viernes, 26 de octubre de 2012

Reseñas literarias: Turno de noche


Ficha Técnica

Título original: The Overnight
Autor: Ramsey Campbell
Portada: 
Género: Terror
Nacionalidad: Reino Unido
Formato: Rústica
Nº de páginas: 343
Editorial: La Factoría de Ideas
Publicación: 2008


Sinopsis:
Los ordenadores de la librería donde trabaja Woody no funcionan correctamente, aparecen errores en los catálogos y los pedidos desaparecen sin dejar rastro. La muerte por atropello de un empleado marca el inicio de la debacle: un dependiente pierde la habilidad de leer los monitores de seguridad muestran cosas que se arrastran entre las estanterías y que desaparecen antes de que nadie pueda encontrarlas... Esta librería no es un refugio, sino la puerta hacia un infierno como no hay otro igual.


Reseña:
Le tenía muchas ganas a este libro desde que leí por primera vez su sinopsis. Siendo lector y escritor empedernido, ¿cómo no me iba a interesar una historia de terror cuyo escenario principal es una librería? Una librería y seres que, así descritos resumidamente, pueden parecer obra del gran Lovecraft, como mínimo  Quizás por todas esas expectativas que me hice "Turno de noche" me ha decepcionado un poco, quizás más de lo que lo había hecho un libro en bastante tiempo. Sin embargo, que eso no os eche para atrás; esto no va a ser una mala reseña sobre un mal libro, porque ni es un mal libro, ni me ha disgustado totalmente hasta el final, simplemente es que esperaba más, mucho más. Pero vayamos por partes, que me estoy adelantando.

El autor de "Turno de noche" es Ramsey Campbell, escritor de terror y fantástico bastante respetado fuera de nuestras fronteras, pero aquí poco conocido. Quizás si nombrase las películas españolas de terror "Los Sin Nombre" y "El segundo nombre" ya os suene más, ¿verdad? Ambos filmes están basados en dos de sus novelas más reconocidas. Estamos en realidad hablando con alguien a la altura del mismísimo Stephen King, pero que en nuestro país apenas suena, más allá de los muy, muy aficionados a la literatura de terror. Sus cotas de mayor calidad, a mi modo de ver, las alcanza con sus relatos, y normalmente es un escritor muy dado al terror psicológico  a abordar el horror desde una perspectiva muy mundana. Y "Turno de noche" no es una excepción a esto, aunque tampoco lo es a que se le dan mejor los cuentos cortos que las novelas, sin que éstas sean verdaderamente malas.

El libro nos presenta la historia de una librería, Textos, que está en una zona donde la niebla, la oscuridad y las sombras son algo persistentes. En la librería hallamos a un nutrido grupo de trabajadores cada uno con su propia vida, con su historia, con su pasado y con las diferentes relaciones que llevan entre ellos, algunas veces muy buenas, y otras veces bastante malas. El encargado de Textos es Woody, a quien lo único que importa es el trabajo, que todo vaya bien en el establecimiento y que las ventas sean boyantes. Sin embargo, empiezan a pasar sucesos extraños en la tienda, que parecen tener que ver con misteriosas figuras que aparecen en los monitores de seguridad, o que los empleados ven a veces por el rabillo del ojo. ¿Qué son? Y, lo más importante, ¿qué quieren?

Hay tres grandes protagonistas en "Turno de noche": los empleados, los extraños seres y, sobre todos ellos, Textos, la librería donde se desarrolla la acción. El lugar se va convirtiendo poco a poco en un personaje más, pasando de escenario a protagonista, especialmente cuando se nos comienzan a dar pistas sobre lo que esconde, eso sí, sin dejarnos nada claro. A esto ayuda mucho las descripciones que hace el autor sobre el interior y el exterior del sitio, así como del lugar en el que se halla, con niebla, sombras, oscuridad... Se agradece especialmente que el escritor no se detenga en descripciones farragosas, ni use palabras que hagan más densa la lectura. Sin embargo, su prosa es bastante efectiva a la hora de encarar cómo es exactamente la librería y sus alrededores, que cobrarán bastante importancia en algunos de los momentos más terroríficos del libro.

Si nos centramos en los seres, poco puedo contar sin destripar nada. Lo mejor se deja para las últimas páginas, que son una oleada de suspense, horror y miedo, a partes iguales. Pero eso no significa que las criaturas no se paseen durante todo el libro por Textos, no, todo lo contrario. Campbell sabe bien cómo inquietar al lector, y cada "x" tiempo hará que los personajes intuyan, o vean por el rabillo del ojo a los seres que les instigan, aunque nunca de forma clara. También serán testigos y víctimas de las consecuencias de sus actos, lo que llevará a alguna que otra muerte, despidos y frustraciones y enfrentamientos entre los personajes. Dichos seres nos otorgan los mejores momentos de la novela, especialmente al final, cuando se dejen "ver" más, y conviertan Textos en un autentico infierno. No sin ayuda, claro.

Los personajes protagonistas humanos tienen gran parte de la culpa de la calidad que atesora la novela. Buena calidad, claro. Se les nota muy, muy trabajados. Todos tienen vidas y personalidades muy diferenciadas entre ellos, y en todo momento dan la sensación de ser muy, muy reales, tanto por sus defectos como por sus virtudes. Porque los tienen, quizás algunos más de los primeros, hasta el punto de que resultan hasta desagradables. La tensión se masca en el ambiente, lo que provoca, sin desvelar nada importante, que los ánimos se exalten entre los diferentes protagonistas. Quizás esto se exagera en ciertas partes de la novela, sobre todo al final, llegando a pasar muchos personajes simpáticos a ser verdaderamente desagradables en cuestión de pocas páginas, mientras otros hacen perder los nervios al lector, algo realmente muy bien conseguido. El caso en el que mejor se palpa esta transformación es el de Woody, quien lleva Textos, pues comienza como alguien que cae bien y, poco a poco, sin que apenas nos demos cuenta, se convierte en alguien tan sumamente arisco que uno desea que sea asesinado lo más pronto posible.

Uno de los puntos flojos de la novela viene de este tratamiento de los protagonistas humanos, en los que por separado ganan, pero cuando están juntos en Textos pierden bastante. Parecen caricaturas a veces. Personas de carne y hueso que se tratan tan sumamente mal (incluso sin que los seres les empujen a ello) que sacan al lector de la historia de manera bastante brusca. Probablemente, el autor intente con esto hacer que los nervios, el suspense y la sensación de estar encima de una bomba de relojería sea mayor, pero a veces, muchas veces, se la va la mano, creando personajes a los que no cuesta imaginar matándose entre ellos aunque no haya monstruos de por medio. Y hablamos de gente que trabaja junta en el mismo sitio, no lo olvidemos.

Llegados a este punto, ¿a qué viene mi leve decepción? Todo parece bastante bueno, salvo por un par de detalles que tampoco provocan que la puntuación de la novela baje mucho, ¿verdad? El problema, el autentico problema es el arranque de la novela. "Turno de noche" acaba siendo un libro que tarde tanto en arrancar que hasta las trescientas páginas uno no tiene la sensación de que está ocurriendo algo. Trescientas páginas, así lo leéis. Trescientas; quizás una más, o una menos, pero ya se me entiende.

Personalmente, no tengo ningún problema que en una novela de terror el autor se tome su tiempo en presentar a los personajes, ponernos en situación e incluso crear una atmósfera malsana y repleta de tensión. Es más, a veces hasta lo agradezco, sobre todo según el tipo de novela de terror de la que se trate. Pero siempre, siempre, tiene que estar pasando algo. En "Turno de noche" la llegada hasta la parte final, donde lo mejor tiene lugar, se retrasa tanto que lo único que vemos hasta ese momento es una serie de peleas entre los trabajadores, riñas, Woody empujándoles a que hagan inventario, alguna presentación de un libro, más riñas, y problemas personales entre los empleados. Nada más. Un detalle sobre lo que ocurre por allí, ciertas apariciones de los seres, algún que otro problema, pero la novela, hasta la parte final, parece suspendida en el tiempo, como si no se fuese a mover de allí.

Campbell es un autor inteligente, porque nos proporciona las suficientes migajas como para que no apartemos el libro de golpe, pero si lo miramos fríamente, realmente no ocurre nada de nada. Aun así, queremos seguir leyendo para averiguar qué puede ocurrir, ver si al final del túnel la luz pertenece a un paraíso celestial o a la linterna de un niño juguetón. Afortunadamente, es lo primero, y la parte final de la novela salva los muebles de un incendio aburrido, soso y con un ritmo que decae cuando los mismos empleados se están peleando por enésima vez por la misma chorrada. O cuando ya son diez las veces que Woody les pide a los trabajadores que sonrían. Y lo curioso es que la prosa del autor es agil, se lee con facilidad, pero no es simplista, sino trabaja, directa, hecha para desarrollar tramas con fluidez, pero se estanca en contarnos lo mismo una y otra vez, sin avanzar, que debería ser lo importante.

Salvando ese escollo que, no os voy a engañar, es bastante grande, y que a más de uno puede hacerle dejar el libro (y con razón) tenemos una novela de terror muy, muy interesante, con momentos aterrados, personajes tridimensionales y una librería que no quisiera yo visitar ni en mis peores pesadillas. No es de esas novelas de terror imprescindibles, pero si os atrevéis a superar las piedras del principio del camino, hallareis una lectura para pasarlo mal de verdad... en el buen sentido.


Nota: 7/10


1 comentario:

  1. Sin duda, una de las peores sensaciones que uno puede sentir al leer un libro es que la trama se estanque y parezca no progresar, sobretodo si esto se prolonga a lo largo de varias páginas, pero bueno, a veces una novela con defectos es más que la suma de sus partes.

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