domingo, 24 de marzo de 2013

Reseñas cinematográficas: El último desafío


Ficha Técnica

Título original: The last stand
Director: Kim Ji-woon
Intérpretes: Arnold Schwarzenegger, Eduardo Noriega, Forest Whitaker, Johnny Knoxville, Luis Guzman, Peter Stormare, Jaimie Alexander, Rodrigo Santoro, Harry Dean Stanton, Zach Gilford.
Guión: Jeffrey Nachmanoff, Andrew Knauer
Música: Mowg
Género: Acción
Nacionalidad: Estados Unidos
Duración: 107 minutos
Año: 2013


Sinopsis:
Sommerton es un pequeño pueblo fronterizo de Estados Unidos donde lo más preocupante que puede ocurrir es que algún vecino borracho acabe en los calabozos de la comisaría. Fue por dicha tranquilidad por la que Ray Owens se trasladó al pueblo desde Los Ángeles, para ser el sheriff. Sin embargo, las cosas están a punto de cambiar... para peor. Uno de los más peligrosos narcotraficantes del mundo escapa de la policía y se dirige hacia México, ¿el problema? Planea pasar por Sommerton, una zona en la que no piensan las autoridades. El sheriff y la poca ayuda que consiga serán lo único que podrá mantener a raya al delincuente.


Reseña:
"La jubilación no es para los tipos duros". Así reza una de las frases promocionales de "El último desafío". No tendría la mayor importancia más allá de la edad y el carácter del personaje protagonista de la historia si no fuese por su intérprete: Arnold Schwarzenegger (Terminator, El fin de los días). Y es que, estamos ante la película que supone el regreso (¿por todo lo alto?) de tito Arnold a las pantallas de cine. 

Vale, quizás hago trampas. O no soy del todo exacto. En "Tesoro del Amazonas" hacía un simpático a la par que minúsculo cameo; en "La vuelta al mundo en 80 días" donde también estaba Jackie Chan (El reino prohibido, Hora punta)  de nuevo otro cameo, esta vez de más duración, e incluso más divertido (su príncipe Happy es difícil de olvidar). Después no le vimos de nuevo hasta "Terminator Salvation", aunque en este caso, otra vez un cameo, sería de forma digital, dándole rostro a uno de los robots asesinos. Su aparición en "Los Mercenarios", junto a sus colegas Sylvester Stallone (Acorralado, El especialista) y Bruce Willis (Los sustitutos, Red) llevó a cotas de hype pocas veces vistas a aquellos que queríamos que en la secuela fuese uno de los mercenarios protagonistas. El año pasado, en el 2012, el deseo se cumplió, y el actor tuvo más presencia en el filme. Su tiempo en la política tocaba a su fin de forma definitiva, y "Los Mercenarios 2", solamente era el prologo de lo que estaba por venir. Y aquí lo tenemos, su regreso, en forma de una película notable, divertida, entretenida, repleta de acción y con el tono característico de muchas de las producciones en las que sale Arnold Schwarzenegger.

¡Vuelve Arnie!


El actor, con el que hemos crecido muchos, y al que los mismos tenemos un gran cariño (es de mis favoritos, así que poco malo puedo decir de él a nivel cinematográfico) no sólo regresa con una película perfecta para él en todos los aspectos, sino con un filme que de los de antes, por decirlo de algún modo, que conjuga lo nuevo de las películas de acción, y lo viejo. Una cinta muy de los 80-90 en cuanto a acción, frases lapidarias, personajes, tono, ambientación, historia, clichés. Por no hablar de todo ese aroma de western que despide durante todo el metraje.

Y es que, como ya comentaba hace unos meses cuando se estrenó "Los Mercenarios 2", el cine de acción de los 80 (y finales de los 70, y gran parte de los 90) ha vuelto. Bueno, lleva volviendo unos cuantos años, pero se hace cada vez más patente cuando vemos a gente como Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone haciendo películas que parecen salidas de la infancia de muchos. Precisamente, fue Stallone el que ayudó a que volviesen este tipo de películas de acción, haciendo "Rocky Balboa" y "John Rambo·, secuelas de sus mayores éxitos; luego, le tocó el turno a las dos partes de "Los Mercenarios", que rompìeron el molde. Sí, ya sé que los 80 han vuelto con fuerza desde hace unos años, pero en el terreno de la acción, se han dado muy pocos casos (al menos, en la pantalla grande, porque en los videoclubs, se amontonan los títulos de tono y protagonistas de aquellos años, Van Damme y Seagal en cabeza), hasta que Stallone golpeó la mesa y dejó claro que se podían seguir haciendo filmes de acción como los de antes. E incluso que cumpliesen en taquilla. Y ahora vuelve el tito Arnie para ayudarle a confirmarlo del todo.

Eduardo Noriega, villano estrella del filme


Lamentablemente, "El último desafío" no ha funcionado en taquilla todo lo bien que debiera. Afortunadamente, tanto a público como a críticos, les ha encantado. Arnold Schwarzenegger vuelve por la puerta grande, con calidad suficiente como para seguir confirmando que continúa eligiendo bien sus proyectos y que, para comenzar, nada mejor que pasárselo bien. De ahí que no estemos ante uno de sus mejores trabajos; no es raro, contando que tiene en su haber joyas del cine como "Terminator", "Terminator 2" y "Conan el bárbaro" entre otras, o cintas sobresalientes y tan queridas como "Depredador", "Desafío Total" y "Mentiras Arriesgadas" entre muchas otras. No, "El último desafío" no es de sus mejores películas, pero sí de las más divertidas, más cercana al tono de "Mentiras Arriesgadas", "El último gran héroe" y de "Tesoro del Amazonas" que al de películas más serias como "Depredador", "Eraser", "Daño Colateral" o "Danko: Calor Rojo".

"El último desafío" nos cuenta la historia del apacible pueblo de Sommerton, donde nunca ocurre nada. Esa fue la principal razón por la que su sheriff, Ray Owens, se largó de Los Ángeles y aterrizó allí. Todo cambiará cuando uno de los más mortales narcotraficantes del mundo, Gabriel Cortez, se dirige hacia el pueblo una vez huido de las autoridades que lo custodiaban. ¿Qué quiere el delincuente en realidad? Llegar a México, pero sólo una cosa se interpone en su camino: el sheriff de Sommerton.

Es curioso el elenco de responsables del filme. No sólo tenemos a Arnie de protagonista absoluto, sino que dirigiendo encontramos a Kim Ji-woon, cineasta coreano que cuenta en su haber películas tan soberbias como "Dos hermanas", "Encontré al diablo" y "El bueno, el malo y el raro". Curiosas cintas, ¿verdad? Y nada que ver entre ellas. Quizás, de las mencionadas (tiene muchas más en su filmografía, bastante amplia, aunque esas tres podrían ser las más conocidas en el terreno occidental) la que más tiene que ver con "El último desafío" es "El bueno, el malo y el raro"; comedia, mucha acción, sangre, momentos tronchantes, mucho ritmo, personajes estrafalarios, historia absorbente. En su primera incursión americana, el director coreano vuelve a demostrar que se le da muy bien dirigir, especialmente escenas de acción. Sabe bien donde poner la cámara, crear tensión, usar a sus actores y, especialmente, darle al filme el tono que quiere, en este caso, crepuscular, a la par que cómico, repleto de tiroteos, persecuciones y western por los cuatro costados.

El sheriff Ray Owens y parte de su improvisado equipo


Porque todo eso es lo que es "El último desafío", y mucho más Es divertida por su comedia bien dosificada, como la escena de la anciana (mítica) o aquella en la que el sheriff explica a los vecinos que están en la cafetería que el narcotraficante se acerca a Sommerton; es entretenida porque su ritmo no decae, se pasa volando el metraje y, al final, uno quiere más y más; está repleta de buena acción por momentos como la última media hora, la pelea final, o toda la escena de "Bienvenidos a Sommerton" que te hace recordar que es una película de Arnold Schwarzenegger. Pero es que además el director no escatima en sangre, crudeza (la necesaria, eso sí) y en buenas persecuciones, y eso que no soy muy dado a ellas, pero la que tiene lugar al final, entre Gabriel Cortez y Ray Owens es muy, muy buena. Y es un gran western no sólo por la personalidad del protagonista, por las armas que se usan en ciertos momentos, o por el carácter de los secundarios y los villanos, sino por, de nuevo, la última media hora. Sólo falta a Ennio Morricone por ahí.

Antes hablaba de lo curioso que es el elenco. Arnie regresando como protagonista, un director coreano de prestigio y, ¿de villano? Nada más y nada menos que nuestro Eduardo Noriega (Tesis, El espinazo del diablo). Lo cierto es que me importa poco que estén "de moda" (algo bastante absurdo todo sea dicho) que los actores españoles hagan en Estados Unidos de villanos narcotraficantes. Ni siquiera me voy a molestar en rebatir esto. Noriega es un actor que ya ha demostrado con creces no sólo que sabe actuar, sino que sabe hacer muy bien de malo malisimo. Aquí no es más que un estereotipo, pero uno que funciona a las mil maravillas, especialmente cuando llega el final de la película. Su pelea cuerpo a cuerpo contra el mismísimo Arnold Schwarzenegger es un climax perfecto a todo lo visto anteriormente.

No es el único estereotipo de la cinta, ni el único cliché, con patas o no. Pero, personalmente, me ha dado exactamente igual. El tono ochentero del filme hace que uno entre en ese juego al instante; buenos muy buenos que se unen contra una amenaza común al más puro estilo heroico, malos muy malos, una muerte que provoca que el sheriff no quiera dejar Sommerton, etc, etc. Vale, alguna sorpresa hay (ver un par de ellas al final) pero esos tópicos no molestan en absoluto en "El último desafío"; al menos, a aquellos que sepan lo que van a ver. A los demás, seguro que les chirría, y mucho. Sin embargo, hay uno que hasta a mí me ha molestado; la innecesaria historia de "amor" entre la ayudante Sarah Torrance y Frank.

¡Hasta Johnny Knoxville funciona en la historia!


Como decía más arriba, el filme, en poco más de su hora y media de duración, tiene escenas y momentos que se quedan para el recuerdo. A los ya mencionados de la anciana, o ese grandioso "Bienvenidos a Sommerton" se pueden añadir otros como el de Luis Guzman (¡Marchando!, Ejecutivo agresivo) enfrentándose a los criminales, la aparición de Harry Dean Stanton (Alien, el octavo pasajero, Los Vengadores), o cuando Owens y los suyos comienzan a armarse por obra y gracia del alocado Lewis, ¡con coña a Conan incluida! Y eso sin contar las gloriosas escenas de acción, o las ya mencionadas persecuciones, entre las que destacaría ese enfrentamiento entre vehículos en el maizal. Estupendo.

En cuanto a los actores, dejando de lado al ya mencionado Eduardo Noriega, ¿qué decir de Arnold Schwarzenegger? Claro, ¿qué voy a decir de él si ya he mencionado que es de mis actores favoritos? Bueno, hasta yo mismo confieso que tiene películas y actuaciones que no me han dejado especialmente contento. ¿El mejor ejemplo? "Un padre en apuros", aunque al ser tan infantil, no sé si soy el más adecuado para juzgarla. ¿Qué tal "Batman & Robin"? Genial entonces. Pero no, en "El último desafío" Arnie no queda a la altura del betún, todo lo contrario. Tito Arnold regresa con nota, haciendo un papel perfecto para él ahora mismo. 

El actor es consciente de su edad, de sus limitaciones, y así lo hace ver en el filme, encarnando a un sheriff que nos recuerda bastante que ya está viejo para ir de aquí para allá dándose de leches con el personal y saltando de edificio en edificio, mientras las explosiones le rodean. Su personaje cae simpático desde el primer momento, y es muy, muy fácil sentir por él grandes dosis de empatía y querer que triunfe. Un personaje perfecto para que Arnold regrese a los cines. Además, el actor aprovecha para, como muchas otras veces, autoparodiarse, reírse de su edad, de su situación y aceptar ambas. Porque Arnold sabe la edad que tiene, y no quiere ser un joven héroe de acción, sino todo lo contrario, demostrar que aún cumplidos muchos años, aún puede dar guerra. Y, pese a todo lo dicho, la da; si no es suficiente el tiroteo en Sommerton justo al final, mejor ejemplo supone la pelea con las manos desnudas con el personaje de Noriega. Repito, de lo mejorcito del filme. Y sin que el actor tenga que recurrir a trucos de ninguna clase, ni muchos menos a kung-fu con cables, y cosas parecidas.

Los viejos rockeros ni mueren ni se retiran


¿Y el resto del reparto? Conectan perfectamente con todo lo demás. Quien sale mejor parado es el ya mencionado Luis Guzman, dando forma a un ayudante de Owens que, como es lógico, tiene miedo de quedarse en Sommerton una vez averiguan lo que pasa. Pero se queda, claro, ofreciendo una de las más divertidas escenas de la cinta. También hallamos a Johnny Knoxville (Men In Black 2, Dos chalados y muchas curvas) con un papel muy parecido al que hizo en "Pisando fuerte", película también de acción con un aire de western. Pese a que Knoxville suele hacerse bastante pesado muchas veces en las películas en las que participa, aquí está bastante comedido, dentro de lo que cabe. Otro punto a favor.

Seguimos con los secundarios. En este caso, el personaje de Rodrigo Santoro (300, Qué esperar cuando estás esperando) está bastante desaprovechado y, curiosamente, es de los más interesantes, aunque quizás el menos cómico de todos, ¿puede que por eso se le haya dejado algo de lado? "Su pareja" es Jaimie Alexander (Thor, Área de descanso), que sí que está aprovechada, especialmente al principio. Como comentaba más arriba, la relación entre estos dos sobra totalmente. También encontramos a Forest Whitaker (Secuestradores de cuerpos, El último rey de Escocia) en un papel que le va como anillo al dedo, y que no es demasiado diferente a otros que ha realizado como el de "Última llamada". Entre los delincuentes socios de Gabriel Cortez, está Peter Stormare (Constantine, Dos policías rebeldes 2) que, como Whitaker, hace una interpretación que ya ha jugado antes en su carrera, aunque eso, en este caso, no le resta meritos; su villanesco personaje sirve perfectamente para su propósito  siendo el catalizador de estupendas escenas de acción.

Arnold Schwarzenegger es el sheriff... y ha vuelto de la mejor manera


En resumidas cuentas, es una pena que a "El último desafío" no le haya acompañado la taquilla, aunque para consolarse tiene las buenas críticas que ha ido cosechando desde su estreno. A su favor hay que tener en cuenta que no es un blockbuster, ni siquiera una de esas películas dirigidas a romper las taquillas de todo el mundo, sino una sencilla y directa cinta de acción que mezcla lo viejo y lo nuevo en muchos sentidos. Arnold Schwarzenegger ha elegido que este sea su regreso, y le ha salido bien la jugada, porque dentro de un tiempo será recordado como uno de sus trabajos más sólidos, pese a sus pequeños defectos (clichés que sobran, algunos altibajos en la primera hora de metraje, un par de personajes desaprovechados). Para sus detractores, evidentemente, el regreso del actor les importará bien poco; para los que somos sus fans, para quienes crecimos con sus películas, que vuelva después de diez años desde su última película como protagonista es motivo de celebración y alegría. 

Pero, al fin al cabo, él mismo nos dijo que volvería. Esos "Volveré" eran de verdad, sin duda. Ahora, sólo queda disfrutarlo, porque este no es el único proyecto que tiene Arnie en su cartera, que está más llena que vacía. ¡Ganas tenemos de ver con qué nos sorprende la próxima vez!


Nota: 7,5/10


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