Curioso como en este año 2022 hemos estado casi de continuas celebraciones en vuestra cueva favorita. No es de extrañar si tenemos en cuenta que en 2012 se producía el nacimiento de este humilde y pequeño blog, pocos meses antes de que apareciera a la venta "Actos de Venganza", mi primera publicación en solitario, una antología seguida por "Cinco tumbas sin lápida", "Drácula contra la Momia: Batalla por Chicago", "Tormenta Sangrienta"... Bueno, ya sabéis la historia, sobre todo si sois habituales de este rinconcito de internet; lo último que pretendo es hacer un revival de la publicación en la que celebraba el décimo aniversario del libro, es decir, la celebración de mis diez años publicando en solitario, pues antes ya había hecho mis pinitos colaborando en diversas recopilaciones de cuentos. Pero vamos a lo que vamos, porque igual Peter Griffin se nos impacienta, aunque lo veo muy interesado en su lectura (¿cuántos cogéis el guiño que he querido dar con esa imagen en concreto más allá de que este tipo de entradas me gusta encabezarlas con fotogramas de "Padre de familia", "Los Simpson" y derivados?). ¡La Cueva del Extraño cumple una década! Qué alegría da escribir y leer tal frase.
La verdad es que, al igual que con la entrada de mis diez años escribiendo desde la publicación de "Actos de Venganza", sinceramente no sé qué contaros que sea nuevo... aunque luego me salga una entrada de esas de necesitar bombonas de oxígeno para continuar leyéndola. Y es que, al fin y al cabo, muchos de los párrafos que han ido llenando la Cueva del Extraño durante años, ya van repletos de información acerca de su origen, objetivos, intenciones, logros y caídas, además de alguna que otra mención a la Cueva del Extraño antes de ser la Cueva del Extraño, porque, sí, este no es mi primer blog, aunque sí mi primer blog profesional, si es que se le puede llamar así. Cuando me abrí mi primer blog, ni siquiera se llamaban "blogs" de forma habitual. Es más, en realidad, me lo abrí cuando eran algo tan, tan nuevo en esta red de información que era igual de nueva, que se les llamaba "bitácoras" en ciertos círculos, y se usaban más como diarios, una forma de exponer y compartir con el mundo los pensamientos de cada uno. Para eso empecé a usar mi "bitácora", a pesar de que no tardé demasiado en llenarla con reseñas, opiniones y avances de libros, películas, series, cómics, videojuegos e incluso... ¡música! ¡Qué tiempos aquellos! Sin duda, una precursora bastante clara de la Cueva del Extraño en toda su gloria.
Ojo, porque la anécdota es aún más larga. Sin entrar en demasiados detalles, lo de abrirme una protocueva, por llamarla de alguna forma, fue como ir al gimnasio por aquella época: nos apuntábamos muchos a la vez. En este caso, el que por entonces era un amigo cercano y yo decidimos abrirnos el "blog" al mismo tiempo, animándonos así a escribir, leernos y compartir nuestras publicaciones casi al mismo tiempo y en los mismos círculos. Como con el gimnasio, pronto me quedé solo en tal tarea, desistiendo de ella, en realidad, cuando otros escritos (relatos, en su mayoría) tomaron el protagonismo, quedándome sin huecos libres en la agenda para una actividad que, por entonces, tampoco llegaba mucho más lejos. Si os fijáis, ya por entonces la gente se abría blogs a destajo que luego iba cerrando como si tal cosa, muchas veces por las razones más peregrinas. Este antiguo amigo del que os hablo, ni siquiera me dio un motivo claro; simplemente, fue dejando de actualizar la bitácora, y ahí se quedó, algo que también suele pasar con muchos blogs modernos. Yo mismo he visto bastantes casos parecidos, sobre todo al poco de nacer la Cueva del Extraño, cuando el tema de los blogs estaba más extendido, al no verse ensombrecido por Facebook, Twitter, Instagram y demás redes sociales y plataformas que han sido sustituyéndolos, aunque no del todo, como sí hicieron los blogs con los foros, y para mejor, debo decir, porque aquello acabó transformándose en un nido de trolls sin orden ni concierto. ¿Fueron los foros el protoTwitter de hoy en día? Supongo que podríamos dejar el tema para una entrada aparte, en un futuro más o menos próximo, porque me parece un asunto muy interesante, aunque no sé si compartiréis mi opinión.
El caso es que en estos diez años he visto a compañeros de letras abrirse incluso ¡tres blogs! Y los han ido cerrando con apenas publicaciones, dando la impresión de que más allá de darse bombo en la apertura del espacio poco más tenían que ofrecer. Si hablamos de reseñadores, he asistido a las situaciones más surrealistas, recordando especialmente dos tan patéticas como estrambóticas. Una de ellas está relacionada con un reseñador que se abría un blog, lo cerraba poco después, se abría otro, lo cerraba, se abría uno nuevo, lo cerraba... y así hasta que dejé de contar al quinto blog cerrado, porque luego pasó a hacer lo mismo en Facebook, abriendo y cerrando páginas con distinto título, todas de reseñas, como si no supiera exactamente qué hacer con ellas después del anuncio de su apertura por todo lo alto y tras un par de libros reseñados. La otra situación a la que me refiero estuvo protagonizada por un reseñador que podría haber llegado muy, muy alto, pero que se quedó en mero imitado de Risto Mejide, en un señor con bastante déficit de atención (en el más amplio uso del término) al que se le acabó comiendo un personaje inventado que confundía las faltas de respeto y la mala educación con ser sincero. El caso es que después de unos pocos años cabreando al personal con reseñas hechas con bastante mala baba y más faltas de ortografía, decidió retirarse por, según él en una de sus últimas entradas, no hallar los suficientes autores agradecidos por sus reseñas. Sí, es el momento de reírse. Justo ahora. Gracias. En pocas palabras, lo que vino a decir fue que ya nadie le hacía el mismo caso que antes, que ser un troll reseñador llama la atención durante un período corto de tiempo y que pasada esa época ya no te hace caso ni el tato. Por favor, que alguien llame a una ambulancia de lloricas para este señor que prácticamente escupió que nos estaba haciendo un favor porque es el último reseñador sincero que queda y... Perdonad, porque no puedo seguir. Las carcajadas no me dejan.
Pero no he tenido paciencia alguna y me he adelantado, porque tendría que haber hablado de lo de ir dejando cadáveres de blogs a destajo un poco más hacia el final de la presente entrada, aunque también me vale haberlo hecho ahora, si lo pienso bien. Al fin y al cabo, si pasaron años (y no pocos) entre aquella primera experiencia bloguera y la creación de la Cueva del Extraño fue, entre otros motivos, porque no quería ser como los demás, y abandonar a las primeras de cambio, por falta de comentarios, de visitas o de (risas) agradecimientos por el bien que le hago a la humanidad con el enésimo blog literario y cinéfilo. Perdonad, porque tengo que parar de nuevo para reírme. Un abrazo, motosierras, allá donde estés. En fin. Regreso a lo que iba. Y es que yo no soy de darme por vencido; ni difícil ni fácilmente. Cuando empiezo algo o lo acabo o lo continúo, y creo que el que este blog cumpla diez años es una buena muestra de ello, aunque con sus altibajos, por supuesto. ¿Quién no los tiene? En mi carrera literaria soy igual. Nunca me habrá visto nadie soltar el consabido rollo de "voy a dejarlo, pero lo que quiero es que me hagáis casito, me digáis lo que molo y volver dentro de un tiempo... que puede ser mañana mismo". No, no y más no. Si he tenido algún bajón, me lo he comido en privado, me ha durado cinco segundos, lo he desechado y, a continuación, me he puesto a trabajar como un cabrón. Con agradecimientos o sin ellos, claro.
Tener por seguro que no iba a dejar la Cueva del Extraño era uno de mis objetivos para iniciarla, para abrirla, pero el otro era tener algo que contar. ¿Qué iba a hacer? ¿Repetir lo de la bitácora? ¿Quizá de forma más ambiciosa, más a lo grande? Tampoco hubiera quedado mal y, en parte, es lo que ha acabado siendo este pequeño rinconcito de internet, un espacio para la literatura, el cine, los cómics, las series, los videojuegos y alguna que otra molonidad más, con reseñas, novedades, comentarios y la intención de que os lleguen a todos tanto mis opiniones como mis gustos para, al final, compartirlos, y que vosotros los compartáis conmigo. Sin embargo, quería más, y eso era justo lo que me faltaba para lanzar la Cueva del Extraño, ese era el componente del que carecía entonces y que de no tener estaba claro que terminaría cerrando el blog al poco de empezar, convirtiéndome en otro llorón más. Pasaron los años, llegó el 2009, cuando comencé a intentar dedicarme profesionalmente a la escritura, y la idea sobre la Cueva del Extraño, mucho antes de que se llamase así, volvió, regresó, renació en mi cabeza, aunque como una semilla que fue creciendo hasta el árbol que es hoy día. En 2010 publiqué por primera vez en papel, como bien sabéis los habituales del blog, y la idea fue cogiendo fuerza. En 2011 siguió ahí, cada vez más sólida. Y entonces llegó 2012. Ahora o nunca, fue lo que pensé. Ni siquiera esperé a mi primera publicación en solitario. Había llegado el momento.
La clave estuvo en mi descubrimiento tanto de autores españoles como de sus obras, justo cuando empecé a moverme con más confianza en el mundillo, buscando convocatorias, apuntando editoriales y confraternizando con compañeros de letras que, a día de hoy, son más que compañeros, son amigos que todavía me aguantan. Entonces lo vi bastante claro. ¿Y si yo compartiera esos descubrimientos? ¿Y si igual que podía crearme un espacio propio en internet, para publicitar mis colaboraciones en antologías, era capaz de arreglar ese mismo espacio para esos compañeros? Y ya de paso continuar con la labor que apenas empecé con la "famosa" bitácora de las narices. Vi que podía funcionar ese hueco donde hablar principalmente de literatura y cine, para también pasar a los cómics, a las series, a los videojuegos y incluso juguetear con la música, uno de mis proyectos pendientes, de vez en cuando. Sería un blog, no una web, con sus propias secciones, recomendaciones, entradas, publicaciones... ¡Tendría de todo! Y sí, yo lo llevaría todo adelante, yo solo, aunque reconozco que en alguna ocasión he tenido un par de colaboradores para secciones como la de los fan-fictions, que también fueron muy protagonistas en los primeros años de la Cueva del Extraño. Después de todo, fue una gran escuela, con buenos compañeros de clase y un mal director, acompañado por un jefe de estudios gruñón, algo estúpido y bastante penoso en lo que a escribir se refiere. Y sí, está siendo una entrada estupenda para repartir estopa. ¡Qué menos!
Una vez confirmado el contenido principal, quedaba por ver el diseño. De eso se encargó mi expareja, quien no sólo me preparó la plantilla, sino que también realizó varias ilustraciones, por ejemplo, la que tengo de avatar, en la que aparezco con un pequeño Cthulhu, en honor a un peluche del famoso monstruo lovecraftiano que todavía guardo a buen recaudo. Con ese mismo estilo me hizo una estupenda cabecera donde aparecía todo lo que me hacía (y me hace) feliz, una forma de expresar lo que significa para mí el blog, es decir, un espacio donde hablo de todo lo que me gusta, de todo lo que colecciono, de todo lo que atesoro y de todo lo que me hace ser yo. Esa cabecera hace mucho que desapareció, pues intentamos darle un aspecto más profesional, no tan cartoonesco, y la verdad es que funcionó, aunque a veces la echo de menos, no os voy a engañar, por los motivos indicados. Una vez todo estuvo preparado, quedaba el nombre. ¿Por qué la Cueva del Extraño? Os mentiría si dijera que recuerdo las otras opciones que barajaba, pero lo de "cueva" está bastante claro, por ser un espacio como todos podríamos meternos a contar historias y descansar con lo mejor de la cultura popular o del frikismo artístico, o cultura a secas, ojo. ¿Y lo de "extraño"? En los tiempos de los foros, sobre todo cuando pululaba por Dreamers, página web cuyo objetivo era como el de la Cueva del Extraño pero mucho más ambicioso y profesional, espacio donde empecé a publicar mis primeros escritos, esos fan-fictions de los que tantas veces os he hablado, me hacía llamar Stranger, en honor a uno de mis personajes favoritos del mundo de los videojuegos, The Stranger, protagonista del título de culto de terror "Nocturne", de 1999 (ha envejecido algo mal en ciertos aspectos, pero si sois muy, muy gamers, en especial de todo lo que huela a survival horror, en concreto, y a terror, en general, intentad haceros con él, porque encontraréis una joyita), donde una agencia secreta del gobierno se dedica a investigar fenómenos sobrenaturales y a cazar monstruos. The Stranger vendría a ser algo así como "El Extraño". El blog acababa de ser bautizado.
Ahora viene una parte extraña (nunca mejor dicho, je) de esta entrada, porque de lo que voy a hablaros lo podéis comprobar vosotros mismos con un par de clics en la sección de los años y las entradas del blog. Y es que las primeras publicaciones de la Cueva del Extraño eran muchísimo, pero muchísimo, más cortas que las actuales, incluyendo reseñas cinematográficas, literarias y jugonas, que suelen ser algunas de las más extensas que tenemos de un tiempo a esta parte. Por entonces, el blog se sustentaba en prácticamente lo mismo que ahora, con el añadido de muchas más entradas variadas (por ejemplo, hablaba bastante más de editoriales que nacían o de proyectos literarios como calendarios, eventos y similares) y más breves. Ese cambio, que se ha ido produciendo paulatinamente, es el que buscaba, en realidad, no es que se haya producido sin más y mucho menos sin querer. Al fin y al cabo, ahora el blog está más ordenado que antes, mucho más repartido por secciones, si las queremos llamar así. En pocas palabras, por entonces todo era un poco más caótico, más variado, sí, es cierto, pero también más centrado, y tampoco es que ahora se publique menos contenido que antes, ojo. Es más, ahora hay secciones que por entonces no había, como la de "Sospechosos Habituales" y aquellas en las que elijo las cinco mejores películas de intérpretes, directores y directoras. ¡Sin hablar del espacio protagonista que tienen ahora las series de televisión! Eso sí, quizás el mayor y más impactante cambio sea el que han ido recibiendo las novedades cinematográficas, que entonces, en sus orígenes, eran nada más y nada menos que... ¡semanales! No me lo invento, no. Id a comprobarlo. Claro, publicadas así las novedades, podíais estar más al día, pero admito que no sólo era una sección agotadora, sino una donde también se acababan pronto las novedades. ¡Y eso que me pasé años publicándola así! Ya hace tiempo que no lo hago, claro, y eso me lleva al siguiente párrafo.
Y es que, como podéis comprobar, la Cueva del Extraño no está, ni de lejos, tan activa como en sus primeros tiempos, años, en realidad. Echad un vistazo al número de entradas por año de los primeros, y veréis que en los últimos ni siquiera nos acercamos a la mitad. Sin ir más lejos, el ejemplo más claro de este bajón de actualizaciones del blog, lo podemos en las mencionadas novedades cinematográficas, porque ahora lo habitual es que, como mucho, tengamos dos publicaciones de esas al año: una durante el período de verano, cuando llega alguna Comic-Con; y la otra a finales de año, como una especie de resumen de los últimos meses y de lo que se avecina para el año que viene. Todo esto no se debe a que no tenga tantas ganas de echarle horas al blog como antes o a que no me deis las gracias por mi gran servicio a vuestro favor y por el bien que le hago a la humanidad (risas, risas y más risas). Sinceramente, ni siquiera tiene que ver con mis números, que siempre son bastantes buenos para lo que es la Cueva del Extraño y el objetivo que siempre he perseguido con ella. Nunca veréis docenas de comentarios en mis entradas, tengo poquitos seguidores y la media de visitas es la de cualquier otro blog normal y corriente que no actualiza a diario. Nunca me ha preocupado nada de eso, de verdad. Si fuera así, hace mucho que habría cerrado el chiringuito extraño. Pero es verdad que mi carrera profesional como escritor, afortunadamente, y gracias a unos lectores fieles que no me merezco, se ha ido haciendo cada vez más grande, sin olvidar las "obligaciones" personales y multitud de otras cuestiones que acaban tomando una prioridad que el blog no tiene. Al final, hay que elegir. Y la Cueva del Extraño, después de todo, es algo que va justo detrás de todo eso.
Me centro, porque igual os lío. La Cueva del Extraño no es un trabajo. Ojo, ayuda a mi trabajo y ayuda al de mis compañeros, lo más humildemente que puede en ambos casos, porque, insisto, no es ni un blog de referencia ni un espacio conocido mundialmente ni con miles de seguidores y sus propias cuentas de Instagram y Twitter, a pesar de haber quedado varias veces finalista a los Premios Ignotus en la categoría de Sitio Web, menciones que confirmo se notan mucho en los números del blog. Si os fijáis, en todos estos años ni siquiera he intentado convertir la Cueva del Extraño en una web aún más profesional; en vez de eso, hace ya tiempo que trabajo haciendo reseñas en la imprescindible web cultural Chica Sombra, dirigida por mi tornillo especial, por mi alma gemela, por mi bonita y talentosa Tamara López, una web que sí es de referencia y donde recibimos numerosos libros e incluso cómics todos los meses, además de colaboraciones, entrevistas e incluso invitaciones a importantes eventos. ¡Eso sí que es un verdadero rinconcito de internet! ¿Rinconcito? ¡Rinconazo! Pero la Cueva del Extraño está a kilómetros y kilómetros de distancia de algo como Chica Sombra. Tampoco pretende serlo. En el contexto del trabajo, siempre ha pretendido ser un apoyo tanto para los compañeros de letras como para lo que voy publicando, nada más. Un extra. Y en todo lo demás que encontráis en el blog, una manera de mostraros lo que me gusta, quién soy y qué me hace serlo. Literatura, cine, cómics, videojuegos, series... Todo eso y mucho más es la Cueva del Extraño. Todo eso y mucho más soy yo. Esto no es nada más que un escaparate a mi mundo.
Con la Cueva del Extraño nunca he ganado dinero. Sólo he recibido un libro gratis para reseñar, y fue en sus inicios y porque fue una especie de convocatoria en la que podía entrar cualquier blog (y la novela, además, me llegó demasiado tarde como para que su reseña entrase en el proyecto final, aunque la hice de todos modos; aún espero que su autor, Carlos Sisí, me diga algo al respecto, y eso que era bastante positiva). Los comentarios, visitas, seguidores y opiniones son mínimos, pero todos excelentemente recibidos, hasta el más ligero "like" en Facebook y Twitter cuando comparto las entradas, cuyo número va subiendo conforme me voy poniendo al día. Hago la Cueva del Extraño porque... me divierte. Porque me llena, porque me ayuda a alejarme de las letras más profesionales y oxigenarme un rato de "obligaciones" y "deberes". La Cueva del Extraño me sirve a menudo de válvula de escape, de espacio donde decir lo que me dé la gana sin que administradores o dueños de plataformas se vengan arriba con el botón de bloquear. Si me quiero extender sobre una película, por ejemplo, tengo el blog, así de sencillo. Si quiero hablar sobre alguna injusticia o quedarme a gusto sobre algunas de las polémicas del mundillo literario, vengo aquí, sin más. Y eso, habitantes de la cueva, no tiene precio. Por el camino sólo me llevo alegrías, seguidores, lectores de la cueva y personas que incluso reconocen las frases y latiguillos ya típicos del blog (Paco, el turrón, seguir hablando de la semana que viene con las novedades cinematográficas...). Mientras hay webs y blogs con diez veces más seguidores y popularidad que han caído, la Cueva del Extraño sigue aquí. Mientras hay editoriales que han caído, y de las que hemos hablado por aquí, la Cueva del Extraño resiste. Aguanta porque la sustentan la constancia y la pasión. Fuertes columnas que nunca han tenido otros proyectos.
Y por ayudarme a construirlas os doy las gracias. De corazón. Gracias por estar ahí. Gracias por formar parte de los habitantes de la cueva. Gracias porque sea vuestra cueva favorita.
¿Qué tal si seguimos otros diez años más? Por probar a ver qué tal.
¿Os apuntáis?
Te felicito por llegar a la década, con tan interesante blog.
ResponderEliminarQue tengas un muy buen año. Saludos.
¡Muchísimas gracias, amigo de la cueva!
EliminarSeguidor desde hace muchos años. De verdad, infinitas gracias por continuar ahí.
Un abrazo.
Hacia tiempo que no leia a un escritor tan malo. Mal redactado, mala historias, perdi mi tiempo y mi dinero. No lo aconsejo!
ResponderEliminarCómeme la polla y disfruta del bloqueo de tu cuenta favoria, jajajajajajajaja. ¡Y gracias por tu IP! No se puede ser más tonto xD
Eliminarque le coma la polla? que se la coma la gorda de su mujer que pesa 200kg
ResponderEliminar200 ellas y 200 yo, David, que eres Brad Pitt, jajajajajajaja.
Eliminarpor cierto no me han bloqueado, el unico que me ha bloqueado es usted, que me ataca en grupo y se victimiza y se esconde! TE VOY A ENCONTRAR EN MALAGA A TI Y A LA ZORRA DE TU MUJER... TE VOY A PAGAR 1000 O 2000 EUROS EN UN JUICIO. ACUERDATE! PERO ENCANTADO DE LA VIDA
ResponderEliminarMe bloqueaste tú primero. Tengo captura de pantalla de cuando te hiciste cacotas, jajajajaja.
EliminarY ayer te bloqueó la cuenta Twitter, por tonto. No te preocupes, que hoy te cae otra denuncia.
xD
Por cierto el unico que me ha bloqueado eres tu subnormal y si quieres mi numero de telefono te lo doy tambien... a ver quien come la polla a quien gordo de mierda! friki. TRANKILO KE TE VOY A ENCONTRAR VALIENTE!!!
ResponderEliminarPor ahora me la estás comiendo tú.
EliminarxDDDDDDDD
Viviendo en Suiza no sé dónde me vas a encontrar, PRINGAO, jajajaja. Y recuerda que en este blog mando yo. Aprovecha mientras te deje contestar, cara sapo.
Que te quedas sin cuenta, Cara Yonki, jajajajajajajajajajajajajajaj.
ResponderEliminarSubnormal, deja de hacer tonterías por el Instagram, que ni siquiera me da tiempo de responderte las llamadas de comepollas y te va a acabar bloqueando Instagram hasta el móvil jajajajaja.
ResponderEliminarComepollas yonki, me han dicho que después de una semana castigado has vuelto. No te preocupes, que enseguida te vuelvo a dar vacaciones, David, jajajajajajajajajajajajaja.
ResponderEliminarBloqueado de nuevo por Twitter.
ResponderEliminarTe vas de vacaciones otra semana más, yonki de mierda, jajajajajajajajajaja.