lunes, 28 de julio de 2014

Reseñas literarias: Hablaré cuando esté muerto


Ficha Técnica

Título original: Först när givaren är död
Autor: Anna Jansson
Portada: Chris Pinchbeck
Género: Suspense
Nacionalidad: Suecia
Formato: Cartoné
Nº de páginas: 352
Editorial: Debolsillo
Publicación: 2011


Sinopsis:
Encontrar un cadáver enterrado en el jardín de tu casa ya resulta bastante inquietante, pero descubrir que esos huesos pertenecieron a un niño, y que alguien a quien amaste los depositó allí, levanta una nube de sospechas que sólo puede disiparse llegando al fondo del asunto. Pese a quien pese. Porque en esta remota y fría isla sueca nadie está libre de pecado, ni de rumores. Ni siquiera los muertos. Y es algo que la inspectora Maria Wern ya sabe, pero que está a punto de confirmar una vez más.


Reseña:
No me gusta hablar de modas, la verdad. Ni en el cine, ni en cómics, ni en música, ni en videojuegos, ni por supuesto tampoco en la literatura con las lecturas que llevo a cabo. No creo que en realidad existan las modas, aunque sea un modo de definir rápidamente la proliferación de cierto tipo de productos con similares características. No creo en dichas modas porque, de un modo u otro, esos productos (libros, películas, discos de música, videojuegos, cómics, etc, etc) ya solían estar ahí mucho antes de que se usara la palabra "moda" con ellos. Pensadlo bien, ¿o quizás es mejor echar mano de los recuerdos y comprobar si lo que digo tiene alguna base? Bueno, allá vamos.

La fantasía épica, o fantasía heroica. Supongo que muchos podréis asegurar que está de moda gracias a los libros de "Canción  de hielo y fuego", puestos de moda por la serie de televisión "Juego de Tronos". Pero, en realidad, ¿todos hemos olvidado ya que el estreno en cines de "El Señor de los Anillos" provocó un aluvión de reediciones, novedades y auténtico fanatismo por los mundos de fantasía repletos de elfos, orcos y guerreros? Y no estamos hablando precisamente de un género literario que antes del estreno de los filmes de Peter Jackson (The lovely bones, King Kong) fue menor, en absoluto, pues la fantasía épica/heroica siempre ha contado con una amplia colección de fans. Sin embargo, esos dos momentos mencionados se podrían definir como verdaderas oleadas y/o explosiones donde ese género en concreto alcanza grandes cotas de aceptación por una gran parte del público lector, e incluso del lector más irregular.

Así que hablo de explosiones y oleadas. También pasa en el cine, ¿o creéis que antes no había remakes ni secuelas? Pues ahora se habla de moda, cuando la regularidad de los remakes lleva haciéndose patente desde finales de los 90, ¿tanto dura una moda? ¿O es posible que fuera sólo una explosión puntual que, poco después, se haya repetido en algunas breves ocasiones? Sucede también con los cómics, por ejemplo, la oleada de cómics oscuros, violentos y con protagonistas más verosímiles y humanos, que vivimos en los 80. Con videojuegos también, claro, ¿o nadie recuerda ya a finales de los 90, y principios de este siglo XXI el subgénero del survival horror era el que triunfaba por encima de muchos más asentados en el tiempo? Pero estamos hablando de literatura, así que, trataré de no desviarme más. Lo prometo, lo prometo.

Hablemos de zombis, del consabido subgénero Z que tantas críticas se está llevando de unos años hasta ahora, sobre todo en nuestro país, algunas de esas críticas bastante fundamentadas, por cierto. De nuevo, no hablamos de una moda, porque novelas de muertos vivientes ya había mucho antes de que llegasen "Apocalipsis Z" de Manel Loureiro (El último pasajero) y "Los Caminantes" de Carlos Sisí (La hora del mar), pero es cierto que en España era un subgénero no muy bien situado en la literatura. Una vez más, quizás hablar de moda sería llegar demasiado lejos, sobre todo porque ya llevamos unos 6 años leyendo zombis, por no hablar de que sólo tenemos una editorial realmente especializada en zombis en España. Si fuera una moda, y además tan exitosa, ¿las demás editoriales no habrían corrido a abrir líneas Z para aprovechar el filón? Una explosión de literatura Z española, ni más ni menos, y una que en ciertos momentos es muy floja.

Ojo, con todo esto no afirmo que sea obligatorio llamar explosión u oleada a las modas, sólo que, al menos a mí, me gusta más denominarlas así. Si continuamos hablando de "modas", habría que nombrar la que surgió con el éxito de "El cógido Da Vinci" de Dan Brown (Ángeles y Demonios), que provocó una brutal oleada de libros similares con conspiraciones, misteriosos, toneladas de suspense y secretos religiosos que perduraban en el tiempo gracias a organizaciones clandestinas que se encargaban de protegerlos. Hoy en día no es que esos libros hayan desaparecido, pero no hay duda alguna de que la explosión se ha minimizado, siendo ocupada por otra provocada esta vez por "50 sombras de Grey". ¿El género elegido? La novela erotica, aunque según dicen los que han leído la novela, se trata de un erotismo para mamás, para amas de casa que quieren leer una historia de amor con algo de picante. Sobra decir la gran cantidad de imitadores y derivados de estas sombras que han ido saliendo durante estos meses, siendo la oleada del momento.

Hagamos un parón antes de que centrarnos en la explosión que conecta con "Hablará cuando esté muerto". Preguntémonos, ¿por qué hay un sector de lectores que tanto odia estas "modas"? Muy fácil, porque cuando existe una oleada de libros de una misma temática, es muy fácil que los escritores de dichos libros se vayan a lo más sencillo, así como los editores que los lanzan al mercado, y tengamos mucha basura entre más de una joyita. Las editoriales se preocupan entonces por aprovechar la moda reinante y sacar, lo más velozmente todas las novelas sobre el género de éxito que puedan, ya sean buenas y malas, aunque tengan que repetir esquemas de una forma incluso obscena. Y, en parte, tienen razón, y eso ha pasado en todas las oleadas literarias; tanto en las copias de las obras de Dan Brown, como en la explosión Z española. Es un hecho irrefutable que no se puede esconder, y que va más allá de los gustos personales que podamos tener todos y cada uno de nosotros.

Yo mismo admito que, aunque adoro el subgénero zombi, he terminado bastante cansado de libros que repiten una y otra, y otra vez los mismos clichés, los mismos escenarios, los mismos personajes e incluso las mismas historias, como si fueran simples variaciones de unos y otros. Por ejemplo, en este subgénero, el de los muertos vivientes, es muy sencillo encontrar historias donde un grupo de supervivientes va de un lado a otro tratando de evitar a los zombis o infectados, creados normalmente por un virus mortal del gobierno en la mayoría de las novelas. Ahora le voy cogiendo miedo a que esta explosión se lleve también por delante las historias con futuros postapocalipticos de por medio, y que acabemos con remedos de novelas de zombis donde el hombre sea siempre un lobo para el hombre.

Tranquilos, regreso al tema que nos ocupa, porque una de estas explosiones tiene que ver con los libros suecos de suspense, o thrillers policíacos. De nuevo, estamos ante un género (o subgénero, según lo veamos) que ya tenía mucho éxito, especialmente en su país de origen, mucho antes de que surgiera una novela que diera a conocer al mundo entero la estupenda cantera de escritores de suspense que poseía Suecia. ¿De qué libro estoy hablando? De "Los hombres que no amaban a las mujeres" que, si bien es cierto es una trilogía, la trilogía "Millennium", puesta en honor al nombre de la revista en la que trabaja el protagonista masculino de la historia, es verdad que el auténtico fenómeno "Millennium" se inició con la mencionada primera parte, que es un poco más autoconclusiva que las dos que llegaron después. A partir de ahí, pocas editoriales no se sumaron al carro de hacernos llegar novelas de suspense suecas, muchas de ellas bastante buenas, pero otras, lamentablemente, compartían demasiados puntos en común, llegando al extremo de poder ser consideradas fotocopias unas de otras.

Y algo de eso hay en "Hablaré cuando esté muerto", aunque no lo bastante para ser considerada una mala novela. En este caso, como gran amante de la novela sueca policíaca que soy, es la primera vez que me atrevo con Anna Jansson (Atrapado en un sueño) y sus libros sobre la inspectora Maria Wern, personaje ha alcanzado gran éxito y que es el protagonista de todas las historias que escribe Jansson. Sin embargo, esta es la primera que leo y, en principio, estoy seguro de que más temprano que tarde me animaré a ir haciéndome con las siguientes. "Hablaré cuando esté muerto" es una de las últimas novelas editadas de la saga de Maria Wern (que, además, han sido adaptadas para televisión), y eso se nota a la hora de saber más detalles sobre la vida de la inspectora. Pero voy algo lanzado, así que os contaré antes un poco sobre lo que trata el libro.

Se nos presenta a la anciana Frida Norrby, quien tras la muerte de su marido, y a causa de las palabras de una amiga en común, decide desenterrar un pequeño secreto que guardaba su esposo: el esqueleto de un niño. La mujer no tarda en iniciar una investigación acerca del siniestro secreto de su marido, pero todo se complica cuando tiene lugar una serie de violentos crímenes a mujeres, y es entonces cuando entra en juego la policía, con Maria Wern al frente. Sin embargo, el asunto continúa complicándose, los cadáveres se amontonan así como las respuestas y los enigmas. ¿Están ante un asesino en serie, o hay algo más macabro tras el esqueleto del niño que nadie parece saber a quién pertenece? Maria Wern deberá poner a prueba su cordura mientras trata de mantener en pie su vida personal, para resolver el caso.

Como decía más arriba, "Hablaré cuando esté muerto" tiene todas las características de cualquier otra novela sueca policíaca. Ese es su punto más flojo, unido al hecho de que, en más de una ocasión, Anna Jansson se pierde un poco en detalles no relacionados con el caso principal que despistan bastante al lector; conmigo, al menos, lo ha conseguido en un par de ocasiones. También tiene mucho que ver el hecho de que la historia contiene muchos guiños a anteriores libros de Maria Wern; esto, para los lectores habituales de la autora, será motivo de dicha, pero para los que no, nos despista un poco, especialmente cuando la historia se centra en la vida privada de la inspectora. Es como comenzar a leer un cómic de la serie regular de Lobezno, por ejemplo, en su vigésimo número, y encontrarnos al principio de una aventura del personaje con ecos de otra anterior. No es algo negativo que tenga el libro, por supuesto, pero sí me parecía apropiado señalarlo. Eso, y algunos bajones de ritmo bastante graves, que hacen que haya capítulos que enganchen más que otros.

El resto de lo que puedo deciros sobre "Hablaré cuando está muerto" (por cierto, genial el título) sólo es positivo. Hay policías, gente normal que se encuentre en medio del crimen con posibilidades de ser víctimas, Maria Wern, los sospechosos, las víctimas, secundarios que pasaban por allí, y una serie de asesinatos que, en principio, parece que no tiene nada que ver con el misterio principal, es decir, con el que lo empieza todo, el descubrimiento del esqueleto de un niño de identidad desconocida por parte de la anciana Frida Norrby. A partir de cierto hecho que no pienso desvelar (ya sabéis, reseñas libres de spoilers), y que le da otro rumbo a la novela, comienzan a sucederse una serie de crímenes que hace entrar a la policía en todo el asunto. Y será entonces cuando el esqueleto pase a un segundo plano para dar importancia a la investigación de los asesinatos, que no os diré si tiene o no que ver con el macabro descubrimiento, eso lo tendréis que averiguar vosotros.

Como en toda buena novela policíaca que se precie, tenemos nuestra ración de sospechosos, en este caso, bastante buena ración, sobre todo porque el objetivo del lector se sitúa en más de uno conforme la historia nos cuenta más sobre sus vidas, aunque hay un par de personas en quienes nos detendremos. No es dificil saber quién es el culpable de las muertes aunque la autora intente engañarnos en más de una ocasión, pero tampoco es que vayamos a saberlo de primera mano. Eso sí, la resolución del caso se hace con bastante prisa, como si ya no tuviera demasiada importancia llegado el final, y pide a gritos un epílogo que lo deje todo en su sitio. La autora desarrolla y define perfectamente a los secundarios sospechosos, a pesar de que entre ellos predomine más de un culebrón amoroso que se pueda hacer repetitivo conforme vamos pasando las páginas de la novela.

Las situaciones tensas y el misterio abundan en "Hablaré cuando esté muerto", así como los cliffhangers al final de los diferentes capítulos que forman la novela, y los giros argumentales y las sorpresas, así como los vistazos al pasado de los distintos personajes que pueblan la historia. Todo llevado a cabo con un muy buen ritmo compuesto mediante una prisa sencilla, directa pero nada simplona, que crea más de un diálogo de sobresaliente, escenas muy logradas (los flashbacks, por ejemplo, o aquellas partes más cotidianas de los personajes, o la muerte de uno de ellos en una sauna) y descripciones que logran una ambientación sublime, que hace que nos sintamos de verdad en los nevados parajes que Anna Jansson suele usar en sus novelas, especialmente la ciudad de Visby, en la isla de Gotland. También me gustaría destacar el formato de la novela en español, al menos, la edición que he leído yo, tapa dura tamaño bolsillo, ¡me encanta!

Pero sin duda, la gran estrella de la novela es Maria Wern, un personaje de sobresaliente, una mujer fuerte y verosímil que no cae en los tópicos de la "marimacho", ni de la mujer arisca con todo aquello que huela a hombre (un pequeño fallo en el que sí que caía a veces la Lisbeth Salander de la trilogía "Millennium", por ejemplo), pero una mujer fuerte, real, con sus filias y sus fobias que se nos van mostrando durante todo el libro. Sólo por Maria Wern, y el entorno policíaco en el que se mueve, repleto de buenos secundarios, merece la pena no sólo leer "Hablaré cuando esté muerto", sino hacerse con el resto de novelas de Anna Jansson en los que tengan que ver tanto la inspectora como sus compañeros policías. Para mí ha sido todo un descubrimiento, y aunque tampoco vaya a pasar a la historia de los mejores personajes de la literatura policíaca, queda en muy buena posición.

En resumen, "Hablaré cuando esté muerto" tiene todas las características propias de las novelas policíacas suecas, tanto para lo bueno como para lo malo. Su gran diferencia radica en el personaje de Maria Wern, que es única, y supone todo un gran aliciente para leerse el libro. Por lo demás, es evidente que quienes más lo van a disfrutar son los seguidores de Anna Jansson, los acérrimos fans de las novelas suecas de suspense, y aquellos a los que les gusta pasar un agradable rato con una buena lectura donde averiguar quién es el malo de la historia. El resto, quizás encuentre "Hablaré cuando esté muerto" algo repetitiva, con una grave ausencia de un auténtico epilogo con respecto al tema de los crímenes y un par de graves bajones de ritmo. No es especialmente recomendable para aquellos que busquen algo nuevo, algo original, pero sí para quienes sepan a qué lectura se enfrentan; estos, entre los que me incluyo, se lo pasarán muy bien con este thriller de Maria Wern.


Nota: 7/10


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