jueves, 3 de noviembre de 2022

Reseñas cinematográficas: Ouija

 

Ficha Técnica

Título original: Ouija
Director: Stiles White
Intérpretes: Olivia Cooke, Ana Coto, Daren Kagasoff, Bianca A. Santos, Douglas Smith, Shelley Hennig, Sierra Heuermann, Sunny May Allison, Lin Shaye, Claudia Katz, Vivis Colombetti, Afra Sophia Tully, Claire Beale, Izzie Galanti.
Guion: Juliet Snowden, Stiles White
Música: Anton Sanko
Género: Terror
Nacionalidad: Estados Unidos
Duración: 86 minutos
Año: 2014


Sinopsis:
Tras el aparente suicidio de una joven, sus amigos deciden averiguar qué ocurrió realmente. Durante su investigación hallan una tabla de ouija con la que juegan, intentando contactar con ella, aunque, en realidad, lo que despiertan es una presencia que irá a por ellos uno por uno. Mientras tratan de sobrevivir a lo que les persigue, descubrirán que la maldición de la ouija va mucho más allá de lo que creían en un principio.


Reseña:
Fantasmas. Ya he hablado de ellos en anteriores reseñas cinematográficas en este humilde espacio de internet, ¿verdad? Y, además, de forma bastante reciente, así que tranquilos, que no voy a daros de nuevo el latazo poniéndome a repasar, aunque sea por encima, la historia de espíritus, espectros y entidades invisibles por el cine de terror. Eso no quiere decir que no vaya a hablaros de los fantasmas antes de ir al grano con la película que hoy os traigo, porque me parece casi imprescindible para hacer una buena introducción, aunque iré por otro camino que el ya mencionado. Después de todo, y a pesar de que parezca que los fantasmas siempre han sido criaturas sobrenaturales que han dominado el cine de terror (compitiendo con vampiros y zombis), es cierto que durante cierto tiempo se han hecho a un lado para que otros seres dominen nuestras pesadillas cinematográficas.

Supongo que todo comenzó en los 90, tras vivir una década en la que, sí, los fantasmas fueron bastante famosos en cuanto a películas de terror. Pero en los 80 también tuvimos la época de mayor éxito de los asesinos en serie, de los slashers, de los psycho killers tanto sobrenaturales como mundanos, o lo que es lo mismo, el horror en forma de persona desquiciada que intenta convertir a sus víctimas en cachitos sanguinolentos de carne. Los asesinos en serie también sufrieron un pequeño bajón en los cines que fue recuperado por obras como “El silencio de los corderos”, “Instinto básico” y “Seven”, aunque en este caso no hablamos de psycho killers al uso al estilo Freddy Krueger, Jason Voorhees y Michael Myers, sino de thrillers con asesinos en serie de por medio, asesinos más humanos quienes, en muchos casos, eran más carismáticos que los mismos protagonistas de la película.

Todo comienza con un misterioso suicidio


Como si eso no fuera suficiente, y mientras el cine de fantasmas quedaba ya en un segundo plano, Wes Craven (Pesadilla en Elm Street, Vuelo nocturno) reinventó a los psycko killers y el slasher con “Scream”, volviendo a situar a los asesinos enmascarados en el medio cinematográfico, eso sí, con la cualidad ahora de meter al espectador directamente en la historia al preguntarse continuamente quién se escondía tras la máscara del villano en cuestión. Y duró, esta serie de películas duró, y bastante, hasta que, inesperadamente (¿o quizá no?) los fantasmas regresaron a recuperar el trono que, durante más de una década, los asesinos vivos les habían robado.

Lo fácil ahora sería deciros que fue “Paranormal Activity”, la primera, la que se encargó de recuperar a nuestros queridos espectros. Y no sólo lo hizo con ellos, sino también con los filmes llamados falsos documentales o de metraje encontrado; y, sí, la primera parte de la famosa saga fantasmagórica también supuso un buen empujón para las películas modernas low cost de las que ya os he hablado también en unas cuantas reseñas para esta revista. Sería lo sencillo… pero os estaría mintiendo. Porque, en realidad, los fantasmas no volvieron a tener fama cinematográfica gracias a “Paranormal Activity”, no, no sería en Estados Unidos donde nacería este resurgimiento, sino más al este, concretamente, en oriente y, más concretamente todavía, en Japón.

No hay que jugar con la ouija


“La señal: The Ring” fue la auténtica película que volvió a convertir a los fantasmas en seres que podían atraer olas de espectadores al cine. Ahora es cuando me decís que esa película no es japonesa, pero sí lo era la original, “Ringu”, la cual, a finales de los 90, se convirtió en todo un hito tanto dentro como fuera de sus fronteras. Su remake no se hizo esperar, un remake que, al menos para mí, supera a la original, lo cual lo sitúa como uno de los mejores remakes que podemos encontrar. Además de hacer millones en la taquilla, satisfacer a propios y extraños, demostrar que los fantasmas podían seguir dando miedo y que había que tener muy en cuenta a los países orientales a la hora del terror cinematográfico, “La señal: The ring” puso de moda los remakes de películas de terror orientales, tanto de Japón como de China y, por supuesto, coreanas. Pero fue ese filme, el que nos contaba la maldición de Samara y la famosa cinta, la que devolvió el auge a las películas de fantasmas.

Un auge que decayó años después, cuando Hollywood terminó de explotar (bueno, aún lo hace, pero muchísimo menos) el tirón de los filmes de fantasmas japoneses, pero la gente quería seguir disfrutando de los fantasmas. La derrota de este modelo de películas vino por parte de otro modelo muy diferente, el implementado por la saga “Saw”, a partir de la cual las películas de terror comenzaron a centrarse en mostrar, una vez más, toda la sangre posible en pantalla, cuando no directamente el llamado torture porn, que con “Saw” le daba la mano al terror low cost del que ya os he hablado más de una vez. Supongo que a Oren Peli, creador de “Paranormal Activity”, se le encendió la bombilla y decidió unir el low cost con los fantasmas, alejarse de lo oriental y traerlos de vuelta incluso antes de que se fueran. La fórmula le dio resultado.

Algo busca callar a sus víctimas


Comenzó un nuevo reinado para los fantasmas, uno donde los pequeños presupuesto volvían a tener lugar, donde el no ver la amenaza era lo que daba más miedo. “Sinister”, “Insidious”, “The Apparition”, “Insidious: Capítulo 2”, “Oculus”, “Expediente Warren: The Conjuring”, “Babadook”, etc, etc. Lo gracioso es que no solo las productoras más pequeñas se vieron envueltas en estos filmes, sino también las más grandes, las cuales veían cómo sus beneficios engordaban sus cuentas aunque las películas no terminasen entre los primeros puestos de la taquilla. ¿Los ingredientes necesarios? Una historia aterradora, fantasmas que no se ven, espíritus que dan muy mal rollo y unos presupuestos tan bajos que apenas hemos tenido títulos que han ocasionado pérdidas. Gracias a ello los amantes del terror con fantasmas de por medio hemos tenido muy buenos productos cinematográficos en los últimos años, lo hemos pasado bien y mal a partes iguales en el cine y, lo mejor de todo, esto no parece que vaya a acabar a corto plazo.

Lo del low cost y los fantasmas era un paso lógico de todos modos. Tengamos en cuenta que a un fantasma no se le ve, al menos, en principio, mientras que para mostrar a un vampiro o a un zombi, por simples que los queramos enseñar en pantalla, ya nos hace falta un actor, un muñeco o cualquier figura que los represente. Recordad cómo en “Paranormal Activity” no tenemos una sola aparición fantasmal física, sólo los efectos y consecuencias de ese llamado espíritu dando mucho miedo a la pareja protagonista. Y no se puede decir que las películas de fantasmas que han venido después se hayan desviado mucho y, si así ha sido, sólo ha ocurrido para parecerse más a “Insidious” de James Wan (Saw, Sentencia de muerte), que ya venía de hacer “Silencio desde el mal”, otra de fantasmas pero no de tan bajo presupuesto como las mencionadas. A Wan no le asusta mostrar a sus criaturas, aunque sea levemente y después de dejarlas intuir durante buena parte del metraje. Y le funciona, ya lo creo.

La única manera de ver el más allá


“Ouija” es más cercana a “Insidious” que a “Paranormal Activity” y, aunque a mí me gustan las dos, lo prefiero así. Así pues, tenemos un filme de terror de muy bajo presupuesto, jóvenes actores baratitos, fantasmas, misterios, subidas de sonido para provocar el miedo en los espectadores, misterios, giros argumentales y un origen del proyecto bastante curioso, porque “Ouija” está basada en el juego de mesa de Hasbro del mismo nombre. En pocas palabras, “Ouija” ha sido un éxito de taquilla casi desde su inicio ya que ha sabido tocar todas las teclas adecuadas, por lo que no es de extrañar que lleve ya recaudados casi cien millones de dólares en todo el mundo costando solamente cinco. Sí, cinco. Suena ridículo, ¿verdad? Pero, ¿a que ahora entendéis por qué tiene tanto éxito el cine de terror low cost? Pensadlo bien, gastando cinco millones de dólares y tal y como están los presupuestos del cine últimamente, es raro no recaudar al menos el triple por mala que sea la película. Y más si tenemos en cuenta que hay productoras de las grandes tras “Ouija”.

No os voy a engañar, “Ouija” no es nada del otro mundo. Sin embargo, yo la he disfrutado bastante. En un 2014 que el cine de terror me ha llevado muy pocas veces al cine, a diferente del 2012 y el 2013, un año donde el cine de terror se ha quedado sobre todo en casa y, aun así, ha sido poco el que hemos podido ver, “Ouija” me ha proporcionado un buen rato de sustos, subidas de volumen, palomitas, refrescos y fantasmas en la pantalla grande, es decir, un terrorífico entretenimiento sin más, que se olvida fácilmente pasado un tiempo, que sólo sirve para pasarlo bien y que hay que tener en cuenta que eso es decir mucho, sobre todo si lo consigue. Y conmigo lo ha logrado; no situaría a la película entre las diez mejores películas de terror del año, pero sí entre las más entretenidas, ya que su metraje, perfectamente ajustado a la hora y media, se pasa volando, en especial cuando los sucesos paranormales comienzan a cobrar protagonismo.

¿Qué se oculta tras los labios cosidos?


La historia de “Ouija” tampoco es que sea originalidad en estado puro. Es más, lo mejor de ella es que hace volver al cine de terror a la ouija y ciertas reglas para su uso y, a partir de ahí, es cuando comienzan a surgir los fantasmas que persiguen a nuestros protagonistas quienes empiezan a jugar con la ouija para obtener respuestas por parte de una amiga que, supuestamente, se ha suicidado. Pero, claro, es lo que pasa en estas historias, que es bastante raro que la chica se mate sin que tenga ningún problema, así que su mejor amiga se pone a investigar y lo que descubren es mucho peor de lo que parecía en un principio. 

“Ouija” no sorprende, no tiene vueltas de tuerca que se marquen a fuego en la memoria y su reparto actúa lo suficientemente bien para el tipo de producto que es, un reparto de jóvenes y no tan jóvenes encabezado por la adorable Olivia Cooke (Bates Motel, El estigma del mal), actriz que en su corto recorrido tanto por la pequeña como por la gran pantalla ya se ha especializado en el cine fantástico y de terror. Además, el reparto se ve acompañado por la ya mítica Lin Shaye (Pesadilla en Elm Street, Insidious), gran actriz veterano muy, muy ligado al cine de terror desde siempre y que James Wan ha conseguido poner en primera línea los últimos años con las dos entregas de “Insidious”. Su presencia, bastante perturbadora y muy relevante en la parte final de la trama, no deja de parecer un guiño a sus últimos geniales papeles en el cine de terror.

Quizá no todos los contactos de la ouija sean malos


Como os decía, “Ouija” es lo suficientemente predecible y navega tanto en las aguas de “lo mismo de siempre” que muchos se sentirán decepcionados y la pondrán a parir. Yo no, pues me ha gustado. No es que se vaya a convertir en una de mis películas de cabecera, pero el ritmo que tiene, los personajes, la protagonista, la presencia de Lin Shaye, las apariciones fantasmales, la tensión que se masca en más de una escena, el pequeño e interesante giro argumental que da lugar al final de la película y el uso que se le da a la ouija, me parecen motivos suficientes para disfrutarla. Además, repito, es muy entretenida, la típica película de terror para ver una tarde en la que no se tiene nada, para echar un buen rato con palomitas y un refresco. Puro cine de terror comercial, ni más ni menos, con todos sus pros y todos sus contras.


Nota: 7/10


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