Ficha Técnica
Guión: J. Michael Straczynski
Dibujo: Eduardo Risso
Portadas: Eduardo Risso
Publicación original: Before Watchmen: Moloch #1-2 (2013). DC, Estados Unidos.
Publicación española: Antes de Watchmen: Moloch #1-2 (2013). ECC Ediciones, España.
Sinopsis:
En el mundo de "Watchmen" existen muchos héroes y vigilantes, desde el primer Búho Nocturno, quien lo inició todo, hasta el todopoderoso Dr. Manhattan, pasando por las dos Espectro de Seda, el violento Comediante, el segundo Búho Nocturno y los Minutemen, entre muchos otros. Pero donde hay héroes también hay villanos, y entre todos, hay uno en concreto que ha combatido a todos estos héroes y más durante más tiempo del que puede recordar, hasta que cambió de vida, un cambio por el que terminó pagando las cuentas que debía. Se trata de Moloch el Místico, también conocido como Edgar Jacobi.
Reseña:
Vamos a seguir con las reseñas de las diferentes mini-series de "Antes de Watchmen", donde entramos al milímetro en las vidas de algunos de los personajes más importantes de esa obra maestra que es "Watchmen". Si la primera reseña al respecto que os traje fue la de la mini-serie del segundo Búho Nocturno, cómics que estaban bastante bien por cierto, ahora toca un cambio de rumbo, una pequeña sorpresa, porque no nos vamos a ir a por los Minutemen, ni a por Espectro de Seda, o a por el Comediante, personajes importantisimos en "Watchmen". Hoy vamos a hablar de unos de los secundarios de esta gran obra, uno que tuvo su dosis de protagonismo en ella, sí, pero del que apenas sabemos nada. Estoy hablando de Moloch el Místico, el que podría ser considerado como el principal villano de los Minutemen, y que llegó a enfrentarse a algunos de los personajes que conocemos de "Watchmen", hasta que decidió transformar su vida para ofrecer algo productivo al mundo, sobre todo tras un encuentro con el Dr. Manhattan.
¿Y por qué he elegido a la historia de Moloch para ser la siguiente en ser reseñada? Quizá por su carácter de personaje muy, muy secundario de "Watchmen", igual porque estamos ante una de las mini-series más flojas de la oleada de "Antes de Watchmen", o a lo mejor porque es una mini-serie que pocos se esperarían que reseñase después de la del segundo Búho Nocturno, muchísimo más popular. Tan secundario es el plano en el que se mueve Moloch que su mini-serie fue planeada tras las principales dedicadas a Espectro de Seda, el Comediante, Ozymandias, Dr. Manhattan, Rorschach, Búho Nocturno y los Minutemen. Así pues, tenemos una mini-serie poco importante, por definirla de algún modo, sobre un personaje muy secundario de "Watchmen" y que, además, dura solamente dos números, una mini-serie muy mini. Se podría decir que estamos ante una gran oportunidad de hacer algo directo, crudo y de calidad, pero no, todo lo contrario; como habéis leído más arriba, estamos ante una de las historias más flojas de "Antes de Watchmen", una de las tres más flojas. Tranquilos, no desvelaré las otras dos hasta que no llegue a reseñarlas.
Si recordáis bien, a Moloch el Místico nos lo presentaba Alan Moore (La Cosa de Pantano, Violator) como uno de los pocos villanos que veíamos en "Watchmen", que siempre ha sido una obra más dedicada a la figura dele superhéroe, concretamente en su faceta de vigilante, por lo que tampoco tenía demasiado sentido que se viese plagada de supervillanos, si no contamos al asesino de vigilantes que mueve la trama principal de la obra, claro, asesino que todos sabemos a estas alturas quién es, ¿no? Pese a esta escasa presencia de supervillanos, por no decir prácticamente nula, se nos hablaba de Moloch, Edgar Jacobi. En realidad, se hacía más que hablarnos de él, hasta llegábamos a verlo varias veces, una de ellas, siendo interrogado por Rorschach, a quien le confesaba que tenía cáncer, un cáncer que luego sabríamos que estaba provocado por el Dr. Manhattan, o eso se nos hizo creer, claro. La última vez que vimos a Moloch fue en su casa, cuando Rorschach fue a buscar respuestas y se encontró su cadáver, dejado por el asesino de vigilantes para tenderle una trampa al justiciero de la máscara blanca de manchas negras.
No fue lo único que supimos sobre Moloch en la historia. Precisamente, uno de los mejores momentos nos lo daba él, cuando le contó a Rorschach la visita nocturna que había recibido por parte del Comediante, tras descubrir éste cierta isla misteriosa donde algunos científicos estaban creando "algo" monstruoso. Ese momento era estupendo porque reflejaba que, al final, lo único que le quedaba al Comediante era su enemigo, nadie más. Ni compañeros, ni mujeres, ni amigos políticos... nadie. Sólo tenía a Moloch, lo cual era bastante deprimente y muy definitorio tanto de la personalidad del Comediante como de las relaciones que guardan muchas veces superhéroes y supervillanos en el mundo del cómic.
Poco más sabíamos de Moloch... hasta ahora. "Antes de Watchmen: Moloch" está escrita por J. Michael Straczynski (Amazing Spider-Man, Supreme Power) y dibujada por Eduardo Risso (100 Balas, Batman: El Caballero de la Venganza) y que esté dividida en dos números no es precisamente casualidad, o no lo parece una vez leída toda la historia. Y es que, si algo bueno tiene esta mini-serie, es que fusiona perfectamente los dos modos de ver los diferentes "Antes de Watchmen" que nos vamos encontrando. Por un lado, como ya comenté en la reseña de "Antes de Watchmen: Búho Nocturno", están aquellas mini-series que sí son precuelas, contándonos hechos de los personajes antes de "Watchmen"; por otro lado, están aquellas mini-series que cuentan otra cosa, por ejemplo, hechos paralelos a la historia de "Watchmen". "Antes de Watchmen: Moloch" nos narra ambos aspectos de la vida de Edgar Jacobi, cada uno de ellos en un cómic diferente.
De este modo, el primer número de la mini-serie nos cuenta la infancia, adolescencia y, en resumen, creación de Moloch. Straczynski, quizás el autor más comprometido con la oleada "Antes de Watchmen" pues es guionista también de la mini-serie del Dr. Manhattan y, como sabéis ya por la reseña que hice, de la historia del segundo Búho Nocturno, nos cuenta en este primer número incluso los encuentros de Moloch con los Minutemen primero, y los demás superhéroes después. Nos introduce en quién es Edgar Jacobi realmente, mostrandonos al completo su personalidad, y acabando el cómic con la salida de prisión que cambiaría su vida para siempre, no sólo porque en la cárcel abrazó el cristianismo, sino porque fuera cierto Ozymandias le acogería en sus brazos.
El segundo número es bien diferente. Sí, Straczynski sigue ahondando en la personalidad de un cansado Moloch que ya conocemos más por "Watchmen", pero esta vez todo sucede un poco antes de la muerte del Comediante, y justo después. Prácticamente la trama al completo es paralela a "Watchmen", así que podremos contemplar al fin todo el proceso que llevó a Edgar Jacobi a obtener el cáncer incurable y, además, terminar asesinado para inculpar a Rorschach. De los dos, éste segundo número es el más flojo, sobre todo porque parece que está alargado en exceso, sacando datos de donde no hay, e incluso forzando la máquina para que tenga una explicación plausible el hecho de que Moloch trabaje para Adrian Veidt. Pero al mismo tiempo funciona; después de todo, ya dijo el Comediante que Moloch estaba en una lista. Curioso es el hecho de que sea Adrian Veidt quien le dé trabajo a Moloch y lo use hasta matarlo, puesto que hay algo que los une... aunque es algo que se cuenta en la mini-serie de Ozymandias. Ya os contaré cuando toque reseñarla, claro.
Centrándonos en el primer cómic, es el que da verdadero significado al trabajo de Straczynski con Moloch. Se nos cuenta la deformidad de sus orejas, y cómo al lleva durante toda su vida, además de la frustración por los enfrentamientos contra los superhéroes, especialmente con el Dr. Manhattan, que cambia las reglas del juego. También se nos narra cómo se le ocurrió el nombre de Moloch el Místico, cómo consiguió sus "poderes mágicos" y su fascinación con la magia y el mundo del espectáculo. Humo y espejos, eso es Moloch. Vemos a un hombre cruel, sádico, un jefe del hampa que no olvida que para los demás, especialmente para las mujeres, es un bicho raro. Y siempre acosado por los recuerdos de un amor de juventud que no pudo llegar más que a una traición inesperada. Straczynski hace un gran trabajo con esta parte de la mini-serie, convirtiéndola a veces en un relato de terror debido al carácter sangriento de Moloch, que no hay que olvidar que es un supervillano, pese a lo ridículo que podría resultar a priori.
No hay que olvidar que el guión está apoyado en los sobresalientes dibujos de Eduardo Risso, que siempre es un valor seguro. Para mí, ver a Risso dibujando un cómic es prácticamente una cita obligada para comprar dicho cómic. Y en este caso no se queda atrás, consiguiendo resultados de lujo; su uso de las sombras, la narrativa, el desarrollo que hace de la historia, su forma de dar vida a los personajes, las expresiones que les dibuja... Brutal es quedarme corto. Si a eso le añadimos que incluso tenemos una bella portada de Jim Lee (Batman: Silencio, Liga de la Justicia) el apartado gráfico no puede ser mejor. Por cierto, como curiosidad, ¡hasta Moloch es atractivo dibujado por Jim Lee!
Entonces, ¿qué falla en "Antes de Watchmen: Moloch"? Muchas cosas, lamentablemente. Es más, si no fuera por el tratamiento del guión de J. Michael Straczynski y los dibujos de Risso, seguramente la mini-serie se merecería un sonoro suspenso.Y es que, lo que se nos cuenta en ambos números, aunque está bien contado, no va más allá de ahondar en un personaje en el que no era necesario, por decirlo de algún modo, ahondar demasiado. Además, lo que se nos cuenta no deja de ser un conjunto de tópicos donde tampoco hacía falta que los hubiera: chaval deforme frustrado con el mundo que se convierte en villano. Tampoco es que sea necesario nada más, pero si el guionista pretendía darle otro toque al villano, no lo consigue, ni mucho menos cuando lo redime, convirtiéndolo en un hombrecillo bastante patético, cercano al de la obra original, pero sin demasiado interés.
De este modo, el segundo número de la mini-serie resulta ser todavía más soso. Todo lo que se nos narra ya se intuía en la obra original, y tampoco es que sean detalles tan interesantes como para que se nos den mascados, la verdad. El final no podría ser de otra forma, y aunque es de lo mejorcito de todo el cómic, yo personalmente he llegado a él con un pensativo "Ya, ¿y?". Eso sí, sólo por contemplar el Rorschach dibujado por Eduardo Risso ya merece la pena el cómic, todo sea dicho. Por lo demás, es incluso redundante, no sólo por el tema del cáncer o el Moloch cristiano, sino porque lo que se nos cuenta ya lo hemos visto. No añade nada al original. Al menos, la parte que es precuela, si extiende la historia de Moloch, pero la que transcurre paralela, no aporta absolutamente nada; es algo ya leído de antemano.
En resumen, está claro que no todas las mini-series de "Antes de Watchmen" podían ser de notable como la de Búho Nocturno, pero creo que el bajó es bastante grande. Se salva por el apartado gráfico y cómo nos cuenta lo que nos cuenta el guionista, que tampoco hace aquí uno de sus mejores trabajos, todo sea dicho. Sin embargo, la historia es más de lo mismo sin variar casi en nada a otros relatos de orígenes de supervillanos. Para más inri, el segundo número parece que nos meta en alguna especie de bucle donde el lector no puede comprender por qué se le está contando lo mismo que en "Watchmen" sin ninguna aportación real, sólo una ilusión de aportaciones. Una pena, porque el personaje, al ser tan secundario y con un pasado tan repleto de agujeros en "Watchmen", podría haber dado para mucho más. Por suerte, son pocas las mini-series con la calidad de esta. Lamentablemente, el peor desperdicio es del equipo creativo; tanto Straczynski como Risso valen para más.
Nota: 5/10
Publicación española: Antes de Watchmen: Moloch #1-2 (2013). ECC Ediciones, España.
Sinopsis:
En el mundo de "Watchmen" existen muchos héroes y vigilantes, desde el primer Búho Nocturno, quien lo inició todo, hasta el todopoderoso Dr. Manhattan, pasando por las dos Espectro de Seda, el violento Comediante, el segundo Búho Nocturno y los Minutemen, entre muchos otros. Pero donde hay héroes también hay villanos, y entre todos, hay uno en concreto que ha combatido a todos estos héroes y más durante más tiempo del que puede recordar, hasta que cambió de vida, un cambio por el que terminó pagando las cuentas que debía. Se trata de Moloch el Místico, también conocido como Edgar Jacobi.
Reseña:
Vamos a seguir con las reseñas de las diferentes mini-series de "Antes de Watchmen", donde entramos al milímetro en las vidas de algunos de los personajes más importantes de esa obra maestra que es "Watchmen". Si la primera reseña al respecto que os traje fue la de la mini-serie del segundo Búho Nocturno, cómics que estaban bastante bien por cierto, ahora toca un cambio de rumbo, una pequeña sorpresa, porque no nos vamos a ir a por los Minutemen, ni a por Espectro de Seda, o a por el Comediante, personajes importantisimos en "Watchmen". Hoy vamos a hablar de unos de los secundarios de esta gran obra, uno que tuvo su dosis de protagonismo en ella, sí, pero del que apenas sabemos nada. Estoy hablando de Moloch el Místico, el que podría ser considerado como el principal villano de los Minutemen, y que llegó a enfrentarse a algunos de los personajes que conocemos de "Watchmen", hasta que decidió transformar su vida para ofrecer algo productivo al mundo, sobre todo tras un encuentro con el Dr. Manhattan.
¿Y por qué he elegido a la historia de Moloch para ser la siguiente en ser reseñada? Quizá por su carácter de personaje muy, muy secundario de "Watchmen", igual porque estamos ante una de las mini-series más flojas de la oleada de "Antes de Watchmen", o a lo mejor porque es una mini-serie que pocos se esperarían que reseñase después de la del segundo Búho Nocturno, muchísimo más popular. Tan secundario es el plano en el que se mueve Moloch que su mini-serie fue planeada tras las principales dedicadas a Espectro de Seda, el Comediante, Ozymandias, Dr. Manhattan, Rorschach, Búho Nocturno y los Minutemen. Así pues, tenemos una mini-serie poco importante, por definirla de algún modo, sobre un personaje muy secundario de "Watchmen" y que, además, dura solamente dos números, una mini-serie muy mini. Se podría decir que estamos ante una gran oportunidad de hacer algo directo, crudo y de calidad, pero no, todo lo contrario; como habéis leído más arriba, estamos ante una de las historias más flojas de "Antes de Watchmen", una de las tres más flojas. Tranquilos, no desvelaré las otras dos hasta que no llegue a reseñarlas.
El joven Edgar Jacobi fascinado por el ilusionismo |
Si recordáis bien, a Moloch el Místico nos lo presentaba Alan Moore (La Cosa de Pantano, Violator) como uno de los pocos villanos que veíamos en "Watchmen", que siempre ha sido una obra más dedicada a la figura dele superhéroe, concretamente en su faceta de vigilante, por lo que tampoco tenía demasiado sentido que se viese plagada de supervillanos, si no contamos al asesino de vigilantes que mueve la trama principal de la obra, claro, asesino que todos sabemos a estas alturas quién es, ¿no? Pese a esta escasa presencia de supervillanos, por no decir prácticamente nula, se nos hablaba de Moloch, Edgar Jacobi. En realidad, se hacía más que hablarnos de él, hasta llegábamos a verlo varias veces, una de ellas, siendo interrogado por Rorschach, a quien le confesaba que tenía cáncer, un cáncer que luego sabríamos que estaba provocado por el Dr. Manhattan, o eso se nos hizo creer, claro. La última vez que vimos a Moloch fue en su casa, cuando Rorschach fue a buscar respuestas y se encontró su cadáver, dejado por el asesino de vigilantes para tenderle una trampa al justiciero de la máscara blanca de manchas negras.
No fue lo único que supimos sobre Moloch en la historia. Precisamente, uno de los mejores momentos nos lo daba él, cuando le contó a Rorschach la visita nocturna que había recibido por parte del Comediante, tras descubrir éste cierta isla misteriosa donde algunos científicos estaban creando "algo" monstruoso. Ese momento era estupendo porque reflejaba que, al final, lo único que le quedaba al Comediante era su enemigo, nadie más. Ni compañeros, ni mujeres, ni amigos políticos... nadie. Sólo tenía a Moloch, lo cual era bastante deprimente y muy definitorio tanto de la personalidad del Comediante como de las relaciones que guardan muchas veces superhéroes y supervillanos en el mundo del cómic.
Poco más sabíamos de Moloch... hasta ahora. "Antes de Watchmen: Moloch" está escrita por J. Michael Straczynski (Amazing Spider-Man, Supreme Power) y dibujada por Eduardo Risso (100 Balas, Batman: El Caballero de la Venganza) y que esté dividida en dos números no es precisamente casualidad, o no lo parece una vez leída toda la historia. Y es que, si algo bueno tiene esta mini-serie, es que fusiona perfectamente los dos modos de ver los diferentes "Antes de Watchmen" que nos vamos encontrando. Por un lado, como ya comenté en la reseña de "Antes de Watchmen: Búho Nocturno", están aquellas mini-series que sí son precuelas, contándonos hechos de los personajes antes de "Watchmen"; por otro lado, están aquellas mini-series que cuentan otra cosa, por ejemplo, hechos paralelos a la historia de "Watchmen". "Antes de Watchmen: Moloch" nos narra ambos aspectos de la vida de Edgar Jacobi, cada uno de ellos en un cómic diferente.
De Edgar Jacobi a Moloch el Místico |
De este modo, el primer número de la mini-serie nos cuenta la infancia, adolescencia y, en resumen, creación de Moloch. Straczynski, quizás el autor más comprometido con la oleada "Antes de Watchmen" pues es guionista también de la mini-serie del Dr. Manhattan y, como sabéis ya por la reseña que hice, de la historia del segundo Búho Nocturno, nos cuenta en este primer número incluso los encuentros de Moloch con los Minutemen primero, y los demás superhéroes después. Nos introduce en quién es Edgar Jacobi realmente, mostrandonos al completo su personalidad, y acabando el cómic con la salida de prisión que cambiaría su vida para siempre, no sólo porque en la cárcel abrazó el cristianismo, sino porque fuera cierto Ozymandias le acogería en sus brazos.
El segundo número es bien diferente. Sí, Straczynski sigue ahondando en la personalidad de un cansado Moloch que ya conocemos más por "Watchmen", pero esta vez todo sucede un poco antes de la muerte del Comediante, y justo después. Prácticamente la trama al completo es paralela a "Watchmen", así que podremos contemplar al fin todo el proceso que llevó a Edgar Jacobi a obtener el cáncer incurable y, además, terminar asesinado para inculpar a Rorschach. De los dos, éste segundo número es el más flojo, sobre todo porque parece que está alargado en exceso, sacando datos de donde no hay, e incluso forzando la máquina para que tenga una explicación plausible el hecho de que Moloch trabaje para Adrian Veidt. Pero al mismo tiempo funciona; después de todo, ya dijo el Comediante que Moloch estaba en una lista. Curioso es el hecho de que sea Adrian Veidt quien le dé trabajo a Moloch y lo use hasta matarlo, puesto que hay algo que los une... aunque es algo que se cuenta en la mini-serie de Ozymandias. Ya os contaré cuando toque reseñarla, claro.
Un buen sitio para encontrar a Jesús |
Centrándonos en el primer cómic, es el que da verdadero significado al trabajo de Straczynski con Moloch. Se nos cuenta la deformidad de sus orejas, y cómo al lleva durante toda su vida, además de la frustración por los enfrentamientos contra los superhéroes, especialmente con el Dr. Manhattan, que cambia las reglas del juego. También se nos narra cómo se le ocurrió el nombre de Moloch el Místico, cómo consiguió sus "poderes mágicos" y su fascinación con la magia y el mundo del espectáculo. Humo y espejos, eso es Moloch. Vemos a un hombre cruel, sádico, un jefe del hampa que no olvida que para los demás, especialmente para las mujeres, es un bicho raro. Y siempre acosado por los recuerdos de un amor de juventud que no pudo llegar más que a una traición inesperada. Straczynski hace un gran trabajo con esta parte de la mini-serie, convirtiéndola a veces en un relato de terror debido al carácter sangriento de Moloch, que no hay que olvidar que es un supervillano, pese a lo ridículo que podría resultar a priori.
No hay que olvidar que el guión está apoyado en los sobresalientes dibujos de Eduardo Risso, que siempre es un valor seguro. Para mí, ver a Risso dibujando un cómic es prácticamente una cita obligada para comprar dicho cómic. Y en este caso no se queda atrás, consiguiendo resultados de lujo; su uso de las sombras, la narrativa, el desarrollo que hace de la historia, su forma de dar vida a los personajes, las expresiones que les dibuja... Brutal es quedarme corto. Si a eso le añadimos que incluso tenemos una bella portada de Jim Lee (Batman: Silencio, Liga de la Justicia) el apartado gráfico no puede ser mejor. Por cierto, como curiosidad, ¡hasta Moloch es atractivo dibujado por Jim Lee!
Moloch trabajando para Adrian Veidt |
Entonces, ¿qué falla en "Antes de Watchmen: Moloch"? Muchas cosas, lamentablemente. Es más, si no fuera por el tratamiento del guión de J. Michael Straczynski y los dibujos de Risso, seguramente la mini-serie se merecería un sonoro suspenso.Y es que, lo que se nos cuenta en ambos números, aunque está bien contado, no va más allá de ahondar en un personaje en el que no era necesario, por decirlo de algún modo, ahondar demasiado. Además, lo que se nos cuenta no deja de ser un conjunto de tópicos donde tampoco hacía falta que los hubiera: chaval deforme frustrado con el mundo que se convierte en villano. Tampoco es que sea necesario nada más, pero si el guionista pretendía darle otro toque al villano, no lo consigue, ni mucho menos cuando lo redime, convirtiéndolo en un hombrecillo bastante patético, cercano al de la obra original, pero sin demasiado interés.
De este modo, el segundo número de la mini-serie resulta ser todavía más soso. Todo lo que se nos narra ya se intuía en la obra original, y tampoco es que sean detalles tan interesantes como para que se nos den mascados, la verdad. El final no podría ser de otra forma, y aunque es de lo mejorcito de todo el cómic, yo personalmente he llegado a él con un pensativo "Ya, ¿y?". Eso sí, sólo por contemplar el Rorschach dibujado por Eduardo Risso ya merece la pena el cómic, todo sea dicho. Por lo demás, es incluso redundante, no sólo por el tema del cáncer o el Moloch cristiano, sino porque lo que se nos cuenta ya lo hemos visto. No añade nada al original. Al menos, la parte que es precuela, si extiende la historia de Moloch, pero la que transcurre paralela, no aporta absolutamente nada; es algo ya leído de antemano.
Portada alternativa de Jim Lee para el "Before Watchmen: Moloch #1" |
En resumen, está claro que no todas las mini-series de "Antes de Watchmen" podían ser de notable como la de Búho Nocturno, pero creo que el bajó es bastante grande. Se salva por el apartado gráfico y cómo nos cuenta lo que nos cuenta el guionista, que tampoco hace aquí uno de sus mejores trabajos, todo sea dicho. Sin embargo, la historia es más de lo mismo sin variar casi en nada a otros relatos de orígenes de supervillanos. Para más inri, el segundo número parece que nos meta en alguna especie de bucle donde el lector no puede comprender por qué se le está contando lo mismo que en "Watchmen" sin ninguna aportación real, sólo una ilusión de aportaciones. Una pena, porque el personaje, al ser tan secundario y con un pasado tan repleto de agujeros en "Watchmen", podría haber dado para mucho más. Por suerte, son pocas las mini-series con la calidad de esta. Lamentablemente, el peor desperdicio es del equipo creativo; tanto Straczynski como Risso valen para más.
Nota: 5/10
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