos en fechas como Halloween y Navidad, ver cómo se va animando a socializar, ver cómo va aprendiendo y cómo va superando dificultades, es una sensación... única. En realidad, no existe la palabra para describirla, pero esa se le acerca bastante. ¡Y es sólo el primer curso! A saber qué más llegará. Seguro que todo bueno. Eso espero. Ante todo que mi niña, mi amor, mi todo, sea feliz. Ahí estaré para ayudarla a ello, tanto dentro como fuera del cole (porque varios de los mejores momentos del curso, y ahora estoy siendo algo egoísta, los he vivido con ella dentro de clase, en una iniciativa que el colegio dispone para que los padres puedan visitar a los alumnos y trabajar con ellos durante las horas lectivas).
Dejando temas personales a un lado, es hora de ir a los profesionales, ¿no? Aunque 2023 no ha sido la bomba en ese sentido, se nota que se va recogiendo lo sembrado en años anteriores, y si 2022 fue bastante flojo al respecto, este 2023 ha ido mucho mejor, como si el salto después de coger impulso se estuviera produciendo ya. Yendo de menos a más, y os puedo asegurar que hay algún "más" que esperaba con muchas ganas, 2023 ha sido el año en el que he vuelto a visitar las páginas de las antologías de Diversidad Literaria, más concretamente participando en el segundo volumen de "Crónicas MicroVampíricas", dedicada, como su título bien indica, a esos seres nocturnos que se alimentan de la valiosa sangre; siempre es un placer participar en una antología de Diversidad Literaria, que van por concurso y ponen a prueba mis reflejos escritoriles al ser todas (o casi todas) de microrrelatos. También he participado en el segundo volumen de "Cuéntame un cuento", ya sabéis, la antología anual que se hace en la web cultural Chica Sombra, y cuyos relatos suelen aparecen nominados en los Premios Ignotus de los últimos años (también ha noticias sobre los Ignotus, por cierto). 2023 ha sido el año en el que se ha publicado el tomo de lujo (con su tapa dura y todo) "Ecos de Japón", una antología de Matraca Ediciones centrada en el País del Sol Naciente, un proyecto bastante ambicioso. Todo eso en lo que respecto a publicaciones conjuntas en papel, y sin contar alguna que otra sorpresita que me reservo para el resumen de 2024, y que tiene que ver con una revista de género bastante chula. Una pista: artículo va, artículo viene.
En cuanto a otras áreas de publicación y/o colaboración, en 2023 mi querido golfo Dani (Richard Manueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeel) y yo hemos seguido repasando libro a libro al de Maine en la Iniciativa Stephen King en el podcast "Los supervivientes del Indianápolis", con bastante éxito, diría yo, aunque es algo que, en realidad, dicen nuestros oyentes, o como los llamamos nosotros, los oyentes constantes (guiño, guiño). Hay que reconocer que se ha ido construyendo una agradable y fantástica comunidad alrededor de este podcast, en especial en torno a la Iniciativa Stephen King, con bromas privadas, comentarios e incluso algún que otro directo. Y no paramos, vamos. ¡Si incluso a principios del 2023 me visitó Dani en Málaga para hacer un programa en riguroso directo! Qué grandes días fueron. ¡Tienes que volver, golfo! También he podido publicar otro artículo en la web "La rueda suelta", esta vez dedicado a la película "El exorcista" y su trayectoria, en honor a su cincuenta aniversario y al estreno de una nueva entrega que, lamentablemente, no ha colmado las expectativas. Y no me olvido de "Legendaria: mitos contados e ilustrados", un increíble proyecto en el que escritores e ilustradores nos unimos para una exposición en Madrid que se centraba en leyendas e historias del folclore nacional. Ojito con "Legendaria", porque se estaba preparando algo muy especial para que alcanzara a más público... ¿A más lectores? Igual ya he dado una pista bastante clara. ¿O no? Espero tener buenas noticias pronto. Ojalá en próximos resúmenes anuales.
Toca hablar de lo malo, claro. Hay que hacer autocrítica o, al menos, señalar cuando lo que uno piensa que va a salir, al final, no sale. Tres han sido los proyectos que no han podido cristalizarse en 2023 por diversos motivos, aunque los personales han sido los principales, no os voy a engañar. De uno de ellos no puedo contaros nada porque es un secreto muy secretoso que si os descubriera me arriesgaría a que la editorial me dé una paliza... o dos; mientras puedo contaros algo más, sí señalo que 2023 iba a ser un año muy ajustado para un proyecto de tal magnitud, porque es grande, os lo aseguro, y muy importante, y ojalá funcione tan bien como espero, aunque eso depende de vosotros, los lectores. Los otros dos proyectos no tienen ningún misterio, y son las secuelas de "Cinco tumbas sin lápida" y "Drácula contra la Momia: Batalla por Chicago", en el caso de la primera hablaríamos de la tercera y última entrega, y en el de la segunda iría acompañada de la reedición definitiva (sí, creedme que lo es, creedme) de la novela original; en ambos casos hay también noticias en el futuro, pero como he comentado a más de un lector y de una lectora, 2022 ha sido un año en el que los proyectos se han ido amontonando, y ahora toca descongestionar esa acumulación, lo que quiere decir que, poco a poco, irá saliendo todo lo que tengo pendiente, porque sacarlo todo de golpe sería contraproducente para todos; desde las editoriales encargadas de la publicación de cada título hasta el bolsillo y hartazgo de los propios lectores, pasando por mí mismo, claro. ¿Cómo haría las presentaciones? ¿Cómo hago la publicidad? ¿Cómo gestionaría cada libro? Complicado, complicado. A este punto de la presente entrada (aunque no lo considero algo malo, que conste) también añadiría que tanto este blog, la Cueva de Extraño, como el artículo que publiqué el año pasado en "La rueda suelta", han quedado finalistas en los Premios Ignotus de 2023, en las categorías de página web y artículo. Ha habido otra nominación, pero con un desenlace muchísimo mejor. Aun así, insisto, quedar nominado y entre los finalistas de los Ignotus, un año más, es ya de por sí un gran premio. Y bien contento que lo recibo, y más si es con dos nominaciones que han acabado en la final. Tremendamente satisfecho de que, un año más, mi nombre se vea por ahí.
Empiezo por la única publicación en solitario que he tenido en 2023 y que, por un lado, ha sido una que ha revitalizado uno de los títulos de mi bibliografía, pero que, lamentablemente, ha sido la única de ese año, lo que supone que tampoco he publicado nada nuevo en 2023, aunque sí algo... y ya es decir, con respecto a 2022, por lo que prefiero quedarme con el vaso medio lleno y señalar que lo sembrado se va recogiendo, de ahí parte del título de esta publicación. Poco a poco, poco a poco. Ese libro ha sido "El que se esconde", publicado en un ya lejano año 2016, y cuya primera edición se ha agotado durante el 2023, de ahí que se hiciera necesaria una segunda edición con la que se ha aprovechado para relanzar la historia, con una nueva portada, una nueva revisión de erratas y unos nuevos agradecimientos. Y parece que los lectores lo habéis agradecido, porque se está vendiendo bastante bien. ¡Infinitas gracias por ello! ¿Llegaremos a la tercera edición? Ojalá, ojalá. Siempre recuerdo con bastante orgullo que "El que se esconde" se convirtió en el segundo título de Dilatando Mentes, allá cuando nació en 2016, precisamente. ¡E iba a ser el primero! Por poco, por poco. De verdad, un auténtico honor que siga formando parte de su catálogo y que ahora tenga una segunda oportunidad de que lo descubran nuevos lectores. Una oportunidad que espero tenga en el futuro "Al final del bosque", cuya primera edición también se ha agotado durante 2023, pero que va a tener que esperar un poco más para ver esa segunda edición con menos cambios que "El que se esconde". No esperéis una nueva portada, por ejemplo, que la que tiene le va de fábula. Qué buena es, aunque esté feo que yo lo diga. O no, ya que no soy el autor.
Y pasamos a la segunda de mis mejores noticias literarias del año 2023, porque... ¡he ganado un premio Ignotus! El primero, cruzando los dedos para que no sea el último, claro. Se me ha resistido durante los últimos años, pero ya lo tengo (más o menos, porque mientras escribo estas líneas, más de un año después de haberse dado el veredicto, sigue sin haberme llegado el galardón; tironcito de orejas para la organización). Ha sido en la categoría de cuento por "Los Marginados", mi relato publicado en 2022 en la antología "¡Matad a esos p#tos nazis!", publicada por Apache Libros. Lo cierto es que, a estas alturas, no me lo esperaba, y me ha sabido a gloria bendita. Un premio, un empujón, un reconocimiento que llega en un momento muy necesario para mí, sobre todo por comprobar que, de nuevo y siento ser pesado, se va recogiendo lo que se siembra, y parece que el segundo semestre de 2023 fue muy generoso al respecto. No puedo más que dar las gracias a todos los que perdisteis y gastasteis unos minutos de vuestro valioso tiempo para votarme, tanto para estar en la final como para darme el premio en esta ocasión. Lo cierto es que esto da para una buena entrada en exclusiva de los Ignotus, así que seguramente será una de las próximas publicaciones de este humilde blog. No creo que vengan nada mal unas líneas haciendo un resumen de los Ignotus de los últimos años, en especial poniendo el foco en mi participación en ellos, las nominaciones, los ganadores y cómo han ido cambiando y evolucionando con el paso de los años, incluso antes de que supiera lo que eran. ¿Os parecería interesante?
También me gustaría hacer aquí un breve apunte sobre aniversarios literarios, porque en 2023 han cumplido diez añitos mis dos primeras novelas: "Cinco tumbas sin lápida" y "Drácula vs. la Momia: Batalla por Chicago". Si eres habitual del blog y recuerdas bien, a "Actos de Venganza" le hice su propia publicación el pasado 2022, aunque no fue sólo por su aniversario, sino también porque fue mi primer libro en solitario, y se merecía algo especial al respecto. Es verdad que "Cinco tumbas sin lápida" fue mi primera novela y "Drácula vs. la Momia: Batalla por Chicago" apareció pocos meses más tarde, alejando mis funestos pensamientos sobre que igual lo que estaba viviendo era un golpe de suerte tras otro y no publicaba más. Craso error el mío. ¡Y aún me alegro de que lo fuera! Ambas obras me han dado muchas alegrías, cada una a su estilo, lo admito. "Cinco tumbas sin lápida" es una de mis historias que más gustan, corrió la suerte de salir reeditada en 2018 por Khabox Editorial, me dio a conocer (un poquito más, porque aún siguen sin conocerme ni en mi casa), ha recibido nominaciones, ha tenido una secuela (y otra más en camino), hubo intentos de compra de derechos por algunas productoras y es mi personal homenaje a Stephen King y Sam Raimi. Lo de "Drácula vs. la Momia: Batalla por Chicago" es algo distinto, porque confieso (nunca he dejado de hacerlo) que es mi libro menos vendido pero sí el que tiene unos fans más fieles (ahí siguen, esperando una secuela que se está retrasando demasiado). También ha contado con una reedición, contará con otra en un futuro próximo y, qué diablos, me lo pasé como un enano escribiéndola. ¡Cuánto quiero yo a mi particular frikada literaria! ¡Feliz cumpleaños! A Shelter Mountain y a esos dos monstruos clásicos. Gracias por todo lo que me habéis dado. ¡Y seguís dando!
Llegados a este punto, voy poniendo fin a la presente entrada con un veloz repaso de lo que ha sido la Cueva del Extraño en 2023. Y admito que no ha sido precisamente un buen año al respecto, rompiéndose la racha de recuperar el número de entradas publicadas antaño, anticipando que 2024 tampoco lo está siendo por los problemas personales que he comentado entre líneas anteriormente. ¡Ay! Ojalá volver a las cifras de otros tiempos. ¿Podré hacerlo algún día? No voy a engañaros. El saber que seguís ahí, ayuda bastante, la verdad, por pocos que seáis, porque, al fin y al cabo, más vale calidad que cantidad, y vosotros tenéis calidad de sobra. ¿Qué puedo deciros? Infinitas gracias por seguir ahí, por seguir leyéndome, por seguir apoyándome, por seguir animando, por vuestras palabras de cariño y por seguir siendo habitantes de la Cueva del Extraño. El tiempo que le echo vale la pena sabiendo que estáis al otro lado, y ojalá pudiera dedicarle mucho más y convertirla en un espacio con la regularidad de otros años. Ojalá, de verdad. Os lo digo de corazón. ¿Dinero? ¿Fama? ¿Alcance? Todo eso y más son conceptos que no relaciono con este blog. Fidelidad, diversión, entretenimiento y vuestra compañía, esos sí. Ni siquiera continúo aquí por inercia. Lo hago porque quiero, porque me gusta, porque me llena y porque ¿quién iba a hacer chistes sobre Paco si no lo recordáramos? Perdonad la broma privada relacionada con ciertas novedades cinematográficas. Si la ha pillado alguien, aún hay esperanza para este pequeño espacio de Internet.
Nos vemos dentro de un año. Seguramente menos, si hacemos bien las cuentas. El tiempo vuela, ¿verdad?
Y mientras eso ocurre, no olvidéis ser felices. Centraos en lo bueno, aunque lo malo a veces parezca ensombrecerlo todo. Pensad entonces en lo que tenéis, en lo que habéis tenido en lo que podéis tener. Que todo sea bueno. Que cada reflexión sea positiva, a pesar de que cueste trabajo. Aunque duela, echad toda la carne en el asador de lo bueno. Nunca llueve eternamente, como se dice. Siempre acaba encontrándose la luz, incluso en los peores momentos. Sed felices. Eso siempre, habitantes de la Cueva. Queda prometido. Para todos. También para mí.
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