Ficha Técnica
Título original: The prestige
Autor: Christopher Priest
Portada: Warner Bros. Ent.
Género: Ciencia-ficción, suspense
Nacionalidad: Reino Unido
Formato: Cartoné
Nº de páginas: 360
Editorial: Minotauro
Publicación: 2006
Sinopsis:
Alfred Borden y Rupert Angier son dos ilusionistas de finales del siglo XIX que tienen algo más en común que el arte al que se dedican en cuerpo y alma: los dos son grandes rivales. Si uno hace un truco, el otro intenta mejorarlo. Si uno triunfa, el otro intenta que fracase estrepitosamente. Tan fuerte es la enemistad que comparten que trasciende el tiempo, llegando hasta a sus herederos, que descubrirán, de manera terrorífica, la verdad tras la batalla que libraron sus antepasados.
Reseña:
2006. Christopher Nolan (Memento, Origen) director responsable del exitoso relanzamiento de Batman en el cine, decide llevar a la pantalla grande una historia de magos, ilusionistas y ciencia-ficción con un elenco de actores de infarto; desde Hugh Jackman (Australia, X-Men) y Christian Bale (Termiantor Salvation, American Psycho) como los absolutos protagonistas hasta Michael Caine (Origen, Las normas de la casa de la sidra) y Scarlett Johansson (Los Vengadores, La isla) como algunos de los secundarios de lujo. La película no contaba la rivalidad existente entre dos magos de finales del siglo XIX, dos ilusionistas expertos en el arte de engañar, manipular y hacer creer al público lo que quiere creer. Una disputa que empieza cuando, uno de los dos magos, pierde a un ser querido; a partir de ahí la lucha se recrudece hasta extremos que no voy a desvelar, pero que incluyen traiciones, puñaladas por la espalda, intentos de asesinato, trucos cada vez más complicados y pura ciencia-ficción con muchas gotas de steampunk. ¡Casi nada!
Debo confesar que "El truco final: El prestigio", como se titula en España, es una de mis películas favoritas del director, quizás la que más me gusta junto a la trilogía de Batman. Sus giros argumentales, la rivalidad entre los dos magos, la lucha de los dos, la obsesión que les carcome y las explicaciones sobre la magia que se va usando en la historia, son grandes virtudes de un filme que me enamoró instantáneamente. Es una lástima que tardase un poco en averiguar que estaba basada en un libro (¿cuántas grandes películas lo están sin que nos hayamos dado cuenta?), y que me demorase todavía más en conseguirlo. Una vez comprado y leído, toca hacer la reseña, y ponernos a comparar, ¿no? Es inevitable.
Aunque lo voy a hacer, es decir, comparar libro y película, tampoco es que vaya a centrar la reseña en ello. Y menos cuando, en este caso, libro y película se complementan perfectamente, es más, estamos ante uno de esos casos donde ver la película antes, en mi modesta opinión, es mejor, puesto que el libro explica muchas cosas que la película deja en el aire. Pero, al mismo tiempo, deja otros interesantes interrogantes sueltos por la jaula, dispuestos a que el lector los ate de la mejor forma que vea posible. Esto no quiere decir que Nolan cogiese la novela e hiciera lo que le diese la gana, ni mucho menos. La película es bastante, bastante fiel, sobre todo en el tema principal: la rivalidad entre los magos. Pero la historia del libro sigue otros derroteros. Es más, el libro tiene otros dos protagonistas, que son los encargados de llevar la batuta de la historia.
En "El prestigio" se nos cuenta la historia de Alfred Borden y Rupert Angier, dos ilusionistas que, poco a poco, y desde lo más bajo, logran hacerse un nombre en el mundo del espectáculo y la magia. Sin embargo, un buen día se inicia una rivalidad entre ellos que traspasará las fronteras del tiempo, hasta llegar a sus últimos herederos, que deberán resolver el misterio que ocultaba el último gran truco de sus antepasados, un truco que quizás no era tal, y donde un hombre era transportado de un lugar a otro. ¿Magia, ciencia o simple ilusionismo incluso para dichos herederos? Igual un poco de todo. Mientras repasan las cartas y diarios de Borden y Angier, los últimos descendientes hallarán un profundo odio entre ambos que les costó muy, muy caro a los dos magos. Más de lo que pueden imaginar.
Tranquilos, porque procuraré no soltar spoilers. Sin embargo, va a ser difícil porque uno de los principales giros del argumento de la película, precisamente uno de los que se dan al final, en el libro no es tal, sino que se toma con total normalidad desde la mitad de la historia. Hablo concretamente de la solución al Hombre Transportado de Alfred Borden; quienes hayan visto el filme sabrán de qué hablo. Es una de las principales y más refrescantes diferencias entre libro y película, donde el primero adelanta a la segunda. Es algo que se oculta tan poco que en las primeras páginas ya se hace referencia a ello en la persona de los dos descendientes de los magos, cuyo encuentro marca toda la historia. Si uno de los más grandes giros del filme en el libro es algo normal, ¿qué más puede esperarnos en la novela? Mucho, señoras y señores, mucho, os lo aseguro, mucho hasta llegar al clímax final, precedido de unos pasajes más propios de una novela de terror.
En su mayor parte, "El prestigio" es una novela epistolar, como puede serlo, por ejemplo, "Drácula" de Bram Stoker, compartiendo con esta incluso la ambientación y la época en la que se narra gran parte de la historia. En el libro vamos descubriendo la historia de Borden y Angier a través de sus cartas y diarios, que van leyendo sus dos descendientes, que quieren averiguar ciertos detalles sobre su familia debido a trágicos acontecimientos que no narraré aquí. Primero, descubrimos toda la vida de Alfred Borden y, después, la de Rupert Angier que, a diferencia de la película, es aquí el auténtico protagonista de los dos. ¡Ah! Y sí, hay un claro culpable de la eterna lucha entre ambos magos en el libro; mientras el filme se movía ambiguamente entre los recovecos de la rivalidad de los dos ilusionistas, la novela es más explicita, señalando claramente a un culpable: Alfred Borden. Y se nos dan grandes pruebas de ello.
No son las últimas diferencias que encontramos en la lectura. Por ejemplo, las relaciones familiares y personales de los dos magos con sus respectivas mujeres cambia bastante. Angier tiene familia, por ejemplo, mientras que Borden, bueno, en este caso, no se trata tanto la relación con Sarah como en el filme. Y olvidaos de Cutter, porque su protagonista se reduce muchisimo en el libro. Por no hablar de que el personaje de Tesla (interpretado en el filme por el genial David Bowie) aquí tiene mucha más importancia, está mejor desarrollado y se parece más al Tesla que nos ha contado la historia. Incluso el principal motivo de la rivalidad entre ambos magos cambia bastante, tomando aquí un cariz incluso más trágico que en el filme de Nolan. Y, por supuesto, está toda la parte final, todo lo relacionado con el Hombre Transportado y la maquina que Angier le solicita a Tesla... Os puedo asegurar que es tan diferente el asunto, que no os lo esperareis. Sí, hay coincidencias, similitudes que sirven para conocer mejor algunos huecos dejados en la película, sobre todo en lo referente al funcionamiento de la maquina y sus secretos, pero dejando eso a un lado, la parte final de la novela es algo totalmente nuevo. Una delicia, os lo aseguro.
Estas diferencias ayudan a que cuando se vea la película tras leer el libro, o se lea el libro tras ver el filme, como me pasó a mí, uno no tenga la sensación de "Estoy disfrutando de lo mismo pero en otro formato". Novela y película se complementan perfectamente, la una va por un camino y la otra por otro, no demasiado diferente, pero sí con resultados muy distintos e igualmente satisfactorios. En el libro también está presente ese potente halo de ciencia-ficción steampunk que deja traslucir la película justo a partir de ciertos hechos que tienen que ver con Tesla. Aunque, en este caso, aún va más allá la cosa. Y no, no voy a contar más, tendréis que leer la novela.
Priest logra bien su objetivo al presentarnos a los dos magos, perfectamente desarrollados en la historia. Quizás no le habría venido mal cierto equilibrio, pero no debo negar que me ha encantado que sea Angier el auténtico protagonista de todo, porque Borden está pintado siempre como el atacante, como el villano, por así decirlo. Puede que el escritor deje un poco desaprovechados a los demás personajes, salvo casos muy puntuales, pero es imposible negar que cuando se toma su tiempo con los secundarios la obra crece mucho, el mayor ejemplo es con Tesla, que se convierte en uno de los mejores personajes de la historia, y eso que aparece en unos pocos capítulos. Luego, no se le echa de menos, pero no porque su presencia no haya sido buena, sino porque ya no hace falta, por así decirlo; Tesla cumple su cometido y, a partir de entonces, no tiene sentido que continúe en la novela. Priest entiende cuando sus pequeños deben entrar y salir, de ahí que los intermedios con los herederos de los dos magos estén tan bien situados.
Otra de las grandes virtudes de "El prestigio" es saber mostrar la rivalidad de ambos ilusionistas desde el primer momento en el que se encuentran hasta la última vez que se ven (curiosamente, no es ahí donde acaba la novela, porque el libro es algo más que esa rivalidad-obsesión). A esa rivalidad, se le puede unir la obsesión que embarga a ambos personajes, y que termina por salpicar a sus familias. Porque si de algo va también "El prestigio" es de familias, las familias de los dos protagonistas maestros del espectáculo mágico, familias que viven tragedias por culpa de ecos del pasado que reverberan en su presente y tendrán consecuencias futuras. Este paseo por los sucesores de Alfred Borden y Rupert Angier es otro de los grandes aciertos de Priest, pues nunca sabemos con qué puede salirnos la historia. Además, aporta un dinamismo que hace la lectura bastante agil, y nos invita a quedarnos, a engancharnos a la historia. En pocas palabras, Priest logra que queramos saber más y más cada vez que entran en juego los nuevos Borden y Angier.
Pero sin duda, donde se luce especialmente Priest, donde demuestra que se ha documentado hasta una obsesión muy dada en los propios Borden y Angier es en el tema de la magia de la época que trata. Detalles, trucos, actuaciones, trampas, montajes... El escritor nos da toda una lección de magia e ilusionismo hasta tal punto que, a veces, parece que estemos leyendo una enciclopedia sobre el tema. Tan impresionante es que es imposible no quedarse con la boca abierta mientras los personajes te van contando cómo realizan los diferentes trucos, o cómo engañar al público, o por qué llevar a cabo de una determinada manera una actuación de magia. Y, a pesar de los numerosos datos sobre el tema, la prosa de Priest logra que la historia fluya. Una prosa ágil para nada simple, sencilla y muy adecuada para el relato que se nos está contando; parece escrita en la época, la verdad.
No todo es bueno en "El prestigio" por supuesto. En la novela hay situaciones y hechos que se repiten demasiado, sobre todo por boca de sus protagonistas. Se redunda tanto en algunos temas que nos quedaremos más de una vez con cara de "Esto acabo de leerlo". Lo malo es que no es cuestión de un par de páginas, sino de varias, y durante algunos capítulos. Si a esto le añadimos que el estilo epistolar a veces, y pese a la gran prosa de Priest, se hace algo pesado, especialmente denso en algunas partes del relato de Angier, encontramos algunos altibajos en la novela que, aunque no la inundan en el fango, sí que consiguen que pierda algunos puntos.
Pero no los suficientes como para que deje de ser un gran libro. Porque "El prestigio" lo es, os lo puedo asegurar, señoras y señores. Va más allá del filme, que resulta un gran complemento de lo escrito por Christopher Priest y no al contrario, no. El escritor construye una trama que engancha, con giros argumentales inesperados, con personajes muy bien desarrollados, con una ambientación genial gracias a una prosa cuidada y agil, que logra hacer entretenidos cientos de datos sobre la magia y los espectáculos de ilusionismo de la época. Además, tenemos toda la historia de la rivalidad entre familias y la obsesión alrededor de lograr el mejor truco. Temas que dan para mucho si se sabe aprovecharlos. Y Priest los aprovecha pero que muy bien, dando lugar a una estupenda novela de suspense, gotas de steampunk y, sobre todo, ciencia-ficción. ¡Abracadabra!
Nota: 8/10
Dudé en verla pero la verdad está genial, “El Prestigio” nos oferta una serie de actividades de extrema competición profesional con ánimo de venganza familiar y tono de misterio, por cierto me recuerda a “El Hipnotizador”, una serie de TV, tiene temática similar. En fin, la película tiene una historia entretenida en primera instancia, con diálogos rimbombantes y conjeturas rebuscadas nuestro director ejecuta una obra en fragmentos estilo puzzle pero sin llegar a los extremos, con una cuidadosa fotografía, escenarios planeados con la delicadeza de un gran artífice, maquillaje certero y fidedigno, es obvio que toda la producción se esfuerza por sacar la obra a flote sin el desventajoso desinterés del arrebato, sino con la intención de delicadeza, suspense y tensión, para los amantes de la taquicardia cuya percepción inspecciona hasta al más mínimo detalle, el cual será crucial en la película. Las virtudes de la cinta son evidentes, el guión es una obra escapista/ilusionista con el simple propósito de engañar al espectador y hacerlo sentir diversas emociones; la dirección de actores es exquisita.
ResponderEliminar¡Menudo análisis, Sofía! Nada más que añadir, la verdad. De diez tus palabras y concuerdo totalmente con ellas.
Eliminar"El Hipnotizador"... No me suena, pero tendré que buscarla para echarle un buen vistazo. Sobre todo si dices que te recuerda a "El Prestigio".
Te recomiendo la novela, porque has hablado del filme, ¿no? ¿O de ambos?
En todo caso, ¡muchas gracias por tu estupendo comentario!
¡Gracias por pasarte!